Capítulo 7
Narrado por Bella
20 de octubre 2024
Esa noche estaba sola en casa, la misma casa que había compartido momentos fugaces pero intensos con Liam, aunque ya hacía años de eso. El silencio se sentía pesado, y las sombras que proyectaban las lámparas en las paredes parecían alargarse de manera inquietante. No era la primera vez que me sentía así, como si algo en el aire se hubiera vuelto denso, como si el pasado y el presente estuvieran a punto de chocar en algún rincón oscuro de mi mente.
Había sido un día agotador. La confesión sobre Bear, el reencuentro con los chicos de One Direction , todo lo que había pasado en las últimas semanas me tenía al borde del colapso. Era demasiado. Sentía que llevaba años sosteniendo una mentira que, aunque al fin había salido a la luz, todavía me persigue. Y ahora, con la ausencia definitiva de Liam, parecía que todo estaba desmoronándose.
Estaba en el baño, lavándome la cara, intentando despejar mi mente. El agua fría me ayudó a calmarme, a recordarme que estaba aquí, en el presente, que todo lo que había pasado era real, pero que ahora tenía que lidiar con las consecuencias. Levanté la vista para mirarme al espejo. El reflejo me devolvía una imagen de cansancio: ojeras profundas y una expresión abatida que no podía disimular. Suspiré, y justo en ese momento, lo vi.
Apenas fue un destello, una sombra, pero ahí estaba. Liam. En el reflejo del espejo, detrás de mí, vi su rostro. Estaba parado justo a mi espalda, con esa sonrisa suave que siempre solía tener, esa mezcla de ternura y nostalgia que me rompía el corazón. Por un segundo, sentí como si mi corazón se detuviera. El aire se volvió pesado, difícil de respirar. Ninguna era posible. No podía ser.
Me giré de golpe, con el corazón en la garganta. Pero no había nadie. Solo el silencio. El baño estaba vacío, las luces titilaban suavemente como si también hubieran sentido la perturbación de lo que acababa de ocurrir. Me quedé allí, congelada, sin saber si debía reír o llorar. ¿De verdad lo había visto? ¿O era solo mi mente jugando conmigo?
Llevé una mano temblorosa a mi frente, tratando de calmarme, de razonar conmigo misma. Claro que no era posible. Liam estaba muerto. Yo lo sabía, lo había aceptado... o al menos, lo estaba intentando. Me obligo a respirar hondo, a volver a la realidad, aunque el sentimiento de que algo estaba terriblemente mal no se desvanecería del todo.
Me alejé del espejo, caminando hacia el salón, mi mente aún atrapada en ese momento. Intenté convencerme de que era solo el cansancio, el estrés de todo lo que había pasado. La culpa, la tristeza, todas esas emociones que se acumulaban dentro de mí que tenían que salir de alguna manera, ¿no? Pero en lo más profundo de mi ser, algo me decía que no era solo eso. La sensación de que él estaba ahí, de que había sentido su presencia tan real, no me abandonaba.
Unos minutos después, la puerta de entrada se abrió y la voz de Emma, mi hermana, resonó en el pasillo.
—¡Bella! ¿Estás aquí?
Me obligué a dejar de pensar en lo que acababa de suceder, en ese reflejo imposible. Emma no podía verme en ese estado. No quería preocuparla más de lo que ya lo había hecho en las últimas semanas.
—Sí, estoy en el salón —respondí con la voz un poco temblorosa, intentando sonar más tranquila de lo que me sentía.
Ella entró en la habitación seguida de Zayn. El rostro de Emma estaba lleno de preocupación, y Zayn me miraba con esa mezcla de seriedad y calma que siempre lograba mantener, incluso en los peores momentos. Sabían que no estaba bien, que la confesión sobre Bear y la muerte de Liam me estaban pasando factura. Pero no sabían hasta qué punto.
—¿Estás bien? —preguntó Emma, acercándose para sentarse a mi lado en el sofá.
—Sí... sólo cansada —mentí, forzando una sonrisa. Pero Zayn me observaba con esa mirada que parecía atravesarme, como si supiera que no le estaba diciendo toda la verdad.
—¿Segura? —preguntó Zayn, cruzándose de brazos mientras se apoyaba en la pared—. Luces más que cansada, Bella. Has pasado por mucho.
Suspiro. Ellos tenían razón, pero no podía contarles lo que acababa de ver. No sin que pensaran que estaba perdiendo la cabeza.
—No es nada... solo el estrés, creo. —Traté de sonar casual, pero Emma frunció el ceño, claramente no creyéndome del todo.
—Bella, lo que ha pasado... todo lo de Bear, lo de Liam... Es normal que te sientas así —dijo Emma suavemente, colocando una mano en mi hombro—. Has estado cargando demasiado peso sola durante años.
Zayn asintió desde su lugar, observándome atentamente.
—Lo que estás sintiendo ahora es natural. Nadie esperaría que salieras ilesa de algo así —agregó, su voz siempre tan calmada, como si estuviera tratando de guiarme de vuelta a tierra firme—. Pero tienes que darte un respiro, Bella. Es mucho para una sola persona.
Quería decirles que lo sabía. Que entendía que todo esto, la presión, el dolor, me estaba consumiendo. Pero lo que no podía entender era la intensidad de lo que acababa de experimentar. Yo lo había visto. Liam. No era solo el estrés, no podía ser. Pero a la vez, sabía que si les decía eso, me mirarían con aún más preocupación.
—Tienes razón —dije finalmente, soltando un largo suspiro—. Es solo que... no puedo evitar pensar en todo. Y ahora que Bear... —Las palabras se me atascaron en la garganta—. Lo que le he ocultado todo este tiempo... siento que he fallado, que le fallé a Liam.
Emma me abrazó, y Zayn se acercó, sentándose en una silla frente a nosotras.
—No fallaste a nadie —dijo Zayn con firmeza—. Lo que hiciste, lo hiciste pensando en lo mejor. Tal vez no salió como planeabas, pero eso no significa que no te importe.
Emma asintió, apretándome suavemente los hombros.
—Y Bear te tiene a ti, Bella. Él no ha perdido a su padre, tiene parte de él contigo.
Me aferré a esas palabras, aunque una parte de mí seguía atrapada en ese reflejo, en ese destello de Liam que me había dejado con el corazón acelerado. ¿Era real? ¿O solo era una manifestación de mi mente agotada? No lo sabía. Pero lo que sí sabía era que no podía dejar que me consumiera.
—Supongo que lo único que puedo hacer ahora es seguir adelante —dije en voz baja, y aunque mis palabras intentaban sonar convencidas, en mi interior sentí que algo había cambiado esa noche. Algo que no podía explicar.
Zayn me dio una mirada significativa antes de levantarse.
—Estaremos aquí para ti, Bella. Siempre. Y ahora, más que nunca, necesitas dejar que te ayudemos.
Asentí, agradecida por su apoyo. Pero en lo más profundo, no podía sacudirme la sensación de que, de alguna manera, Liam seguía aquí. Tal vez no de la manera en que solía estar, pero esa presencia, ese reflejo fugaz... no podía ser solo una ilusión.
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