Connor

01 de Marzo del 2013

Madrid, España

No pensar en nada es una tarea simple. No todos pueden hacer un trabajo sencillo y nada dominante. Aunque parezca sencillo es difícil para las personas normales. Si no me crees inténtalo.

Trata de no pensar en nada. Verás que es difícil cuando tienes tantas cosas en mente. No puedes concentrarte como quieres por qué tus recuerdos sobre cualquier tema te retan. Y aparecen cuando menos lo deseas. Sin que te des cuenta, amenaza tu existencia y te arruina la vida.

¿Cómo es eso posible?

Es sencillo. Si no pensáramos tanto, si no nos enfocamos en temas que nos hieren, tal vez todos podríamos ser felices. Pero al final de todo somos humanos. Y como personas siempre nos equivocamos. Algunos entendemos lo que deberíamos hacer después de cometer un error, y otros se enfocan en caminos que terminan destruyéndose por completo.

Yo estaba destinado a cometer ese error toda mi vida. Estuve por seguir un camino que me destruiría por completo, pero debido a que no estoy solo, terminé dándome cuenta de mi enorme error antes de perderme por completo. Aunque no es tan sencillo reparar los daños colaterales después de sentir un terremoto de emociones caerte encima inesperadamente.

Puedo admitir que estoy roto.

Emocionalmente estoy roto.

Nunca antes me había sentido tan humillado, perdido y realmente resentido conmigo mismo. Creí que las cosas que decidía eran las correctas, pensé que todo lo que hacía estaba bien. A la mala terminé dándome cuenta que estaba equivocado.

Muy equivocado.

A veces corro con la intención de irme al pequeño condado Byron. Fue allí donde mi vida y la de muchos involucrados, cambió por completo. Pero esa es otra historia, y si comienzo a recordarla estoy seguro que me hundiré más de lo imaginado.

Sé que no soy el único sufriendo por lo ocurrido. Sin embargo, me ha golpeado tan fuerte que no pude soportarlo. Intenté tantas locuras para volver a verla, tantas que amenacé mi propia vida y salud mental. Comprendí que necesitaba ayuda, y tardé un poco para volver a ser quien era.

O de lo contrario, hubiera arruinado la prometedora carrera que tenía TwoC.A. La banda que tenía junto a mis amigos, y por la que luchamos demasiado para llegar a donde estábamos.

Aunque ya no era el mismo. Todos lo sabíamos.

Mi único escape fue la música. Todo lo que presentía lo plasmé en las letras de muchas de nuestras canciones. Y siempre que interpretó una en especial, siento que ella está a mi lado. Recobró los sentidos cuando escucho la batería de Adrik darle introducción a nuestra siguiente canción.

Los gritos de la multitud sofocan los mil pensamientos que rondan en mi cabeza y me concentro en el micrófono que tengo frente a mí. Sin mi guitarra me siento expuesto, pero es momento de que canté algo fresco para entusiasmar el ambiente que sigue desprendiendo adrenalina.

—Ahora vamos con algo nuevo. Está canción fue compuesta por mí y con la ayuda de Cati, la pulimos para que a ustedes les gustara —sentenció preparándome para iniciar con la siguiente canción—. Sí gustan de alguien es su momento para declarar su amor.

El teclado de Cati Young comienza a sonar, y es secundado por la guitarra y el bajo. Seguida de la batería a cargo de Adrik, el pelirrojo que está más emocionado que cualquiera de los cuatro.

—¡Vamos, Madrid! —Grito con furor.

Dirás que estoy loco por decir todo esto.

Pero ahora no lo puedo soportar.

Te necesito ahora, mañana y al día siguiente.

Sé que puedo ser un maniático por amarte.

Escucho a muchos cantando conmigo y siento la necesidad de darlo todo aquí y ahora, sobre el escenario que se ilumina gracias a las luces artificiales que la multitud trajo consigo. Adrik se une al coro y canta conmigo.

No me culpes pero te amo.

Lo único que quiero es abrazarte y no soltarte.

Abrazarte hasta el fin de los tiempos.

Recordarte todos los días que te pertenezco.

Me siento más tranquilo cuando me olvido de muchas cosas y me concentro únicamente en la canción. Todo lo que necesito ahora lo tengo frente a mí. Elevo la emoción encerrada en mi cuerpo y la expulsó aquí y ahora, frente a la multitud que aclama mi nombre con intensidad.

Las cosas suceden por razones que se enlazan con un destino. Eso lo aprendí a la mala, y superé cualquier obstáculo que me retenía del pasado. No estoy mejor que antes, pero ahora puedo seguir caminando por mí mismo.

El amor que sentí por ella fue único y real. Y aunque no hubiéramos tenido nada romántico, ambos sabíamos que sentíamos lo mismo. Sus recuerdos son dolorosos en este momento, pero espero que algún día no lo sean tanto. Por qué quiero recordarla durante mucho tiempo, incluso después de la muerte.

La intensidad aumenta y el ambiente explota de adrenalina con la siguiente canción.

Aplaudo al compás de la batería, y todos me imitan. Nos preparamos para darle entrada a nuestra canción debut una vez más. Tomé el micrófono con fuerza y comienzo a cantar con demasiado entusiasmo.

Nunca he estado solo, siempre he tenido a mi alrededor a tres extrovertidos chicos apoyándome en todo. Desde el jardín de niños los he tenido a mi alrededor. Pegados como chicles, esperando a escucharme decir algo extraño. Palabras científicas que los niños pequeños no entenderían.

Conocí a Cati Young cuando ella me defendió de un abusivo niño gordo, era más grande que yo, pero por suerte, Cati era más alta que los dos. Y también era ruda y ágil, terminó apretándole con fuerza la oreja del niño gordo hasta que lo hizo llorar. Entonces me tomó de la mano y nos echamos a correr antes de que algún profesor nos viera.

Luego conocí a Arley. Estábamos en el último año del jardín de infantes, desde pequeño, Arley estaba convencido de que algún día sería un bajista de una banda. Y siempre llevaba consigo un bajo de juguete con el que tocaba todos los recreos sin falta. Al principio era un asco, nos dejaba sordos y hartos por tantas melodías asquerosas. Cati le rompió el bajo con una piedra y se disculpó con una fingida tristeza, pues la desgraciada terminó riéndose al finalizar las clases.

Al día siguiente, Arley llegó a clases sin su juguete electrónico. Y se nos unió en el recreo con la esperanza de que Cati se disculpara realmente con él. Jamás consiguió una disculpa y nos convertimos en amigos que solían reunirse sin falta durante todos los recreos y eventos familiares.

Dijeron que yo siempre resaltaba entre los tres. Mi rostro y mi personalidad no eran asuntos sencillos de tratar. Decían que mis rulos eran extraordinarios y mi mirada transmitía superioridad, e incluso cuando decía algo sonaba en algún idioma alienígena. Ellos intentaron durante cuatro años, hacerme hablar como cualquier niño de nuestra edad. Se rindieron cuando fueron llamados los amigos del niño genio.

Les fascinó la atención que les daban por conocerme demasiado.

Tuve una infancia increíble, y por ello debo aprender a valorar lo que tengo ahora. Tal vez conocí a la chica de mis sueños en la preparatoria, y tal vez se volvió tan intenso tenerla a mi lado, pero por eso mismo debo luchar por el sueño de los dos.

Ella siempre quiso ser cantante de una banda. Ser actriz y bailarina. Fue su gran sueño.

Finalizamos el concierto con éxito. La multitud gritaba eufórico nuestros nombres y el nombre de la banda: TwoC.A.

El nombre de nuestra banda se debía a que dos de nosotros tenían por iniciales la C: Connor y Cati. Y la inicial A: Arley y Adrik. Lo decidimos cuando Arley nos convenció de crear una banda en la secundaria.

Entonces conocimos a Adrik. Un estudiante transferido desde escocia. Su cabello rojo y sus ojos verdes captan nuestro interés tan pronto como lo vimos. Pero lo que más nos sorprendió fue su talento para tocar la batería, siempre llevaba consigo un par de baquetas rojas. Nos convencimos que era nuestro regalo enviado desde los cielos justo en el momento correcto; y lo acosamos hasta convencerlo de unirse a nuestra banda.

No fue nada sencillo. Los padres de Adrik son conservadores, y no querían que su único hijo tocara en una banda. Pero cuando los adolescentes obstinados unían fuerzas para convencer a los adultos, no había nada que nos detuviera.

Desde entonces Adrik está con nosotros. Conocimos a un excelente baterista y a un amigo incondicional. Desde entonces eramos los cuatro y ella.

—Toma, inútil —Cati le entrega una botella de agua a Adrik, quien bebe desesperado—. Lo adiviné.

—Cállate, engendro del demonio —aulló el chico tranquilizando su respiración.

—Ya dejen de pelear los dos. En un momento tendremos la reunión con las fans, compórtense —los reprendió nuestro líder de la banda.

Adrik mostró los dientes en una mueca llena de disgusto y señaló a Cati con indignación.

—¿Por qué siempre nos culpas a los dos cuando ella es quien lo comienza?

—¿Por qué siempre tienes que pelear por todo? —Argumentó la chica de cabellos verdes.

—Zorra desquiciada —la llamó el pelirrojo y se metió al camerino.

Por diversión observé la expresión de Cati, ella estaba hirviendo de rabia y no le tomó ni un segundo para atarse el cabello y entrar al mismo camerino. Lo siguiente que se escuchó fueron gritos, golpes y alguna que otra cosa rompiéndose.

—¡Ay, no puede ser! —Vociferó Arley—. ¡Parecen infantes! —Exclamó ingresando al camerino para detenerlos.

Por mi parte entré al otro camerino para cambiarme. Mi ropa estaba sudada y no quería dar malas impresiones a los fanáticos que venían de tan lejos y esperaban horas para vernos. Me limpié el sudor y me puse ropa limpia. Me aseguré de peinar mis revoltosos rulos y me observé un segundo en el espejo. Mi rostro ya no estaba tan demacrado como hace un tiempo.

Mis ojos tenían un poco de vida. A causa del tono gris que tengo por los ojos, causo sensaciones incómodas en muchas personas. Así que me limito a sonreír todo el tiempo frente a los fanáticos. Petición de nuestro manager.

Adrik ingresa al camerino con un look completamente improvisado. Su cabello es desordenado, pero podrías darte cuenta cuando alguien le jaló el pelo. Parecía un espantapájaros con labial embarrado en todo su rostro.

—La mataré algún día de estos —gruñó quitándose la playera negra.

Me miró un segundo y gritó frustrado.

—¡Te juro que necesita un novio! Ya está urgida.

—Creo que el urgido aquí eres tu, Adrik —acotó en defensa de la única chica de la banda.

—¡Mentiras!

—Tranquilízate, o creerá que te gusta —bromeó un poco con su inocencia.

Adrik hace una cara de horror y se imagina la situación antes de fingir que vomita.

—Que asco, no gracias. Pasé de ser algo más que un amigo para esa loca.

—Bien. Ahora alístate.

Terminamos de cambiarnos antes de que Arley viniera a apurarnos, y juntos nos dirigimos a la sala donde todos los fanáticos nos esperaban. Saludamos a la multitud que nos observó con mucha atención al llegar a la sala. Y como de costumbre nos dirigimos a nuestros respectivos asientos a la espera de que comenzaran los autógrafos.

Está noche había más adolescentes presentes, y como sospechaba, esto tardaría un poco más. Adrik se acercó confidente a mí y me susurró al oído.

—Dylan McAdams nos invitó a su fiesta en Nueva York. Es mañana.

Supe enseguida que estaríamos partiendo tan enseguida como terminara la sesión de autógrafos, si de algo es fanático Adrik, son las fiestas. Y Cati ama demasiado a Nueva York como para negarse a cualquier cosa que se haga en ese sitio. Arley tiene que asistir para estar vigilando a los dos infantes y evitar cualquier pelea. Y yo solo iba para estar con ellos.

El lado positivo de todo esto es que descansaría un par de horas en el avión. Viajaremos a Nueva York está misma noche.

Sonreí con ganas cuando visualicé a un grupo de chicas demasiado entusiasmadas. No pretendía arruinarles la noche y la felicidad de conocer a sus celebridades favoritas. Después de todo decidí formar parte de este gran acontecimiento.

Mientras firmo fotografías las memorias de mi pasado vuelven a viajar por mi mente, recordando los principios de nuestra desesperada banda. Cuando éramos tan inmaduros y crédulos.