IV
Después de los meses que pasaron todos los estudiantes en el instituto, unos aportando más esfuerzo que otros en sus estudios para poder obtener el tan ansiado título, los que lograron llegar a la meta estaban reunidos en el gimnasio de la institución, portando sus togas y birretes y con sus diplomas en las manos, prestando atención a Hongjoong, quien estaba al frente de todo relatando un discurso.
—Cuando tuvimos cinco años, es muy probable que a todos nos preguntaran qué queríamos ser cuando fuéramos grandes, y las típicas respuestas eran: astronauta, presidentes, o en mi caso, yo dije que quería ser una princesa. —se escucharon unas leves risas entre los estudiantes.—A los diez u once años nos volvían a preguntar, y esta vez quizá decíamos cosas como rockeros, vaqueros, o como yo, dije que quería ganar una medalla de oro. Pero ahora, que estamos aquí con nuestros títulos en mano, quieren que respondamos de manera seria. Quizá lo que podamos decir es... ¿Qué diablos voy a saber lo que quiero? —varios aplaudieron y rieron, pues las palabras de Kim Hongjoong eran ciertas.—No estamos en un momento para tomar decisiones, sino para tener errores, podemos tomar el vuelo equivocado y perdernos en cualquier lado del mundo, ¡y eso no estará mal! También podemos enamorarnos, cambiar de idea cuantas veces queramos, porque nada es permanente. Cometamos todos los errores que sean necesarios, y así cuando nos vuelvan a preguntar qué queremos ser, no tendremos que adivinarlo, porque ya lo sabremos cuando llegue el momento indicado.
La celebración no se quedaría allí, pues ahora era el turno de los alumnos de poder disfrutar a su manera el fruto de su esfuerzo. Como ya había organizado Jeongin, todos aquellos que quisieron participar de la fiesta que ella misma organizó fueron bienvenidos en su casa, aunque los demás SKZ estaban reunidos en una habitación aparte, incluido BangChan. Felix sí se había quedado con las demás personas, y no es como que le encantara estar ahí, sino que más bien lo hacía por compartir los últimos momentos con sus amigos.
WooYoung y San se fueron a la improvisada pista de baile que los invitados designaron como tal, acto que el Uchiha aprovechó para alejarse un poco de la multitud de personas.
—Hola. —dio media vuelta para ver quién le había hablado, era Changbin.
—¿Qué haces aquí?
—Tú me invitaste a esta fiesta, Felix.
—Retiré mi invitación, ¿acaso mi golpe fue demasiado sutil?
Desde ese incidente no volvió a verse con Changbin, a pesar de que en esos momento ya no estaba molesto por lo que ocurrió entre ellos.
—Escucha... —suspiró, si había terminado por ir a esa casa, fue para hablar con Felix. —Perdóname por todo; por el beso, por tu mano. Diría que fue por el animal que llevo dentro, pero no puedo. Fui un imbécil, y lo reconozco. Aún así, te quise traer algo. —levantó su mano, en la cual llevaba una cadena con dije de un lobo. —Tómalo como un regalo por tu graduación, yo lo hice.
—No tenías que molestarte.
Felix miró por sobre el hombro de Changbin, Jeongin iba bajando por las escaleras y pronto se quedó inmóvil. Su sonrisa desapareció y su mirada se centró en ningún punto específico, su expresión era de temor.
-Dame un segundo. —miró fugazmente a Changbin, antes de pasar a un lado suyo para acercarse al borde de las escaleras. —I.N, ¿qué es lo que viste? —la muchacha volvió a enfocar su ojos.
—Tomaron una decisión.
—¿Qué pasa? —se acercó el castaño, pues ya suponía que la visión del chico tenía que ver con el mismo trabajo que su familia lleva encima.
—Vengan.
Los guio escaleras arriba, apresurándose a entrar en la habitación en que estaban el resto de la familia. El enfrentamiento de miradas entre ellos y Changbin fue inevitable, pero la visión de Jeongin en ese momento tenía más peso.
—Vienen hacia acá. —informó a todos en general. —Llegarán en cuatro días, todo será como un baño de sangre.
—¿Quién lo planeó? —preguntó BangChan, acercándose a Felix para rodearlo en brazos.
—No pude reconocer a nadie en mi visión, aunque tal vez a uno.
Bang hizo uso de su don y miró a Jeongin unos segundos, entrando en su mente para ver la misma visión que el. Allí, veía a los neófitos oler una prenda de ropa, captando el aroma de esta y emprendiendo rumbo, dejándose guiar por el olor en el aire.
—Conozco su cara. —dijo al salir de su mente. —Pertenece aquí, es el chico de la estación. El no empezó esto.
—Entonces quien haya sido, se mantiene oculto detrás de él. —dijo Jisung, atento a cualquier detalle importante.
—Están jugando con los puntos ciegos de tu visión. —concluyó Jin preocupado.
—Sea lo que sea que hagan, vienen varios y no somos los suficientes para poder defender al pueblo.
—Esperen. —intervino Changbin. —¿De quiénes hablan? Nosotros solo estamos al tanto de la mujer que anda detrás de Felix.
—Neófitos. —aclaró el Namjoon. —Son de los nuestros.
—La prenda que olfatearon es de Felix. —el nombrado la miró sorprendido, no recuerda que en algún momento un vampiro se quedase con algo suyo. —La tuvieron que haber obtenido cuando alguien entró en tu habitación, el rastro no era familiar en esa ocasión. —le recordó aquel momento. —Lo están buscando a él, todos ellos.
—Hablaré con los míos, nos apuntamos. — Seo les miró seguro de lo que decía.
—No, no quiero que se pierdan vidas por mi culpa.
—No te estoy pidiendo permiso, lo haremos por el pueblo y por ti.
—Chan —el rubio le miró, esperando que se negara. Siempre sucedía así, su novio se opone a cualquier cosa en la que Changbin decida intervenir. No duda de las capacidades de los lobos, pero no podría cargar con la culpa que el clan Quileute tengan pérdidas en su manada.
—Necesitaremos apoyo. —reconoció el pelinegro. —Todo el que sea necesario para que no lleguen a ti.
—Changbin. —le llamó Namjoon. —¿Crees que Soobin accederá a un acuerdo con nosotros?
—Si así podemos matar a algunos vampiros, no creo que se niegue.
—Eso será una ventaja para nosotros. —dijo Hyunjin. —Los neófitos no saben de la existencia de los lobos.
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Sin perder el tiempo, que podía llegar a ser muy valioso para el momento en que los neófitos llegarán al pueblo, los SKZ y los lobos se encontraron en uno de los bosques que rodean el lugar, lejos de donde cualquier humano se atraviese a viajar.
Incluso estando allí, Felix seguía cargando con aquel sentimiento de culpa que lo invadió la noche de la fiesta de graduación. Jamás podría cargar con el peso de consciencia que alguno de los dos clanes sufriera solo por su culpa. Odiaba haber sido el culpable de que todo ese drama los envolviera.
De entre los árboles, las enormes bestias se empezaron a asomar, teniendo al lobo negro caminando de frente, quien claramente era Soobin. El de pelaje castaño y ojos claros se concentró en Felix, a lo que este solo hizo un gesto como saludo a su mejor amigo. BangChan les miró, para después dirigirse a su padre.
—No tienen la confianza para mostrarse como humanos. —explicó después de haber leído su mente.
—Lo que importa es que vinieron. —respondió su padre con una leve sonrisa, al menos la llegada de los licántropos logró aliviarlo un poco. —¿Puedes traducir? —su hijo asintió levemente. Se dirigió a las bestias. —Bienvenidos. Minho tiene experiencia con neófitos, la obtuvo antes de unirse a nosotros, y nos dirá cómo vencerlos.
Hubo unos cortos segundos de silencio.
—¿Quieren saber por qué son diferentes los neófitos?—comunicó Jin.
—Son mucho más fuertes que nosotros, porque aún hay sangre humana en sus tejidos. Los nuestros siempre serán más poderosos en los primeros meses después de la transformación.-Namjoon miro a Minho dándole la señal para hablar.
—Lo que dijo Namjoon es cierto, por eso son creados. Un ejército de neófitos no necesita tantos como un ejército de humanos, y no hay ejército humano que pueda contra ellos. —explicó, antes de dirigirse también a sus familiares.—Hay que tener presente dos cosas: no permitan que los rodeen con sus brazos, porque los aplastarán; segundo, no vayan a intentar los movimientos conocidos, porque son los que van a esperar. —centró su mirada en Hyunjin, indicándole que se posicionara en el centro para empezar
Debiendo ser ellos los primeros en atacar, el pelirosa se preparó para acercarse a Minho con el cuidado de no ser vencido. Al arrimarse, el pelirrojo aprovechó para tomarle de ambos brazos, acto que Hyunjin usó para levantarlo por los aires y alejarlo. En el instante que Minho volvió a acercarse con velocidad, trató de golpearle en el rostro, pero su movimiento fue esquivado con agilidad. Sin dejar pasar la vulnerabilidad que había generado en Hyunjin con tan solo haber evitado ese golpe, solo tuvo que deslizar una de sus piernas para hacerlo caer al suelo.
Dejando como primera lección siempre mantenerse concentrado a cualquier movimiento.
Los siguientes en enfrentarse serían padre e hijo biológicos. En lo que Namjoon se dejó caer en el suelo para tratar de botar a su hijo, este pudo esquivarlo con un salto. Al caer en el suelo y voltearse, su padre ya estaba en frente suyo, por lo que tuvo que hacer uso de toda su fuerza para no perder el equilibrio. Namjoon es rápido, y es algo que nadie puede negar, pero BangChan pudo aprovechar el momento en que esquivó el brazo de su padre para tumbarlo en el suelo.
—Algo importante. —intervino Minho, por lo que captó la atención de BangChan. —Nunca descuides a tu oponente. —le sonrió justo en el momento que Namjoon logró tumbar a su hijo y posicionarse encima colocándole una rodilla justo en la boca del estómago.
Los lobos no eran partícipes del entrenamiento, pues ellos se encargarían de eso entre sus manada, tan solo trataban de aprender la manera en que un vampiro pelea y de esa manera poder montar su propio plan de batalla.
Los siguientes fueron Jin y Jeongin, ambas muy fuertes en lo que se trata un combate cuerpo a cuerpo. El más joven se acercó tranquilo, sin embargo, al estar frente a Jin, lanzó un gancho directo al rostro, el cual falló, por lo que mandó el siguiente. Jin agarró uno de sus brazos para poder lanzarla lejos de su posición, a lo que Jeongin supo caer ágil.
Los últimos fueron Minho y Jisung, a pesar de que el pelirrojo fue el primero en atacar, su novio fue lo suficientemente listo para poder esquivar sus movimientos con total gracia. Era como si hiciera una danza, pues se veía elegante y su sonrisa se mantenía siempre firme. Al lograr desviar la atención de Minho, Jisung usó esos segundos a su favor para perderse de su vista, y en el momento justo, caerle encima desde la rama de un árbol.
Él había sido el único que libró el combate en contra de Minho.
Mientras ellos seguían concentrados en su entrenamiento, Changbin aprovechó para acercarse a Felix, quien no apartaba su mirada de los vampiros, a pesar de que siempre terminaba perdiendo el hilo de la pelea. Era la primera vez que podía estar al lado de Changbin en su forma de bestia sin verlo pelear contra otro lobo, o bien, sin tratar de encajar sus dientes en BangChan.
—Estoy seguro de que alguien saldrá lastimado. —soltó un suspiro, nada podía devolverle en esos momentos la paz que le encantaría poder poseer. El lobo al lado suyo acercó su rostro, empujándolo levemente como una forma de darle ánimos.
Un pequeño gruñido fue el llamado que el castaño recibió por parte de Soobin para volver con los suyos, pues el entrenamiento ya había terminado. Felix regresó a la camioneta, apoyando su espalda en una de las puertas en espera de los demás integrantes de la familia. Al ver que Minho fue el primero en arrimarse, se animó a hablarle.
—Minho. —el nombrado se detuvo para mirarlo. —¿De verdad no puedo hacer nada para ayudarlos?
—Tu olor los distraerá. El instinto de caza de los neófitos los abrumará, los volverá locos por ver quién es el primero en matarte. Eso nos servirá.
—Me... ¿alegro? —respondió no muy convencido. —¿Cómo sabes tanto de ellos?
—Sencillo, no tuve la misma crianza que ellos. —levantó las mangas de su camisa para dejar a la vista del rubio las marcas en su piel
—Son mordidas como la mía. —incluso había una muy cerca de estar en el mismo lugar que la suya.
—Tómalo como cicatrices de guerra, el entrenamiento que me dieron fue inútil en contra de los neófitos, aún así, nunca perdí un enfrentamiento contra alguno de ellos. Cuando estuve entrenando a algunos, mis habilidades de pelea fueron bastante útiles.
—¿Eso ocurrió durante la guerra?
—Fui el comandante más joven de mi unidad.-sonrió con orgullo.
—¿Y que paso?
—Conocí a una inmortal, cabalgaba devuelta a el pueblo, cuando las vi, inmediatamente les ofrecí mi ayuda, preguntó mi nombre antes de encajarme los colmillos.-río sin ganas
—¿Ella creaba un ejército?
—Eran muy comunes en el sur. Había constantes batallas por el territorio, ella las ganaba todas. Era lista, cuidadosa y me tenía a mi, yo era el segundo al mando, mi fuerza superior a la de los demás y mi inteligencia le era de utilidad. Yo entrenaba a los neófitos, una ocupación inservible ya que nunca les dejaba vivir más de un año, era mi responsabilidad deshacerme de ellos. Yo era su títere.
—Hasta que conocí a Jisung, claro que el ya me había visto venir.-la sonrisa de Minho se le contagio.
—Me hiciste esperar mucho tiempo.-Jisung apareció detrás de ellos, yendo directo a los brazos de Minho
—Mis más sinceras disculpas.-ambos sonrieron cómplices.
—No sé qué hubiera pasado si no te encontraba.-de pronto Felix pasaba a segundo plano.
—Tranquilo, nunca mas será así.-susurro Jisung para después unir sus labios.
Los demás miembros de la familia se fueron acercando, dando así por finalizada su visita en ese lugar
Adaptación de: Eternidad Contigo [NS]
Créditos. @CelaenaUchiha18
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