Capítulo 43 ☾
¡Hola! Paso por aquí para decirles que quedan solo dos capítulos para que esta historia termine. En Instagram ya he dicho el título del segundo libro y también he revelado la portada, yo no sé porqué no me siguen por allá, pero bueno :v
Bryony
Miré hacia atrás para asegurarme que nadie estuviera cerca, me aseguré que la lámpara que sostenía en mi mano sirviera y di un paso dentro. El frío de aquel lugar me golpeó el rostro y tuve la necesidad de encogerme en mi lugar. Empecé a recorrer el túnel con la esperanza de encontrarlo de una vez por todas. Ya habían pasado días de no verlo y no saber nada de él. Este dolor me estaba matando por dentro, se estaba comiendo todo de mí y me tenía mal, muy mal.
Solo quería una cosa nada más.
Miraba atenta cada rincón, observando todo, fijándome en cada detalle para asegurarme que iba por el camino correcto, pero no estaba segura de que así era.
—Carajo —espeté y me detuve. Al final había más entradas y desconocía este sitio. No habíamos pasado por aquí y no estaba segura siquiera de que vimos algo así cuando entramos.
Me quité la mochila de los hombros y la abrí para sacar una botella con agua. Me senté en una piedra que estaba a un lado y me quedé unos segundos descansando. Le puse la tapa a la botella y dejé salir un suspiro. Estaba cansada, agotada.
—¿Dónde estás, Caden? —le pregunté a la nada, cómo si esta me fuera a responder.
—Bryony...—un susurro cercano me hizo ponerme de pie y mirar mi entorno —. Bryony —esta vez lo escuché más cerca y aquello me hizo dar un paso atrás. Mi espalda chocó contra la pared rocosa y mis manos estaban a mis costados hechas puños.
—¿Q-quién eres? —mi corazón empezó a pulsar demasiado rápido. Una ráfaga de aire frío me estremeció de pies a cabeza y quería huir de ahí pero mis piernas no reaccionaban, estaba petrificada en mi lugar sin la mínima posibilidad de poder escapar.
—Soy yo...—esta vez aquel susurro se escuchó más como la voz de un hombre.
—Ay Dios —casi me pongo a orar en mi lugar pero en el momento que aquella figura masculina se hizo presente frente a mis ojos lo único que pude hacer fue llorar —. ¿Caden? —mi voz temblaba, mi corazón seguía pulsando rápido y las lágrimas no me dejaban ver bien, pero yo sabía que era él.
Lo conocía a la perfección, su postura, la forma de su mandíbula, la manera en la que camina. Era él y aunque estaba cubierto de sangre y lodo sabía que era él porque mi instinto me lo decía.
—¿Caden? —musité. Seguía llorando sin poder contenerme.
—Tú...—me señaló, acusatoriamente —. Tú me hiciste esto —gruñó, acercándose más a mí.
—No —mi voz se rompió en ese instante —. Yo no te quise dejar, yo quise regresar por ti y...—el gruñido que emitió me hizo callar de inmediato.
—¡Cierra la boca demonio! —sus palabras fueron un duro golpe a mi corazón —. ¡Te fuiste sin mí! ¡Me dejaste solo! ¡Me dejaste! —reclamaba molesto, lleno de rabia.
—¡No! —me dejé caer al suelo de rodillas —. Te juro que yo no quise irme.
—¡Mientes! —en menos de un parpadeo ya lo tenía frente a mí. Era demasiado rápido —. Te fuiste, Bryony, me dejaste solo.
—No quise hacerlo, lo juro. No te quise dejar —mi llanto se intensificó y apoyé mis manos en el suelo cubierto de tierra, algunas lágrimas mojaron la tierra y quise morirme en ese momento.
Él no me podía estar diciendo esto, él me estaba juzgando sin saber el dolor que yo estaba pasando por no saber nada de él. Era muy injusto porque yo nunca quise dejarlo. Nunca hubiera querido que esto pasara, jamás quise dejarlo atrás.
—No me digas esto —levanté la cabeza para verlo y solo me encontré con dos pozos vacíos en lugar de ojos. Sus pupilas eran completamente negras, cómo lo son las de los demonios y en ellos no había nada más que oscuridad —. ¡No me digas estas palabras, me hieres!
—¿Te duele pequeña bruja? ¿Te duele que te digan la verdad? —ladeó la cabeza de una manera muy extraña, que me hizo saber algo andaba muy mal aquí.
—¡Ya cállate! —le grité cubriendo mis orejas —. ¡Cierra la boca!
—¡Eres un monstruo, eso es lo que eres! —abrió su boca tan grande dejando ver dientes filosos y una garganta profunda que parecía me iba a tragar.
—¡No! —abrí los ojos para darme cuenta que aquello era solo una pesadilla y que me encontraba en la habitación de Caden, afuera todavía estaba lloviendo.
Me senté en el colchón y puse la mano en mi pecho, mi garganta estaba seca y sentí algunas lágrimas resbalar por mis mejillas.
—Solo fue una pesadilla, nada más —me dejé caer en el colchón y limpié las lágrimas con el puño de mi blusa —. Caden —murmuré y me acosté de lado.
Sentía una horrible opresión en el pecho, no dejaba de llorar y tenía miedo, mucho miedo de lo que pudiera pasar. No sabía que más hacer y esperar me estaba matando.
****
Miré la hora en mi móvil y eran las tres de la tarde, ya había pasado una semana desde que Caden desapareció y cada vez era menos probable que él regresara o eso es lo que decía Bór, quien últimamente estaba mucho más cerca de mí y eso no me gustaba para nada, mucho menos después de haber escuchado aquella conversación entre él y Camille.
Miraba la oscuridad esperando que por ahí apareciera Caden, bajaba cada día a la entrada de los túneles con la esperanza de verlo aparecer por ahí y que esta pesadilla termine ya. Me abracé al sentir más frío de lo normal y suspiré.
—¿Bryony? —giré la cabeza y Bastian estaba detrás de mí.
—Hola, Bastian —lo escuché arrastrar algo, se sentó a mi lado en una silla.
—No puedes estar aquí todo el día, todos los días —comentó serio.
—Sí puedo —le aseguré con un poco de diversión en la voz.
—Sí puedes, pero no debes estar aquí. Te hará daño, este lugar es muy frío y húmedo —miró el lugar que efectivamente era húmedo y frío.
—Soy un demonio, Bastian, no me puedo enfermar —le dije ahora seria.
—Tu madre está preocupada por ti, dice que no has ido a la universidad y estás perdiendo muchas clases solo por estar aquí, pendiente si Caden regresa o no —suspiré y me giré para verlo.
—Agradezco mucho que te preocupes por mí, Bastian, pero no me voy a mover de este lugar hasta que Caden aparezca, ¿Entiendes? Es mi culpa que él no esté aquí en este momento y lo menos que puedo hacer...
—Lo menos que puedes hacer es no culparte por lo que pasó, porque no es tu culpa —me estaba mirando y en el tono de voz que usaba no había ni una pizca de diversión. Lo que quería decir que estaba molesto —. El único culpable es Belial y nada más.
—Pero yo no hice nada para evitar que se lo lleven —suspiré —. Pude hacer algo y el miedo se apoderó de mí, soy una cobarde, eso soy —sentí la mano de Bastian en mi hombro.
—Caden no hubiera querido esto para ti, mucho menos que te culpes por lo que pasó, tampoco que estés aquí lamentándote en lugar de hacer lo que debes de hacer.
—¿Cómo qué por ejemplo? —inquirí.
—Salir de este lugar, ir a la universidad y hacer tu vida normal.
Nada sería normal después de Caden, absolutamente nada.
—No podría hacer "mi vida normal" sabiendo que Caden está desaparecido y que no lo puedo ver, mucho menos si él está sufriendo en donde sea que esté. Después de Caden no hay nada normal —musité.
—Pero tampoco puedes estar aquí día y noche, no puedes culparte y decir que esto es tu culpa cuando no lo es. Deja de atormentarte, Bryony, no ganas nada con eso —sus palabras eran duras pero ciertas, muy ciertas.
—¿Por qué siempre tienes la boca llena de razón? —le pregunté en un tono divertido y él sonrió un poco negando con la cabeza.
—Los años han ayudado mucho, Bryony —giré la cabeza para verlo.
—Lo voy a intentar, Bastian, pero no prometo nada —una tierna sonrisa se dibujó en sus labios.
—Con que lo intentes nos basta —puso su mano encima de la mía y le dio un leve apretón que me hizo sentir un poco mejor. Porque en realidad nada me haría sentir bien, absolutamente nada si es que Caden no aparecía.
****
Mi madre me logró convencer de ir a la universidad aunque la verdad no tenía ánimos de salir de mi cama, pero ya había faltado muchos días y tenía que ponerme al corriente con todas las tareas y trabajos pendientes. Thea era de mucha ayuda en eso, al igual que Curtis que me ayudaban con los apuntes y a estudiar.
—¿Y cómo van las cosas? —preguntó Curtis, se me hizo raro que él preguntara algo así ya que parecía me odiaba en demasía.
—Mal —suspiré y miré a mi alrededor. Estábamos en la cafetería de la universidad, yo intentando almorzar y anotando lo más que podía.
—¿Muy mal? —preguntó Thea a lo que asentí con la cabeza.
—Más mal que bien —dejé a un lado el bolígrafo porque ya sentía mis dedos entumecidos de tanto escribir —. No sabemos nada de Caden y Belial no quiere cooperar.
—Y tampoco lo hará —comentó Thea —. No esperes nada bueno de él, amiga.
—Lo sé, pero...—cogí el tenedor entre mis dedos para picar un poco de fruta —. Creí que si le pedía las cosas por favor haría una excepción, pero ya me di cuenta que a él no le puedo pedir nada bueno —miré a Thea y a Curtis.
—Lamento mucho que te des cuenta de esta manera, pero es mejor que no le pidas nada, no sabes de qué manera se puede cobrar un favor.
—Es un demonio, Bryony —añadió Curtis —. Los demonios no son buenos —la mirada que le echó Thea al pobre lobito lo encogió en su lugar —. Bueno —pasó saliva —, tú eres la excepción —sonrió y Thea puso una mano en su hombro.
—Tú no eres cómo tu padre y eso está bien, le has demostrado que no podrá contigo y que le será difícil poder lograr lo que quiere —bajó un poco la voz.
—Pero lo malo es que no tengo sus poderes, o todavía no los tengo.
—¿Todavía? —Curtis alzó una ceja —. ¿Qué quieres decir? —miró a Thea y después a mí.
—Lo que pasa es que Bryony todavía no saca el cien por ciento todo su poder...
—¿Qué? —casi grita lleno de miedo, menos mal que había muy pocos estudiantes a esa hora en la cafetería —. ¿Estás diciendo que...? —Thea ni siquiera lo dejó terminar.
—Sí, ella es muy poderosa pero no sabe cómo sacar todo su potencial —le explicó con calma —. Y por favor no te vayas a poner paranoico —se giró para verlo mejor.
—Oh.por.Dios —murmuró Curtis, hasta pálido se puso en ese momento —. No me quiero meter contigo.
—No seas exagerado —Thea le dio un golpe en el brazo —. Ella no nos hará nada —Thea me miró con esos ojos grandes y redondos.
—No, no lo haré —les sonreí a ambos —. Pero sino me sacan de aquí les juro que me voy a molestar mucho con ustedes —los tres nos reímos y procedí a guardar mis cosas para salir de la cafetería.
Salimos de la cafetería y anduvimos por el campus un buen rato, lo único que quería era no pensar tanto y no saturar mi cabeza con tanta información y cosas que eran innecesarias para mí. En este momento Caden era mi única preocupación y eso también me estaba haciendo daño.
—¿Ya vieron eso? —a lo lejos vimos a un grupo de alumnos que se aglomeraban alrededor de la pizarra donde se ponían algunos avisos e información importante de la universidad —. ¿Qué creen que haya pasado? —preguntó Thea.
—¿Deberíamos ir? —Curtis nos miró a ambas, yo solo me encogí de hombros.
—Yo los sigo a ustedes —les dije y los empecé a seguir cuando ambos decidieron ir hacia donde estaban los demás.
Los alumnos se empezaron a dispersar con un papel en la mano, al acercarnos nos dimos cuenta que dos chicas estaban entregando aquellos papeles que tenían impresa la foto de tres chicas.
—¿Qué pasa? —pregunté yo.
—Tres chicas de la universidad han desaparecido —nos entregaron a cada uno las hojas con los nombres y fotografías de aquellas chicas —. No se sabe nada de ellas desde hace dos días —comentó la castaña.
—Estamos repartiendo estas hojas con sus fotos e información de ellas y la última vez que se le vio —añadió la rubia —. Si alguno de ustedes las ha visto por favor comuníquense a esos números —señaló los números de teléfono que estaban debajo de toda la información.
—Si sabemos algo les decimos —dijo Curtis y los tres nos giramos para regresar a clases.
—Que raro, ¿no? —dijo Thea con la hoja en sus manos —. Tres chicas desaparecieron —hizo una mueca.
—Ahora no pueden decir que fue Caden —suspiré.
—¿El responsable de esto no es ese vampiro brujo, o sí? —Thea y yo nos detuvimos a mitad del pasillo —. Has dicho que es un sádico sediento de sangre —murmuró Curtis mirando su entorno —. Es posible que sea él.
—Tienes razón, pudo ser él —doblé el papel por la mitad y lo guarde en la mochila.
Ese maldito hijo de...su padre, estaba matando personas a diestra y siniestra sin importarle en lo más mínimo lo que Bastian le había dicho. Al llegar a casa iba a saber quien era yo y que tenía que cumplir con las promesas que hacía.
Entré a las clases restantes pero no pude prestar atención cómo tenía que hacerlo, mi cabeza estaba en otro lado y no donde tenía que estar.
—¿Estás segura que no quieres ir con nosotros? —me preguntó Thea por segunda vez a lo que negué con la cabeza, de nuevo.
—Vayan ustedes, yo tengo algo que arreglar con Bór —le dije para que se quedara tranquila. Ella y Curtis iban al cine y después a comer algo, no quería hacer mal tercio y molestarlos con mi deprimente existencia.
—¿Segura? —ahora preguntó Curtis.
—De verdad, no quiero arruinarles la noche y tampoco quiero hacer mal tercio —Thea me abrazó de lado atrapando mis brazos también.
—Tú nunca harías mal tercio —dejó un beso en mi mejilla.
Ella era tan linda. La mejor amiga que podía tener.
—Se divierten y se lo pasan bien —los señalé a ambos —. La cuidas —le dije Curtis que no dudó en coger la mano de Thea.
—Eso no lo dudes —dejó un beso en sus nudillos y Thea me soltó.
—Cualquier cosa nos avisas, solo espero que no sea Bór quien está haciendo esto sino...—suspiró y negó con la cabeza —. Nos vemos mañana.
—Nos vemos —los vi alejarse y yo caminé hacia la parada del bus para ir a la mansión y enfrentar a Bór de una vez por todas, no se les había negado la oportunidad de comer pero esto ya era demasiado.
****
Al entrar a la casa ya tenía en mis manos las tres fotos de las chicas desaparecidas, ahora solo esperaba que Bór estuviera en la casa ya que últimamente casi no estaba aquí y era un poco difícil poder hablar con él.
Cerré la puerta detrás de mí y miré las escaleras, se me hizo raro no ver a Camille cerca cuando siempre era la primera en recibirme y asegurarse de que estuviera bien y sin ningún rasguño.
Al asomarme a la sala me alegré de ver a Bór en uno de los sofás, con los pies arriba del reposabrazos, un vaso con algún tipo de bebida y el móvil en la otra mano.
—Que bien que estás aquí —le dije entrando a la sala. Me quité la mochila de los hombros y la dejé a un lado.
—Pequeña bruja, que bueno que has llegado —no quitó los ojos de la pantalla de su móvil —. ¿Cómo estás?
—¿Cómo estás tú? Me imagino que bien, ¿no? —hizo un encogimiento de hombros.
—Más o menos, la verdad pensé que habría mucha más diversión en este pueblo pero que me puedo esperar —suspiró —. ¿Y a ti cómo te fue en la universidad? —me miró de reojo —. ¿Todo bien? —regresó la mirada a su móvil.
—Eres todo un cínico, Bór —espeté —. Tú y Bastian habían quedado en algo y se ve que no has cumplido "tu promesa" —ironicé.
—No sé de qué hablas —se incorporó bebiendo de su vaso para después dejarlo en la mesita de enmedio.
—De esto —le mostré las tres hojas poniéndolas en sus piernas —. ¿Todavía no sabes nada? —me crucé de brazos y levanté una ceja.
—No, no sé de qué hablas —dijo serio —. ¿Qué es esto? —se fijo en las tres hojas y solo así dejó su móvil a un lado —. ¿Tres chicas desaparecidas?
Me miró.
—Sí, supongo que son tres de tus víctimas —no le quitaba la mirada de encima.
—Estás completamente loca, bruja, yo no maté a estas chicas, ni siquiera las conozco.
—Pues da la casualidad que desde que llegaste suceden cosas raras y ahora hay desapariciones extrañas —lo enfrenté y se puso de pie. Obvio que era mucho más alto que yo por lo tanto tuve que echar la cabeza hacia atrás para poder verlo mejor.
—También podrías dudar de tu novio, él también ha cometido muchos crímenes.
—No le eches la culpa a Caden cuando no está aquí para defenderse y el que no esté es más que suficiente para dudar de él —espeté.
—¡Yo no fui! —gruñó, caminando hacia mí y yo yendo para atrás.
—¡Pues Caden tampoco fue! —lo señalé y cuando no pude caminar más pasé saliva al verme acorralada entre la pared y su cuerpo.
—Yo tampoco fui, brujita —subió una mano a la altura de mi mejilla y con dos dedos apartó un mechón de mi cabello, apoyando la otra mano en la pared a la altura de mi rostro.
—Es-estás demasiado cerca —murmuré.
—¿Ah sí? ¿Y eso te gusta o te disgusta? —por alguna extraña razón me empecé a sentir nerviosa.
—No te quiero cerca —zanjé.
—Esa no fue la pregunta que yo te hice. ¿Te pregunté si mi cercanía te gusta o te disgusta? —ni siquiera podía verlo a los ojos. ¿Por qué?
—Me disgusta, no te quiero cerca, no eres bueno.
—Tú tampoco lo eres —soltó mi cabello y esos dedos los puso bajo mi barbilla, la cual levantó para que lo viera a los ojos —. Tú tampoco eres buena, Bryony Doomster, yo creo que somos más iguales de lo que tú dices.
—Tú y yo no nos parecemos en absolutamente nada —le dije seria y él solo sonrió de lado.
—¿Estás segura?
—Más que segura, Bór —se lamió los labios con una delicadeza que me estremeció por completo.
—No te creo, eres un monstruo cómo yo y lo sabes.
—Solo he matado una vez y lo hice por una buena causa.
¿Por qué me estaba defendiendo de él? No tenía porqué hacerlo pero aún así tenía la necesidad de dejarle en claro que no éramos iguales.
—Eso dices ahora pero estoy seguro que cuando pruebes solo un poco de la oscuridad que yace dentro de ti, matar será parte de la rutina.
—¿Cómo puedes decir esto? ¿Cómo puedes ser tan insensible y tan hijo de puta a la vez? —mis palabras no hicieron efecto en él, no mostró ni un ápice de dolor o tristeza.
—Mi madre era una bruja que alababa a Lucifer y mi padre es un vampiro de cientos de años, cruel y despiadado, deberías agradecer que en este momento sigas con vida por atreverte a desafiarme y hablarme de la manera que me hablas —espetó.
—Yo no estoy bajo tu manipulación ni mucho menos y te puedo hablar de la manera que a mí se me pegue la gana —mi voz se escuchó altiva y no dudé en decirle sus verdades.
—Eres una pequeña bruja desafiante y gruñona —gruñó un poco y su labio superior se elevó.
—Apartate antes de que use uno de mis hechizos contra ti y te convierta en una rana —levanté mis manos a la altura de su torso y solo así se apartó.
—Podrías darme un beso para que me convierta en un príncipe —se cruzó de brazos con una estúpida sonrisa burlona en los labios.
—Ni en tus más húmedos y extraños sueños —dio un par de pasos lejos de mí.
—Contigo tengo sueños muy húmedos.
—Idiota —espeté —. Y no me cambies el tema, tú mataste a esa chicas y no digas que no.
—Es que yo no fui y no sé como hacerte entender que no lo hice. No.Lo.Hice ¿Cuántas veces quieres que te lo repita? —dejó caer sus brazos a sus costados.
—No me importa que jures por la tumba de tu madre, nada me hará dejar de creer que tú eres el responsable de esto. No te creo.
—Pues no me importa —masculló.
—Pues a mí me importa menos, Bór.
—Si a ti te importa poco a mí mucho menos, pequeña bruja.
—¡Ya te dije que no me digas así! —golpeé el piso con mi pie.
—No hagas rabietas, ya no eres una niña —me señaló con el dedo.
—¡Y tú eres un completo idiota! No se puede hablar contigo —gruñí y cogí mi mochila para salir de la sala —. Imbécil, engreído, ególatra...
Escupía mientras subía las escaleras con pisadas fuertes y largas. Al terminar de subir giré para ir a la habitación y encerrarme ahí dentro.
No entendía porqué Bór seguía negando lo obvio, por qué no admitir que él había hecho todo esto, no entendía de verdad.
Entré a la habitación y cerré la puerta, dejé la mochila encima de la cama y me asomé a la ventana. El gran bosque estaba frente a mí, era tan extenso que no podías ver donde terminaba este, con grandes árboles y copas llenas de hojas. Me sentía tan pequeña pero a la vez tan unida a este lugar, Bibury era un hermoso lugar pero estaba lleno de monstruos, entre todos ellos estaba yo también.
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