Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

22|Empatía

Connor


Las cosas que debían ser diferentes continuaron por un mal camino. No pude negarme a nada cuando ella me lo pidió con mucha sinceridad. Thyra necesitaba mi ayuda, podía dársela, pero al mismo tiempo estaría finalizando lo que pudo suceder entre Janesse y yo. A estás alturas debió enterarse a través de las noticias o las redes sociales.

Ya debe ser demasiado tarde.

Observo el maquillaje que me han puesto para la sesión fotográfica, me veo menos demacrado a las noches anteriores. No he logrado conciliar el sueño correctamente desde el evento de Muwor, mi mentalidad dio un giro inesperado y me transfirió a la laguna del vacío. Muchas cosas se reunieron en mi cabeza, me trajo recuerdos que creí olvidados, la sensación cálida de una persona a mi lado, la delicada historia que pudo de ser de nosotros, todo a causa de la misma persona. Janesse Garnier. 

Últimamente, todo me recuerda a ella. 

Y a su causa, rechacé sentimentalmente a Thyra. Me di cuenta que no podría quererla teniendo a la rubia de ojos cafés metida en mi cabeza. Sería una traición que no estoy dispuesto a ejercer. La artista despampanante entendió a la primera.

—¿Es un rechazo? —Me preguntó.

Me miró con franqueza, noté su asombro y decepción, y aún así fue muy modesta. Me aleje de la puerta para acercarme a ella y acariciarle la mejilla.

—Te diría que sí, pero no puedo. No en este momento.

—¿Quién es ella? ¿Es más linda?

—No sé mucho sobre ella, y tu tampoco deberías saberlo. No hace falta. 

Thrya aleja mi mano de su rostro y me sonríe. 

—Deberías ser muy distante con las mujeres que muestren interés en ti, o de lo contrario terminaras provocando que alguien te secuestre. Voy a esperar a que te canses de ella, entonces iré por ti. Pero dile esto a tu... A ella, que si te descuida te voy a robar. 

—Thyra.

—Voy a luchar por ti si ella no hace lo suficiente para mantenerte a su lado.

Decirle que eso no sería necesario la haría sentir mal, pues estoy convencido de que seré yo quien la hostigue intentando que la rubia de ojos azules me preste su atención. Seré yo quien esté al tanto de ella, quien haga lo que sea necesario para mantenerla a mi lado. 

Me he sentido atado solo dos veces en toda mi vida, y cuando eso sucedía, era imposible sacarme del camino. Mis emociones se profundizaban y me hacía vulnerable ante la persona que tenía toda mi atención. Creí que no volvería a sentirme de la misma forma, hasta que conocí a Janesse Garnier. Colapsé en ese instante. 

Todo en ella era majestuoso. Me hacía sentirme libre, seguro y extraodinario. Es como si ella fu traída a este mundo por mi causa. A su lado todo era mejor. Me olvidaba de mis dolorosos recuerdos pasados. 

Dejo de recordar cuando alguien del staff entra al camerino para avisarme que ya es hora. Me levanto del asiento y prosigo al exterior. Lo primero que visualizo es una pared amarilla combinada con un azul intenso. Me siento como un zombie mientras me acerco al centro y me preparo para las fotos. Me siento perdido mientras mi exterior hace lo que llego hacer y mi interior canta con fuerza. 

No existe un nosotros, a veces es lo que creo.

Pero hay tantos momentos que puedo recordar.

Camino hacia a ellos sin temor de lo que pueda pasar.

No hay probabilidad de que te pueda encontrar.

Algo comienza a darme dolor, me agota hasta el sufrimiento.

Poco a poco estas muy adentro de mis pensamientos. 

Siento que estoy vivo y al mismo tiempo muerto.

Debido a ti, con la lejanía, y los recuerdos, en un zombie me estoy convirtiendo.

Es malo e incorrecto que me sienta así.

Me está condenando sin que lo permita.

Si no me apresuro seré un infeliz.

Podrías derrumbarme si no estas cerca.

Las luces de la cámara me hace parpadear, me he perdido por un segundo antes de finalizar la sesión. Se siente neutral cuando divagas entre la música y tus pensamientos. Imaginas que aquellos que quieres cerca, están a tu lado, sintonizando la forma en la que te sientes mientras cantas. 

Cuando la música domina todo tus átomos, sientes que ya nada es imposible. La ilusión parece real en esa fracción tan breve llena de emoción. Y por un segundo eres completamente feliz. Siempre he creído que ser feliz es lo que importa en está vida. Lo demás pasa a una segunda línea. 

Pero yo no soy complemente feliz en mi presente. Creo que nunca lo he sido, de algún modo todo me lo arrebatan. 

—Listo —dice el camarógrafo con una sonrisa ensanchada—. Gracias, Connor. Están de fabula. Te las enviaré en un momento. 

—Gracias a ti, tu trabajo es impecable, John.

Me dirijo al camerino para cambiarme, pero en ese momento un grupo de chicos ingresan al estudio, todos están eufóricos, por un momento me escandalizo, creyendo que han llegado hasta aquí solo por mí. Sin embargo, alcanzó a escuchar la voz de un chico disculpándose y preguntando por otro estudio. 

Deja de interesarme poco después, y pretendo volver al camerino, pero una corazonada me detiene una vez más. Me he sorprendido por lo exacto, audaz e irreversible que es mi reconocimiento a gran escala en distancia. Pude reconocer ese voluminoso cabello rubio, y el cuerpo de la chica sin haberla visto desnuda. 

Hago caso omiso a mi manager y corro hasta a ella, me detengo en su camino y le impido todo. Es entonces cuando nuestras miradas se cruzan, y me vuelvo asombrar por lo hermosa que es, por lo que provoca en todo mi sistema existencial, por la forma en la que reacciona mi corazón cuando está cerca de ella. La calidez que emana es tan inverosímil que hasta a mí me alcanza. 

Ha pasado un tiempo desde que la vi. Y se siente como una eternidad.

Ignoro las miradas interesadas en nosotros, me preocupo por como luce, igual que yo, demacrada. Sigue siendo igual de triste que cuando la conocí. Pero por algún motivo comienzo a imaginarme el rostro de Jane, de como sería a está edad. A mi parecer son muy idénticas, casi como gemelas. 

—¡Connor! —Me llama mi manager. 

—Es Connor Moore —murmuran los chicos. 

Estoy arriesgándome a muchas cosas, pero a estas alturas no me interesan. Solo quiero decirle, explicarle el modo en el que me siento. La tomo de la mano y la empujo lejos de todo el estudio, nos saco a ambos de allí para poder tener una oportunidad. Nos detenemos en un pasillo desierto pero que al mismo tiempo es muy expuesto a las miradas. 

—Creí que no te volvería a ver —comento—. No puedo creer que el destino nos haya reunido una vez más.

—Es una casualidad —me corrige. 

—¿Qué? —Me sorprendo cada vez más cuando estoy con ella, el cambio de su humor me tomo desprevenido-. Sí. Es más una casualidad. 

Parezco un imbecil, tengo tanto que decirle y ahora que la tengo frente a mí, no se me ocurre nada. Me siento patetico, debería aprovechar este momento, pues no estoy seguro de cuando podré volver a verla. 

Ella sigue evadiendo mi mirada. Elevo una de mis manos a la altura de su rostro, pero me detengo al saber su indiferencia. Así que termino pasando mi mano por mi nuca, nervioso e inexperto. Estoy actuando como un novato.

Ella permanece en silencio, pensando. 

—Necesito contarte algo —vuelvo a hablar—.Thyra y yo...

—Mis mejores deseos para ustedes —responde entonces.

Me siento ansioso e impotente. No conozco perfectamente a Janesse, pero se siente que si lo hago. Sostengo sus manos una vez más y acerco mi rostro al suyo, al instante ella mira hacia otro lado, esquivando mi presencia. 

—Es falso —acoto con precaución—. Necesitamos publicidad para aumentar las ventas de nuestros nuevos discos.

Janesse me mira, pestañea un segundo y luego aleja nuestras manos. Siento su rigidez.

—Me tengo que ir —acota—. Tengo que regresar con los chicos. 

Se da la vuelta y la detengo. Sostengo su mano una vez más, provocando que la mochila se le deslizara del brazo hasta el suelo. Hay un momento en el que sentimos que todo es en cámara lenta y que todo nos golpea como si fuera un eco. 

Sus cosas se esparcen por el suelo, me arrodillo para levantarlos, ella permanece quieta ignorando lo que sea que sienta por mí. Veo un álbum que reconocería en cualquier parte. Antes que nada, la abro y miro la primera foto.

Soy yo sonriendo junto a Jane, estábamos en mi casa, celebrando mi cumpleaños. Teníamos ocho y seis años. No encontraba las palabras para describir el modo en el que me sentía en ese breve instante, pero la sensación era alarmante y amarga.

Janesse se dio cuenta y se apresuró por recoger sus pertenencias, y entre sus actos fue intentar arrebatarme el álbum. Le sostengo la muñeca. La miro con el alma en las manos y sé que ella se siente rígida.

Mis recuerdos no me engañan, ahora todo comienza a formar una línea de cosas que deberían ser reales y acertadas.

—¿Has vivido en Queens? —Pregunto con el corazón palpitándome con fuerza. 

Ella me escruta con atención. 

—Sí —responde luego de un tiempo—. Cuando era pequeña. 

—¿Por qué tienes esté álbum?

—Porque es... ¿Por qué debería responderte? —Se levanta abrutadamente y toma el álbum—. No es de tu incumbencia revisar cosas ajenas. 

—No es algo ajeno. A mi me concierne también. ¿Dónde está la niña de esas fotos?

Su indiferencia se transformó en curiosidad. De un momento a otro me observó, noté el brillo en sus ojos, era como si ella estuviera buscando cualquier respuesta a lo que tenía en su poder. 

Pudo haberme respondido, pero una vez más el destino se interpuso entre nosotros. Reconocí al hombre que se aproximó con confianza junto al hermano de Janesse. El castaño elegante dio pasos seguros y cubrió a la chiquilla con su cuerpo, interponiéndose entre los dos. 

—¿Sucede algo, Jane?

Me paralizo ahí mismo. Todo me da vueltas y por un segundo temo que podría desmayarme allí mismo. 

—No te lo había dicho antes, Moore, pero no te quiero cerca de mi hermana. Mantente alejado de ella, si no deseas conflictos con...

—¿Tienen un hermano llamado Kennedy? —Pregunto antes de colapsar—. ¿Esa niña dónde está? La he estado buscando por mucho tiempo.

—¿Por qué? —Cuestionó Janesse—. ¿A caso tu eres el niño?...

—¿Dónde está Jane? ¿Quién eres tu? —La interrogué a ella.

Llamamos la atención del público inexistente. Una cantidad de personas se dieron cuenta de los cuatro. Alguien notó mi presencia, alguien reconoció a los artistas clásicos y alguien debió visualizar a Janesse Garnier en medio de todo.

Como un electroshock, sentí la necesidad de apresurarme. De sacarnos de allí. Así que ignoré todo una vez más, aparté a Timothy y tomé de las manos a la rubia, la empujé hacía a mí y luego la impulsé para que corriera conmigo.

—¡Suéltala! —Exigió su hermano.

No podía soltarla ahora que la encontré, no si ella es la misma persona que he estado buscando por un largo tiempo. Salimos del edificio, llamando la atención de muchas personas. Era tarde ya, las personas me reconocieron y no duró mucho cuando una pequeña multitud nos siguió. Sin soltar su mano seguimos corriendo al encuentro de algún escondite.

En medio de los suburbios, ubicamos arbustos enormes y a su lado una iglesia, ese fue nuestro lugar. Ingresamos antes de que alguien nos viera. Y solo entonces pudimos recuperar el aliento. Mi agitada respiración se controló después de unos segundos.

—¿Por qué lo hiciste? —Preguntó con un tono de voz molesto—. Ahora la gente...

—Que piensen lo que quieran —respondo—. Pero necesitamos hablar, solos, los dos.

—¿Para qué? Yo no tengo nada por decir —acotó.

—Yo sí. ¿Eres Jane? ¿Me reconoces de tu infancia?

—No. Yo no te recuerdo. Yo jamás te conocí hasta hace poco en la fiesta —me respondió amargamente.

Parece que mis acciones la han sentado de lo fatal.

—No entiendo. ¿Tuviste algún accidente durante tu adolescencia? ¿Cómo es que tienes ese álbum y no tengas recuerdos sobre mí? Es extraño.

—Extraño eres tú. Ya me tengo que ir.

—Por favor, intenta recordar. Te conocí una tarde, estabas llorando en la acera frente a tu casa, yo te regalé un globo amarillo y me dijiste chimuelo. Me has llamado de ese modo desde que comenzamos a ser amigos. Yo recuerdo todo sobre ti. Lo que más amas, lo que te aterra o lo que te causa inseguridad. Conozco tus miedos porque hemos sido amigos desde nuestra infancia. Me hablaste sobre tu hermano Ken, estaba enfermo y él siempre tocaba el piano. Lo querías mucho, y sufriste demasiado por su perdida. Te ayudaba a escapar de casa cuando tus padres no estaban y pasábamos tiempo en mi casa, junto con Juno, nuestro cachorro; solíamos cazar hadas y pedir deseos todo el tiempo. Fuimos a la misma secundaria. Tu me enseñaste lo que significaba una grieta.

—Cállate —suplicó confundida—. Cállate, por lo que más quieras. Es mentira. Nada es real.

—La última vez que nos vimos fue en la secundaria. Te despediste de mí, diciendo que nos veríamos en donde habíamos quedado. Pero yo nunca fui y tu nunca volviste.

—Me voy, no voy a escuchar tus mentiras. Yo no tengo ningún recuerdo sobre ti. Me confundes con alguien más.

—Es probable, pero ahora que he descubierto esto, siento que todo encaja como debería de ser. Intenta recordar... ¿Por qué tienes un rostro diferente?

—Necesitas organizar tus ideas, Connor. No me confundas. 



https://youtu.be/4Mu-GhLFyTs

Tarde pero seguro.
¡Nuevo capítulo desbloqueado!
Espero que lo hayan disfrutado, esperen con ansias lo que está por suceder ahora que la historia ha tomado un giro inesperado.

¡Connor ya vio el álbum!
¡Kenner ahora podría saber sobre ese álbum!
¡¿Alguien sintió la protección de Tim?!
Saquen sus conclusiones mientras llega la otra semana.
Gracias por esperarnos
♥️🌬️🎙️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro