Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16|Huyamos

Janesse


Alguna vez creí que me enamoré de alguien, yo era una adolescente de quince años que estaba enfrentándose a una etapa delicada después de sobrevivir a un accidente inoportuno. Estaba iniciando la preparatoria, era muy solitaria y poco conversadora, yo misma me marginé. No tenía la inspiración adecuada, ni siquiera algo por lo que pudiera sentirme feliz y bien conmigo misma. Mi mente había renacido a los quince años, era como si jamás tuve un pasado, como si todo lo que sabía fuera irreal y solo un sueño borroso, por la misma razón fue más complicado.

Había asistido a terapia.

Y como mencioné, era muy dócil en aquel entonces, todo era ajeno, extraño y confundible a tal punto de que cualquiera podía llenarme la cabeza de mentiras.

Así como sucedió con mi terapeuta.

Recordar algo sobre ese tiempo me hace miserable. Y recordar que si no hubiera sido por los celos protectores de Kenner, quizá mi vida se habría acabado a los quince años. Todos me manipularon a su antojo, excepto mi hermano, quien siempre se ponía de mi lado y se usaba así mismo como un escudo para protegerme.

En el colegio usaban la excusa de que todos éramos jóvenes e inexpertos en temas sobre la vida. Se justificaban con esas mismas palabras todo el tiempo. Después de humillar, golpear o tener peleas verbales grotescas, los adolescentes más quisquillosos usaban su dinero y la excusa para librarse de las consecuencias.

Lo entendía, pero no tenía la fuerza de voluntad para hacer algo al respecto. Y me dejé pisotear muchas veces. En casa, en el colegio, en todas partes.

Creí que me enamoré. Mi terapeuta era once años más grande que yo. La verdad es que sentí tantas cosas cuando lo tuve a mi lado. La adrenalina mezclada con la sensación inexplorada que podía llamarse deseo. Eso me generaba aquel médico. Y él me hizo creer que los dos estábamos sintonizados en la misma dirección.

Mis tormentosos recuerdos se desvanecen cuando Connor me llama. Pestañeo un par de veces, aturdida, y lo observo.

—¿Estás bien?

—Sí, todo está bien —acoto en voz baja—. ¿Deberíamos irnos ya? La verdad es que tengo que llegar a casa.

—Por supuesto. Yo también tengo que regresar al hotel —respondió—. Te llevaré a casa ¿te importa?

—Prefiero que no lo hagas —aclaro enseguida—. No es una buena idea. Mis padres son muy incapaces de convivir con gente espectacular como tú.

Connor sonríe.

—Es la primera vez que alguien me dice eso. Una buena técnica para evadir muchas cosas que relacionen a los padres y los hogares.

Sonrío.

—Bueno, tengo que sobresalir sobre el parecido que tengo con tus pasados de la infancia y la adolescencia ¿cierto?

Entonces la relajada expresión de Connor se congela.

Creo que dije algo incorrecto.

—No quise decir eso. Sonaba mejor en mi cabeza.

—Está bien. Me gustaría que fuera así contigo —sentenció—. Prefiero que sobresalgas con tus extrovertidas formas de hacer las cosas que recordarme al pasado. Me gusta así. Es fresco y nuevo.

Me siento orgullosa de ser quien soy por primera vez.

Nos ponemos en marcha, yo con mi bolsa de compras y él ocultando parte de su rostro gracias a la gorra negra. No hay silencio que nos invada, nos hacemos preguntas constantemente, tenemos la intención de aprovechar cada segundo, de conocernos lo más rápido que sea posible. Es como si el tiempo se nos acabara y lo sabíamos.

Realmente con Connor a mi lado todo es diferente. Se siente diferente.

No he podido dejar de sonreír en toda la noche, no he logrado controlar los latidos de mi agitado corazón y tampoco he controlado las emociones que estallan como fuegos artificiales. A su lado me siento viva.

Mientras me contaba algo sobre su infancia, un recuerdo vivido llega a mi mente, y lo primero que veo es a un niño mirándome fijamente, me habla pero no entiendo lo que me dijo. Su aspecto era borroso en mis memorias, lo único que alcancé a ver eran sus rulos castaños y una radiante sonrisa.

Mis memorias hubieran continuado fortaleciéndose si no fuera por el llamado de Connor.

Dejé todo atrás y me dediqué a observar sus preciosos ojos. Ese tono gris me encanta demasiado.

—¿Sucede algo? Parece que fuiste a otra parte —articuló con una misteriosa mirada.

—Algo así. Un vago recuerdo de mi infancia —acoto—. Es confuso, no tengo memorias claras sobre eso. Y todo lo que recuerdo es borroso la mayor parte del tiempo. Intento no pensar mucho en ello puesto que es difícil recordar.

—Oh, vaya. Me haces sentir envidioso —comenta—. Yo quisiera tampoco recordar con tanta vehemencia como lo hago.

Lo miro impresionada. Supuse desde la primera vez que lo vi, que siempre tuvo una agradable infancia, adolescencia y que tendrá un buen futuro. Pero el simple comentario que hizo dejó todas esas ideas despavoridas, como si fueran hojas de papel arrugadas por sus terribles conceptos plasmadas. No imagino a un infante Connor Moore sufriendo, ni a un adolescente con acné discutiendo con alguien, o a un futuro anciano quejándose de los impuestos.

No lo sé, esas ideas estaban muy lejos.

Aunque él lo ha dicho, quisiera tampoco recordar.

Es como si tuviera pasados atormentándolo todas las noches, todos los días, a todas horas.

Me detengo frente a la parada de autobuses, y él parece incomodo.

—Podrías no pensar en nada —comento—. Probablemente funcionaría.

De su rostro puedo ver una esplendorosa luz que ilumina todo, y las comisuras de sus labios se alzan un poco, con la intención de formar una inolvidable sonrisa; no obstante, un autobús ha llegado.

Connor se rasca la nuca, incomodo. No estoy segura, pero creo que algo le fastidia de este sitio, a menos que se trate del autobús.

—El lugar a donde iba está a la vuelta, así que supongo que nos despedimos aquí —acoto.

—¿Segura qué no quieres que te acompañe hasta la puerta?

—No. Hoy no —respondo con una sutil sonrisa—. Quizá para la próxima, me encantaría que me acompañes hasta la puerta.

Entonces sonrió.

Mi interior se removió. Todo se silenció a más de medio metro lejos de nosotros, lo único que se escuchaba en nuestra burbuja eran las respiraciones alteradas, las emociones encontradas, la sensación desconocida que nos unía como un imán. Era magnético, estoy convencida que un roce será suficiente para enloquecernos. Podríamos perdernos en un delirio si nos tocamos ahora.

Lucho por no besarlo. Lucho por no abrazarlo. Lucho por no hacer nada impulsivo.

Y sé que él también.

El autobús se pone en marcha luego de unos minutos. Y yo sonrío lista para decir adiós.

—Espera, dame tu número. Me encantaría seguir hablando contigo —pide, me tiende su teléfono y yo lo tomo—. ¿Mañana estás libre?

Escribo mi número y se lo devuelvo.

—A partir de las cinco de la tarde estaré libre.

—Cinco es un buen número —señala, tocándose los labios—. Janesse.

—Entonces hasta mañana. Ya tengo que irme —acoto.

—Claro. Hasta mañana.

Me retiré inmediatamente, con el corazón en las manos, protegiéndolo para nada arruinara las emociones que sentí mientras coqueteábamos y nos organizábamos para una cita. Ninguno mencionó nada claro sobre nuestra próxima salida, pero se sentía mágico.

Mientras iba de vuelta al motel, un vago recuerdo vino a mi una vez más. En está ocasión vi un globo sin color. Volaba tan alto, y yo solo observaba con atención.

Fue fugaz.

Subí las escaleras hacía la planta alta con tranquilidad, consciente que nada malo podría suceder, aunque me precipité demasiado. La confianza con la que me dirigía a la habitación se desestabiliza cuando escuché la voz de madre charlando por teléfono. Me quedé detrás de la puerta y escuché todo lo que tenía que decir.

Eres un sinvergüenza, Kenner. Traer a tu hermana a un motel dará mucho de que hablar, afectara a la familia y nuestros amigos escucharan. Nos cerraran las puertas si descubren que el único varón de la familia Garnier es un pervertido que ha traído a su propia hermana a un motel. ¡¿Qué crees que pensaran todos?! ¡¿En dónde está tu mente?! ¡¿Qué acaso no te eduqué para ser glamuroso?! Pero esta me las pagaras bien caro. Si Janesse no vuelve a casa antes del día de mañana, me voy a asegurar que no tengan ningún apoyo económico. Ni siquiera tendrán oportunidades en las universidades a las que se postulen. No tendrán oportunidad de nada. Ya te lo advertí, Kenner. Así que piensa sabiamente y trae de vuelta a Janesse. Compórtate, acepta las cosas y vuelve a casa también. Obedece y sigue las reglas; todos estaremos bien entonces.

Retrocedo poco a poco, suelto la bolsa de compra y salgo de allí cuanto antes. No deseo que esa mujer me lleve de vuelta a casa. No quiero bajar la cabeza y sentirme como un cachorro regañado para encajar en un sitio donde no soy feliz. Bajo las escaleras de vuelta hasta llegar al suelo firme.

Mi teléfono cae al suelo plano cuando recibe una llamada entrante. Asustada, me apresuro por tomarlo en mis manos y apagarlo. Cualquiera en la familia Garnier reconocería el tono de llamada que tengo.

Creo que fui muy evidente, pues madre me ha seguido acompañada de tres hombres corpulentos.

—¡Janesse! —Grita mi nombre sin una pizca de emoción, es severa—. Detente ahora y vamos a casa.

Mi cuerpo tiembla. Estoy en medio de una batalla emocional. Todos quieren que haga las cosas correctas, pero yo solo quiero ser feliz. Y antes de nada, mi preciada ayuda fraternal aparece con una impecable velocidad generada por su coche, se detiene frente a mí y me escruta con una adrenalina incomparable.

—¡Sube!

Y lo hago. Me apresuro a subir al vehículo, ignoro los llamados de madre y rezo porqué Kenner sea veloz para que no nos alcancen los tres sujetos.

La adrenalina se adhiere a mi piel, y tras sentirme bien conmigo misma hace unos minutos, ahora solo tengo pánico regocijando mis penas. Kenner conduce sin detenimiento alguno, su atención está únicamente al frente y tampoco me ha mirado.

Sé que debe sacarnos de aquí antes de ser alcanzados por madre y su gente.

—Nos estamos yendo de Nueva York ahora mismo ¿verdad? —Señalo con tristeza.

—Desgraciadamente sí —responde.

Entonces caigo en cuenta de que no podré ver a Connor el día de mañana. Por impulso, enciendo mi teléfono, pero me percato de la pantalla rota y poco después descubro que no enciende por completo. Se ha averiado en una situación inesperada.

Ahora tampoco podré comunicarme con él.

¿Qué clase de peculiaridades está ocurriendo justo ahora? Se supone que volvería a hablar con él por medio de una llamada, nos pondríamos de acuerdo con la salida y nos volveríamos a ver. Esto no puede ser verdad. No esto. No cuando se trata de él.




https://youtu.be/6Htn1x-_-is

¿A quién más le enfada la clase de padres que tienen Janesse y Kenner?

Espero no ser la única persona odiando a estos dos padres, sé que yo los creé, pero aún así no puedo evitar odiarlos jajaja. 

¡Aquí es donde hay una grieta en este posible romance!

¿Creían qué sería simple y sencillo? Están equivocados.

En ninguna relación habrá sucesos sencillos y nada complicados. En cada historia de amor, siempre sucede algo. Y en la historia de Janoor ocurrirán muchas cosas durante su separación incontrolable. 

¡Dejen sus comentarios y sus perfectos votos!

¡Gracias por seguir apoyándome! ¡Besos PERFECTOS a todos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro