Capítulo 39 ☾
Primer capítulo del año. Espero dejen muchos comentarios así subo más rápido el siguiente ;)
Caden
El sol todavía no salía cuando nosotros ya estábamos listos para ir en busca de esta vasija. Morgan, Camille, Bór, mi brujita y yo, iríamos por los túneles para encontrar la puerta donde estaba la vasija que serviría para detener a Al y Aluca, aunque no estaba seguro de cómo íbamos a detener a Belial, si no teníamos un arma para él.
Bajamos a la entrada de los túneles, Bastian, Oddur y Adele nos acompañaron con lámparas para iluminar un poco la entrada ya que ahí abajo todo estaba oscuro y no se podía ver nada con claridad.
—¿Están seguros de esto? —preguntó Oddur a lo que Camille negó con la cabeza y encendió su lámpara.
—No, no estamos seguros pero hay que hacerlo, ¿No es así, Bryony? —se dirigió a Bryony que sacaba una lámpara de su mochila y asintió con la cabeza.
—Exacto —se limitó a decir acomodando la mochila sobre sus hombros y encendiendo la lámpara.
—Mucho cuidado —Adele se acercó a su hija para abrazarla —. Regresa por favor.
—Lo haré, mamá, lo juro —la mujer tenía los ojos llorosos y su voz se escuchaba rota —. Te quiero —asintió con la cabeza y se separaron.
—Suerte —fue lo único que dijo Bastian.
—Vamos a regresar —expresó Morgan dándoles la espalda.
Bór fue quien abrió la pequeña puerta de rejas, entró primero y detrás de él lo hicieron Camille junto a Morgan y a lo último Bryony y yo. Escuché que la reja se cerró y pegué un respingo porque no supe si alguien la cerró o lo hizo sola. Cogí la mano de Bryony entre la mía apretando sus dedos también.
El lugar era amplio para que dos personas caminaran una al lado de la otra sin problema alguno. No era muy alto, al menos unos dos metros, la cabeza de Bór casi rozaba con el techo del túnel. La llama que Bór llevaba encendida en la mano ayudaba mucho para iluminar lo que había frente a él.
—Hace mucho frío aquí —dijo mi pequeña bruja. No dudé en quitarme la chaqueta que llevaba encima y ayudarle a quitarse la mochila de los hombros para que dejara de tiritar de frío. De todos nosotros ella era la más humana y todavía podía sentir los cambios bruscos de temperatura —. Gracias —iluminé su rostro con la luz de la lámpara y me regaló una hermosa sonrisa.
—De nada —musité cogiendo de nuevo su mano.
Avanzamos en línea recta por algunos metros donde todo era igual. Paredes lisas, nada de iluminación y un suelo lleno de tierra y polvo. Algunas gotas caían del techo y formaban pequeños charcos pero no había nada de qué preocuparse, al menos no por ahora.
—¿Seguros que vamos hacia algún lado? —se quejó Camille —. Siento que por mas que avanzamos no llegamos a ningún lugar —bufó, desesperada.
—Estamos avanzando —le dijo Morgan tranquila.
—Eso dices tú —resopló pero ya no dijo nada más.
Seguimos caminando por un par de horas más, el frío disminuyó un poco pero había algo raro en el ambiente, era como si alguien nos estuviera observando a la distancia entre la oscuridad, pero por más que miraba detrás de nosotros no había nada, ni nadie.
—Tenemos un problema —Bór se detuvo de golpe y detrás de él lo hicimos todos —. Bruja, se solicita tu presencia aquí —Bryony se acercó a Bór y yo fui detrás de ella.
—Dios —jadeó ella. Frente a nosotros había al menos diez entradas más, todas y cada una de ellas llevaba a algún punto en Bibury, pero no estábamos seguros cuál de aquellas entrada llevaba a la vasija.
—Solo tú sabes por donde ir, así que haz tu magia —Bór dio un paso atrás dejando a la deriva a Bryony. Empujé a Bór para quedar al lado de mi brujita y puse mis manos en sus hombros.
—Tú puedes hacerlo, solo concéntrate.
—No sé cómo —dijo apenada. Bór bufó y se quejó. Le eché una mirada asesina y con toda la calma del mundo hablé con Bryony.
—Cierra los ojos. Concéntrate en el lugar al que quieres llegar y todo se va a iluminar para ti —asintió y cerró los ojos. Todos se sumió en su silencio absoluto donde solo se podía escuchar su respiración y las gotas de agua cayendo del techo y estancándose en los charcos.
—Es por ahí —sin abrir los ojos levantó su brazo derecho y con un dedo señaló la tercera entrada de derecha a izquierda —. Esa es la entrada que nos va a llevar a la vasija.
Abrió los ojos y se sorprendió al ver la entrada. Bajó la mano y me miró.
—Te dije que sí podrías hacerlo —dejé un beso en su frente y Bór pasó a nuestro lado, empujándonos a ambos. No me gustaba su maldita actitud pero debía aceptar que podía ser de mucha ayuda si algo llegaba a salir mal.
Los cuatro seguimos a Bór entrando por donde nos dijo Bryony y tan solo al dar el primer paso la atmósfera cambió de ser fría a ser un poco más cálida. Con las lámparas iluminamos las paredes, el techo y el suelo. Aquí ya no había goteras en el techo, mucho menos charcos en el suelo o tierra, solo algo de polvo. Todo se veía tan conservado cómo si alguien hubiera estado aquí recientemente.
—Alguien que diga algo, me está matando este silencio —dijo Bór, aburrido.
—Podrías empezar por decirnos que te hace ser tan hijo de puta —masculló Camille —. Porque lo eres.
—Gracias —dijo orgulloso —. No se necesita mucho para serlo, se nace así.
—Imbécil —espetó Camille —. Siempre serás el mismo imbécil de todos, Bór.
—Y tú siempre serás una despiadada asesina —le respondió Bór sin inmutarse.
En el momento que Bór iba a hablar escuché el sutil sonido de pasos detrás de nosotros. Cómo si alguien nos siguiera.
—Esperen —todos se detuvieron, me giré y con la lámpara iluminé detrás de nosotros, el techo, las paredes y el suelo, pero no había nada.
—¿Qué? —preguntó Bór, irritado.
—Escuché algo —levanté un dedo para que se callaran, esperando poder escuchar de nuevo ese sonido, pasaron unos segundos pero no había nada.
—Estás paranoico —Bór se dio la vuelta y siguió avanzando —. No creo que aquí haya algo.
Él creía eso pero yo estaba seguro de lo que escuché y no estaba paranoico, cómo él dijo.
—No pasa nada, Caden —Bryony apretó mi mano —. Vamos.
Los tres ya habían avanzado unos metros, quedándonos un poco atrás. Caminamos detrás de ellos, hasta alcanzarlos. El frío pasó a segundo plano y ahora empezó a hacer un poco más de calor, ¿Cómo era posible que lo sintiera?
—Estamos cerca del infierno —dijo Bór.
—Idiota —musité y a lo lejos escuché su risa llena de burla.
A los pocos metros, Bór se detuvo de nuevo.
—¿Es joda? —al llegar hasta él pudimos ver cómo el camino terminaba y frente a nosotros ya no había nada más, solo un acantilado y abajo un sendero que llevaba quien sabe donde —. ¿Este demonio no te dijo nada de esto, supongo? —miró a Bryony y ella negó.
—Él no era muy hablador —Bór bufó. Hoy estaba de muy mal humor, más de lo que siempre estaba —. Vamos a tener que bajar porque ese camino es el que nos va a llevar a la vasija —levantó el brazo y señaló a su derecha otra entrada.
—Sino queda de otra.
Al no haber otra manera de bajar lo único que podíamos hacer era saltar desde donde estábamos hasta abajo, eran aproximadamente unos quince metros, quizá más. Bór regreso por el túnel a una buena distancia y nos apartamos a cada lado.
—¿Qué hace? Dime qué hace —Bryony se aferró a mi brazo cuando Bór se puso en posición para empezar a correr —. Dime que no va a hacer lo que creo —me miró y fue Camille la que respondió.
—Pues claro que lo hará, brujita, no hay otra manera de bajar.
Diciendo esto Bór empezó a correr para ganar impulso y se echó al vacío. Nos acercamos y extendió los brazos, gritando feliz. Nos acercamos al filo del acantilado para verlo.
—¡Sí! —dio algunas vueltas en el aire antes de incorporarse y caer de pie hundiendo un poco el suelo bajo sus pies —. ¡Bajen, es divertido!
—No, no —Bryony me soltó y dio unos pasos atrás —. Yo no voy a bajar así, no lo haré.
Camille se acomodó la mochila a los hombros dándole la espalda al vacío y sonrió.
—Vamos, no tengas miedo, pequeña bruja —se dejó caer y al igual que Bór extendió los brazos.
—¡No! —un grito de horror salió de la garganta de Bryony al ver que Camille se dejaba caer. Se acercó a la orilla pero la vampiresa sonreía mientras caía de espaldas y antes de tocar el suelo se irguió y cayó de pie.
—¡No tengas miedo, brujita! —la animaba Camille.
—¡Ustedes están locos! —les gritó de vuelta a lo que Bór y Camille solo se rieron —. ¿Tú también lo harás, Morgan? —la rubia no dijo nada, se encogió de hombros y se arrojó al vacío.
—¡Yujú! —gritó Morgan.
—No puedo hacerlo —musitó, tenía miedo y era comprensible, la distancia de donde estábamos hasta el suelo era considerable, a cualquiera en su sano juicio le daba miedo saltar desde tan alto.
—No voy a dejar que nada te pase, lo juro —cogí sus manos y las llevé a mi espalda, rodeando mi cuerpo con sus brazos —. Solo aférrate a mí y no va a pasar nada —la miré a los ojos. La levanté del suelo para que sus piernas abrazaran mi cintura —. No me sueltes y yo no te voy a soltar a ti, ¿Sí?
—Lo haré —dijo determinada, asintiendo.
—Vamos —mis brazos rodearon su delgado cuerpo y di unos pasos para acercarnos a la orilla —. Cierra los ojos nada más. Todo será rápido.
—No me sueltes, Caden.
—Nunca lo haré, pequeña bruja.
Nos dejé caer al vacío y sentí una especie de opresión en el pecho mientras caímos.
—¡Abre los ojos, Bryony! —gritaba Camille.
—¡No! ¡No lo haré! —se aferró más a mí, enterrando sus dedos en mis ropas. Apretaba los ojos y su corazón latía demasiado rápido. Caímos mientras mis cabellos se movían al igual que los de ella, rompíamos el viento y podía escucharlo en mis oídos. Al aterrizar en el suelo solté un jadeo pero seguía abrazando a Bryony contra mí.
—Listo —murmuré dejando un beso en su frente.
—¿Ya? —no quería abrir los ojos.
—Ya, ya puedes abrir los ojos —negó —. Hazlo, todo está bien.
Detrás esperaban Bór, Camille y Morgan.
Abrió los ojos lentamente, asegurándose que estábamos en el suelo y no cayendo al vacío. Dejó de abrazar mi cintura con sus piernas y bajó con cuidado. Me soltó y dio un paso atrás.
—Eso fue fácil —tal parece que se mareó porque trastabilló y casi cae al suelo de no ser porque puse mi mano en su espalda.
—¿Estás bien? —sacudió la cabeza.
—Solo fue un mareo —sonrió —. No...espera.
Me apartó de ella rápidamente, se dio la vuelta de prisa y solo pude escuchar cómo vomitaba y sus hombros se sacudían.
—Puaj —expresó Camille, me quité la mochila de un hombro y saqué una botella de agua.
Bryony tenía una mano apoyada de la pared rocosa mientras sacaba todo y lo echaba al suelo.
—Toma —le entregué la botella.
—Gracias —puse mi mano en su espalda y empecé a acariciarla.
—Saca todo —murmuré —. No te preocupes —abrió la botella, se enjugó la boca y echó el agua sucia a un lado. De nuevo bebió para limpiar su boca y la tercera vez que se llevó la botella a los labios ya no escupió. Se incorporó a mi lado y me entregó la botella de agua. Al guardar la botella me di cuenta que Bór no estaba en su lugar.
—¿Dónde está ese imbécil? —cerré la mochila y me la colgué sobre los hombros. Camille y Morgan se miraron —. Espero que no haga una estupidez —me quejé.
—Ni cuenta nos dimos cuando se fue —pase a su lado.
—A él hay que vigilarlo siempre —nos acercamos a la entrada del túnel y lo escuchamos gritar.
—¡Vengan! ¡Rápido! —me giré y esperé que Camille y Morgan pasaran primero, al quedar a mi lado, cogí la mano de Bryony y las seguimos.
—Esto se parece mucho a mi sueño —musitó alumbrando con la lámpara las paredes —. Estoy segura que estamos cerca —sonrió.
A lo lejos pudimos ver un halo de luz de color naranja. Al acercarnos los tres estaban mirando un punto en específico. Todavía se me hacía raro que nada malo haya pasado y aquello solo aumentaba mi miedo de que algo fuera pasar más adelante. Algo o alguien tenía que cuidar estas reliquias sin embargo no había nadie que lo hiciera y eso era más raro aún.
—¿Qué es eso? —pregunté. En las paredes había unos jeroglíficos.
—Es una lengua muerta —habló Morgan. Pasó sus dedos por las inscripciones en la pared —. Mi madre me enseñó esta lengua.
—¿Y qué dice? —preguntó Bór desesperado —. Espero que no sea ningún tipo de maldición o algo así.
—No, no lo es —dio unos pasos atrás hasta chocar con la otra pared y con la lámpara que sostenía en una mano empezó a alumbrar todo —. Aquí dice que solo la sangre real podrá abrir la puerta y que todo aquel que ose hacerlo será castigado.
—Eso ya lo sabemos —dijo Camille.
—Sí, pero no es lo mismo la sangre de un demonio a la de un ángel —ahora iluminó el rostro de Bryony que se contrajo al recibir toda la luz en sus ojos.
—¿Qué quieres decir? —le pregunté. Una llama se encendió en su mano y junto con la que Bór tenía iluminaba mucho más el lugar.
—Ningún demonio puede abrir la puerta, solo un ángel. Dios puso este sello porque sabía que sus hijos iban a querer robar lo que está ahí dentro. Debe haber más cosas importantes para tu abuelo —dijo mientras leía las inscripciones.
—Bryony no es un ángel —nos recordó Bór —. No va a poder abrir esa puerta —maldijo.
—Tenemos que intentarlo —ahora fue Morgan quien se adelantó y dio vuelta a la derecha para entrar en otro túnel. Los cuatro la seguimos de cerca y nos detuvimos cuando la vimos de pie frente a una enorme puerta de bronce.
—Demonios —expresó Camille asombrada. Iluminamos la puerta de arriba abajo y tenía más inscripciones pero en otra lengua.
Era algo impresionante, había dibujos en toda la superficie, desde cadenas, vasijas, hasta ángeles y demonios. La puerta era alta y por lo que se veía gruesa también. Nadie podía entrar, nadie que no fuera digno de hacerlo.
Bryony
Todo era tal cual lo había visto en mis sueños. Desde las paredes, las inscripciones hasta el color y tamaño de puerta. Me acerqué a esta y miré a mi alrededor para asegurarme que no era otro sueño y que el demonio no estaba detrás de mí cómo aquella vez. Pero no, él no estaba ahí así que regresé la mirada hasta la cerradura y solté el aire.
—Entre más pronto terminemos esto, más rápido vamos a salir de aquí —escuché a Bór —. No me gusta este lugar, algo muy raro aquí.
—Ahora tú eres el paranoico —Caden se puso a mi lado y me entregó una navaja.
—Ya, pero hay algo raro en todo esto —se quejó de nuevo, Bór.
—Cuidado —musitó Caden a mi lado y cogí la navaja abriendo mi mano izquierda y pasando la filosa hoja por toda la palma, el corte me ardió y quemó mi piel. La sangre empezó a fluir cómo un río y no dudé en poner mi mano en la cerradura para que las gotas de sangre cayeran sobre esta —. Toma —mi vampirito me entregó un pañuelo a la vez que me quitaba la navaja, la limpiaba y la guardaba en el bolsillo de su pantalón.
Me quedé en mi lugar esperando que la puerta se abriera pero no pasó nada.
—Les dije que ella no es un ángel —dijo Bór.
—¡Cállate! —le dijimos los cuatro al mismo tiempo, solo resopló molesto.
—¿Escuchan eso? —Caden levantó un dedo y en ese momento escuchamos cómo desde adentro la puerta se empezaba a abrir. Era el sonido de engranajes trabajando, pero parecía que estos estaban oxidados porque la puerta tardó en abrirse por completo. Al hacerlo todo se iluminó, las antorchas se encendieron solas dejando ver a la perfección todo lo que había dentro. Di un paso dentro, con miedo y muy sorprendida por lo que tenía frente a mí: las paredes eran altas, de un color blanco pero más crema, había repisas de cristal con algunas reliquias de color dorado. Todo estaba perfectamente limpio y acomodado en su lugar. Parecía que aquí dentro los años no pasaban y todo se mantenía pulcro.
—Vaya, vaya —escuché a Bór —. Esto es un tesoro.
Al voltear y verlo me di cuenta de sus intenciones, frente a él había una copa dorada.
—No toques nada —le advertí pero no me hizo caso. Cogió la copa entre sus manos pero esta quemó su piel al instante y la dejó caer al suelo quejándose de dolor.
—¡Mierda! —quiso patear la copa pero lo detuve antes de que hiciera tal barbaridad.
—¡No! No lo hagas —lo detuve. Pensé que estaba loca al importarme un pedazo de reliquia pero al tocar la copa esta me transportó a ese momento, cientos de años antes de que yo naciera. Él estaba frente a mí, sentado con cada uno de sus discípulos a su lado, me fije más en Judas que no dejaba de verlo y preguntarse una y mil cosas que le hacían colapsar la mente.
—¿Jesús? —no dijo nada, solo me miró y regresé a mi lugar. Abrí la boca en busca de oxígeno. Sostenía la copa con fuerza para no dejarla caer al suelo.
—¿Bryony? —al ver sobre mi hombro estaba Camille, con una mano en mi hombro —. ¿Estás bien? —miré mi entorno y todos me miraban atónitos.
—Todo lo que está aquí es sagrado —les dije —. Nadie que no pertenezca al cielo puede tocarlo.
Advertí a Bór que se seguía quejando por la quemadura en su mano.
—Me hubieras dicho eso antes —espetó.
—Esta es la copa en la que Jesús bebió vino en la última cena —dejé la copa en su lugar —. Todo aquí es valioso y solo debemos tomar la vasija y salir.
Di un paso atrás y Camille lo hizo conmigo.
Aquí había de todo, desde la copa, hasta cadenas que no sabía para qué servían y tampoco quería saber. No entendía cómo esto que era tan valioso para él estaba aquí en la tierra, tan expuesto a los humanos y más que nada para los demonios que podrían hacer con ellos lo que quisieran.
—Recuerdo que un día mi madre me dijo que había reliquias valiosas en la tierra, pero al ser profanadas ya no podían ser devueltas al cielo. Estaban manchadas por las manos humanas —habló Morgan mirando todo lo que había —. Esa copa que está ahí es muy valiosa para los demonios, si la llegasen a tener en su poder podrían usarla para envenenar las almas de las personas —Morgan miraba todo con asombro —. Cada una de estas reliquias podría ser usada para el mal —se giró hacia mí —. Y es mejor que nadie sepa que aquí están.
Se alejó para seguir mirando todo con curiosidad.
Miré a Caden que solo se encogió de hombros. Me imagino que para Morgan estar en este lugar era tentador.
—Menos mal que los demonios de mi clase no podemos tocar nada —murmuró pero la pude escuchar.
—Creo que esto es lo que buscas —fui hacia donde estaba Caden y frente a él estaba la vasija, intacta. Era de color ocre, tenía inscripciones en toda la superficie, era la misma lengua que estaba en las paredes, no entendía que decía pero me imaginaba que era una especie de hechizo.
—Coge eso de una vez y vámonos de aquí —advirtió Bór —. La atmósfera se siente más pesada.
Yo también había sentido el cambio en el ambiente. Era algo extraño, como si alguien nos estuviera observando escondido en la oscuridad.
No dudé en coger la caja que parecía de cristal pero no se veía tan frágil. Arriba apareció una agarradera la cual cogí con una mano. Miré por última vez este lugar con la esperanza de no regresar nunca más, no me gustaba en nada y había algo muy raro en todo esto. O quizá solo eran imaginaciones mías.
Caden y yo salimos primero, después lo hicieron Camille junto a Morgan y al final lo hizo Bór. A nuestras espaldas escuchamos cómo los engranajes se movían y la puerta se empezó a cerrar para quedar sellada de nuevo.
—¿Cómo vamos a regresar? —Bór sacó de su mochila uno de los mapas que nos habían dado Bastian y Oddur. Caden también sacó uno y los dos empezaron a revisar. Camille encendió su lámpara mientras que en la mano de Morgan se formaba una llama de color naranja, al igual que en la mano de Bór.
—Es más que obvio que no podemos regresar por el mismo lugar. Es muy alto para saltar o escalar, además la vasija se puede romper —opinó Caden —. Así que el camino que nos puede llevar a una salida es por aquí —me acerqué para ver lo que señalaba en el mapa.
—Queda lejos de la mansión, muy lejos. Saldríamos cerca de Quenington, aquí dice que esta salida está cerca del río Coln —dijo Bór.
—Pues no hay más tiempo que perder y vamos ya. Me da escalofríos estar aquí.
Camille también sentía que algo raro estaba pasando y podía asegurar que Morgan presentía algo al igual que yo. No perdimos más tiempo y guardaron los mapas a los costados de las mochilas para tener mejor acceso a ellos.
Avanzamos por el largo pasillo cómo si fuéramos por el camino de donde llegamos pero esta vez nos metimos en otro túnel a nuestra mano izquierda.
—¿Escuchan eso? —preguntó Caden a mi lado. Yo no escuchaba nada y era obvio, todos ellos tenían aquel sentido más desarrollado que yo —. Se escucha cómo cuando camina una araña. Y no estoy paranoico.
Aquello lo dijo por Bór que lo llamó paranoico.
—Shhhh —Bór se detuvo de golpe. Levanto un dedo para que le hiciéramos caso y ahora sí, todos escuchamos aquellos sutiles pasos.
—Se los dije —musitó Caden. Me puso detrás de él para protegerme de lo que sea que acechaba en la oscuridad. Ni siquiera nos imaginamos lo que había ahí.
Camille iluminaba con su lámpara cada rincón. En ese momento una gota de agua me cayó en la mejilla y al sentirla con los dedos me di cuenta que no era agua ya que esta cosa era más viscosa cómo la baba.
—Mi-er-da —Camille iluminó el techo. Todos levantamos la cabeza y en el techo había unas extrañas criaturas pegadas a este. Su piel era de color gris, con grandes cabezas sin pelo, ojos rojos enormes, sus brazos eran largos y muy delgados, la piel se pegaba a sus huesos, al igual que sus piernas que eran en extremo lagar y huesudas. Con sus dedos enterrados en el techo se sostenían para no caer y nos observaban cómo si fuéramos las presas que estaban a punto de devorar por completo.
—Tenemos que correr —murmuró Bór sin mirarnos, pero estas cosas pudieron percibir de donde venía aquella voz y lo enfocaron directamente a él.
—No podemos arriesgarnos, tenemos que pelear —dijo Morgan —. Son criaturas traídas del infierno —en ese momento me di cuenta de que en su mochila llevaba cuchillos largos y muy filosos.
—¿Pelear? —preguntó Camille mirando hacia arriba mientras Caden me protegía con su cuerpo.
—Pelear y proteger a Bryony —en ese instante el cuchillo que llevaba en las manos se desplegó en una espada que cogió con ambas manos.
Esto sería una masacre. Teníamos que enfrentarnos a estas cosas que se veían peligrosas y tenía miedo, sí, tenía mucho miedo pero iba a proteger esta vasija con mi vida si era necesario hacerlo.
🌸🌸🌸🌸
¡Hola! El primer capítulo del año y tenía que ser de esta historia. Espero les haya gustado el capítulo porque les aseguro que se vienen cosas que no se esperan, quizá me odien pero me lo merezco.
Preguntas:
¿Qué creen que pase con esas criaturas?
¿Podrán todos salir con bien del túnel?
¿Creen que algo malo le pase a alguno de ellos?
¿Teorías?
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