Eternamente. Siempre.
El paisaje moribundo de Lamentis-1 pasaba a toda velocidad por la ventanilla del tren. Pedazos del planeta destrozado que se acercaba caían sobre la luna en bolas de fuego moradas y blancas, y una opaca luz violácea lo cubría todo desde el cielo, dándole al suelo seco y rocoso un aspecto todavía más enfermizo. De vez en cuando aparecía una casita solitaria o un puesto minero, casi siempre abandonados. No había animales ni ningún tipo de planta viva a la vista.
En el asiento frente al de Loki, con la cabeza y los brazos apoyados sobre la mesa del vagón-bar, Sylvie se había quedado dormida. O al menos eso parecía.
No podía ser tan tonta, ¿verdad?
—Sylvie, creo que nos descubrieron —dijo Loki en voz baja y volteando sobre su hombro para ver a los guardias de la puerta.
Nada.
Loki se inclinó hacia adelante para buscar en el rostro de Sylvie algo que la delatara, teniendo mucho cuidado porque no quería despertarla si realmente estaba dormida. Como no encontró nada, sacudió su mano frente a ella y después le acercó rápidamente un cuchillo de los cubiertos al ojo bajo el cuerno roto.
Por la barba de Odín.
Sí era así de tonta.
Existía la posibilidad de que estuviera fingiendo, por supuesto, pero eso sería demasiado obvio. Incluso si ella en realidad estaba contando con que él llegara a esa conclusión.
De todos modos, cuando Loki se levantó de la mesa y se acercó a la barra en el centro del vagón lo hizo sin darle nunca la espalda por completo. Al final y al cabo, se suponía era una variante suya; sería incluso vergonzoso que no estuviera tramando nada.
Loki se dirigió al lado más alejado de la barra. Recargó un codo en ella e hizo aparecer el TemPad para examinarlo él mismo.
La pantallita se encendió al apretar uno de los botones laterales.
Loki alzó las cejas con sorpresa. ¿Sylvie lo sabía? ¿Acaso su excursión hacia el Arca no era más que una manera de ganar tiempo para robarle el aparato y escapar ella sola? No. El brillo del TemPad era muy débil. Todavía tenía un poco de energía, pero no la suficiente para abrir un portal. Aunque... ¿y si no tuvieran que crear ellos el portal que los sacara de ahí? La AVT estaba buscándolos, eso era un hecho. ¿Y si pudiera...?
La tecnología del TemPad no era tan intuitiva como la de Asgard, pero al cabo de varios minutos Loki consiguió desactivar las funciones que no necesitaba, para ahorrar energía, y le pareció configurarlo correctamente para que realizar lo que tenía en mente cuando llegara el momento.
Primero tenía que averiguar todo lo que sabía Sylvie.
Sylvie.
Loki miró hacia ella con cautela, únicamente para encontrarse con que seguía dormida. Qué ridículo. Era muy arrogante, como... bueno, como él, con la diferencia de que ella estaba convencida de que era indiscutiblemente más inteligente que él.
Tal vez sería bueno terminar de convencerla de eso.
Loki volvió a guardar el TemPad y se volvió hacia la encargada de la isla-barra con su sonrisa más encantadora.
—Disculpe, madame —dijo—, ¿de casualidad tendrá un poco más de ese champán de antes?
Muy cómodo y contento en la silla detrás del enorme y ornamentado escritorio, Aquél Que Permanece señaló a Sylvie con una sonrisa.
—Ha sido un viaje largo para ti, ¿verdad? Mucho correr, mucho sufrir. —Miró a Loki—. Y tú... —Dejó escapar una risa—. ¡Eres una pulga en el lomo de un dragón! En un viaje de locura. —Asintió para darse la razón e intentó serenarse—. Pero te aferraste con todo. Mmmhmm... Creo que eso cuenta para algo.
Loki levantó su espada dorada.
—Tal vez no estés entendiendo la situación. —Aquél Que Permanece se inclinó sobre el escritorio con el ceño fruncido. Sylvie sonreía con orgullo mientras acariciaba la punta de su propia espada—. Perdiste. Te encontramos.
—Eh... Duh —dijo Aquél que Permanece—. Obvio que sí.
Sylvie saltó de su asiento e intentó acuchillarlo, pero éste se teletransportó justo a tiempo a la parte superior del respaldo de su silla.
—¡Wuuu! ¡Batea y falla! —se rio. Sylvie gruñó y se apartó hecha una furia; Loki también se levantó—. Todavía quieres hacer eso, ¿hm? Aclaremos esto de una vez.
Aquél Que Permanece bajó al suelo con pesadez y tomó el primer libro de una de las pilas junto al escritorio.
—A ver —dijo más para sí mismo y dejó caer el libro en la desordenada superficie de madera—. Okay. Les muestro. —El libro era en realidad una especie de portafolio lleno de hojas escritas a máquina. Aquél Que Permanece separó sin ningún cuidado dos de las que estaban más arriba y las extendió en el otro lado del escritorio para que pudieran leerlas—. No pueden matarme porque... ya estoy enterado de lo que va a pasar. ¿Ven?
Loki fue el primero en inclinarse sobre los papeles, y lo que encontró sólo lo hizo enojar.
-----------------------------------------------
>>YO: Ha sido un viaje largo para ti, ¿verdad? Mucho correr, mucho sufrir. Y tú... ¡Eres una pulga en el lomo de un dragón! En un viaje de locura. Pero te aferraste con todo. Mmmhmm... Creo que eso cuenta para algo.
>>L.1130: Tal vez no estes entendiendo la situación. Perdiste. Te encontramos.
>>YO: Eh... Duh.
-----------------------------------------------
—Esto debe ser un truco —dijo Loki, aunque temía que aquello tenía más sentido que cualquier mentira que la AVT se hubiera creído.
Aquél Que Permanece dio un golpe en el escritorio, deseoso de explicarse.
—Okey. ¿No te preguntas cómo soy capaz de hacerme a un lado cuando van a matarme?
—No —dijo Sylvie, y lo señaló—. Es debido a ese pequeño TemPad que tienes ahí.
—Exacto. Pero ¿cómo es que ya lo tengo totalmente cargado con cada cosa que necesito saber para evitar que los dos me asesinen? Es fácil. Yo... lo sé todo. Y lo he visto todo.
Aquél Que Permanece se dejó caer en su silla y se inclinó sobre el escritorio para acomodarse mejor:
—Todo lo que los dos hicieron en Lamentis, lo vi. Todo aquello que la AVT ni siquiera sabía, yo sí. —Miró a Sylvie—. Tantas trampas. —Miró a Loki—. Tantas... d-d-d-d-d-d discusiones. Esa... miradita frente al lago. Muy sentimental y conmovedor, por cierto.
Sylvie sacudió la cabeza con los labios fruncidos.
—No —declaró—. Logramos escapar de tu jueguito estúpido. Así fue como llegamos aquí.
—No. ¡Error! Cada... Cada paso que tomaste para llegar aquí... Lamentis, el Vacío... Yo les puse todo el camino. —Trazó una línea sobre el escritorio con el dorso de su mano—. Ustedes —imitó con los dedos a una persona caminando— sólo lo recorrieron. Y tengo lo demás, justo aquí.
Se levantó con energía y volvió a revisar el portafolio con las hojas. Tomó un pequeño montón y las puso encima de las que ya había sacado.
—Todo aquello que... eh, va a pasar. Sólo existe un resultado.
Sylvie miró el montón de hojas sin atreverse a leer más de lo que ya lo había hecho, pero Loki tomó unas cuantas con recelo para estar seguro.
—¿Y por qué estamos aquí? —exigió Sylvie.
—Por favor. El viaje no llega a su fin hasta que te caaaambia de algún modo u otro. Todo esto tiene que pasar. Para ponernos en el estado mental correcto. Para terminar, claro, la misión.
—Claro —dijo Loki.
—Claro.
—Todo es un juego. Todo es... una manipulación.
Aquél Que Permanece se inclinó hacia delante, sobre el escritorio. Sus brillantes ojos azules hacían imposible apartar la mirada de él.
—Es interesante que ésa fuera tu conclusión. ¡Sylvie! —Se volvió hacia ella con una sonrisa—. ¿Estás segura de que puedes confiar en él?
—No lo escuches —le dijo Loki, pero se arrepintió de inmediato. Eso era exactamente lo que diría alguien que no fuera de fiar.
Sylvie observaba al planeta acercándose. Estaba sentada, muy quieta y seria, en una piedra en medio de una rocosa llanura iluminada todavía por dos enormes reflectores mineros de luz amarilla.
Lamentis estaba ya tan cerca que sólo podía verse su hemisferio más cercano, y los pedazos que caían de él a modo de meteoritos morado y blanco aparecían con mucha más frecuencia y mucho más cerca entre ellos.
Quedaban minutos para la colisión.
Desde donde Sylvie no podía verlo, Loki también observaba el paisaje, pero meramente con asombro y fascinación. En todos sus milenios de existencia jamás había contemplado un apocalipsis desde tan cerca. Existía algo hermoso en todo ese caos, algo que era incapaz de señalar o describir.
No tenía miedo. Podía irse cuando quisiera. La única pregunta era si lo haría acompañado. Porque podía apartarse, enviar la señal y enfrentarse a la AVT solo, o podía acercarse a las piedras de la llanura y regresar con Sylvie como aliada.
Loki hizo aparecer el TemPad en su mano. No le gustaba la idea de volver a encontrarse con Mobius en unas instalaciones en las que no podía usar ninguno de sus poderes. O con ninguna de las otras variantes con el cerebro lavado, para ser honesto. ¡Variantes! Simples variantes, exactamente igual que él.
Tratando de imaginar qué era lo peor que podría pasar en las siguientes horas, Loki envió la señal. Debería mostrar algún tipo de bifurcación en el monitoreo de la Sagrada Línea de Tiempo, si no, quizá un pico de energía que pareciera sospechoso o algo que indicara la posición del TemPad perdido.
De cualquier modo, bastaría para llamar la atención de la AVT.
Una vez que hubo comprobado que la señal había sido enviada, Loki disfrazó al TemPad como si estuviera roto, por si las cosas terminaban saliendo mal, y lo dejó caer al suelo de grava.
Después caminó hacia Sylvie, que volteó hacia él por un momento cuando lo vio acercarse de reojo.
Loki se sentó lentamente en la piedra de al lado.
—Lo siento —le dijo en voz baja.
Sylvie asintió muy sutilmente; ya había aceptado su muerte.
Aquél Que Permanece los señaló sacudiendo las manos con emoción.
—¡Tienen dooooos opciones! —dijo—. Una: matarme y destruir todo esto, y ya no lidiarán con un diablo, sino con una cantidad infinita. O, ustedes dos, dirigen todo.
—No te creo —respondió Loki. Sin embargo, asintió levemente en su dirección—. ¿Por qué querrías ofrecernos el control?
Aquél Que Permanece suspiró y bajó la mirada hacia su escritorio mientras buscaba las palabras necesarias.
—Porque... ya me cansé —admitió. Se acomodó el frente de su túnica morada distraídamente y cruzó las manos sobre su regazo por un momento—. Y estoy viejo. Más de lo que creen. Este juego es para los jóvenes. Los hambrientos.
>>Revisé toda clase de escenarios en busca de la persona correcta para tomar este puesto. Resulta que esa persona se dividió en dos —Su enorme sonrisa regresó—. Pero, en definitiva, son ustedes dos. —Loki y Sylvie intercambiaron una larga mirada mientras seguían escuchando—: Así que no más mentiras. Si me matan, la Sagrada Línea del Tiempo queda totalmente expuesta. Guerra Multiversal. O toman mi lugar, y r-r-regresan a la AVT como sus benévolos regidores. Les cuentan a todos quiénes son y por qué hacen lo que hacen.
—Canjeaste las vidas de personas reales —dijo Sylvie con voz ahogada y rasposa— como si fuera un juego nada más.
—No es nada personal —insistió sacudiendo la cabeza—. Es práctico.
—Pero fue personal para mí.
Un enorme gruñido salió de la garganta de Aquél Que Permanece, que se lanzó sobre la superficie del escritorio.
—¡Ya madura! —exclamó—. ¡Ya madura, Sylvie! Asesina. ¡Hipócrita! Todos somos villanos aquí —rio señalando a Loki—. Hemos hecho cosas horribles, terribles y terroríficas. —Regresó a su asiento—. Pero ahora, nosotros, ustedes, van a poder hacerlas por una buena razón.
Aquél Que Permanece pasó su mirada de uno a otro en espera de alguna respuesta, seguro de que acaba de ofrecerles el mejor trato de la historia, pero de pronto también ansioso.
Entonces pareció sentir algún tipo de cambio a su alrededor. Su atención se desvió súbitamente y se quedó a la espera de algo.
Un trueno retumbó fuera de la mansión.
Aquél Que Permanece miró a su izquierda y luego a su escritorio. Algo parecido al temor apareció en su rostro. Su respiración se agitó ligeramente. Miró hacia la chimenea. No sucedió nada más, pero Aquél Que Permanece se quedó escuchando durante un largo rato, muy quieto y alerta.
—Hemos cruzado el umbral —dijo sin moverse.
Sonrió con fascinación sin poder creérselo. Entonces se escuchó un segundo trueno, más largo que el anterior, y Aquél que Permanece soltó una risita.
Cuando el eco del trueno se desvaneció, Aquél Que Permanece, ahora pensativo pero aún emocionado, tomó una figurita de su escritorio y la dejó caer sobre la superficie desde la altura de sus ojos. Se quedó mirando a la figurita por un momento e hizo un sonidito agudo con la garganta antes de voltear a hacia Loki y Sylvie.
—Dije una mentira —confesó—. Mentí hace rato cuando dije que sé cómo resultará todo. Yo sé... Sabía —rio— todo sólo hasta cierto punto, y ese punto pasó hace... ¿siete?, ¿ocho?, ¿nueve?, ¿diez segundos ya? —Miró sobre su hombro y después al techo—. Pero ahora ya no tengo idea. No tengo idea de qué va a suceder ahora. Estoy siendo sincero —sonrió.
Loki lo miraba con el ceño fruncido.
—¿Esto es todo? —dijo sin mostrarse impresionado—. ¿Es todo? ¿Esto es lo que pasa al final del tiempo? ¿Y ahora te sentarás ahí con toda esa libertad y nos dejarás decidir tu destino?
Aquél Que Permanece pareció pensarlo por un momento, pero sólo por un momento.
—Sí. ¡Sí! —Se recostó en su asiento con un codo en el reposabrazos—. Sí, ¿qué es lo peor que podría pasar?
—¿Hace cuánto que trabajas para la variante? —preguntó Mobius.
—¿Perdón? ¿Trabajar para ella? Por favor.
—Okay, si no estás trabajando para la Variante, entonces ¿qué? ¿Son compañeros?
—Por supuesto que no. —Eso no lo convenció de nada, así que Loki siguió hablando, esta vez procurando parecer nervioso—: Ella es difícil, y tan irritante, y quiere golpearme todo el tiempo. —Se acomodó en su asiento—. No, compañeros no.
Mobius sacudió la cabeza mientras escribía algo en su cuaderno.
—Sí, tú no tendrías compañeros —dijo—. A menos, claro, que te beneficie y tu idea sea traicionarlos al final.
La arrogancia con lo que lo dijo sólo reforzó el sentimiento de aversión hacia AVT que Loki sentía desde que había puesto un pie en ella. Mobius estaba esperando que tratara de engañarlo. Creía que lo conocía, que estaba un paso por delante.
Pero estaba justo donde Loki lo quería. Es decir, parte de ser el dios del engaño consistía en jugar con el hecho de que las personas saben que están tratando con el dios del engaño.
A esas alturas ya le había dado todas las piezas que necesitaba para averiguar lo que pretendía hacer, y aun así le había asignado menos seguridad que a Sylvie, cuyo plan que había estado preparando durante toda su vida había sido arruinado en apenas un par de minutos gracias a Loki.
Era increíble lo mucho que podía utilizarse un poco de ego.
Aquél Que Permanece dejó en el escritorio el redondo aparatito negro y amarillo que usaba como TemPad y lo empujó con mucho cuidado hacia ellos.
—Amo toda esta... honestidad. —Apoyó la otra mano sobre el brazo estirado y la barbilla sobre ella—. Es como un nuevo inicio.
Un largo y pesado silencio envolvió a toda la estancia, únicamente ahogado por el débil crepitar del fuego en la chimenea.
Ninguno de los tres se movió hasta que Sylvie saltó de su asiento con su espada en alto y se abalanzó sobre Aquél Que Permanece. Loki la detuvo justo a tiempo sujetándola por el brazo, pero se apartó casi de inmediato para evitar que Sylvie lo lastimara al darse la vuelta hecha una furia, y empezó a retroceder cuando le puso la espada en el pecho.
—¿Qué estás haciendo? —bramó Sylvie.
—Detente un momento. —Sylvie se movió en medio círculo para hacerlo quedar de espaldas al escritorio—. Creo que... tenemos que hablar.
—¿O por qué mejor no terminamos lo que iniciamos —lo apartó y se encaminó hacia Aquél Que Permanece— y lo matamos?
Loki alzó el brazo y apretó el aire con el puño. Una fuerza mágica atrapó a Sylvie y la jaló hacia atrás, pero apenas ella lo tuvo a su alcance tiró un golpe hacia atrás con su espada y Loki perdió la concentración al agacharse. Sylvie lo tomó de un brazo antes de que pudiera erguirse e intentó torcérselo, pero Loki empujó las manos de ambos hacia arriba con su propia espada y consiguió poner distancia entre ambos.
El silbido del metal cortando el aire resonó en la estancia por un momento.
—¿Y si dice la verdad? —preguntó Loki.
—¿Y qué?
—Yo le creo.
—¿Qué cosa crees? ¿Que millones de villanos van a aparecer sólo por darle libre albedrío a la gente? ¡Es un mentiroso, Loki!
—¡Yo también! Y no creo que esté mintiendo. No sobre esto. ¿Está loco? Sí. Pero tal vez decía la verdad.
—¡Ya dejen de pelear! —trato de apresurarlos Aquél que Pertenece, pero sin levantarse—. La línea se está ramificando.
Sin hacerle caso, Sylvie preguntó:
—¿Entonces qué sugieres?
—Sugiero que lo meditemos.
—¿Y qué será lo que meditaremos, exactamente?
—¿No escuchaste lo que dijo? Ésa es la apuesta. Si retiras al dictador, ¿quién llenará al vacío?
El rostro de Sylvie se iluminó cuando lo comprendió, pasando a mostrar una expresión que combinaba la furia y la incredulidad.
—Ah —dijo levantando las dos manos—. Quieres el trono.
Loki frunció el ceño.
—No. No es lo que quiero.
—Estás mintiéndome.
—Sylvie, el universo está en juego. Todo lo que hasta ahora conocemos. Créeme. Sé que la AVT nos lastimó, pero ¿y si al removerlo de la ecuación liberamos a un mal mucho peor? Sólo estoy sugiriendo que nos tomemos un minuto para pensarlo. Te prometo, con mi corazón, que esto no es por un trono.
Sylvie negó con la cabeza.
—¿Por qué decidí confiar en ti? Todo fue una farsa.
—¿En serio? —dijo Loki con una mano en el pecho—. ¿Eso es lo que crees de mí? Después de lo que ha pasado, claro, ¿por qué no? El plan maestro del malvado Loki rinde frutos. Nunca confiaste en mí, ¿verdad? ¿Cuál era el punto? —Su voz y su expresión eran de decepción, pero Sylvie permanecía inmóvil, mirándolo con desafío—. ¿No lo entiendes? Esto es más grande que nuestra experiencia.
https://youtu.be/XGOvVmkanV4
La espada de Sylvie se apoyaba en su cuello con fuerza y comenzaba a cortarle un poco, pero Loki lo pasó por alto al ver que la feroz expresión de Sylvie finalmente se había roto. Estaba llorando.
—Ya basta —insistió Loki con delicadeza, y se atrevió a colocar las manos sobre sus hombros—. Te lo suplico.... Ya estuve donde estás. He sentido lo que sientes. No me preguntes cómo lo sé. —Sus ojos también se empañaron—. Sólo te diré... que no quiero hacerte daño. No quiero un trono. Sólo... sólo quiero que estés bien y ya.
De pronto un nudo en la garganta era lo único que se interponía entre Sylvie y un sollozo. No valía la pena pelear, en ese momento se dio cuenta de ello. No podía matar a Loki.
Así que bajó la espada y lo besó.
Y Loki se dejó.
Fue un beso dulce y desesperado por parte de los dos, que abarcó varios segundos que se sintieron como una eternidad para ambos. Pero Sylvie no se dejó llevar completamente por el momento y los hizo girar hasta que ella quedó de espaldas al escritorio, desde donde estiró el brazo hacia atrás.
Pero el TemPad de Aquél Que Permanece ya no estaba ahí.
Bajó la mirada para encontrarlo en la mano de Loki.
—¿Ves? —le dijo él al oído, ya sin fingir su voz ahogada—. Tú habrías hecho lo mismo por mí. —La miró a los ojos—. El amor es una daga imaginaria —susurró antes de apartarse.
Sylvie lo miró con una mezcla de dolor y admiración.
—Así que esto siempre iba a terminar así.
—No me digas que no lo viste venir —respondió configurando el TemPad—. Somos gigantes de hielo, ¡a nosotros no nos da frío!
Sylvie hizo un esfuerzo por tragar saliva al recordar la escena de la cobija en el Vacío.
—Loki, espera. Loki... —Un portal espacio-temporal apareció detrás de ella—. ¡Loki, no!
Loki la empujó por el portal con uno de sus poderes y lo cerró de inmediato.
La sala volvió a quedar en silencio.
Sylvie estaría bien, se dijo. Sabía sobrevivir. Mobius daría con ella en la central de la AVT..., ¿verdad?
Aquél Que Permanece soltó un silbido, haciendo notar su presencia por primera vez en un rato.
—La naturaleza de un Loki —dijo despacio desde su asiento—. Siempre traicionando a los suyos. Lo hiciste con tu padre, tu hermano y ahora con la única persona que te entiende. Que sabe lo que es ser abandonado y no querido...
—No —lo cortó Loki y lo señaló con su espada mientras se acercaba—. No, no, no. No me vengas con eso de la naturaleza de un Loki. Cada vez que intenté hacer algo diferente apareció tu preciada AVT y me envió a pudrirme al Vacío porque son demasiado cobardes como para matarme ellos mismos. Sylvie no se equivocaba en eso. —Loki titubeó antes seguir—: No le dijiste que no hubo evento Nexus en Lamentis. ¿Por qué?
Los penetrantes ojos azules de Aquél Que Permanece resplandecieron.
—Tal vez sean la misma persona —sonrió—, pero ella no nació ni fue criada para ser reina.
—Así que dijiste otra mentira.
—Una necesaria.
—¿Y para qué? ¿Para burlarte de ella una última vez?
—La necesitabas para llegar hasta acá.
—Así que sí sabías que todo esto iba a ocurrir. Que iba a defenderte.
Aquél Que Permanece se encogió de hombros.
—Como dije, no es personal.
Otra mentira. Otro truco. El mismo bucle sin fin. Siempre para jugar la parte que Aquél Que Permanece quería que jugara. ¿Cuántas veces habría logrado salirse con la suya si él no hubiera decido intervenir? ¿Dónde estaría en ese momento?
Loki apretó su espada con fuerza y le acercó la punta al cuello.
—Pues calculaste mal —dijo—. Ésta es la apuesta. En ambos escenarios, tú mueres y yo me quedo. La pregunta es, ¿lo haré sabiendo cómo funcionan las cosas por aquí o no?
La sonrisa de Aquél Que Permanece desapareció.
—¿Q-Qué pasó con lo de cuidar el orden del universo?
—Oh, también te lo creíste tú. No, no. Nada bueno puede salir de tratar de controlar toda la energía del universo al mismo tiempo. La AVT tiene que irse.
—Entonces... ¿por qué quedarte?
—Tú mismo lo dijiste: se acerca una guerra. Y alguien debe salir ganando.
Aquél Que Permanece lo miró con horror por un momento, pero señaló la pila de libros y papeles junto al escritorio.
—Todo lo que necesitas está ahí.
Sin bajar la espada, Loki hojeó el libro de hasta arriba con la otra mano.
—Bien.
—¿Crees que no vendrán otros como tú? ¿Mis variantes? ¿Las tuyas?
—Pero yo no las subestimaré.
Con un solo movimiento firme y practicado tantas veces como guerrero de Asgard, Loki le cortó la cabeza a Aquél Que Permanece con su espada. El torso cayó sobre el escritorio, llenando con sangre su superficie a una velocidad asombrosa. Loki retrocedió un poco cuando empezó a gotear al piso.
Era simple sangre roja, como la de cualquier mortal.
Un trueno más fuerte que cualquiera de los anterior retumbó en la estancia, y casi al mismo tiempo un gran destello de luz entró por la ventana circular del fondo y el techo de cristal.
Loki dejó su espada sobre la pila de libros sin atreverse a voltear hacia donde había terminado la cabeza y rodeó el escritorio para acercarse. Más truenos y más luces llegaban hasta él. Subió los escalones sin apartar la vista de lo que había del otro lado de la ventana y se detuvo frente a ella.
La Sagrada Línea del Tiempo se ramificaba. Lo que había sido un simple anillo alrededor de la isla de la mansión ahora era como el tronco de un árbol que se separaba en más y más ramas. Eran más pequeñas y delgadas entre más se alejaban del anillo original, pero eran tantas que no importaba. Llenaban rápidamente todo el espacio vacío, incluso más allá de la de la superficie de la esfera mágica que protegía a la mansión, y algunas chocaban con otras en destellos de luz y se unían en ese punto para formar una nueva.
Era más bien como una enorme red neuronal. Una tan hipnotizante y asombrosa que Loki no pudo evitar sonreír. Era caos en su estado más puro y magnífico.
Caos.
El estado natural del universo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro