Capítulo 17
23 de octubre 2024
Narrado por Bella
El aire en Buenos Aires tenía un peso que me sofocaba al respirar, como si la ciudad misma se hubiera vuelto cómplice del misterio alrededor de la muerte de Liam. Habían pasado días desde que recibí la noticia, días de negación y de un dolor que me atravesaba el alma, pero algo en mi interior me empujaba a estar aquí. Yo necesitaba respuestas. Liam merecía respuestas.
Bear se quedó con Emma en casa, y aunque me costó despedirme de él, algo en mi intuición me decía que este viaje era necesario, incluso si lo que encontrara me destrozaba aún más. Al salir del aeropuerto, no pude evitar recordar la última vez que había estado en Argentina con Liam. Unos fans nos habían reconocido y, como siempre, él fue quien los calmó, firmando autógrafos y tomando fotos mientras me lanzaba esa sonrisa cálida, esa que ahora era solo un recuerdo distante.
Frente al hotel donde acordé reunirme con Geoff y Karen, el corazón me latía con fuerza. Al llegar al lobby, los vi: la madre y el padre de Liam, ambos con una tristeza que parecía haberse alojado en cada línea de su rostro. Karen, de pie junto a Geoff, sostenía entre las manos una fotografía de Liam que ya mostraba los bordes desgastados. Sus ojos, hinchados de tantas lágrimas derramadas, se iluminaron levemente al verme. Caminé hacia ellos, sintiendo un nudo en la garganta.
—Bella... —susurró Karen, con una mezcla de dolor y alivio, abrazándome de inmediato. Su abrazo era cálido, como si quisiera protegerme, y al mismo tiempo, como si buscara apoyo.
—Karen, Geoff... —logré decir, aunque mi voz se quebró antes de terminar la frase—. Siento tanto lo que ha pasado.
Geoff, siempre reservado, me ofreció una leve sonrisa y asintió. Sus ojos, al igual que los de Karen, estaban empañados de dolor. Sabía cuánto querían a Liam y cómo también lo estaban perdiendo en cada nuevo amanecer. Pero mientras los abrazaba, una sensación me calaba cada vez más profundo. Algo no encajaba, algo que mi mente no podía sacudirse.
Nos sentamos en un rincón del lobby, en silencio. Yo no sabía cómo empezar. Pero Karen, adivinando mis pensamientos, fue la primera en hablar.
—¿También lo sientes, Bella? —preguntó, y sus palabras estaban llenas de incertidumbre—. Todo esto... No parece que Liam haya sido capaz de...
—No —la interrumpí, con una convicción que ni yo misma esperaba. Miré a Geoff y luego a Karen, y noté cómo su esperanza resurgía, apenas un destello en sus ojos—. No tiene sentido. Liam... él tenía sus sombras, todos las tenemos, pero este final no es algo que encaje con el hombre que yo conocía.
Karen asintió, y antes de que pudiera decir algo más, oí una voz familiar detrás de mí.
—Así que no soy el único que lo piensa —dijo Louis, y giré para verlo entrar con una expresión que reflejaba la misma mezcla de dolor y determinación que sentía yo.
Uno a uno, empezaron a llegar. Louis, Harry, Niall, y finalmente Zayn. Nos saludamos con abrazos tensos, sin palabras, porque el peso de la situación no necesitaba ser explicado. Los ojos de cada uno de ellos reflejaban la misma sensación: una mezcla de incredulidad y rabia, una necesidad de saber la verdad.
Harry fue el primero en romper el silencio que se había formado.
—Liam siempre fue... —dudó por un segundo, buscando las palabras correctas—. Fue fuerte, y claro, había tenido momentos oscuros, pero hace apenas unas semanas me había hablado de planes, de Bear, de todo lo que quería hacer. Esto... no tiene sentido.
Miré a cada uno de ellos, y sentí una especie de calma al darme cuenta de que todos estábamos en la misma página. Cada uno de nosotros conocía a Liam de manera diferente, pero todos sabíamos que había más en su vida que este final abrupto y sin respuestas.
—Entonces... ¿qué hacemos? —preguntó Niall, su voz baja pero decidida—. No podemos simplemente irnos de aquí con más preguntas.
Zayn, siempre más callado, asintió y miró a Karen y Geoff antes de volver su atención a nosotros.
—Hay personas que dicen haberlo visto esa noche... pero la historia no encaja —dijo Zayn, mientras sus ojos oscuros reflejaban la misma preocupación que sentía yo—. He oído rumores, pero no quiero hacerlos sufrir más sin saber con certeza.
Geoff, hasta ahora en silencio, suspiró y sacó de su bolsillo un cuaderno de notas, manchado y lleno de páginas arrancadas y garabateadas. Me lo tendió, y lo tomé entre mis manos temblorosas.
—Es de Liam. Lo encontramos en su habitación, en la casa en Londres, y hay anotaciones... algunas cosas sin sentido, pero otras... otras que son mensajes claros. Parece que Liam estaba... buscando respuestas también. Y hay algo que menciona varias veces: sombras.
Leí las anotaciones en silencio, cada palabra de Liam llenándome de una extraña mezcla de dolor y esperanza. Me detuve en una línea en particular: "A veces siento que hay algo o alguien acechándome, como si no pudiera escapar de mis propias sombras. No estoy solo. No estoy loco".
Mis manos temblaban, y Niall, al notar mi expresión, me quitó suavemente el cuaderno para mirarlo él también. Compartimos una mirada, y supe que estaba tan convencido como yo. Algo oscuro había perseguido a Liam en sus últimos días.
—¿Por dónde empezamos? —pregunté finalmente, con una determinación renovada.
Louis miró hacia las puertas del hotel, donde la noche había empezado a caer en Buenos Aires, y después volvió la vista a nosotros.
—Empezamos por averiguar quién estaba con él esa noche. Nadie se va de esta ciudad hasta que entendamos qué fue lo que realmente le pasó a Liam.
Cada uno de nosotros asintió, y supe en ese instante que estábamos juntos en esto hasta el final. Aunque el dolor de su pérdida seguía presente, esa sensación de unidad nos daba la fuerza necesaria para enfrentarnos a lo que viniera.
Miré una vez más el cuaderno en mis manos, y una promesa surgió en mi mente, más firme que nunca.
No descansaré hasta saber la verdad, Liam. Te lo debo, y juro que no te fallaré.
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