0.1
Disimuladamente, escarbó en su plato, tapando con el arroz las verduras.
El pelinegro se paró de la mesa listo para emprender su viaje, descolgó su mochila vieja gris de la silla de madera de roble y la colgó en su hombro.
Su abuela estaba distrayendo a su hermanito DongJu mientras le daba de comer a la boca, su hermano de cinco añitos escuchaba fascinado la leyenda más famosa del pequeño pueblo rústico de Jierum. Leyenda que él mismo había oído cientos de veces gracias a su abuela quien se la contaba cada verano que iba a visitarla de niño, leyenda que las madres usaban para asustar a sus niños para que comieran sus vegetales, porque sino el malvado príncipe se los llevaría a su castillo embrujado (cosa que Beomgyu ya no creía, por supuesto. Él odiaba las verduras y jamás las comía por más que su abuela le jalara de la oreja).
Beomgyu sonrió con ternura al ver a su hermano mirar con tanto interés a su abuela mientras esta narraba. Él había estado en su lugar hace tan solo unos años atrás. Ahora era un estudiante de botánica.
Vaya, cómo corre el tiempo, siempre dejándonos atrás.
——Entonces... En el momento que la espada atravesó el cuerpo de la bruja, ella terminó de decir sus últimas palabras. El cabello rubio del príncipe se tornó rojo por el hechizo, para recordarle la sangre que corría en su nombre, que era un cruel y despiadado asesino, y-
Beomgyu carraspeó, ganándose su atención.
——Ya debo irme ——anunció balanceándose sobre sus pies.
Su abuela miró su plato y exhaló.
——¿Qué ejemplo le das a tu hermano? ——bufó la anciana.
——De no comer asquerosidades.
——No has vuelto a comer vegetales desde que tienes cuatro. ¿Cómo sabes que no te gusta ninguna?
Beomgyu se encogió de hombros.
Si se ve feo, sabe feo. Lógica.
——Me voy yendo abuela. Es mejor que vaya a tomar las muestras antes de que el sol se ponga.
——¿A dónde va? ——preguntó curioso DongJu.
——Tu hermano es universitario JuJu, va a recoger algunos especímenes de plantas que no hay en la ciudad para su tesis.
El niño miraba a su abuela, perdido, con sus ojitos grandes.
——Iré a recoger plantitas ——lo simplificó Gyu.
Ahí el pequeño sonrió.
——¡Entonces tráeme la flor más bonita que encuentres!
——¡También quiero una! ——se le unió su abuela.
——De acuerdo ——aceptó en una risita ——. Les traeré las flores más bellas que encuentre.
——¿Estás llevando tu celular, cariño?
——Sí abuela, pero en el bosque no hay señal. De todas formas, te prometo llegar antes del anochecer.
——¿Vas a ir al bosque? ——inquirió con sus ojos grandes.
——Sí Juju.
——Ten cuidado ——dice preocupado ——. El príncipe malo puede hacerte daño ——frunció el ceño, asustado de que puedan hacerle algo a su hermano.
——Tiene razón ——concordó la abuela ——. Mira nada más como dejó los vegetales. Por eso tú debes comer todo, JuJu.
Beomgyu ahogó una risa.
——Bien, bien ——entornó los ojos ——. Seré cuidadoso por si veo a ese príncipe, ¿sí? ¿Ahora puedo irme?
——Claro, hijo. Vuelves temprano.
——¡No te olvides de mi flor! ——vociferó el pequeño cuando Gyu ya estuvo cruzando la puerta de caña de la pequeña casita.
Le tomó dos carretas (cuyos conductores no cobraron barato) el llegar allá.
Era un lugar desolado y muy lejano del pueblo, pero que aún estaba dentro del pueblo, solo que nadie iba allí, literalmente nadie.
Tal vez en parte porque no había nada emocionante además de pasto, hierba alta, árboles y... eso era todo.
Era un lugar donde ni siquiera se podía disfrutar de un día de picnic. Nunca nadie se interesaba en ir por varias razones; por la hierba mala crecida, por la cantidad de pasto, de criaturas peligrosas, frutos venenosos en el lugar, también por la influencia de esa leyenda infantil. Habían pasado años desde su último visitante.
Pero a Beomgyu le parecía tonto que tanto miedo le tuvieran a un simple cuento. Los campesinos podían ir a podar, hacer más caminos aparte del único terroso y angosto por el que estaba caminando el universitario en ese momento, incluso podían construir casas si les daba la gana porque el bosque era GIGANTE.
El pueblo era pequeño solo porque no habían aprovechado bien el espacio demográfico que tenían.
Beomgyu caminaba por el angosto camino y miraba a sus costados en busca de plantas exóticas de las cuales se suponía extraería sus principios activos para su tesis.
Como estaba completamente solo, el silencio era tan abrumador que era consciente de los latidos de su corazón, de su respiración levemente agitada y del sonido que hacían sus pies al deslizarse por la tierra.
El lugar era demasiado bonito como para ser desperdiciado de esa forma. Por estar más al sur, incluso el cielo se miraba más llamativo, con colores más intensos y cálidos gracias al sol que de a pocos empezaba a esconderse tras las montañas. El viento también soplaba con delicadeza, sacudía armoniosamente las hojas verdes con subtonos cafés debido al otoño, mecía hojas grandes y pequeñas que colgaban de los árboles, también arrastrando las que ya habían caído a causa de la estación.
Beomgyu estaba maravillado con lo que veía. Luego de unos minutos de apreciación, se dio cuenta de que se había distraído de su tarea original así que se concentró de nuevo y se dispuso a buscar herbáceas y coníferos de menor tamaño.
Para esto había venido preparado.
Dejó su mochila gris en el suelo un momento para abrirla y abastecerse de sus implementos de seguridad: guantes de látex, una caja especial metálica con varios compartimientos pequeños donde pondría las muestras, y un estuchero donde había algunas herramientas para tomar la muestra en sí, también sacó una libreta y un bolígrafo para registrar cada cosa que viera o recolectara del lugar.
Se colocó los guantes y con la caja ahora en mano, devolvió su mochila a su hombro para seguir emprendiendo el viaje.
Caminaba, cortaba, recogía, guardaba y volvía al inicio.
Así estuvo un rato más, hasta que creyó oír crujidos provenientes de sus costados.
Beomgyu sabía que su turbación por los ruidos comunes de la naturaleza se debía a que estaba solo, el silencio y las tontas ideas que su abuela le metía en la cabeza.
Ningún fantasma de ningún príncipe asesino lo atacaría con su espada. No, eso no pasaría.
Beomgyu bufó una risa al darse cuenta de los estúpidos que eran sus pensamientos, obligándose a concentrarse.
No tenía por qué asustarse, era cierto, pero después de caminar veinte minutos más en busca de plantas medicinales esta vez, le costó no perturbarse un poco cuando empezó a cubrirlo una espesa niebla cegadora, demasiada.
¿Qué carajos? ¿Había caminado tanto?
Su abuela le había dicho que no se alejara tanto, pero es que él estaba tan encantado con lo que hacía, anotaba y observaba, que no le prestó mucha atención a su recorrido.
Joder, no miraba nada más que niebla. ¿Niebla en otoño?
No dejaba de parecerle raro.
Ya un poquito más asustado de perderse en serio, giró a todos los lados a ver sí podía ver algo, pero nada.
Se quedó quieto esperando a que la niebla se disipara para volver a casa; ya había sido suficiente por hoy, además que la niebla lo había asustado un poquito.
Para su buena suerte, la niebla desapareció por completo un minuto después.
Iba a darse la vuelta para volver a casa, pero cuando se terminó de disipar la niebla que cubría el camino que le faltaba por recorrer, a lo lejos se veía... ¿Qué era exactamente? Beomgyu tuvo que entrecerrar los ojos porque, tristemente, el astigmatismo que sufría no le permitía ver bien y había olvidado sus lentes en casa.
Bueno... Parecía una edificación, varias. ¿Había una civilización al otro lado? ¿O es que era otro pueblito?
Beomgyu debió regresarse como se lo dijo su primer instinto, pero una vez más, la curiosidad mató al gato.
Empezó a dar trotecitos para ver de cerca por fin qué demonios era eso en su delante.
Cuando se acercó lo suficiente, y al decir suficiente digo, a menos de 10 metros, Beomgyu identificó a aquella construcción como... como un castillo.
¿Por qué demonios habría un castillo en el medio del bosque?
La leyenda del príncipe le vino a la mente.
Pero no, eso era jodidamente imposible.
Sí claro, como si existieran los fantasmas o las brujas o cosas así.
Ja, ridículo.
Pero era curioso...
Podría ser que un grupito chistoso de albañiles del pueblo lo construyera para asustar a viajeros, pero... Se veía tan viejo, tan bien edificado, tan... real.
Muchos pueden verlo como defecto, otros como virtud; Beomgyu era un muchacho curioso, indagador por naturaleza y alguien así, no se quedaría con la duda.
Convencido de que tan solo era una edificación vieja como el pueblo, avanzó.
Avanzó más, afianzando el agarre en el asa de su mochila con ligeros nervios, él siguió caminando.
De cerca se veía aún mejor, era piedra, piedra tallada y pulida con una ejecución impecable. Él tomaría muchas fotos y se las mostraría a su abuela, padres y amigos, de paso también las usaría para inventar algo aterrador para asustar a JuJu.
La reja negra y oxidada estaba entreabierta y como él era muy delgado, pasó sin problema.
Dios mío, estaba parado justo en la puerta. Una puerta que eran tres Beomgyu apilados en altura, con pintura bermeja descascarada y adornada con perillas metálicas en forma de flores, distribuidas uniformemente en sus costados. En su tiempo de seguro se veía hermoso.
Se lamió los labios resecos con expectación y se secó las manos en su pantalón, que por alguna razón estaban sudorosas.
"Déjate de estupideces" se dijo a sí mismo "Choi Beomgyu no es un cobarde".
Más motivado, abrió la puerta de un empujón fuerte y puso un pie dentro.
——¡No entres!
El mini saltito que dio por el susto de la exclamación, hizo que sus dos pies estuvieran ya dentro del establecimiento.
——¡Carajo!
Todo había sucedido en menos de un segundo. Beomgyu parpadeó en su sitio cohibido, congelado, asustado y sorprendido con la mano en la puerta.
Había un pelirrojo en frente de él, parado cruzado de brazos, molesto, demasiado enojado, también se veía desesperado y estresado, aun así, probablemente era el tipo más guapo, bonito y caliente que había visto en su vida.
Sus facciones apolíneas, adonis, como si fuera un muñeco esculpido a mano con vida. Era tan malditamente atractivo que Beomgyu dudaba que fuera real, parecía un CGI incluso con ese pantalón verde de pijama a rayas y esa camiseta XL blanca, vieja y usada que le llegaba hasta los muslos
Esculpido por los mismos dioses; cada poro, cada pestaña, cada minúsculo detalle en ese chico de cabellera de fuego era hipnotizante.
Beomgyu todavía no salía de su sorpresa, primero por la inesperada presencia de alguien más en el lugar, y segundo, porque ese alguien más, era un dios, la perfección hecha persona.
El pelirrojo bufó y negó con la cabeza con una expresión amarga.
——No debiste entrar ——se giró, dándole la espalda. Ahora que Beomgyu no tenía su divino rostro para cautivarse con él, cayó en cuenta de lo que estaba pasando.
Solo logró articular una palabra.
——¿Ah?
Se volvió a escuchar un bufido por parte del joven pelirrojo que se veía incluso menor que él. Se giró para enfrentarlo.
Se formó una sonrisa ladina y perversa en sus sublimes labios antes de enunciar cuidadosamente:
——Bienvenido al infierno, amigo.
Después de casi 10 segundos, Beomgyu recién reaccionó.
——¿Q-quién eres? ——musitó aún anonadado.
El pelirrojo dio dos pasos perezosos hacia él hasta quedar a menos de uno de distancia. Beomgyu notó que era más alto que aquel chico. El joven le extendió la mano exponiendo de cerca los músculos trabajados de su brazo, que obviamente se llevaron la atención del pelinegro.
——Taehyun ——su suave voz hizo que Beomgyu devolviera su vista hacia sus ojos.
Dios, sus ojos de cerca eran... eran...
Ese chico tenía que ser un ángel.
Beomgyu estrechó su mano bajando la mirada.
——B-beomgyu ——se presentó en un murmullo.
El agarre en sus manos se había alargado mucho, por lo que el tal Taehyun (incluso su nombre era como una cadencia perfecta para los oídos), lo rompió mirando con extrañeza al intruso.
——Bueno Beomgyu, de verdad no debiste haber entrado——repitió serio ——. No quería tener que volver a hacer esto de nuevo.
Una vez más, Beomgyu sufrió para centrarse por dejarse abducir por su belleza.
——¿D-dónde estamos? ——inquirió sin dejar de examinar sus impresionantes facciones.
——En mi castillo ——dijo con simpleza ——. Bienvenido ——soltó eso último con algo de sorna.
Después de unos segundos que se sintieron en extremismo aletargados, volvió a reaccionar, porque había algo en él, en la situación y en lo que estaba sintiendo, que parecía quimérico.
——¿T-tu castillo?
——Así es. ¿Por qué tan estafermo, Beomgyu?
——¿Tan qué? Espera... ¿Cómo que tu castillo? ——frunció el ceño.
Taehyun exhaló colocando sus manos en su cintura.
Aquí vamos de nuevo.
——Ah... ——pareció una queja ——Ha pasado tanto tiempo... ¿Por qué tuviste que venir aquí? ¿Por qué estabas en este bosque en primer lugar? ¿Por qué entrarías a un castillo tan espeluznante como este que grita peligro desde el poyo en la entrada? ——Taehyun se pasó la mano por la cara con clara molestia ——Lamento ser tan zafio, pero... Es frustrante.
Beomgyu se cohibió una vez más, sintiéndose repentinamente mal. La verdad no había escuchado muy bien sus palabras, sino se había concentrado en el tono que usó al pronunciarlas, como si fuera una molestia.
——L-lo siento. Y-yo me iré ——se giró hacia la puerta. Él solo quería salir de ahí, luego ya se cuestionaría si es que era un sueño o una alucinación.
——No puedes ——declaró con voz firme.
Beomgyu sintió un escalofrío recorrerlo entero. De pronto sintió miedo.
Había dicho castillo, ¿verdad?
El hombrecito tenía cabello rojo, y vivía en medio del bosque.
La leyenda.
Mierda, la estúpida y cansalmas leyenda.
Beomgyu se giró con un semblante turbado a mirar al chico, que no había quitado esa expresión de irritación mezclada con pereza de su rostro.
Era una tontería, esas cosas no existen, era una puerilidad, ¿verdad?
Beomgyu tragó duró, ahora convenciéndose de que tenía que salir de ahí.
O era un sueño muy realista o una mala broma, porque real no podía ser.
Beomgyu iba a cruzar la entrada de la puerta bermeja.
——Te lo advertí, aunque bueno, tienes libre albedrío para intentarlo.
La primera vez creyó que era idea suya, la segunda ya con el ceño fruncido empezó a sentir pánico, pero al tercer intento que Beomgyu intentó salir y le fue imposible por una clase de fuerza sobrenatural que mantenía a su cuerpo dentro, rió con histeria. Esto no podía estar pasándole a él.
Tenía que ser una jodida broma.
——Te lo dije ——escuchó una voz fría sus espaldas.
Beomgyu intentó diez veces más, pero algo estaba deteniendo su cuerpo. No importaba con que fuerza intentara sacar su cuerpo, no podía, era retenido.
——¡¿Qué mierda?! ——intentó una vez más, pero al no lograr nada se giró temeroso hacia el pelirrojo ——Déjame ir ——exigió inquieto.
——No puedo ——insistió como si estuviera cansado de decirlo.
——¡Que me dejes ir! ——le exclamó ya desesperado.
El contrario inhaló buscando paciencia.
——Intenta escapar, adelante. No te estoy deteniendo, Beomgyu. No depende de mí.
El pelinegro intentó casi veinte veces más, el más bajo siendo testigo de cada intento fallido.
——¡¿Qué mierda es esto?! ——arremetió contra el aire ——¡Mierda! ¡Déjame ir!
——No me gusta repetir lo previamente dicho.
Beomgyu dejó de intentar y el ver la expresión tan sosegada en su rostro, lo llevó al límite.
Lanzó un grito de frustración antes de tomar al pelirrojo por el borde de su camisa con brusquedad y rabia en la mirada.
——¡Déjame ir! ——gritó en su cara. Taehyun no se inmutó.
¡El maldito psicópata estaba tan tranquilo, tan estoico!
——V-voy a matarte si no me dejas ir ——No podría hacerlo, porque Choi Beomgyu era más inofensivo que el algodón, aún así, esperaba que la vacía amenaza asustara a su psicópata y guapo secuestrador.
——Sería cojonudo que fuera así... Sin embargo, no es posible para mi pesar.
Beomgyu afianzó su agarre en el cuello de su holgada camiseta.
——Si me soltaras y me dejaras explicarte, sería muy oportuno para ambos, ¿no crees?
——¡Quiero irme, joder!
——De acuerdo, lo sé, pero, ¿puedes soltarme y dejarme explicarte antes de que intentes asesinarme? Solo pido un minuto de tu tiempo, Beomgyu. Todo cobrará sentido después.
Beomgyu interpretó eso como: "escúchame un momento y luego te dejaré ir", por lo que después de pensarlo unos segundos aceptó asintiendo. No podía huir por su cuenta de todos modos.
Taehyun se acercó de nuevo a él, pero el más alto dio tres pasos atrás sintiendo desconfianza.
——Lejos, quédate lejos ——ordenó y señaló con su índice, reticente y amenazante, con una mirada llena de desconfianza. Tenía miedo de que Taehyun intentara hacerle algo si se acercaba mucho. Era muy bonito y todo, pero era un psicópata.
——Es una historia larga y te vas a cansar esperando de pie, pero está bien, respeto tu decisión ——alzó sus manos denotando inocencia ——. Déjame contarte la verdad...
Beomgyu intentaba controlar su respiración errática, sin tener éxito. Observaba a Taehyun con aturdimiento, sintiendo ardor en la boca del estómago y un nudo en sus intestinos causados por la tribulación que le provocaba la incertidumbre del qué iba a pasar, pero sobre todo, del qué estaba pasando.
Taehyun le dio la espalda y caminó unos cuantos pasos hasta sentarse en una silla vetusta de terciopelo bermejo que estaba apoyada en el muro de piedra. Beomgyu recién se percataba de la existencia de aquella silla cuando vio al pelirrojo sentarse y cruzar las piernas con elegancia, dejando descansar sus manos fuertes y tersas entrelazadas por sobre el pantalón holgado de rayas delgadas negras y verdes.
——Entiendo que sientas aprensión por la situación y que por ello actúes con cautela, pero soy inocuo. Deberías tomar asiento por lo menos en el suelo.
Beomgyu parpadeó un par de veces antes de procesar sus palabras, que no había entendido del todo por lo extraordinario de ellas. Lo meditó unos cuantos segundos antes de agacharse lentamente para sentarse. En todo momento mirándose el uno al otro a los ojos.
No había una trampa de cocodrilos debajo suyo, ¿verdad? No había un botón camuflado en el suelo, ¿verdad?
"Demasiadas películas, Gyu" se regañó a sí mismo.
Con vacilación, fue dejando caer su cuerpo paulatinamente hasta tocar suelo.
No tenía muchas opciones de todas formas. Su misión escape fue un rotundo fracaso, por lo que solo quedaba acatar lo que le decía el loco, y así tal vez lograría que lo liberara, si lo escuchaba.
Tal vez el pelirrojito bonito podía verse muy inofensivo, y para que mentir... Era la criatura más bella vista jamás, pero según su experiencia como amante de series policíacas, esos eran los peores.
——Habla.
Taehyun frunció el ceño como si estuviese ofendido por el tono, aún así se convenció de que debía tomárselo con calma, suspiró y habló.
——Mi nombre es Kang Taehyun, heredero de la cuarta corona para la dinastía Kang, príncipe de-
——Reino de Ilsung ——completó como si estuviera aburrido ——. Mira hombre... Aprecio que te tomes en serio todo lo del cuentito y es genial que seas tan... fan. Pero no es cool secuestrar gente inocente para presumir tu disfraz y tu... afición a esto. ¿Quieres jugar a ser el príncipe? Hazlo, genial, te felicito. Solo no me metas a mí en esto.
El pelirrojo frunció ligeramente el ceño viendo con curiosidad al muchacho que ahora se veía aburrido.
——¿Ostentar? No pretendo hacerlo, Beomgyu ——pronunció su nombre con cuidado para intentar generarle confianza ——. Pero al parecer eres conocedor de mi historia también.
——Sí, sí, como sea. Ya decía que era extraño el color de cabello, el castillo y todos estos lujos. Es una buena coartada, amigo. Inscríbete a un concurso de disfraces o yo qué sé... ¿Me dejas ir?
——¿Crees que soy un impostor? ——inquirió con ligera sorna ——Porque tus palabras me dan a entender eso.
——No lo creo, lo sé, lo aseguro. Ahora... No me obligues a llamar a la policía.
Taehyun emplazó una expresión de confusión, pero segundos luego entendimiento vino a esta.
——Oh, ya recordé que es un policía ——chasqueó los dedos ——¿Por qué quieres denunciarme?
——No lo sé, loquito... ¡¿Tal vez porque me tienes encerrado en un castillo abandonado en medio del bosque?! ¿Te suena? ¡Déjame ir! ——se levantó de golpe.
——Como conoces la historia, no seré gárrulo, seré breve ——encontró los ojos del pelinegro ——. No hay salida.
——¡Deja de joderme! ¡Hay una cosa invisible ahí que no me deja irme, ¡sácala joder! ——exigió ya exasperado.
——¿Dónde lo leíste? ¿Un cuento? ——se levantó de la silla y empezó a caminar en círculos con las manos detrás de su espalda ——¿Te lo contaron? ¿Eres un viajero que vino a constatar mi existencia o solo eres un campesino perdido? ¿Hmm? Dime Beomgyu. ¿Por qué diantres estás aquí ahora mismo?
Beomgyu se sintió dividido al ver al pelirrojo hablar tan tranquilo y elocuentemente, pero a su vez con hastío.
——Y-Yo... Me perdí ——o bueno, algo así era ——. Pero eso no importa, porque volveré a casa ahora, y si no me dejas, voy a matarte ——amenazó.
——Soy Kang Taehyun ——repitió con convicción ——. El príncipe maldito de Ilsung, inmortal y desterrado. La leyenda es real.
Beomgyu estaba a nada de jalarse los pelos de la desesperación. No podía ser real esto, era una broma.
——Parece imposible que una fuerza sobrenatural te impida la salida, ¿verdad? Eso solo podría ser producto de la brujería ——continuó el pelirrojo ——. Te agradecería mucho que te abstengas de seguir en negación. Solo lo complicas más.
Su respiración volvió a ser irregular. Estaba a punto de sufrir un maldito ataque de pánico.
——¡P-pero es un jodido cuento! ¡Es solo una tonta leyenda para que los niños se coman sus vegetales! No puede- No... No es posible... Esto no- ——sus ojos cayeron al suelo trepidantes, su voz perdiendo fuerza.
Beomgyu se sobresaltó cuando sintió algo tocarlo en la barbilla.
Sua ojos trepidantes volvieron a alzarse y entonces se dio cuenta de que Taehyun estaba a menos de un paso de distancia, con una mano firme sosteniendo su barbilla, sus grandes ojos destilando seguridad que de alguna forma le fue transferida al pelinegro. Beomgyu fue relajándose hasta quedar con una expresión triste.
——¿Puedes escucharme, Beomgyu? Te lo pido. No me interrumpas. No soy una mala persona.
No del todo.
Beomgyu por alguna razón, se sintió adormecido una vez el pelirrojo lo soltó y se separó un poco, solo para asentir y volver a tomar asiento en el mismo lugar de antes, viéndose decaído. Taehyun volvió a tomar asiento en la silla, mirando fijamente al muchacho que ahora miraba el suelo, desganado.
——Supongo que a ti también te contaron la versión populista ——dedujo ——. Déjame adivinar... Un asesino desalmado, inmortal, que alguna vez fue príncipe, que divaga por el bosque espantando a cualquiera que no sea una mujer hermosa, esperanzado de enamorarla, amarla y besarla para romper el hechizo y así poder morir cuando la bese, estando destinado a jamás poder encontrarse con su alma gemela en ninguna vida, por toda la eternidad, ¿me equivoco?
Beomgyu, ahora viendo al pelirrojo, abrió un poco más sus ojos, sorprendido por la exactitud del relato, asintió paulatinamente.
——Me lo imaginaba... ——admitió con una mueca ——¿Eres de Jierum? ——Beomgyu volvió a asentir ——¿Viniste por curiosidad? ——el pelinegro negó ——¿Entonces?
——Soy estudiante de botánica, v-vine a recoger muestras ——contestó nervioso.
¿Por qué de repente se sentía tan nervioso si antes aseguraba poder matarlo?
——Supongo que te perdiste, viste este castillo, te dio curiosidad y por eso estás aquí, ¿no? ——Beomgyu asintió.
——Bueno niño, mira. Lo diré con las palabras más simples posibles. La leyenda es real, sí. Por muy estúpido que suene, es cierto. Sin embargo, no todo lo es.
Beomgyu no sabía si era una broma o no, ya no tenía la fuerza mental para rebatir nada. Dentro de él esperaba que fuera un sueño y ya, por eso escuchó atento.
——Seré claro ——espetó y se puso de pie ——. Sí, yo maté a la bruja desgraciada, eso es cierto. Así que la parte del asesino no es una mentira, no obstante, no soy desalmado pues lo hice en defensa propia. La loca logró inmiscuirse en mi alcoba luego de dormir a mis guardias con un hechizo, intentó matarme con una daga mientras dormía, pero yo fui más rápido ——sonrió torcido.
Oh definitivamente era un psicópata, fuera un actor o no, estaba loco.
Beomgyu convencido de que despertaría pronto, se relajó y le siguió la corriente al descabellado.
——Según la leyenda me acosté con ella, amando a alguien más, aunque bueno, eso tampoco es una mentira. En fin, según la leyenda, le prometí una vida juntos, pero la abandoné después, rompiéndole el corazón, ¿estoy en lo cierto?
Beomgyu asintió con desidia.
——Debo admitir que fui algo casquivano, pero no la historia no es así ——aseguró ——. Yo me acosté con JinSoul porque ella me buscó, jamás le prometí nada, siempre fui claro con ella.
——¿JinSoul es la bruja? ——el pelirrojo asintió.
——Ella era la consejera real, la mejor en lo que hacía. En aquellas épocas la brujería era venerada en vez de temida. Aquel capaz de poder comunicarse con los astros y obtener su gracia de manipulación mística, era un intermediario divino. Ella estaba enamorada de mí... Y bueno, yo... supongo que caí en la tentación.
——¿Pero por qué se la presentaste como tu novia a tus padres? ¿O es eso también una mentira?
Ya estoy en esta mierda, ya qué.
——Porque necesitaba encubrir la verdad.
A Beomgyu jamás le agradó el pinche principito, ni de niño.
——¿Qué verdad? ¿Que le fuiste infiel? ¿Que te daba vergüenza admitir que te veías con una plebeya? ——ahora que estaba pretendiendo tener una conversación con "el príncipe" no ocultó el desagrado que siempre sintió por el idiota protagonista del cuento ese.
——Jamás me hubiera avergonzado de proclamar mi amor. Pero sí tienes razón, era hijo de un herrero. Mi padre no podía saberlo.
——¿Que tu amor fuera pobre?
——Que fuera hombre.
Hijo, había dicho hijo. Los ojos de Beomgyu se abrieron un poco más.
——¿Te veías con un hombre a escondidas?
——No solo eran aventuras de una noche, yo lo amaba... ——tan pronto pronunció eso, bajó la mirada ——Pero no sé cómo JinSoul se enteró y vino por mi cabeza.
——¿P-por qué esto que me dices no es como cuentan la historia? ——inquirió ahora verdaderamente curioso. Tal vez podría ser falso, pero vaya que se sentía real.
El pelirrojo sonrió con burla.
——Porque después de que yo matara a JinSoul y ella me maldijera, su amiga, la mensajera real, se encargó de escribir mi historia, distorsionándola de modo que yo quede como el único malvado de ella, y haciendo que llegué a cada rincón del reino; copias y copias. De generación en generación, para cada uno de ellos que encontraron los escritos, yo soy un monstruo.
Beomgyu solo observaba en silencio.
——Puedes creerme, puedes no hacerlo. No tengo porque probarte nada, pero es la verdad.
——Yo... ——miró nerviosamente el suelo de piedra en el que estaba sentado ——Lamento eso ——atinó a decir ——. Fue... fue muy entretenido escucharte, pero ya se está haciendo tarde y debo regresar a casa.
——Creo que ya te dije que eso no es posible.
Beomgyu volvió a levantarse incrédulo e irritado.
——¡Oh vamos! ¡Ya entendí, te escuché! ¡Déjame ir!
——Me parece que no has entendido, mi querido Beomgyu ——Taehyun también se puso de pie ——. Eso no puede ser.
——¿Tan solo y sin amigos que secuestras gente con pretextos estúpidos? ¡Vete a la mierda!
Taehyun se vio ofendido por el lenguaje usado con su persona, pero se relajó intentando ponerse en sus zapatos.
——Cuando te dije que no entraras, era justo por esa razón, Beomgyu. Una vez que entras a este castillo, no hay salida. No sabes cuanto me apena que estés en esta situación, también es contraproducente para mí.
Beomgyu empezó a llorar de frustración y miedo. Lo iba a matar, ¿no es así? ¿Para qué entró a ese jodido castillo?
——Oye pequeño, no llores ——dijo ceñudo y afligido el más bajo ——. De verdad... siento mucho esto. Si estuviera en mis manos, te liberaría, me habría liberado hace siglos.
——¿Vas a matarme? ——sollozó.
——No... ——musitó ——Yo en verdad no soy un mal hombre ——se acercó más a él.
——¿Por lo menos puedes decirme que hay en la puerta que no me deja salir? ——porque dios, era frustrante tener la puerta abierta en sus narices y no poder salir por más que intentara con todas sus fuerzas.
——El hechizo.
Al oír esas palabras, Beomgyu solo sollozo más. La pesadilla dejó de ser soportable.
——No me dejaste terminar, Beomgyu ——continuó con sosiego ——. Hay una falla en la historia ——pausó y se levantó hasta quedar frente a él, quien seguía limpiándose las lágrimas de los ojos con ímpetu, siendo reemplazadas con otras a pesar de sus esfuerzos ——. El príncipe no divaga por el bosque con la espada en mano en busca de sangre ——negó ya muy cerca de Beomgyu, con una expresión triste ——. El príncipe no pudo, puede, ni podrá jamás abandonar su castillo ——musitó acariciando su mejilla mojada con el dorso de su mano una vez se acercó lo suficiente ——. Estoy eternamente atrapado ——extendió su otra mano hacia la puerta abierta, esta pretendía cruzar, pero como si de magia se tratara, Beomgyu pudo ver como una delgada capa transparente iridiscente aparecía.
Lo mismo había pasado con su cuerpo, solo que no había podido darse cuenta de ese detalle por su desesperación por salir.
Beomgyu entreabrió los labios, y sus ojos más abiertos se quedaron inmóviles.
La mano de Taehyun abandonó su mejilla.
——La desgraciada se aseguró de hacerme sufrir hasta incluso después de morir. Yo no podría salir de mi castillo, pero otros sí podían entrar, pueden entrar ——se corrigió ——. Pero una vez dentro, no les es posible salir, no vivos.
Beomgyu sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal en su totalidad.
«En la leyenda no lo dice, pero, ¿nunca te preguntaste que pasó con el reino? ¿Con los habitantes? ¿Dónde están los vestigios? Esa infeliz aciaga acabó con todo, loca por su supuesto amor- dependencia por mí.»
Taehyun rió con amargura.
«Ella sucumbió al reino entero en llamas, llamas que no se apagarían si es que percibían cualquier atisbo de vida, fuera humana o animal. Y obviamente mi vida no contaban para ellas.»
Una mueca torcida se emplazó en su semblante.
«Esa perra me quitó todo, se llevó todo con ella ——enojo empezó a tintar su voz ——Mató a Huening Kai, mató a mis padres, a mis amigos y a mi pueblo, pero se encargó de que jamás yo me les una, me hizo inmortal ——rió secamente ——¿Tienes idea de cuántas veces he intentado morir? ——buscó comprensión en los ojos de contrarios. Habían pasado cientos de años, pero aún así seguía sufriendo un martirio por el simple hecho de respirar. Jamás había deseado algo tanto como deseaba morir y terminar con su dolor, acabar con todo—— De mil formas, una y otra vez; matándome de hambre y sed, ahorcándome, ahogado, quemado, cortándome las venas, golpeándome la cabeza, cortándomela, acribillándome... No importa cómo ni cuanto lo intente, es en vano, porque sigo despertando recordando el dolor.»
Una nueva lágrima con diferente significado rodó por la mejilla de Beomgyu hasta reventar en el suelo.
«Ella me ató a la soledad eterna, pero a su vez dejándome con la esperanza viva de no estarlo»
Pausó mirando al suelo.
Habían pasado décadas desde que no lo pensaba así, el odio inmensurable seguía escociéndole la garganta y haciéndole doler los huesos. Él tan solo quera morir.
——Eres la tercera persona que veo después del colosal incendio ——le sonrió ladino, pero una lágrima se deslizó por su mejilla ——¿Sabes por qué ella dejó que pudieras entrar, pero no salir? ——su voz tranquila no encajaba con sus ojos llorosos ——Para torturarme, para obligarme a convivir contigo, porque ella sabía que jamás le daría la espalda a nadie. Lo hizo para hacer que me encariñe contigo, y eventualmente, te vea morir en algún punto porque eres mortal...
Ya había sufrido esa pérdida antes dos veces. Después de cien años, esperaba que no hubiera nadie más que encontrara su castillo. No quería tener que volver a pasar por ese dolor de nuevo.
Le daba una profunda pena que incrementaba su dolor el tener que someter al joven muchacho a eso, aunque fuera involuntariamente. De seguro tenía una vida, metas, una familia, pero ya no podría verlos nunca más, no podría volver a su vida nunca más.
Solo había una forma de que eso ocurriera, de que saliera con vida.
Taehyun debía morir para deshacer la magia.
——Lo siento, Beomgyu ——musitó.
Beomgyu parpadeó con lentitud, sintiendo su cuerpo débil, tan débil, que le fue imposible mantenerse de pie por su cuenta.
Unas fuertes manos sostuvieron su cintura ayudándolo a acostarse en el suelo con delicadeza.
♪ Para la verdad que es terror ante mis ojos, tú, mi mejor mentira, dame vida ♪
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