3 de febrero 2012

Narrado por Bella

Liam me había pedido que pasara a recogerlo, diciendo que tenía algo importante que mostrarme, pero insistió en mantener el misterio. La emoción en su voz, sin embargo, era inconfundible. Cuando llegué a la dirección que me había dado, frente a una casa de estilo colonial preciosa con jardines cuidados y ventanas altas, me quedé perpleja.

Me bajé del coche y busqué a Liam con la mirada, sin entender muy bien qué hacía aquí. Y entonces lo vi: estaba apoyado en la puerta principal, con una sonrisa que parecía contener mil secretos y un brillo en los ojos que no había visto antes.

—¿Qué es esto, Liam? —pregunté, incapaz de ocultar la sorpresa mientras me acercaba a él.

—Bella, bienvenida a casa... nuestra casa —respondió suavemente, y sus palabras me dejaron en shock.

Me detuve en seco, sin poder creer lo que acababa de escuchar.

—¿Cómo que... nuestra casa? —repetí, sintiendo cómo la emoción comenzaba a latir en mi pecho—. Liam, esto... ¿estás hablando en serio?

Él asintió, y su sonrisa se ensanchó al ver mi expresión de sorpresa. Me tomó de la mano y me guió hacia la entrada.

—Vamos, quiero mostrarte cada rincón. La encontré hace unos días y no pude dejar de pensar en nosotros aquí. Este lugar es... perfecto. Como si estuviera esperando por nosotros.

Cada habitación estaba decorada con el gusto impecable de Liam. Colores cálidos, toques personales en cada rincón, una mezcla de elegancia y sencillez que me hacía sentir en paz. Caminamos por el pasillo, y él me mostró la sala, con grandes ventanales que dejaban entrar la luz del sol. Después, me llevó a una pequeña terraza llena de plantas y flores, justo como siempre habíamos soñado.

—¿Liam, cómo es posible? —murmuré, incapaz de contener la emoción mientras me giraba hacia él—. Esto es... demasiado.

—Sabía que te gustaría —respondió, acercándose y tomando mis manos entre las suyas—. Pero aún no he terminado. Hay algo más que quiero pedirte.

Sentí su nerviosismo en la forma en que me apretaba las manos, y me miró con una mezcla de esperanza y ansiedad que me llenaba de ternura.

—Bella... necesito que vengas conmigo en esta segunda parte de la gira. La banda y yo vamos a Latinoamérica, y no quiero estar lejos de ti por tanto tiempo otra vez. Quiero que vivas cada momento conmigo, que veas cómo todo esto está creciendo, y que juntos hagamos de esta casa un hogar cada vez que regresemos.

Lo miré, y las palabras se me quedaron atoradas en la garganta. ¿Irme con él? Sabía lo exigente que era su vida de gira, lo complicado que sería, pero también sabía que no quería estar en ningún otro lugar que no fuera a su lado. La idea de acompañarlo, de despertar cada día con él y de ver su vida desde tan cerca, me llenaba de emoción y vértigo.

—¿Estás seguro, Liam? —pregunté, aunque la respuesta ya estaba clara en sus ojos—. ¿Realmente quieres que esté allí contigo? ¿En cada ciudad, en cada show?

—Más que nada —susurró, acercándose más hasta que nuestras frentes se rozaron—. Bella, tú eres mi hogar. Quiero hacer de esta casa un espacio para nosotros, pero también quiero que me acompañes a cada lugar donde mi música me lleve. Quiero que estemos juntos en cada paso.

Sus palabras, cargadas de una sinceridad que solo Liam tenía, derribaron cualquier duda que pudiera tener. Asentí lentamente, con el corazón acelerado y una sonrisa que era solo para él.

—Entonces, la respuesta es sí, Liam. Iré contigo, a donde sea que la música te lleve.

Me abrazó con fuerza, y sentí cómo sus brazos me envolvían, como si nunca quisiera soltarme. En ese instante, supe que lo había hecho feliz, que esto era exactamente lo que él soñaba para nosotros.

Liam se apartó ligeramente y me miró con una ternura infinita, sus manos aún en mi rostro mientras acariciaba mis mejillas.

—Gracias, Bella. Esta gira será especial... porque esta vez estaremos juntos de verdad. No será como la anterior que las entrevistas me consumieron. Será real y lo viviremos juntos de verdad.