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Capitulo 28

Adivinaron, no pude aguantar subir este capítulo hasta mañana. Espero les guste!😉

POV Gabriel.

La luz del día ya había desaparecido completamente cuando escuché la puerta principal abrirse.

–Buddhi, Tikki, gracias por sus consejos. Ahora me toca hablar con Mari a solas.

–¿Estás seguro de que es momento de revelarle tu identidad a Marinette?–preguntó Tikki.

–Si–respondí.– Estoy cansado de esta situación, quiero poder caminar con ella por las calles, presentársela a mi madre, contarle cómo me fue en el día sin censura...

Ambos kwamis se encogieron de hombros.

–Si es lo que tú quieres...–empezó Buddhi.–los dejaremos a solas.

Dicho eso salieron por la ventana.

Al instante Marinette abrió la puerta de su habitación.
No encendió la luz, sabiendo que estaba en mi forma civil.

–Hola, Mari.

–Hola.–saludó dejando sus cosas en una silla cercana.–¿Tikki y Buddhi?

–Salieron para dejarnos a solas.

Me senté en la cama.

–¿Porqué?

–Tenemos que hablar...–le dije indeciso.

Ella se subió a la cama y puso una piedra debajo de su almohada.
Después se acercó a mí y me abrazó por la espalda.

–¿Todo bien?–preguntó plantando un pequeño beso en mi cuello.

Mi corazón se erizaba.

–No lo sé.

–¿Es por lo que sucedió ayer?–volvió a preguntar haciendo alusión al asesinato.

–En parte sí...

Quería poder ser capaz de hablar con ella sobre él, sobre mi pasado, sobre mis miedos.

Suspiró en mi hombro.

–También fue duro para mí.–susurró –pero creo que ese hombre merecía reivindicarse. En los pocos minutos que hablé con él supe que no era un mal hombre, sólo había cometido malas acciones.

Tragué saliva con dificultad.

«Si supiera que hablaba sobre mi padre.»

–Todos cometemos errores en la vida, muchas veces estos encadenan en otros aún más graves. Pero es mejor arreglarlos tarde que nunca...

Apoyé mi cabeza sobre mis manos.
Esto estaba volviendo a afectarme.

–¿LordPaon?

«No, Gabriel» quise corregirle.

Ella se levantó y bajó al suelo.
Se arrodilló frente mío y me tomó las manos.
Me obligó a alejarlas de mi rostro.

Tomé fuerzas, era el momento.

–Eres una persona muy importante para mí, Marinette.–dije decidido.– Amo pasar tiempo contigo, amo verte dibujar, amo mirarte.–acaricié sus manos.– Te amo...

Sus manos apretaron con fuerza las mías.

–Pero siento que tú no sientes lo mismo.

Ella negó con la cabeza.

–Te equivocas, yo también te amo. Te amo tanto que duele.

Mordí mi labio.

–No, tú sólo amas a LordPaon, no amas a la persona que soy debajo de la máscara.

Se levantó y se sentó a mi lado.

–Ahora mismo estás sin la máscara, y sigo sintiendo lo mismo.

–Pero no conoces mi rostro, ni mi nombre.

Ella levantó su mano y acarició mi mejilla.

–¿Realmente importa? Ya sé quién eres, no necesito saber tu nombre o físico.

Hice una mueca.

Ella me abrazó.

–Eres todo lo que me trae felicidad.–confesó. Y plantó sus labios sobre los míos con ternura.

Al contacto todas mis sensaciones se activaron y mis latidos aumentaron su ritmo.
Me rodeó por el cuello con sus brazos y acarició mi cabello, en pequeños masajes.

Mi respiración aumentó, pero me obligué a parar.

–Es importante para mí que sepas quién soy en verdad.

–Un nombre no me dirá quién eres en realidad. Yo ya te conozco.–dijo suavemente.– ¿Qué es lo que realmente te preocupa?

Pensé en todas las veces que hablé con Fu al respecto y el miedo creció en mi.

–Que te alejes cuando lo descubras.–respondí sincero.

Nos quedamos en silencio unos segundos.

–Escucha esto atentamente.–pidió Marinette seria.– No importa la persona que se esconde detrás de la máscara, no me alejaré de tu lado.–besó mi frente con dulzura.– Mañana, cuando amanezca, no quiero que te transformes.–Abrí los ojos sorprendido.–Quiero que al despertar, cuando vea a mi lado, vea a la persona que eres sin tu traje. A la persona que tiene mi corazón.

Asentí con la cabeza sin saber muy bien qué responder.
Sin saber muy bien qué pensar.

Mari se acercó y tomó mis lentes. Los puso en su mesita de noche.

Entonces volvimos a besarnos.

Esta vez el beso fue más profundo, más íntimo y relajado.Nuestros alientos se mezclaron.

Sus dedos rozando la piel de mi cuello hacía que las preocupaciones que crecieron en mi, se evaporarán poco a poco.

Puse mis manos en su cintura y la acaricié por encima de la ropa con mis pulgares.
Ella se estremeció cuando mis dedos tuvieron contacto directo con su piel de marfil.

Me abrazó con más fuerza.

Sus manos se aflojaron y bajaron por mis hombros, hasta detenerse sobre mi pecho.
Sabía que podría sentir mi corazón palpitar, así entendería lo mucho que significa para mí.

Comencé a subir la tela con cuidado de no ser brusco, esperando algún tipo de reacción.

¿Luz verde, o luz roja?

Marinette ni se inmutó, pero levantó los brazos dándome permiso de proseguir.

Nos ayudamos a desvestirnos intentando ser cuidadosos, pero las piezas de tela se soltaban con torpeza.

Nos reíamos de nuestra inexperiencia.

Puse mis manos a sus costados sobre la cama y comencé a apoyar mi peso sobre el de ella mientras seguía besándola.

Cuando estuvo completamente echada sobre las sabanas me dediqué a esparcir pequeños besos por todo su rostro.

–Me haces cosquillas.–rió dulcemente.

Sonreí y me acerqué a su cuello para comenzar a depositar besos allí.
Su respiración se volvió pesada.

–¿Aquí está mejor?–pregunté con los labios sobre su piel.

–S-si.–tartamudeó.

Comenzaba a perder el hilo.

La suavidad, el olor a rosas que emanaba su piel, los pequeños gemidos que soltaba sin darse cuenta...

Todo en ella me volvía loco.

Acaricié su cuerpo temeroso intentando memorizar cada curva.

Marinette a su vez acariciaba mi pecho haciendo que me erizará.

–No quiero hacerte daño.

–No lo harás.–aseguró y sus dedos bajaron hasta la liga de mi bóxer.

Tragué saliva con dificultad y yo igual me aventuré a retirar su ropa interior.

Cuando nos despojamos de todo aquello que nos separaba los nervios afloraron en mi.

Ella también estaba nerviosa, ambos temblábamos.

–¿Lista?

–Lista.

Entrelazamos nuestras manos y comenzamos a movernos lenta y pausadamente.
Pero al pasar los minutos fuimos aumentando poco a poco el ritmo.

El placer comenzó a incrementar.

–Te amo.–volvió a decir y sentí que no podía ser más feliz.

–Te amo, Marinette.–respondí y volvimos a juntar nuestros labios.

Nuestras respiraciones se confundían y mi corazón salía de mi pecho.

La sensación en mi estomago se intensificaba hasta sentir todo un océano dentro mío.

Los miedos se esfumaron, las penas y dudas también; dando paso a una alegría monumental.

No podía pedir nada más.

Todo era perfecto.

Ella era perfecta, yo era perfecto.

Nada podía salir mal.

Entonces una oleada de placer nos golpeó a ambos y caímos exhaustos en las sabanas.

Marinette volvió a abrazarse a mi.

–Gracias.–dijo sonriente.

Reí.

–Gracias a ti, por no salir huyendo.

Negó con la cabeza divertida mientras se adentraba en la cama. Le seguí.

–Pájaro tonto...–murmuró mientras se quedaba dormida.

–Bicho...

No recibí respuesta alguna. Marinette yacía dormida en mis brazos.

Me acerqué aún más a ella, a pesar de estar sudados, y le di un beso en la frente antes de abandonarme, también, al mundo de los sueños.

Bueno, este es el regalo que les tenía guardado desde hace tiempo. Espero les haya gustado, porque la verdad nunca en mi vida había escrito una escena similar. Qué opinan?
También quería preguntarles por sus teorías o lo que creen que pasará el siguiente capítulo.
Intentaré subirlo mañana.

No olviden que los quiero mucho!❤️

Gracias por leer📚, dejar sus comentarios👁‍🗨 y estrellitas!

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