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03 ⇉ problems

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—Druig, no tienes muchas opciones —le comuniqué con una sonrisa de diversión—. Te toca lavar los platos junto a tu novia —canturreé.

Cuando había anunciado que era momento de recoger todo para llevarlo a lavar, literalmente la mayoría había huido descaradamente, dejando a Druig sin escapatoria.

—No es justo —murmuró con un puchero, ganándose un beso en los labios por lo tierno que había sido eso—. Mmm, ¿y si dejamos eso para luego?

—Cuanto lo siento —dije con falso tono de arrepentimiento, jugando con él al mantener mis labios rozando con los suyos.

—Eres cruel.

No pude escapar cuando tomó de mi cintura y me acercó a él, evitando dejar algún espacio entre él y yo.

—¿Lo soy...? —pregunté fingiendo pensar— Sí, ¿por?

Druig volvió a acercar su rostro, intentando conseguir algo que le denegue al alejarme. Él mordió su labio inferior al no obtenerlo.

—Creo que saldré un momento, para que te calmes —anuncié con una sonrisa malévola.

—Se suponía que íbamos a lavar los trastes juntos, además de que deberíamos pensar en lo que haremos. Pero, claro, a la niña se le ocurrió jugar.

Mi sonrisa no se fue, pero se transformó en una más pequeña y simple, mientras sentía sus manos aún en mi cadera. Lo abracé sin tener algún motivo claro.

Todo lo que había pasado anteriormente parecía irreal, demasiado, por lo que necesitaba saber que Druig y sus sentimientos por mí aún eran reales, que iba a poder continuar contando con mi amante eterno y fiel protector.

—Eda, no tenemos por qué ir —me aseguró, dejándome un beso en la frente

—No quiero olvidarte —comenté, aferrándome más a él.

—¿A qué qué te refieres? —preguntó quitando con delicadeza mis brazos que rodeaban su cuello.

—Arishem nos reprogamará, borrará nuestras mentes y olvidaremos absolutamente todo. No quiero que eso pase, no quiero olvidar...

Mientras decía todo eso, pude entender con exactitud cómo se sentía aquella necesidad de no dejar ir lo que más importaba, y supe que era horrible. Entendí a Thena y su insistencia por no querer convertir a su mente en un lienzo en blanco.

—Necesito hablar con alguien —avisé dando un paso hacia atrás.

Druig suspiró, supe que él sospechaba sobre el motivo que me impulsaba a irme, pero igual dijo con la mayor comprensión posible: —Le pediré a alguien más que lave.

—Gracias —murmuré luego de dejar un beso en su mejilla.

Salí y empecé mi búsqueda, que terminó en el bosque. Al encontrar a quien necesitaba, vi que estaba sentada contra un árbol junto a Gilgamesh. Él intentó irse con tontas excusas al notarme.

—Oye —dije al tomar su brazo—, espero no hayas olvidado nuestras clases de combate.

—Mañana en la mañana empezamos, pero ahora suéltame que me lastimas.

Supe que mi agarre no le dolía ni un poco, así que lo boté por mentiroso, entre risas de ambos.

—¿Me buscabas? —preguntó Thena, llamando mi atención y causando mi arrepentimiento.

Pese a tantos años, no podía creer que seguía sintiendo aquel revoloteo en mi estómago cada que me hablaba o miraba.

—Sí, te buscaba porque... Por favor, ya para de mirarme así —pedí, cambiando totalmente el tema principal por el que había ido a buscarla.

—¿De qué hablas? —preguntó al levantarse.

—Quizás no sé el momento, pero necesito hablar sobre ello —empecé, mientras jugaba con el anillo de mi mano izquierda de manera nerviosa—. Sabes que quise cuidarte y quedarme a tu lado. Sé que tuviste motivos para no querer lo mismo, pero igual me lastimaste... —declaré mientras lo ocurrido pasaba por mi mente, añadiéndole más dolor a lo que sentía—. Yo no tengo la culpa, así que no me mires así. No tienes derecho a verme así.

—¿Y cómo te miro? —preguntó, acercándose a mí. Mis nervios incrementaron. Genial, todo iba de mal en peor.

—Como... No importa ahora. Lo importante es que ya no quiero me mires todo el tiempo. Escucha, yo ya no voy a hacer nada más por la relación que tuvimos —anuncié mostrándome como alguien que, con el tiempo, se había vuelto mucho más fuerte, aunque no fuera del todo cierto—. No voy a dejar a Druig por ti, no dejaré todo lo que he construido por ti, no dejaré mi vida, y en lo que me he convertido, por ti —enumeré un poco alterada. Lo peor era que no tenía ni idea de por qué.

Ella bajó la cabeza, evitando que pudiera ver su rostro. —Creo que debería irme.

Thena buscó dar unos pasos hacia el bosque, pero la detuve, tomando de su muñeca. Sentía un déjà vu por lo que ocurría, y quizás lamentaba un poco que todo hubiera cambiado, que el motivo por el cual la detuve no fuera el necesitar que se quedara conmigo, sino con todo el equipo.

—Eres parte importante del equipo.

—Pero no de tu vida —dijo de inmediato, soltándose—, y creí que podría vivir con ello, pero ahora noto que no.

—No puedo dejarte ir esta vez —le informé con firmeza—. Y sí, tristemente ya no por mí, sino por nuestro equipo, nuestra familia. Lo siento, Thena, pero ya no puedes huir esta vez.

Ella volvió a ir hacia al árbol, dejándose caer junto al tronco de madera. Intentó esconder su rostro entre sus piernas, abrazándolas también.

—Intenté olvidarte, ¿sabes? Conocer a más gente, superarte... Pero siempre encontraba un defecto en ellos. Ellos no eran tú, no tenían tus ojos, tu cabello, tu rostro. Simplemente no veía a la mujer que arreglaba mis mañanas, y huía, como dices.

Decidí tomar una decisión riesgosa, yendo a sentarme a su lado.

—Cada una intentó curarse a su manera —murmuré—. Cuando llegué aquí, seguía rota, pero Druig... Él... Fue muy complicado decirle por primera vez que lo amaba —empecé a contar para igualar lo que me había confesado—. Decírselo era el último paso de mi tratamiento. Solamente había dicho "Te amo" a una persona, y esa persona me, lastimó —dije, refiriéndome a ella—. Tenía miedo, aquellas palabras lo hacían...

—Real —complementó Thena, alzando la cabeza y mirándome. Asentí.

—No me sentía capaz. Cada que él me lo decía, el temor me controlaba. Yo, pensaba inevitablemente en ti, en lo que dirías, en lo que harías, en cómo me mirarías.

—¿Y sí lo hiciste? —preguntó y noté en su voz esperanzas que no pude mantener.

—Por supuesto que sí —respondí—. No lo vi venir, tan solo me encontré diciéndole ello antes de dormir. Desde entonces me pide a cada momento que se le diga —añadí un poco emotiva. Fue cuando le dije "Te amo" a Druig, que realmente todo empezó a ser un nuevo comienzo.

—Cometimos tantos errores, Eda, yo los cometí —admitió, tomando mi mano izquierda, haciendo que me atreviera a ver su rostro bajo la tenue luz de la luna—. Creí que algún día te daría un brillante anillo que imitará al menos un poco de tu belleza, y que estaría en este dedo —nos volvimos a envolver en un silencio profundo y pacífico mientras ella repasaba cada línea de mi mano. No tuve el valor de quitársela. Su toque en mi piel resultaba tan entrañable—. No puedo arrepentirme de no haberlo hecho, porque ahora te veo tan feliz con Druig, a salvo. Y sé que no voy a poder recuperarte, así que no lo intentaré. Te amo y no haré algo para lastimarte más. Nunca.

Con su promesa, mi vida amorosa volvía a estar perfectamente normal, todo seguiría igual. Pero, ¿entonces por qué sentía que eso no era genial? Amaba a Druig, pero volver a ver a Thena me había confundido tanto, nuevamente sus ojos habían captado mi absoluta atención, centrándome en adivinar finalmente los colores que estos poseían. La única pregunta que cruzaba mi mente era: "¿Qué se debía hacer en estos casos?" ¿Quedarme con quien había sido un amigo y amante por tantos años? ¿O dejarlo para ir con quien también había sido un amante, y primer amor?

—Mierda —murmuré al notar que oficialmente estaba en un aprieto—. Debo irme, tengo, cosas que hacer.

Pero antes de poder levantarme, escuchamos gritos provenientes del pueblo, haciendo que ambas nos miraramos. Los problemas habían llegado, y podía decir con seguridad de que sólo incrementarían, amontonándose en una pila que nadie querrá ni voltear a ver.

—Debo irme, ¿estarás bien? —le pregunté cuando nos levantamos, pensando en Druig y mi pueblo. Ella asintió, aunque no la vi muy segura—. The, recuerda quién eres; alguien mucho más fuerte que sus propios demonios. Alguien a quien quieren... Yo te quiero.

Al intentar alejarme, noté que nuestras manos estaban unidas. Al reaccionar la solté, yéndome a la mayor velocidad posible.

—Dame eso —le ordené a uno de los humanos, tomando su arma para dispararle en la cabeza al Desviantes que interrumpía nuestra calma, dejándolo muy débil. Pero para sorpresa mía, él, en vez de morir, se regeneró a los segundos—. ¿Qué mier...?

—¡Eda! —me llamaron, haciendo que saliera de mi sorpresa y notará que la cola del Desviante estaba a punto de hacerme volar. La esquive corriendo con la mayor velocidad posible hasta quedar fuera de su alcance.

Con algunas maniobras, luego pude dispararle desde más cerca junto a Druig, que también había aparecido.

—¡Sal de ahí! —grité asustada, empujándolo con la intención de evitarle la muerte a causa del gran peso de un árbol de metal, que Sersi había convertido, sobre él—. Tienes que liberarlos —dije al estar a salvo.

—Este no es el momento, Eda —recriminó Druig. Él intentó irse para ignorar mis palabras.

—Debemos dejarlos ir —repetí, tomando su mano. Él tomó mi brazo con su otra mano, pero no tuvo la capacidad de alejarme—. Si se quedan morirán, y lo sabes.

Él no dijo nada, pero supe que luchaba por hacer lo correcto. Llevé mi otra mano hasta su mejilla, dándole fuerza. Él asintió y al segundo liberó a los humanos del control mental que ejercía. Escuché como uno de ellos nos preguntaba qué ocurría, recibiendo la orden de correr hacia el río por parte de Druig.

—Haz hecho lo correcto —lo felicité antes de darle un corto beso en los labios y volver a ir contra del Desviante.

Nos separamos, yo quedándome con el Desviante que segundos antes había sido atrapado.

—Mira, no es como si yo tuviera algo contra ustedes —empecé a decir mientras empezaba a rodearlo, viendo como él volteaba hacia mí dirección cada que no podía verme—. Al final tenemos el mismo padre, pero, el matar es algo que nos pone en un conflicto, ¿sabes...? —él me gruñió—. Traté de ser amable, pero veo que fue un error.

Me transformé en Thena, usando su poder de conjurar armas para hacer diversos cortes en el cuerpo de mi contrincante, causando su muerte a los segundos.

Luego empecé a buscar a Druig, viendo como a Kingo le caía en la cara sangre de Desviante, algo sinceramente asqueroso. Escuché un llanto al pasar por una casa, haciendo que entrara y notara que había una pequeña niña.

—Tú no deberías estar aquí —le informé dudando en qué hacer. Al final terminé usando a Sersi, convirtiéndome en ella para hacer de la casa una fortaleza de metal.

Volví a mi búsqueda, viendo como Ikaris detenía a un Desviante, evitándole la muerte a mi novio, que se encontraba muy acelerado, y a Sersi, que recién despertaba de un desmayo. Fui hacia ellos, ayudando a Ikaris a derrotarlo. Luego él fue con Kingo y Sprite, mientras yo ayudaba a Druig a levantarse.

—¿Estás bien?

—Yo sí, pero creo que tu amigo Ikaris no —contestó, recostándose contra la pared de la cabaña. Rápidamente desvíe mi atención hacia Ikaris, notando que el Desviante lo tenía acorralado.

Lo que haría tenía que ser rápido. Me convertí en Thena mientras corría hacia él, conjurando un arma capaz de destruir por completo a los nuevos Desviantes, y al estar más cerca, me volví una versión femenina de Ikaris, obteniendo la fuerza para clavar la espada en el pecho de la criatura, levantándola y lanzándola lejos. Con lo que no contaba era con que había otra, y estaba atacando a Sersi en el agua.

Cuando empecé a ir en su rescate, ella lo solucionó, convirtiendo al Desviante en un gran árbol. Ikaris pasó por mi lado velozmente, yendo a abrazar a Sersi. Volví a mi forma natural, aún sorprendida por lo que veía. Caminé hasta el reciente árbol, repasando sus detalles e intentado sentir algo que me dijera que él aún estaba ahí, sólo que en forma de árbol. Pero nada, eso era impresionante. Por estar en ello no recordé que Thena seguía sola. Inmediatamente empecé a correr hacia el bosque, siendo ayudada por Ikaris, que me llevó volando con él.

Cuando estuvimos cerca, me solté, yendo hasta Thena lo más rápido posible, mientras que él empezaba a atacar al Desviante que poseía una forma más humana de la que debería.

—Gilgamesh —llamé al ver que estaba muy lastimado—. ¿Qué ocurre? —le pregunté, obteniendo su mirada cansada.

Thena detuvo a Ikaris con un grito, haciendo que él notará lo que estaba pasando con nuestro compañero también.

—Thena, recuerda... —le dijo Gilgamesh como últimas palabras, algo que no logré entender. Al parecer era cosa de ambos, puesto que Thena empezó a llorar repitiendo entre gritos que no lo olvidaría. Lo dejó caer con suavidad, tomando su cabeza aún.

Cerré los ojos y bajé la cabeza, sintiendo las lágrimas llenar mis ojos como desde hace tiempo no hacían. Mi amigo había muerto, mi familia, una vez más mis seres queridos se iban, y no podía hacer nada.

Thena empezó a soltar pequeños gritos de dolor, lo que me desgarró el alma. Me arrodillé junto a ella, haciendo que se refugiara en mis brazos. La abracé con fuerza, oyendo sus sollozos ahogarse en mis cabellos.

—Gracias —murmuré al tener el valor de ver al cuerpo sin vida de Gilgamesh—, y perdón.

Intenté, por Thena, no soltar más lágrimas, pues las suyas ya eran demasiadas.

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Karun recitaba unas oraciones mientras veíamos la fogata frente a nosotros. Thena había decido cremar a Gilgamesh.

Todos estábamos ahí, dándole un último adiós a nuestro gran amigo y compañero. Todos parecían consternados, y con razón, lo que ocurría era algo que ninguno esperaba.

Cuando la mañana llegó, Gilgamesh se fue por completo. Thena decidió ir al mar y dejar caer ahí las cenizas de su compañero, aferrándose con fuerza a la caja en la que habían estado al terminar. Supe que sufría, y mucho, pero no podía hacer nada al respecto. La muerte no era un proceso que podía revertir, y el dolor del corazón no era algo que yo pudiera detener.

Me había mantenido a unos metros, dándole su espacio. Pero al ver como sus rodillas se flexionaban y caía, no pude evitar ir junto a ella.

El agua estaba demasiado fría, lo que me causó un escalofrío. Pero fue nada en comparación a los lamentos de Thena.

—Lo quería mucho... —murmuró entre lágrimas al notar que había llegado—, y es mi culpa que esté muerto —su voz sonaba tan apagada.

Me puse a su altura, abrazándola. Nuestras frentes volvieron a chocar como desde hace mucho tiempo no lo habían hecho, transmitiéndonos ese sentimiento de que estábamos juntas, y eso arreglaba todo, aunque no fuera así.

—No fue tu culpa, T... El destino llega a ser muy cruel sin razón aparente, pero así nos enseña a ser más fuertes. Thena, eres más fuerte de lo que piensas, vas a superarlo y él estará orgulloso de ti. Yo voy a acompañarte.

Ella intentó acercar más su rostro, haciendo que la abrazara por completo para evitar un error. Su cabeza se dejó caer en mi hombro, rendida.

—No voy a dejarte —le aseguré, acariciando sus suaves cabellos—. Jamás.

E iba a cumplir mi promesa costará lo que costará. Hace miles de años la oportunidad de cuidar de ella se me había sido arrebatada, pero era algo que ya no iba a permitir más. Lo haría por Gilgamesh y todo lo que había sacrificado para cuidar de Thena, y lo haría por nosotras, para remediar todo el sufrimiento que habíamos vivido a causa de errores, separaciones, Desviantes, y Arishem.


AUTHOR'S NOTE 🎠:
Capítulo parecido a una montaña rusa, como mi vida. :)

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