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05 ⇉ mankind

ੈ✩‧₊  05 humanidad  ₊‧✩ੈ


narra eda

Unas pequeñas niñas me enseñaban cómo hacer una perfecta tiara de distintas flores. Las escuchaba con atención, al igual que Thena, esperaba. La había obligado a acompañarme, pues ella era muy poco sociable. Fue difícil convencerla, pero por suerte lo logré.

Al mirarla, noté que otro grupo de niñas hacían trenzas con su largo pelo rubio, haciéndola ver más bella.

—¿Qué tal me veo? —preguntó al notar que la miraba.

—Muy linda —solté sin dudar, ya que era la pura verdad—. ¿Qué tal mi corona? —pregunté, enseñándole mi avance.

—Nada mal —me aseguró antes de que una niña acaparará su atención, haciendo que se olvidará mi. La niña no me caía muy bien en esos momentos.

Luego de que terminarán de trenzar el cabello de Thena, salimos a ver un poco del paisaje.

—Sentir paz se ha vuelto algo muy raro en nosotros, ¿no crees? —comenté en medio de nuestra caminata. Si bien el silencio entre ambas siempre era agradable, platicar un poco nunca estaba mal.

—¿Eh? —dijo, dándome a entender que no me estaba prestando atención. De seguro algo más interesante estaba llamando su atención.

—Nada —murmuré un poco desanimada—. Creo que deberíamos ir ya con los demás.

—No. Dime, ¿qué dijiste antes? —preguntó, haciendo que regresará el par de pasos que había dado hasta la parte central de la ciudad.

—Dije que sentir paz no es algo común en nosotros —repetí, tratando de conservar el buen ánimo.

—Oh... Tienes mucha razón. Siempre hay un Desviante a cada lugar que vamos.

—Literalmente —agregué con diversión—. Recuerdo la vez que Kingo salió de su habitación diciendo que un Desviante estaba a punto de comerlo mientras dormía.

Thena soltó una risa, y no tardé en acompañarla. Era muy agradable compartir momentos con ella, o al menos lo era cuando me prestaba atención.

—¿En qué piensas? —me preguntó al notar que ahora miraba al horizonte, un poco concentrada en admirar la Tierra mientras mi cerebro pensaba en cosas triviales.

—Sólo me fascinaba con... —pero antes de poder completar mi respuesta, vi como un Desviante saltaba de un lado a otro, al parecer persiguiendo a un pequeño animalito para comérselo. La situación llegaba a ser risible—. Desviantes.

Thena se confundió por la falsa declaración, hasta que observó lo que empecé a señalar con el dedo. Era momento de la acción.

Los Desviantes habían empezado a hacer de las suyas, causando que el descanso de todos se viera interrumpido. Mi descanso, yo había pedido quedarnos un tiempo en el mismo lugar para encontrar un poco de estabilidad. Pero no, nuestros nada queridos enemigos habían arruinado todo, y ahora estábamos a las afueras de Babilonia, matándolos.

—Sosténlo —le pedí a Thena antes de dejarle mi corona de flores y abalanzarme sobre uno de los desviantes. Con la espada que Phastos me había obsequiado, le corté el cuello—. Gracias —dije después de recuperar de las manos de T mi objeto.

Momentos después, Kingo, Ikaris, Gilgamesh, Makkari, Thena y yo, pudimos acabar con todas las amenazas. La ciudad más grande de la Tierra, volvió a verse a salvo.

Desde que habíamos empezado a proteger Babilonia de los Desviantes, las personas no habían parado de llegar, buscando refugio a cambio de trabajo duro en construcción.

—¿Cómo te fue? —preguntó Druig al verme entrar al lugar central del domo, donde los demás Eternos estaban.

—Muy bien —respondí un poco distraída, yendo hacia él. Buscaba con la mirada a Ajak, quería contarle que había asesinado a más desviantes que los demás.

—¿Quieres? —me ofreció de lo que comía, y asentí, quitándoselo todo—. Iba a decirte que tu corona es hermosa, pero ya no —dijo, señalando lo que se posaba encima de mi cabeza.

—No seas egoísta —dije, acomodándome mejor en mi asiento. Ambos estábamos al fondo de la sala, sentados a lado del muro que había sido decorado por Sersi— ¿Qué es lo que haces? —le pregunté a Phastos viendo su extraño invento.

Él y sus poderes siempre me habían parecidos demasiado interesantes. ¿Crear cualquier tipo de tecnología en segundos? Ya quisiera yo.

Antes de que Phastos pudiera darme una respuesta, Ajak entró: —Phastos, ¿fuiste a la fiesta de anoche como te ordené?

—¿La fiesta? Sí, la fiesta-

—Trabajó toda la noche —delató Druig. Le di una mala mirada.

—Nadie te preguntó —dijo Phastos de mala manera—. Además, si di una miradita que por cierto me dejó saber tus arbitrarias...

—Búscate una vida —lo cortó el pelinegro para que no lo delatarán. Ambos se miraron mal, y sonreí por ello. Parecían unos niños.

—¿Y dónde está Sersi?

—Otra vez tarde —respondió Sprite desde el otro lado del cuarto.

—Perdón, pero tengo algo emocionante que mostrarte —dijo el hábil inventor tomando la mano de Ajak—. Espera a que lo veas.

—¿Y qué es? —preguntó ella al no entender lo que su amigo le mostraba.

—Bueno, querido, tu tiempo pasó, ahora me toca a mí —demandé, jalando a nuestra líder un poco lejos de él—. Ajak, maté a más desviantes que los demás. No soy tan buena como Thena, pero le gano a Ikaris. Aunque no se lo digas, él tiene una autoestima frágil.

—Te felicito, Eda —dijo ella, colocando su mano en mi hombro—, pero déjame preguntarte... ¿Usaste tus poderes o la espada que Phastos te dio?

—Bueno... —me miró de manera desaprobatoria, quitando su mano—. ¡No me mires así! ¿Para qué utilizaría mis inútiles poderes si tengo una increíble espada?

—En primer lugar, no son inútiles, sólo necesitas aprender a usarlos en su máximo potencial —asentí sin encontrar que más hacer— En segundo lugar, Phastos, te queda absolutamente prohibido darle armas a Eda.

Ambos abrimos la boca, indignados, listos para poner el grito en el cielo, pero la llegada de Sersi nos interrumpió.

—Sersi llegó —anunció Ajak lo obvio.

—¿De qué me perdí? —preguntó.

—De mi invento —aludió Phastos regresando al tema de mayor interés para él. Me fui hasta donde Sprite, esperando que me consolará, ella terminó dándome algunas palmaditas en la espalda.

Por su lado, Phastos empezó a explicar qué era lo que su objeto podía hacer, objeto llamado motor, recibiendo comentarios como "Eso los va a espantar" o "Sólo han tenido la rueda unos mil años, así que...", lo que lo desilusionó.

—Phastos, es muy increíble, pero los humanos aún son muy... Humanos —le dije tratando de ser más alentadora que mis demás compañeros.

—¿Qué tal si Druig intenta esa cosa que hace cuando usa su mente para controlarlos, y los hace evolucionar...? —empezó a preguntar como último recurso para poder hacer su creación realidad.

—¿Ajak, ya oíste lo que dice? —preguntó Druig tomando la alternativa de Phastos como algo imposible.

Y Ajak empezó a decirle a Phastos que no era momento.

—Los gritos de mi más profunda decepción se escucharan en sus sueños —nos aseguró.

Luego, Ajak lo convenció de crear algo más simple, lo que lo llevó a crear el "Arado". Sersi empezó a animarlo, diciéndole que su objeto pronto sería muy útil, recibiendo un abatido gracias.

—Escuchen —pidió Ajak—, la humanidad tal vez esté avanzando más lento de lo que podríamos desear, pero nunca se sabe que maravillas descubrirán en cuanto avancen.

Sonreí, imaginando todo lo bueno que la raza humana podría llegar a hacer.


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