Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10 «Confundida»

Jane

¿El duque preocupado por mi salud? ¿Qué estrella se va a caer? Anoche me pidió... mejor dicho, me rogó que no me fuera y esta mañana se muestra atento ante mi salud. Ese hombre me confunde demasiado. No digo que las cosas a mi alrededor sean más fáciles, es más, yo misma sé que lo complico todo, pero siempre son por buenas razones... la mayoría del tiempo.

Creo que está empezando a relajarse y mostrar al verdadero Duque que oculta tras esas capas de impotencia y orgullo. Su ceño fruncido está comenzando a desaparecer y es agradable verlo sonreír más de lo habitual. Sus ojos negros adquieren otro brillo y definitivamente se ve mucho más apuesto cuando su cabello sedoso está despeinado.

¿Acabo de pensar en el pelo del Duque? Concéntrate, Jane, que es el jefe. A ver, que soy mujer, y por tanto no soy ciega. Es un hombre muy apuesto, tiene tamaño, porte y personalidad, pero su carácter de perro bulldog rabioso y prepotente no hay quién se lo quite, y le resta toda la hermosura.

El relincho de uno de los caballos me saca de la secuencia de pensamientos.

—Hola, preciosa —me acerco hacia Diamante, un precioso frisón negro—. Diamante, te presento a Lady Alexandra. —el caballo levanta la cabeza hacia arriba y hacia abajo varias veces—. Lexie, alcánzame una manzana, por favor. Están en aquella cesta.

Con pequeños saltos, la pequeña va por una manzana y miro como sus preciosos rizos dorados bailan con cada salto cuando regresa a mí.

—¿Quieres dársela tú? —la pequeña negó con la cabeza al instante y dejo escapar una carcajada—. ¿Quieres ver cómo se hace?

Esta vez asintió y me entrega la manzana.

—Observa, Lexie. Le acercas la manzana a la boca, los animales pueden sentir tu miedo. No tienes que tenerle miedo a Diamante —acerco mi mano y la yegua se comió la manzana—. Es divertido. ¿Quieres intentarlo ahora?

Mira dubitativa entre yo y el majestuoso animal. Sonrió y asintió.

—¿Quieres otro bocadillo, Diamante? —el caballo relinchó y movió la cola golpeando sus patas traseras.

Lexie fue hasta la cesta dando pequeños saltos nuevamente. Su vestido azul cielo le hace juego con sus preciosos ojos. No se parece en nada al duque, así que debe haber sacado los rasgos de la madre. Si es así, la duquesa Alexia debe haber sido muy hermosa.

La pequeña trae en sus manos una manzana bien roja. Acerca lentamente su brazo, pero el caballo mueve la cabeza y esconde su mano. Me miró y veo el miedo que se posó en sus ojos.

—No hay nada que temer —me agacho hasta su altura y tomo su manito libre con la mía— ¿Quieres que lo hagamos juntas?

Asintió con lentitud. Me levanto del suelo agarrando su menuda y pálida mano.

—Muy bien. Voy a poner mi mano debajo de la tuya, y juntas acercamos la manzana, ¿de acuerdo? —tragó en seco, pero asintió nuevamente. Extendimos la mano hasta donde ella podía—. No tengas miedo, pequeña. Yo estoy contigo, no voy a dejar que nada te pase.

El hermoso caballo bajó su cabeza y comió la manzana. Lexie sonrió mostrando un hoyuelo en el mismo lugar donde se le forma al duque. La insté a que pasara la mano por la parte delantera de la cabeza del animal. Estaba tan absorta, que separé mi mano de la suya y siguió pasando su pequeña mano por la cabeza de Diamante. Orgullosa de mi logro, me alejo un poco y la observo.

—Buen trabajo, Jane —dijo una voz a mis espaldas y doy un pequeño salto en el lugar.

—Duque, me ha asustado —hablo con la mano en el pecho.

—No era mi intención sorprenderla, pero debo darle las gracias —se coloca a mi lado—. He intentado traer a Lexie a las caballerizas desde pequeña. Ni siquiera se acercaba a la puerta. Llevo dos años intentándolo, y usted en un solo día lo ha conseguido.

Se cuadra de hombros y coloca sus manos detrás de la espalda.

—Me ha sorprendido.

—Me siento halagada, señor —fijo mis ojos de nuevo en Lexie. Diamante bajó la cabeza un poco más para que la niña le acariciara—. Sobre lo de anoche...

—No hay nada que decir —interrumpe.

—No, por favor. Quería decirle que me arrepiento de lo que hice anoche. Pero en mi defensa, aclaro que fue por una buena causa. Lexie...

—Thiago y Lady Elizabeth me explicaron la situación —interrumpe con voz grave—. No digo que sus acciones fueron las correctas, pero... le agradezco el gesto.

Le miro asombrada y nuestros ojos chocaron. Vi sinceridad en ellos, y una corriente recorrió mi cuerpo con solo ese gesto. «¿Qué me estaba pasando? Ah, no. Definitivamente no», pienso sabiendo perfectamente el porqué de ese efecto. Aparto mis ojos de él e intento concentrarme en Lexie. No puedo enamorarme del duque. No puedo.

—Lexie, ¿quieres ir a pintar? —la pequeña me miró y asintió sonriendo.

—Jane, ordené que preparan una habitación en la segunda planta. Hay mejor luz y tiene mejor vista al jardín.

—Muchas gracias, no tenía que haberse molestado —respondo con cortesía.

Sé que me está mirando aún, pero yo no separo mis ojos de Lexie, o de Diamante, o de las sillas de montar que están al final de las caballerizas. En estos momentos esas cosas me resultan muy interesantes. Lexie vino hacia mí y me agarró una de las manos. Esa es mi señal para salir corriendo de las caballerizas.

—Nos vemos luego, Su Excelencia.

Salí de allí luego de hacer un ademán con la cabeza y respiro profundamente, al parecer contenía el aire y no lo sabía. Esto no está bien. Mi tiempo acá no es muy largo, debo recordar lo que dejé atrás y lo que está detrás de mi cabeza.

Intento olvidar el pasado que me aqueja mientras subimos a la segunda planta y vemos la tercera puerta a la izquierda, completamente abierta. Todo está bien acomodado y limpio, pinturas y pinceles están colocados en una mesa a la derecha, dos caballetes están cerca del enorme ventanal.

Mientras Lexie se entretiene con las pinturas y pinceles, yo me acerco a la ventana. Como había dicho el Duque, la vista da al jardín y a una fuente esculpida con pequeños querubines que en sus brazos tienen cántaros, de los cuales brota el agua. La combinación de colores, blanco, negro, rojo y verde alegran la vista. Desde aquí se ve precioso, mágico.

Al caer la tarde, las paletas de pintura somos Lexie y yo. Desde hace un tiempo no me divertía tanto. Si mi madre me viera, me daría una buena reprimenda y me enviaría directamente a un baño. Tenemos pintura hasta en el cabello. Después de recoger el desastre que hicimos en la habitación, bajamos a picar algo. El estómago de Lexie no paró de rugir y el mío tampoco.

—Dios mío –exclama Chloe—, ¿ustedes pintaban el lienzo o decidieron probar la pintura en sus cuerpos como los indios? —miro a la niña con ojos divertidos.

—Esa idea no se me había ocurrido —coloco mis codos en la mesa y mi mentón en las manos elevadas—. Ya será para la próxima vez —Chloe negó con la cabeza y Lexie deja escapar una tierna sonrisa.

—Suban a cambiarse y limpiarse, ambas están hechas un desastre —el estómago de Lexie rugió nuevamente y Chloe suspira—. Yo les llevo algo para que coman. Ahora suban, antes que al Duque le dé un ataque al corazón por verlas con esas pintas.

Una vez limpia y con el estómago lleno, me dejo caer en la cama con peso. El cansancio me está pasando factura.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro