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Capitulo 29

Hola! Buenos días! Aquí vengo con lo prometido. 😉
Pero no puedo prometer esta vez actualizar pronto. Los siguientes capítulos serán más difícil de hacer(*Solo quiero ver el mundo arder*), además de que me están torturando en el colegio cada vez más. 😓
No olviden dejar sus comentarios👁‍🗨 y estrellas
Gracias por leer!📚
☝🏽️Por favor no olviden que los quiero mucho mucho!❤️❤️ (en serio)


POV Marinette.

Flotaba en la oscuridad, sin saber dónde me encontraba.
No sabía nada, sólo que era yo.
¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Unas horas? ¿Un día? ¿Un segundo?
No importaba, seguí caminando.

De pronto vi una tenue luz a lo lejos.

Me dirigí hacia ella decidida, y me encontré frente a una vieja puerta de madera.

La miré confundida y decidí abrirla.
Puse ambas manos sobre la madera fría y empujé con todas mis fuerzas.

Se abrió.

En el interior, el piso y paredes comenzaron a materializarse. Aparecieron adornos, telarañas y moho.

Ahogué un grito. Conocía aquel lugar, y las personas en él.

Cuatro personas con trajes y máscaras estaban presentes ante mi.
Dos de pie, y dos en el suelo.
No pude evitar sonreír con tristeza.

–ChatNoir.–suspiré aliviada al verlo.

Parecía muy malherido.

– Mi Lady –intentó hablar abriendo los ojos a duras penas.

–Shhh, no hagas esfuerzos gatito, yo lo resolveré –habló la chica que lo acompañaba.
Era Ladybug, era yo.

Ella tenía un aerosol en la mano y observaba toda la habitación.

Después de unos segundos lanzó su yo-yo hacia una lámpara antigua en el techo y se balanceó.

Con una patada lanzó un candelabro hacia las escaleras; y con el impacto comenzaron a resquebrajarse y romperse.

En una fracción de segundos HawkMoth  cayó junto con los restos de madera al piso.

Yo, mi otro yo, saltó sobre Tempus-Fugit, pero este último para protegerse comenzó a girar su látigo dibujando un perfecto círculo.

De pronto una luz comenzó a salir del círculo que había dibujado y caí en él.

– ¡Mi Lady! –corrió ChatNoir, pero ya era tarde.

–¡Sus miraculous! –gritó HawkMoth saliendo de los pedazos de madera enfurecido.

Entonces, cómo todas las veces, el sonido se cortó, y solo pude seguir observando la escena.

Esperé a que ChatNoir cayera al piso y sólo muriera, al igual que mis últimas visiones.
Pero no fueron tan piadosos conmigo.

En cambio, mi compañero de batallas comenzó a toser. No podía escucharlo, pero por las sacudidas que daba su cuerpo, sabía que sufría mucho.

Me acerqué a él pasando entre Tempus-Fugit y HawkMoth, que desaparecían gradualmente.

–¡Chat!–grité horrorizada al ver la sangre que brotaba de su boca.

Me acuclillé a su lado.

–¡Ten fuerza!–le pedí mientras mis lagrimas brotaban y su cuerpo se deterioraba.
La carne parecía desaparecer déjandolo esquelético.

La sangre comenzaba a brotar por su nariz y sus orejas también.

Su cuerpo temblaba sin fuerzas, ya no podía seguir tosiendo.

–Chat...–sollozaba–déjame ayudarte. ¿Qué debo hacer? ¡Dime lo que hice mal!

Entonces cayó sin poder mantenerse.

Su rostro escuálido estaba de lado.

Me eché junto a él y lo miré a los ojos.

–Déjame ayudarte, gato tonto.–lloré.

Acerqué mi mano a la suya y me sorprendí cuando pude tomarla.

Estaba fría y dura, pero sentí que si la apretaba con más fuerza se rompería al igual que vidrio.

–Dime cuál fue mi error.–lloré.

De pronto sus ojos me miraron, y movió sus labios con todas sus fuerzas.
¿Podía verme? ¿Oírme?
Quería decir algo.

Me acerqué más a él, hasta el punto en el que mi oreja rozaba sus labios.
Cerré los ojos y me concentré en su voz.

–Él.–susurró.

De pronto un frío viento me golpeó y cuando volví a abrir los ojos volvía a estar sola en la oscuridad. Unos murmullos llenaron el lugar.

«Veo amor en tu futuro, pero también decepción» era la voz de Lady Vadona.

«–¡Entonces explíqueme porqué mi gato muere en el futuro otra vez!

–Tengo algunas teorías...

–Dígamelas.–exigí.

–No.–contestó Fu seco– Cómo dije: solo tu intuición es la que confirma las respuestas. Debes averiguarlo por ti misma.»

¿Qué debía hacer? ¿Cuál fue mi error?

Entonces volvió a mi, la voz de Chat.

«–Él.»

Desperté de golpe en la oscuridad. Con el rostro sudado y las lágrimas cayendo.

–Mi Lady.–dijo una voz masculina a mi lado.–¿Estás bien?

Suspiré de alivio.

–¡Oh Chat!–murmuré.–Soñé que morías, gato tonto.

Me abracé a él y tuve un mal presentimiento al sentir un cuerpo diferente que el de mi gato.

–¿Quién es Chat?

Abrí los ojos de golpe y todo volvió a mí.
No estaba con Chat, estaba con LordPaon.

«¿Cuál fue mi error?» le pregunté.
«Él» respondió.

Él, LordPaon.

ChatNoir comenzó a morir en mis sueños y meditaciones cuando me volví más cercana a LordPaon.
Viajé a Egipto y volvía a estar bien.
Pero regresé a París y su muerte se hizo presente otra vez.
Dejé de soñar con él desde que LordPaon comenzó a quedarse a dormir conmigo.
Y anoche lo vi morir de una forma aún peor, anoche...que hicimos el amor.

«–¿Cuál fue mi error?
–Él.»
Sentí que me ahogaba.

«Todo era mi culpa»

Las lagrimas volvieron a caer.
«Perdóname Chat, lo siento tanto»

–Mari...¿Todo bien?

Negué con la cabeza. «Debo arreglarlo»

–Vete.–susurré mirando el cielo que comenzaba a aclararse.

–¿Qué?

–¡Vete!–grité, sintiendo que mi corazón se partía.

Pronto sería de día. No debía verle a la cara.

Salí de la cama rápidamente y me encogí en una esquina con los ojos cerrados.

–¡Vete!–seguí gritando con las lágrimas cayendo.

–No pienso irme a ningún lado hasta que me expliques lo que está pasando.

Tapé mi rostro con mis manos.

–¡Largo de aquí! ¡No quiero verte nunca más!

Sentí sus pasos acercarse a mí.

–¿Hice algo malo, Marinette?–su voz mostraba su dolor.–¿Dime qué hice?

Me sentí aún más miserable al saber que lo estaba hiriendo.

Me negué a contestarle.
El dolor incrementó en todo mi pecho.

–Ya es de día, Mari.–su voz se quebraba.– Abre los ojos, hablemos sobre esto.–pidió.

–¡No! ¡No quiero verte! ¡No quiero conocer tu identidad!–Lloré.

Hubo silencio.

–¿En-entonces qué es lo que quieres?

Sollocé con más fuerzas.

–Quiero que te vayas, y que no vuelvas nunca. No quiero volver a saber de ti.

Sabía que esto nos mutilaba a ambos, pero era necesario.

Entonces escuché que tomaba su ropa y cerraba las puertas con fuerza.

Lloré con amargura.

Cuando supe que se había ido del todo volví a la cama y abracé la almohada mojandola  con mis lagrimas.

Lloré inspirando su aroma hasta que los ojos me ardieron y mi voz dejó de funcionar.

«Perdóname»

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