11 ⇉ eda is from thena and druig
ੈ✩‧₊ 11 — eda es de thena y druig ₊‧✩ੈ
La relación afectiva, íntima, emocional y sexual de forma duradera y simultánea de un grupo de personas se define como poliamor. Para que este tipo de relaciones funcionen se necesitan de varios factores, pues si una relación de tan solo dos personas ya es complicada, tener una relación de tres o más es aún más complejo, y eso Thena, Eda y Druig recién lo descubrían.
—Podemos mirar películas —propuso Eda al entrar al laboratorio de Phastos –sarcófago de Makkari–, concentrada en leer los empaques de CDs que sostenía, en búsqueda de una película que le gustará—. ¿Y ahora qué? —preguntó con cansancio al alzar la cabeza y verlos uno a cada lado de la habitación.
—Nada —respondieron a la vez, mirándose de manera desagradable al notarlo.
Eda bien sabía que esos dos tenían sus diferencias, y que constantemente se sentían en una competencia por su atención. Pero no sabía cómo manejarlo, había hasta considerado la opción de alejarse de ambos, algo que Makkari impidió.
—¿Podrían contarme por favor? —dijo, yendo a sentarse en el trono que la velocista había obtenido—. Y saben bien que no fue una petición —añadió al ver que ninguno se movía.
Druig se acercó arrastrando los pies, mientras que Thena caminó con la elegancia de siempre, pero aparente indiferencia.
—Qué niños —murmuró Eda al verlos llegar, cada uno al lado del trono, mirándola fijamente en espera de algo más que sus críticas—. Bien, no sé qué ocurrió esta vez, pero es la cuarta vez en la semana, y estamos viernes, es decir, se han peleado casi toda la semana.
—No fue mi culpa —se excusó Druig.
—Oh, claro que no. Nunca lo es, ¿verdad? —preguntó Thena con ironía.
—Yo no soy la persona que a cada momento intenta captar toda la atención de Eda.
—¿Me estas acusando, acaso? ¿Tienes alguna prueba? —cuestionó ante las palabras del Eterno, causando que la castaña quisiera ser tragada por la Tierra en ese preciso instante. Era el mismo problema de siempre.
—Por supuesto que tengo pruebas, no soy idiota —se defendió Druig, empezando a pensar en alguna prueba, ya que no tenía—. Aquella vez...
—¿Aquella vez qué? ¿La vez en la que abrazaste y apartaste a Eda cuando quise darle un beso?
—¡Eso no es verdad! Eda, dile.
La mencionada alejó el libro que había tomado para cubrirse el rostro, sin saber qué responder. ¿Cómo les decía que ella nada más disfrutaba de sus mimos, sin compararlos o siquiera darse cuenta de quién le daba más? Ella no lo necesitaba, cada caricia recibida por cualquiera de sus dos amantes le parecía lo más especial del mundo, a su manera, y apreciaba cada una de ellas.
—Soy una cursi, no diré nada —se excusó luego de pensar en qué responder.
—Eda, querías hablarlo, ¿no? —dijo Druig, animándola a hablar.
—Este es el momento idóneo —apoyó Thena.
—Claro, Arishem los crea y ellos se juntan para hacerme la vida imposible —musitó antes de suspirar y mirar al frente, como digna reina que tenía que dar un veredicto—. Yo decreto que... los amo tanto que podría perdonar cada estúpida pelea, aunque no se excedan, y sus momentos infantiles, así que ustedes pueden intentar solucionar sus problemas y ver una película conmigo.
—No somos infantiles —aseguró Druig, escuchando sólo la primera parte y siendo contradicho por el "discrepo" de Thena—. Me gustas más cuando estás de mi lado, ¿sabes?
—Prosiguiendo... —indicó Eda, interrumpiendo las miradas que se daban. Esos dos habían tenido algo, pensaba sin saber cómo sentirse al respecto—, no esperaba tener que decir lo siguiente de manera tan directa, pero tendré. Cuando elegí, preferí perder todo lo que yo era a perder solamente una parte, pues me sentiría horriblemente incompleta.
Ellos la miraron con ceño fruncido, realmente podían procesar todo demasiado lento cuando lo querían.
—Yo ya no me pertenezco, y lo más probable es que esté cometiendo un error por confiarle lo que soy a dos seres que pueden destruirme con tan solo decirme que ya no me aman —continuó Eda, tomándoles las manos—, pero no me arrepiento, y con seguridad puedo decir que me siento tan plena al ser de ustedes, porque Eda, creación de Celestiales, es de Thena y Druig.
El pelinegro mostró una sonrisa segundos después, sin querer esconder su alegría y la ternura que la actitud de Eda le causaba.
—Eres excesivamente empalagosa, ¿te lo he dicho? —preguntó antes de dejarle un beso en el dorso de la mano, sin dejar de mirar sus iris marrones.
Thena, por su lado, solamente la observó en silencio, sintiéndose tan afortunada por tenerla a su lado. La había extrañado tanto, todos esos cientos de años alejadas la habían estado desquiciando, aunque de igual manera la ilusión de volver a verla sonreír mientras le decía que la amaba, junto a la ayuda de Gilgamesh, habían evitado que el Mahd Wy'ry la atacará con mucha más violencia, serenándola.
—Te amo, Eda —le informó, acariciando sus cabellos de manera lenta.
—Te amamos —corrigió Druig, pero con un tono de voz pasivo, calmado, que no buscaba pleitos—. Lo hacemos y mucho.
—Exactamente —consintió la rubia, sonriéndole de vuelta.
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—¿Nos estás diciendo que salvaste a todos dándole con una roca a Sprite? —preguntó Eda luego de escuchar la historia de su pareja.
—En resumen —contestó Druig, convirtiendo la envoltura del chocolate que antes comía en una pequeña bola.
—Eso es tan absurdo —comentó Thena, sentada contra la cabecera de la cama y con Eda entre sus brazos.
—Sí, la vida es absurda —dijo el pelinegro, yendo a colarse entre ellas y quedando al lado vacío de Eda—. ¿Y esa pulsera? —le preguntó al notar un delicado objeto color plateado rodeándole la muñeca.
—Es, un regalo de Ikaris —respondió, volviendo a sentirse triste—. Bueno, en realidad la elaboró Phastos, pero por pedido de él.
—He visto una muy parecida en otra parte, ¿es la misma o...? —indagó Thena, acariciando con sus dedos el brazo desnudo de Eda.
—La pulsera fue hecha para tener un compañero —contó la oji-marrón—. Pero no eran totalmente iguales. La de Ikaris tenía un sol, mientras que la mía una estrella. Sí, él se quedó con la estrella más grande.
Los recuerdos que su mente le presentaba no eran claros, algo que la llegaba a frustrar. Deseaba tanto volver a vivirlos, o al menos verlos a todo color y con mucha claridad. Quería que Ikaris volviera a obsequiarle ese símbolo de amistad luego del rompimiento de su relación amorosa, es decir, quería regresar más de cinco mil años atrás. Algo imposible.
—Oye —le dijo Druig al ver como T le limpiaba unas cuantas lágrimas—, no te pongas así por favor —pidió, colaborando también en la tarea de deshacerse de la evidencia del dolor.
—Perdón —pidió en voz baja. Eda se sentía tan conmocionada, vulnerable, pero a la vez protegida por tener junto a ella personas que la amaban, y darían su vida por ella—. Gracias... —dijo cuando los dos la abrazaron, cuidándola como fieles protectores.
Y acostados en esa cama, no fue necesario más que abrir los ojos y verse entre ellos para sentirse satisfechos. ¿Quién lo diría? ¿Druig con Eda? ¿Y además con Thena? Probablemente era la peor locura que cometían, o su mejor decisión.
AUTHOR'S NOTE 🎠:
Estos últimos capítulos son de lo más simples y tranquilos, ya lo sé. Pero mejor aprovechen, porque al caos odia evidentemente la paz. Además, tienen la posibilidad de ver la montaña rusa, llamada vida amorosa, de Eda, Thena y Druig. 👍
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