Capítulo 35
Narrado por Bella
26 de octubre
La brisa cálida de Buenos Aires me envolvía mientras paseaba por las calles que alguna vez había recorrido con Liam. La ciudad, vibrante y llena de vida, era un recordatorio constante de todo lo que habíamos vivido juntos. Pero hoy, mi mente estaba llena de otros pensamientos. No podía dejar de recordar la última vez que había estado aquí, en el lugar donde todo había sucedido.
Al girar una esquina, me topé con alguien que no esperaba encontrar. Era Maya, la ex de Liam. Su presencia me hizo sentir un escalofrío en la espalda, y el corazón me dio un vuelco. No era la primera vez que me cruzaba con ella desde la muerte de Liam, pero esta vez sentí que iba a ser diferente. Ella me miró con una sonrisa que no me pareció auténtica.
—Bella, cuánto tiempo sin verte —dijo Maya, con un tono de voz que podía cortar el aire.
—Sí, hace tiempo —respondí, intentando mantener la calma, pero no podía evitar sentir que la tensión crecía entre nosotras.
—Sabes, he estado pensando en Liam —continuó, su sonrisa desvaneciéndose un poco—. Es una pena que no lo trataste como debías. Se merecía a alguien mejor.
Mis manos se apretaron en puños, la rabia comenzó a burbujear dentro de mí.
—¿Qué estás insinuando? —le pregunté, incapaz de contenerme—. Liam te trató con amor y respeto. No tienes derecho a hablar de él así.
Maya soltó una risa burlona, y ese sonido me erizó la piel.
—Oh, por favor. Sabes tan bien como yo que Liam no siempre fue un buen chico. Era tóxico. Siempre estaba en su mundo, lidiando con sus propios demonios.
El aire entre nosotras se volvía cada vez más denso, y la furia comenzó a apoderarse de mí.
—¡Tú no tienes idea de lo que hablas! —grité, sintiendo cómo mi voz resonaba en la calle. El recuerdo de Liam, su risa y su amor, se mezclaba con mis emociones. Él nunca fue perfecto, pero había cosas que ella no podía entender.
—¿Y tú? ¿Qué sabes realmente sobre él? Te crees su gran amor, pero no eres más que una distracción, Bella. —Las palabras de Maya me cortaron como un cuchillo.
Sentí que me ahogaba en la rabia. Antes de que pudiera pensar mejor las cosas, respondí, llena de indignación.
—¿Tú? ¿Hablas de distracción? Eres la última persona que puede opinar sobre su vida. Nunca estuviste ahí para él como yo lo estuve. No sé qué tipo de relación tuviste, pero no te atrevas a menospreciar lo que tuvimos.
Maya frunció el ceño, y su sonrisa se desvaneció por completo.
—Lo que sea, Bella. Solo sé que, a pesar de todo, Liam no estaba feliz contigo. —Su voz era afilada, como un cuchillo.
En ese instante, la ira me invadió. El dolor por la pérdida de Liam y la necesidad de defender su memoria me hicieron perder el control.
—¡Cállate! No sabes nada sobre él, ni sobre nosotros. ¡Liam era un hombre maravilloso que luchó con sus demonios, y yo estuve a su lado hasta el final! —grité, la voz temblando de rabia.
La gente a nuestro alrededor comenzó a mirarnos, sus miradas curiosas se posaban sobre nosotras. Maya se cruzó de brazos, claramente disfrutando de mi reacción.
—¿Y qué hiciste cuando él más te necesitaba? —dijo, provocativa—. ¿Te quedaste ahí, viendo cómo se desmoronaba?
Fue como si me dieran una bofetada. La ira se transformó en dolor, y no pude evitar que las lágrimas brotaran de mis ojos.
—¡Tú no puedes hablar de lo que hicimos o de lo que sufrimos! ¡Éramos un equipo! —grité, pero la voz se me quebró, llena de emoción.
En ese momento, la situación se volvió demasiado intensa. Noté que Louis y Niall, que estaban cerca, se dieron cuenta de que necesitaban intervenir. Louis, con su carácter protector, se acercó rápidamente.
—¡Bella, tranquila! —dijo, colocándose entre nosotras—. No vale la pena discutir con ella.
Niall se puso a mi lado, tratando de calmarme.
—Vamos, Bella. Respira. Ella solo quiere provocarte —dijo Niall, mientras me sostenía del brazo, intentando hacerme retroceder.
Maya sonrió, pero ahora su sonrisa se parecía más a una mueca de satisfacción.
—Tienes razón, Niall. Solo estoy señalando la verdad. Bella no puede aceptar que Liam no era perfecto y que, tal vez, tú no eras lo que él realmente necesitaba.
Mis manos estaban temblando, y Louis me miró con preocupación.
—No le des más poder, Bella. No merece que te pongas así —dijo Louis, con su tono firme pero suave—. Solo ignórala.
La furia se desvaneció un poco mientras mis amigos me rodeaban. Maya se dio la vuelta, dando un último vistazo antes de marcharse.
—Disfruta de tu dolor, Bella. Al final, todos nos enfrentamos a la verdad —dijo antes de alejarse, sus palabras resonando en el aire.
Cuando se fue, Louis y Niall se aseguraron de que estuviera bien.
—¿Estás bien, Bella? —preguntó Niall, su voz llena de preocupación.
—No lo sé —respondí, sintiéndome derrotada—. La manera en que habla de Liam... No puedo soportarlo.
—Entiendo que duele, pero no dejes que ella te haga sentir así. Liam te amaba —dijo Louis, su mano en mi hombro—. Lo que ella dice no importa.
—Tienes razón, pero... —empecé, pero no podía encontrar las palabras.
—Vamos, busquemos un café o algo. Hablaremos de otras cosas. No dejes que ella te arruine el día —dijo Niall, sonriendo para intentar alegrar la situación.
Mientras caminábamos, sentí cómo la rabia se desvanecía poco a poco. Sabía que la lucha por la memoria de Liam nunca terminaría, pero no podía dejar que las palabras de Maya me lastimaran más. Con mis amigos a mi lado, podía enfrentar cualquier cosa.
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