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Capitulo 27

POV Marinette.

"Asesinado en París el último primer ministro del Sha.

El ex primer ministro iraní Shapur Bajtiar fue asesinado ayer a puñaladas en Suresnes, un barrio de París, junto con el jefe de su gabinete. De 76 años de edad, era el símbolo de la oposición al régimen del ayatolá Jomeini, que le condenó a muerte. El político fue ya objeto..."

Suspiré y dejé el periódico de un lado para masajear mis sienes.

–Hiciste bien en no reaccionar.–intentó animarme Tikki.

Negué con la cabeza.

–Pudimos haber salvado a esos hombres, o tal vez encarcelar al culpable...

–Pero eso hubiera cambiado el curso de la historia, Marinette.

No podía negar aquello.
Mis movimientos y acciones debían ser más cuidadosas ahora que no tenía cómo "ver" el futuro.

Bufé y me levanté de la mesa sin tomar mi té.

Salí de la cocina y me encontré con Fu en el pasillo.

–Buenos días, Mari.

–Buenos días, maestro.–bostecé.

–Te noto agotada.

Claro que lo estaba. Sin los brazos de LordPaon, reconciliar el sueño fue muy difícil.

–¿Tuviste algún sueño?

Negué.

–Pero desperté con un mal presentimiento, me siento cansada. Creo que iré a dormir.–informé.

– No creo que debas dormir ahora Marinette, debes ir con Nahuel y con Lady Vadona.

–¡Uy!–puse mi mano en la cabeza– Olvidé que hoy es día de entregas.

–La caja está en la sala, Mari.

Asentí con la cabeza y quise irme pero Fu me detuvo.

–Mari, con respecto al hombre que dejaste ir ayer...

¿Cómo era posible que Fu supiera todo?

–...Creo que hiciste lo correcto. Actuaste cómo debiste, y ahora sé que tu enseñanza está a punto de acabar.

Al terminar entró a la cocina.

Me puse una mano en mi pecho sorprendida y agradecida.

«No lo arruiné después de todo» pensé.

Me vestí, tomé la caja de madera, me despedí; y salí a la calle.

–Recuerda que no llegaré hasta mañana al mediodía.–me recordó Fu antes de adentrarme a la ola de personas.

Suspiré.
Fu siempre debía salir de viaje por cortos periodos de tiempo. Tengo entendido que busca diferentes traductores que le ayuden a traducir el Libro.

Pero no quería pensar en ello ahora, siempre me ponía de un humor negro.
Así que me concentré en caminar.

Caminar por las enormes avenidas de París siempre me gustó.
Me gustaba ver a las personas que pasaban, e intentar descubrir su libro favorito, u observarlos para después dibujarlos...

Me detuve al ver el gran anuncio.
En la fotografía el chico estaba sentado de perfil, tomando algo de una taza humeante, entre un montón de sillas y mesas marrones.

Miraba algo por la ventana, cómo si esperara a alguien.

El reflejo de las personas caminando en sus lentes no ayudaban a que sus ojos tomarán un papel importante.

Gabriel Agreste se veía totalmente magnífico.

"Hotel Bourgeois" anunciaba con grandes letras elegantes.

No pude evitar pensar en el enorme parecido con Adrien.
Ambos tenían esa belleza y profesionalidad al tomarse fotos.

Apreté la mandíbula y continué con mi camino.

Adrien Agreste...
Era un nombre casi olvidado. Un nombre que había perdido el significado que antes tenía para mí, y no volvería jamás.
Ahora las mariposas que se revolvían en mi estomago al escuchar su nombre fueron remplazadas por un simple sentimiento de cariño y añoranza.
El mismo sentimiento que me impregnaba cuando Alya, Nino, mis padres...¡Señor! Hasta cuando Chloé entraba en mi cabeza.

Extrañaba mi tiempo, pero comenzaba a olvidarlos, a sentirme ajena a ellos.

Volví a detenerme al frente de una vieja puerta de madera.

La toqué tres veces seguidas y una a parte; entonces Nahuel supo que era yo.

–Hola Marinette.–saludó con un acento extraño al abrir la puerta.

Una ola de humo salió del interior. No quise saber lo que era.

–Hola, Nahuel.–saqué la caja de mi bolso y se la entregué.–Ten, amigo.

Él la tomó sin apartar sus ojos rojos de mí y sacó unos billetes arrugados de su pantalón arco-iris.

–Aquí está el dinero.

Lo tomé.

–Gracias.

Volví a colgarme el bolso.

–Marinette.–dijo.–¿Todo bien?

Sonreí falsamente.

–Si.

Arrugó la nariz y se apoyó en el marco de su puerta.

–Tus energías están bajas, puedo verlo.

Levanté una ceja.

–¿Cómo lo ves?

Nahuel sonrió.

–Veo el Aura de las personas, Marinette.– abrí los ojos sorprendida. Nunca lo hubiera creído.– Y el tuyo es ahora mismo un azul melancólico, con un poco de gris depresivo. –intenté no hacer una mueca pero fallé–Debes cuidarte de esas emociones, son muy peligrosas.

No sabía muy bien cómo responder a ello. Era cierto que me sentía muy melancólica estos días, pero depresiva...
Eso me asustaba.

Le agradecí y me despedí para poder irme rápido.

–¡No olvides cuidarte de esas emociones!–grito mientras yo me alejaba.

Cuidarme de esas emociones...No comprendía qué problema podía existir cuando yo sólo extrañaba a mi familia y amigos.
«Sólo me siento un poco triste y cansada, eso es todo.» intenté convencerme.«Cuando llegue LordPaon, todo estará mejor»

Al llegar a la tienda de Lady Vadona volví a poner una sonrisa en mi rostro.
No me gustaba que vieran la preocupación en mi rostro.

–Buenos días Lady Vadona.–le saludé cuando las campanillas de la puerta sonaron.

–¡Oh! Mi pequeña niña...–corrió a abrazarme y plantar un beso lleno de labial en cada una de mis mejillas.– Ya no es buenos días, querida. Es Buenas tardes.

–Entonces, Buenas tardes, Lady.–reí.

Nos acercamos a la mesa y puse la caja de madera sobre ella.

La abrió, cómo siempre, y comenzó a en listas las piedras que sacaba.

–Amatista, Baritina, Moldavita, Cuarzo... y Hematita.–se detuvo y me miró – Esta piedra ayuda a conectarte con la tierra. Condensa el dispersamiento mental, convierte la borrosidad en la claridad mental...–me la tendió.

La miré confundida.

–Tómala, niña.–dijo.– ¡Es para ti!–obedecí indecisa.– Ayelén me dijo que buscas claridad en tus visiones.

Abrí los ojos.

–¿Cómo...?

–¡Ay, querida! Ayelén es una de mis clientes más fieles desde hace años.–comentó orgullosa.– Esa Hematita te ayudará, lo prometo.

Vi la piedra negra en mi mano.

–Muchas gracias, Lady.–agradecí mientras ella sacaba un fajo de billetes de su sostén, y comenzaba a contarlos con sus uñas largas.–Esto es muy importante para mí.

–Lo sé, pequeña, lo sé.

Me dio el dinero, y lo guardé.

Entonces mi estómago rugió.

–¡Mi niña! ¿Tienes hambre?– negué.– Deberías comer algo, hoy prepararé sopa de ranas. ¡Miam!–exclamó.

La idea de comer ranas me pareció repulsiva, así que sólo le sonreí cortésmente.

–No, gracias.

Me di la vuelta y caminé a la puerta, pero ella corrió a detenerme.

Puso un fajo de cartas al frente mío y dijo:

–Entonces déjame leer las cartas para ti.

–Lady, sabe que no me gusta...

–¡Será rápida!

Giré los ojos.

Sabía que no desistiría de la idea. Así que me acerqué a su mesa de lectura y me senté en la silla de madera.

Lady Vadona casi salta de la emoción.

Se sentó al frente mío y me pidió que mezclará las cartas. Después que las ordenara de nuevo y que tomara tres.

Obedecí y se las entregué.

Ella les dio la vuelta y las observó con detenimiento.

–¡Oh! Mi niña...–exclamó con una mano en su barbilla.– Esto es tan extraño, el peligro de tu pasado no terminó aún. Lo que dejaste incompleto volverá...– Se refería a ChatNoir.– Y veo que eso te preocupa mucho ahora, estás en un estado dónde no hay cambio a tu alrededor, pero si en ti.– Tal vez eso era con respecto a mi viaje en el tiempo...– y en tu futuro próximo...¡Uy! Veo que la respuesta llega, pero será dolorosa.–Me miró a los ojos.– Tienes que elegir, tú decides si eso incompleto se completa.

Arrugué mi frente.

–No comprendo.

–Es tu futuro próximo, ya lo entenderás.

Me mordí el labio y me levanté.

–Muchas gracias, Lady.

–Un placer, mi niña.– volvió a besarme y dejarme rojas las mejillas.–Mándale a tu tío mis saludos.

–Lo haré.–aseguré y me fui.

Al salir de la tienda vi la hora y supe que aún tenía mucho tiempo.

Fu no estaría en la casa, así que no veía la necesidad de ir hasta la noche. Por lo que fui a un parque, y bajo la sombra de un árbol comencé a dibujar en mi cuaderno.
Era la única forma de ignorar a mis pensamientos.
Quería olvidar todo lo que había escuchado ese día.
Quería fingir que tenía una vida normal y que el dolor que sentía, podría detenerse en cualquier momento.
Quería que llegara la noche para ver a LordPaon.
Quería fingir que el no conocer su identidad, no me frustraba.
Quería fingir que siempre podría estar con él, y que podía ignorar el hecho de que HawkMoth estaba a punto de asesinar a mi gato.
Quería fingir que el viaje en el tiempo era imposible.
Quería fingir que era la misma Marinette, que la que llegó meses atrás.

Quería fingir que no me sentía vacía.

Nuevo capítulo!
Quería agradecerles por sus hermosos comentarios👁‍🗨 y por las estrellas
Los quiero mucho!❤️
Gracias por leer!📚

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