Capítulo 6 ☾
Caden
Mientras Camille subía a Bryony a mi habitación yo dejaba el cuerpo de Jareth en las calderas de la casa. Tenía los huesos rotos, un agujero en la cabeza y sangre seca alrededor de la boca. Nunca me pude imaginar que Bryony fuera capaz de matar a alguien, que ella hiciera este tipo de cosas. Que fuera tan fuerte y tan llena de oscuridad también. Miré el cuerpo de Jareth antes de salir de las calderas y cerré la puerta, recorrí aquel oscuro, frío y lúgubre pasillo que llevaba a las escaleras y la parte de arriba de la casa. Cuando llegué a mi habitación Camille miraba a Bryony detalladamente.
—No se te ocurra hacerle algo —tenía los brazos cruzados a la altura de su pecho.
Me quedé bajo el umbral de la puerta, con el hombro apoyado en el marco de madera.
—Se ve tan mustia —dijo seria —. Quien iba a decir que fuera capaz de tener tanto poder dentro de ella.
—Las apariencias engañan, Camille —asintió con la cabeza.
—Por cierto —se arrodilló al lado de la cama y con cuidado le dio vuelta a Bryony —. Mira lo que descubrí.
—¿Qué? —me acerqué a ella. Con su dedo señaló su hombro derecho.
—¿La ves? —una perfecta marca como la mía, pero esta era de nacimiento no como la que yo tenía que había sido marcado como un animal. Era de color rojo, no una cicatriz.
—Mierda —di un paso atrás llevándome ambas manos a la cabeza y deslizando mis dedos por las hebras de mi cabello.
—No hay duda, Caden —se puso de pie —. Es un demonio —dijo de manera despectiva.
—¡No es un demonio!
—¡¿Qué?! ¿Perdón, qué? ¡Tú la viste, hizo pedazos a ese lobo como si fuera una hoja de papel! Dejó todos sus huesos rotos y emanaba un aura oscura y siniestra de ella —me señaló —, y lo sabes porque lo viste. Ahora no me digas que no es un maldito demonio, ¡por qué esto no está a discusión! —espetó.
—No es un demonio, su alma no está corrompida —se echó a reír —. Todavía hay salvación para ella.
—¿Qué salvación puede haber para una bruja que mató a un hombre lobo, Caden? —se cruzó de brazos, esperando mi respuesta —. Haya hecho lo que hizo no merecía morir de esa manera tan sádica. Ella no es una pura, ni santa, mucho menos es buena. Bastian se va a enterar de esto y hará que la eches a patadas de aquí —chasqueó los dedos pasando a mi lado —. Que se vaya a la mierda —escupió saliendo de la habitación. Siguió diciendo no sé que cosas mientras iba a su habitación, azotó la puerta y siguió maldiciendo.
Cerré la puerta y me acerqué a Bryony que seguía dormida. Seguramente estaba agotada por usar sus poderes oscuros. Me senté a su lado y pasé mis nudillos por su tibia y suave piel. Le quité los cabellos que se habían pegado en su mejilla y los hice a un lado con cuidado de no despertarla.
—Pareces un ángel, pero dentro de ti hay miles de demonios que esperan por salir a la luz —pasaba mi mano por su cabello, acariciando su cabeza.
Estaba preocupado y lleno de miedo por ella, por todo lo que se le había ocultado y las mentiras que seguro su madre le había dicho, porque estaba seguro que ella no sabía quien era su padre y si es que madre era su progenitora en realidad.
—Solo espero que seas fuerte, Bry —dejé un beso en su mejilla.
Me metí al baño para darme una ducha, lo hice sin prisa ya que quería disfrutar de este momento a solas. Escuché cuando Bastian llegó y Camille no tardó en bajar y decirle todo lo que había pasado. No omitió ningún detalle al narrarle lo sucedido esta noche. Esa...chismosa. Salí del baño y me puse otra ropa. Escuchaba los pasos de Bastian acercarse a mi habitación así que lo esperé al lado de la ventana con los brazos cruzados. No tocó la puerta solo entró y se quedó bajo el umbral mirando a Bryony acostada en mi cama.
—Camille ya me dijo lo que pasó —dio un paso dentro y detalló a Bryony.
—Se había tardado en hacerlo.
—No la culpes, es algo que nos perjudica a todos, Caden —cuando quedó al lado de la cama se llevó las manos a la espalda —. Me dijo que tiene la marca.
Asentí con la cabeza.
—Vaya.
—Pero ahora tenemos un problema más grande. El cuerpo de Jareth está en las calderas ¿Qué vamos a hacer con él?
—Deshacerse de su cuerpo y que no quede rastro de este. Nadie nos debe relacionar con su muerte, nos podemos meter en muchos problemas, Caden y lo sabes.
—Lo sé, Bastian, pero no podemos dejar que la culpen a ella. Jareth se merecía esa muerte, era un hijo de puta que se la pasaba molestándola y no solo a ella sino a varias chicas y estoy seguro que si ella le hizo esto fue por algo. Ese imbécil hizo algo para ganarse esta muerte.
—¡Pero es una muerte, Caden! Y estamos involucrados en esto. Si las personas empiezan a investigar se van a dar cuenta que esta familia no es una familia normal. Somos asesinos, bestias feroces que se alimentan de los ciudadanos de este pueblo y los alrededores. Mierda —espetó
—Cualquiera es sospechoso, todos odiaban de una u otra manera a Jareth. Más de uno lo quería ver muerto.
—Eso no importa ahora —bufó.
Empezó a dar vueltas por la habitación, pensando en la manera para sacarme de este problema.
—Si alguien llega a sospechar de ella me echo la culpa —hablé y se detuvo de golpe en medio de la pieza —. No me importaría —me encogí de hombros bajo su atenta mirada.
—¿Por qué harías eso? Apenas la conoces.
—Ella no es mala. Te aseguro que no sabe quien es su padre.
—Es peligrosa, Caden, lo es para ti, para ella misma y para los demás.
Se giró por completo.
—Lo sé. Lo sé y quiero estar ahí con ella, para ayudarle en todo lo que se viene.
—No es tu obligación hacerlo, puedes borrar su memoria de una vez y terminar con esto.
—Aunque borre su memoria esto va a suceder de nuevo y será peor —levantó una ceja.
—¿Crees que pueda soportar el hecho de saber que mató a un hombre? ¿Crees que pueda con ese peso, Caden? —ladeó un poco la cabeza.
La conocía poco pero sabía a la perfección que no, ella no podría con la culpa de saber que había matado a un hombre, que quizá se merecía lo peor de esta vida pero no debía ser ella quien terminara con su vida, mucho menos de esta manera tan sanguinaria como lo había hecho.
—¿Qué vamos a hacer con el cuerpo de Jareth? —no quería tener esta conversación ahora mismo y Bastian lo sabía bien.
—Hay que deshacernos de su cuerpo, borrar todo rastro de su existencia y fingir que nunca existió.
—Eso es cruel. Harán preguntas, Bastian. Es muy conocido en este lugar y su desaparición no pasará desapercibida.
—Que la policía haga su trabajo, ahora voy a encender la caldera para quemar su cuerpo —dijo sin pena ni remordimiento alguno.
Se dio la vuelta y salió de mi habitación para ir a la caldera y quemar los restos de lo que quedaba del imbécil de Jareth. No sentía pena ni lastima por lo que le había pasado, sufrió mucho antes de morir, ¿Se lo merecía? Quien sabe, pero ahora ya no había porqué preocuparse de ese pedazo de mierda.
Bajé hasta las calderas y una de estas ya estaba encendida. Bastian arrojaba pedazos de madera seca para que ardiera más y más rápido. Me miró entrar y se agachó para mirar a Jareth, le tuve que cerrar los ojos ya que había muerto con estos abiertos y aquello se veía muy tétrico.
—Pobre sujeto —musitó y negó con la cabeza —. Ayúdame.
Me hizo una seña para que me acercara a él. Con las manos empezamos a destrozar su cuerpo, primero sus extremidades, su cabeza y lo último su torso. No había quedado nada de él y su sucia existencia.
—Estaba pensando las cosas —arrojó uno de las zapatillas deportivas hacia la caldera.
—¿Y qué pensaste? —lo miré. Las llamas dentro de la caldera se reflejaban en sus orbes.
—¿Y si todo esto tiene relación? —levanté una ceja. Miraba dentro de la billetera de Jareth y la arrojé hacia las llamas —. Ella tiene una marca de nacimiento y tú una marca de sacrificio.
—Así es, pero no entiendo porque está relacionado.
—Cuando se hace un sacrificio de condena son los demonios los que las hacen nada más. Tu alma ya está condenada al infierno desde que te mordieron y te condenaron, pero ella es hija de un demonio, uno muy poderoso por cierto y... —pasó saliva al mismo tiempo que arrojaba lo último que quedaba de Jareth —. No sé, pienso que quizá todo esto esté relacionado, tu sacrificio, su inesperado comportamiento. ¿No has visto nada raro?
—¿Raro cómo qué?
—Sucubus, demonios cerca, desapariciones, ¿algo? —levantó una ceja.
—No he visto nada raro pero voy a estar al pendiente.
—Por favor —me pidió con voz queda —. Es importante estar al pendiente antes de que más desgracias lleguen a Bibury —sus orbes claros estaban fijos en mi rostro.
—Voy a tener que borrar su memoria —musité —. Si ella recuerda que mató a Jareth no va a poder con la culpa, temo que se haga daño.
—Es lo mejor, mientras no sepamos nada de su verdadero origen lo mejor es que no recuerde este día.
Asentí con la cabeza.
—Caden —me detuvo cuando me di la vuelta para ir a mi habitación —. Vas a tener que averiguar todo lo que tenga que ver con Bryony, lo que sea que nos sirva para saber a qué nos estamos enfrentando.
—Lo haré, tío —le sonreí y ahora sí me di la vuelta y subí a mi habitación con la esperanza de que Bryony siguiera dormida, cuando despertara lo primero que haría sería borrar su memoria y que no recordara este trágico día.
Me detuve en la puerta cuando escuche pasos dentro de la habitación, me acerqué sigiloso y empuje la madera con cuidado, ella estaba despierta, mirando el librero que tenía ahí, pasaba sus dedos sobre el papel viejo y daba pequeños pasos mientras sus ojos curiosos no dejaban de ojear el lugar con asombro.
Di un paso dentro con cautela pero la madera rechinó bajo mis pies, giró la cabeza con suma rapidez llevandose ambas manos al pecho con miedo.
—Soy yo —entré por completo y levanté las manos. Que supiera que no le iba a hacer nada.
—¿Qué hago aquí?
—¿No lo recuerdas? —sacudió la cabeza —. Bebiste de más y tuve que traerte aquí.
Dio un paso atrás y cerró los ojos.
—No es cierto, no mientas —apretó los ojos y negó una vez más —. No es cierto, no es cierto —sus manos cayeron a cada lado de su cuerpo —. ¡No mientas! —abrió los ojos de golpe y ahí estaba de nuevo esa bruma. Sus luceros eran completamente negros.
—Bryony —levanté una mano usándola como escudo —. Escucha, tú no eres esto.
—Yo lo maté —dijo con horror —. Yo lo maté, lo maté ¡Lo maté, lo maté! —me eché sobre ella y la apreté en mis brazos siseando.
—Basta, basta. No te hagas esto, no lo hagas.
—Soy una asesina, Caden —su cuerpo temblaba, sollozaba en mis brazos y se estremecía de dolor —. Yo maté a Jareth, lo maté.
—No es cierto, tú no hiciste eso —con cuidado la separé de mí dejando ver su bonito rostro, sus mejillas estaban bañadas en lágrimas —. Mírame, Bry —acuné su rostro entre mis manos y la hice mirarme a los ojos —. Tú no eres una asesina, tú no mataste a nadie. Tú no estabas en ese lugar, estabas conmigo, platicando alejados de todo. Jareth desapareció y tú no tienes nada que ver con eso —sus pupilas se dilataron y la bruma negra que los cegaba ya no estaba, empezó a disiparse poco a poco.
»Repite "Yo no maté a nadie, yo no estuve con Jareth ni con la chica. Yo estuve con Caden y Camille. Yo no maté a nadie, yo no soy una asesina. Yo no soy una asesina"
—Yo no soy una asesina.
—Nunca estuve con Jareth.
—Nunca estuve con Jareth —entró en una especie de trance.
—Estuve con Caden y Camille.
—Estuve con Caden y Camille —repetía cada palabra que yo le decía.
—Bien —sonreí y le quité las lágrimas que había derramado —. Ahora duerme, sé que tienes mucho sueño y debes estar cansada.
Asintió con la cabeza.
—¿Tienes sueño, verdad?
—Sí, algo —le ayudé a incorporarse y la llevé a la cama.
—Duerme, yo me encargo de avisarle a Anthea que estás bien.
—Gracias —me sonrió y quité los cobertores para que se pudiera meter debajo —. No sé como es que llegué a beber tanto —rio un poco.
—Se nos pasaron un poco las copas, solo eso. Pero aquí vas a estar bien.
Apoyó la cabeza en la almohada y cerró un momento los ojos para después abrirlos y mirarme de una manera tierna.
—Duerme, Bry, mañana todo va a estar bien —pase mi mano por su cabello y le di un beso en la coronilla.
—Gracias, Caden —le sonreí antes de apagar la luz y quedarme en vela observándola como un maldito enfermo.
Tenía miedo que dada su condición el efecto de mis poderes no fuera suficiente y ella recordara todo de golpe, ahí sí habría un gran problema y no podría hacer nada más. Bryony era una gran bomba de tiempo que estaba a nada de explotar y con ello todo iba a arder, pero tampoco me importaba hacerlo si era a su lado.
Bryony
Abrí los ojos con pesadez y me vi en un lugar totalmente diferente a lo que era mi casa. A mi lado derecho había un gran ventanal que me dejaba ver los grandes y frondosos árboles de aquel majestuoso bosque. Frente a mí un librero con más y más libros, algunos se veían viejos y gastados como si hubieran sido leídos una y otra vez. Me incorporé en mis codos y puse mis manos encima de aquel cobertor. Miré a mi alrededor con extrañeza y apreté los ojos con pesadez. Sentía que la cabeza me palpitaba y tenía la garganta seca y pastosa, como si hubiera bebido demasiado ayer.
Salí de la cama y agradecí verme con ropa, pero esta no era mi ropa.
—Mierda —puse los pies en el frío suelo y avancé hasta la puerta, cogí el picaporte con una mano y lo giré con cuidado de no hacer ruido, cuando este cedió y la puerta se abrió asomé la cabeza y solo vi un largo pasillo con algunas puertas de madera a cada lado.
Recorrí el lugar hasta que llegué a las escaleras y las empecé a bajar con cuidado.
—¿Dónde mierda estoy? —musité. Cuando estuve abajo me detuve y de nuevo miré a mi alrededor. Escuché algunas voces y risas en algún punto de esta enorme casa. Agudice el oído y caminé descalza hasta que llegué a la cocina donde estaban Caden, Camille y otro hombre al que no conocía. Él fue el que primero se dio cuenta de mi presencia y al verme dejó de hacer lo que estaba haciendo hasta este momento.
La camisa que traía puesta me quedaba tan grande que mis manos se perdían entre la tela.
—Buenos días —Caden bajó la taza y volteó hacia donde estaba, Camille siguió comiendo pero me miró de reojo. Yo no le agradaba y tampoco fingía lo contrario.
—Buenos días —Caden se puso de pie y se acercó a mí.
—Que bueno que has despertado —puso una mano en mi hombro y otra sobre mis manos. Levanté la cabeza para verlo mejor —. ¿Cómo te sientes?
—No sé que hago aquí —reí un poco nerviosa —. ¿Qué pasó anoche? —volteé a ver al sujeto que seguía en su lugar con los codos apoyados en la mesa.
—Bebimos de más y terminamos aquí —de nuevo miré a Caden.
—¿Pasó algo...entre nosotros? —musité bajo para que ni Camille ni su tío me escucharan.
—No —sonrió tierno —. Aunque me hubiera gustado que sí —sentí mis mejillas rojas.
—Dios, Caden —me quería meter bajo tierra.
—Es broma —suspiré.
—Buenos días, Bryony —dijo su tío.
—Vamos, desayuna antes de llevarte a tu casa —negué con la cabeza.
—No puedo, mi madre debe estar preocupada porque no llegué.
—Tuve el atrevimiento de llamarle a Anthea y le expliqué que no estabas en condiciones de salir. También le pedí que le llamara a tu mamá.
—¿Hiciste eso? —lo miré extrañada.
—Claro que sí —sentí su mano en la parte baja de mi espalda y un escalofrío me recorrió el cuerpo.
—Vamos a desayunar —me llevó con él hacia la mesa, quedé al lado de su tío y de Camille, en medio de los dos.
—Es un gusto conocerte, Bryony, Caden habla maravillas de ti —miré a su tío y me sorprendió ver lo joven que lucía. No se veía ni de cuarenta años.
—¿Ah sí? —miré de reojo a Caden que estaba frente a la estufa —. El gusto es mío.
—Caden se la pasa hablando de ti.
—Bastian, por favor, no hagas esto —se dio la vuelta.
—Yo me largo —Camille arrojó la servilleta encima de la mesa y se puso de pie, para salir de la cocina.
—Yo no le agrado —cogí la orilla de la silla y hundí mis hombros.
—No le hagas caso —intervino Bastian —. A ella nadie le agrada, ni yo le agrado —lo miré.
—Yo menos —Caden levantó la mano, sostenía un cucharón y me dio un poco de risa verlo preparar el desayuno, se veía tan tierno así.
—Lamento estar aquí en su casa, así —levanté ambos brazos —. Debe pensar lo peor de mí —ni siquiera quería verlo a los ojos, me daba vergüenza.
—¿Por qué debería pensar lo peor de ti? —frunció el ceño —. Me da gusto saber que mi sobrino no fue un idiota contigo y cuidó de ti.
No dije nada porque él se puso de pie dejando la servilleta encima de la mesa.
—Tengo algunas cosas que hacer —Caden se giró hacia su tío —. No tardo y lleva a Bryony a su casa.
—Entendido —Bastian salió de la cocina dejándonos solos. A los pocos minutos Caden se acercó dejando frente a mí una pila de pancakes, que se veían muy ricos.
—Además sabes cocinar —se sentó a mi lado —. Dime algo que no sepas hacer bien —me entregó la cubertería.
—A veces suelo tener la lengua un poco suelta, pero no creo que eso sea algo malo, ¿O sí? —me encogí de hombros.
—Depende —frunció el ceño.
—¿Depende de qué? —preguntó con curiosidad.
—De qué cosas digas con esa lengua viperina.
—Nada más que la verdad y creo que esa camisa mía se te ve tan bien —lo tenía tan cerca que su loción me estaba volviendo loca. Olía tan bien. Su piel era perfecta, no tenía ninguna imperfección, espinillas o algo por el estilo. Su cabello estaba peinado ligeramente hacia atrás y se veía tan bien.
Sonrió como si supiera lo que mi mente cochambrosa estaba pensando de él.
—¿Acaso tú me desnudaste para ponerme esta camiseta?
—Sí, pero apagué la luz y no vi nada. Lo juro —entorné los ojos.
—No sé porqué no te creo.
—Te juro que no vi nada, ni ese lunar que tienes en la pierna derecha.
—¡Caden! —pegué un gritito —. ¡No digas eso! —le di un golpe en el hombro pero pareció que no le dolió.
—¿Y por qué no debería decirlo? —se acercó un poco y subió su mano a la altura de mi rostro para hacer a un lado un mechón rebelde de mi cabello —. Eres muy bonita, Bry.
—Gracias —no sabía que responder a sus lindas palabras. Él era muy lindo conmigo.
—Desayuna para que te lleve a tu casa.
—Puedo irme sola —se incorporó y se alejó de mí.
—Sí, pero me gustaría llevarte, solo si tú quieres —asentí con la cabeza.
—Sí quiero, Caden —sonrió tierno.
🌸🌸🌸🌸
¡Hola! Espero les esté gustando la historia porque no saben lo que me está costando escribirla. Este genero no es lo mío pero hago todo para que quede decente para ustedes. ¿Ya vieron que cambié a Caden? Sí lo sé, soy muy indecisa pero este es el correcto, también tuve que cambiar a Bry y creo que esta actriz es hermosa, espero les gusten.
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