ੈ✩‧₊ 08 - love ₊‧✩ੈ

Eda y Thena entraban al domo, causando un eco de risillas por el pasillo.

-Al fin -murmuró Druig al verlas llegar, disimulando su alivio al poner los ojos en blanco-. Ya estábamos pensando en el funeral que les haríamos.

-Siempre tan considerado -alabó Eda de manera sarcástica, sentándose para poder comer-. Estábamos ocupadas.

-¿Y en qué? -preguntó Makkari antes de juntar sus labios en una sonrisa perversa, causando el sonrojo de su amiga.

-Pensábamos -respondió Thena empezando a llevarse un pedazo de carne a la boca. No había comido en todo un día por estar con Eda.

-Pensaron mucho en un día, ¿no es así? -cuestionó Gilgamesh dejando su plato a un lado para mirar fijamente a las dos mujeres.

-Por supuesto -le aseguró Thena, dedicándole una pequeña sonrisa que solamente él entendió-. Tenemos algo que decirles. Eda -nombró esperando que ella les dijera.

-Eh, sí... Nosotros... Sí... Eh...

T, al ver que la Eterna luchaba entre hacerse invisible o dar la cara, tomó cartas en el asunto, diciendo como si nada: -Eda y yo nos amamos, somos pareja desde ayer.

Esas palabras dejaron perpleja a Eda, escucharlo en voz alta aceleró a su corazón, y mucho más porque vino de los labios de su amada.

Los demás se quedaron en silencio, con distintas expresiones en sus rostros, causando un nuevo nerviosismo en ambas.

-¿Y bien...? -preguntó Eda-. ¿Ajak?

-Bueno... -empezó a decir con seriedad.

-Antes de cualquier cosa, quiero jurarte que esto no interferira en nuestra misión -le garantizó la Eterna de capa azul-. Acepta nuestro amor, por favor.

-Eda, ahora que lo han confirmado, lo único que deseo, y haré, será brindarles mis felicitaciones. Acepto y apoyo su felicidad, pues las quiero.

Las Eternas suspiraron de alivio, una de manera más disimulada que la otra.

Eda le agradeció de manera sincera, dándole a su líder un leve asentimiento con la cabeza.

Los demás también empezaron a darles algunos mensajes. Por ejemplo Kingo y Gilgamesh:

-Ya era hora de que se hagan novias.

-Las puertas cerradas delataban con facilidad que algo escondían...

Thena, al ver que Eda estaba un poco avergonzada por recordar lo que hacían con las puertas cerradas, le tiró un pedazo de pan a Gilgamesh, advirtiéndole que no molestará.

-Oye, no fui el único -recordó, señalando con la cabeza a Kingo.

-Cierto -aceptó, tirándole otro trozo de su comida al moreno y recibiendo sus quejas.

-Dejen de jugar con la comida -advirtió Ajak, haciendo que los tres volvieron a una posición formal.

Luego siguieron felicitándolas; Sersi e Ikaris, Sprite, Phastos, Makkari, y Druig.

-Las felicito -fue lo único que dijo antes de dejar su comida y retirarse, excusándose con el cansancio.

La mayoría no le dio tanta importancia al motivo real de su huida, de seguro porque creyeron su muy típica excusa. Pero Makkari, en cambio, se fue a los segundos también. Luego de que la cena acabará, la recién anunciada pareja salió a pasear por el borde del mar, recibiendo soniditos extraños de todos los presentes, menos de Ajak. Eso ya no incomodó a Eda, sólo la divirtió.

Ella, en el camino, experimentó un fuerte déjà vu, pues al inicio de todo, también había dado una caminata al borde del agua luego de haber mirado como una obsesionada a la que se había convertido en su enamorada.

Sonrió, y llenándose de valor, dijo las palabras especiales, tratando de no terminar murmurando al decirlo: -Te amo.

Thena se detuvo, un poco sorprendida. No esperaba que ella se lo dijera tan rápido, sabía que era dificultoso para Eda el tema del amor, por lo que también se había prometido no presionarla, aunque su promesa no había sido necesaria.

-También te amo, Eda -le aseguró, dejando de lado su confusión-, y sabes que lo haré por toda mi existencia -concluyó, dejándole algunos mechones castaños detrás de sus orejas.

Se acercaron, tan lento, tan íntimo, tratando de que el momento y el rostro de la otra se quedarán grabados en sus mentes.

-Eres lo mejor que me ha ocurrido -indicó Eda luego de probar los labios de su amante eterna.

La de ojos marrones lo disfrutaba, aunque muy dentro de ella, también la asustaba, pues sabía que al amar, estaba permitiéndole al destino despertarla de su encantador sueño, haciendo que, al abrir los ojos, su persona amada no estuviera a su lado.

El mágico momento que compartían, se vio arruinado por una visión que cruzó la mente de Eda.

-¿Qué pasa? -le preguntó Thena al notar su desconcierto, alejándola un poco, pero aún tomándola de la cintura con firmeza.

-Solo... -dudó al decirlo, pensando bien las cosas-. Solo me imaginaba un futuro sin ti -respondió sin ser totalmente sincera.

-Eda, eso jamás pasará, siempre haré todo lo posible para mantenerme a salvo a mi lado -le juró, causándole aún más tristeza a su corazón.

Eda no lo había imaginado, lo había visto.

Thena y ella no estaban destinadas a estar juntas, lo que le destrozó el alma. Tenía que tomar una decisión, y así lo hizo con el pasar de la noche. La Eterna había elegido luchar por su relación, por la historia de amor que habían conseguido escribir, y se negaba a soltar.