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Capítulo 38 ☾

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Caden

—No quiero que hagas una de tus idioteces —le advierto a Bór quien está afuera de la casa. Bryony me mira y me encojo de hombros —. No confío en él —admito.

Bór se ha ofrecido a poner un escudo en la casa para que ni Belial ni Eamon puedan sabes nada.

—No entiendo el porqué —dice Bór y da un paso cerca de la madre de Bryony.

—Debe ser por la larga lista de idioteces y maldades que has hecho a lo largo de estos cien años —gruño.

—Yo me voy a encargar de que todo se haga bien —dijo Adele sonriendo.

—No necesito que me esté vigilando —le dijo Bór, algo molesto.

—Se queda aquí contigo para que observe que el hechizo esté bien hecho.

—¿Miedo? —Bór me miró de reojo y con un poco de burla.

—Precaución —le dije yo, cruzándome de brazos.

—Vayan con cuidado, yo lo vigilo.

Y para la mala suerte de Bór, Adele junto a Camille se quedaron a vigilarlo, asegurándose de que hiciera el hechizo para proteger la casa de Belial y Eamon, no queríamos que nadie estuviera viendo lo que estábamos haciendo o tramando. Era peligroso que Belial descubra que iríamos por esa vasija para detener a Al y Aluca.

Entramos a la casa y Bastian junto a Morgan y Oddur sacaban todos los mapas que el primero tenía guardados en su biblioteca. Había mapas encima del escritorio, en los sofás y en el suelo.

—Caden, Bryony —nos llamó a ambos, haciendo una seña para que nos acerquemos a ellos —. Creo que hemos encontrado un mapa que puede servir.

Bryony y yo nos acercamos a ellos. Bastian señaló un punto en específico en el mapa.

—Abajo de la casa hay una red de túneles que conducen a cualquier parte de Bibury y más allá —ahora señaló a donde llevaban los túneles y prácticamente estaban en todo Bibury —. Uno de ellos debe llevarlos a donde está esta vasija —puso sus ojos en Bryony.

—No estoy segura de cuál de estos es —dijo ella apenada —. En mi sueño todo era oscuro y no sé exactamente por donde íbamos.

—Pero...¿Cómo es eso posible? —suspiró Bastian, molesto.

—El demonio solo me dijo que yo iba a saber cómo llegar a este lugar y ya.

—Me imagino que por ser un demonio tenga claro donde está exactamente esta vasija —dije yo y todos me miraron.

—Sí, quizá sea eso —musitó Bryony a mi lado.

—Debemos estar preparados por si algo está allá abajo —dijo Oddur y en ese momento Bryony se enganchó de mi brazo. Estaba con los brazos cruzados sobre su pecho, con la mirada fija en nosotros.

—¿Por si algo está allá abajo? —la voz de Bryony salió en un jadeo lleno de terror y pánico —. ¿Algo cómo qué? —me miró hacia arriba y pasó saliva.

—Algo cómo criaturas demoníacas —Oddur se encogió de hombros, despreocupado, ante la atenta mirada de Bryony.

—¿Criaturas...demoníacas? —se aferró a mi brazo con tal fuerza y rodeé sus delgados hombros con mi brazo.

—No va a pasar nada —le dije sereno. Las palabras de Oddur no estaban ayudando en nada a la situación de Bryony —. Y si algo llegase a pasar yo voy a estar a tu lado para cuidarte, solo tú puedes abrir esa puerta y no voy a dejar que nada pase.

Bryony negó con la cabeza.

—Yo voy a ir también —Morgan a su lado puso una mano en su brazo —. Camille te va a cuidar y Bór puede ser de gran ayuda.

—Está bien —dijo en suspiro.

—Tú sabrás que camino los va a llevar a este lugar —dijo Bastian —. Pero lo mejor es que lleven un mapa por si se llegan a perder.

Asentí con la cabeza.

—Entre más pronto bajemos a los túneles, mejor —dije y Morgan me dio la razón.

En ese momento los cinco miramos por la ventana cuando una especie de manto de color lila empezó a cubrir la casa y sus alrededores. Bór estaba haciendo su trabajo y esperaba, por su bien que lo hiciera bien, sino me iba a olvidar de que alguna vez le tuve aprecio y le iba a sacar el corazón con la mano.

No pasó mucho tiempo para que Bór, Camille y Adele entraran a la casa. El primero lleno de satisfacción por lo que había hecho.

—Listo —se dejó caer en el sofá con los brazos en la nuca —. Ahora nadie ajeno podrá ver lo que hacemos aquí —hizo un guiño a lo que yo rodé los ojos y bufé.

Siempre era tan egocéntrico, creyéndose el mejor de todos. A veces lo odiaba tanto.

—¿Y cuando nos vamos? —preguntó Bór.

—Mañana —le respondió su padre. Bór solo bufó y se quejó cómo un niño berrinchudo.

—Bien, yo quería disfrutar de mi estadía aquí en este pueblo pero mañana será.

—No tienes que ir sino quieres —le dije sin mirarlo.

—¿Disculpa? Yo quiero ayudar.

—Mucho ayuda el que no estorba —musité. Volteé a verlo y este me mostró sus filosos dientes.

—No me provoques, Edevane —masculló Bór —. Si sigues así te vas a arrepentir de tus palabras —me señaló con un dedo.

—No te tengo miedo, Bór —lo miré a los ojos atentamente, los suyos eran dos pozos negros donde no había nada, solo maldad, crueldad y muerte. Bór era eso: la muerte misma.

—Calma chicos, no empiecen por favor —pidió Bastian —. No ganan nada con estar discutiendo, mucho menos ahora que las cosas están así.

—Esperen —Oddur levantó la mano, todos lo miramos y nos quedamos en silencio —. ¿Por qué nadie me dijo que hay lobos cerca? —sus iris pasaron de ser de ese café intenso a un ámbar y dejó ver sus filosos colmillos.

—¿Lobos? —musité.

—Es Thea —Bryony se separó de mí y fue directamente a la puerta.

—Los lobos no son un peligro para nosotros —le dijo Bastian a Oddur —. Si algo malo llega a pasar ellos estarán de nuestro lado.

—No deben confiar en ellos —espetó Bór.

—Tú cállate, no sabes nada —zanjé.

—Los lobos son peligrosos e inestables, no son de confiar —espetó Bór.

Tanto Oddur cómo Bór tenían problemas con los lobos desde que se fueron a Islandia y se adueñaron de cada centímetro de este lugar y sus habitantes. Los lobos no los querían a ellos y ellos no aceptaban a los lobos, más que nada por la manera de pensar de Bór y su actuar. Bór era un ser malévolo, oscuro y lleno solo de malos sentimientos. No había nada bueno dentro de él y eso no le gustaba a muchos. Aún así él mantenía a todo un país bajo sus órdenes y leyes, nadie podía ir en su contra, yo estuve bajo su control por muchos años y ahora lo despreciaba por eso.

—Tú eres peligroso, inestable y estás aquí.

Bryony entró en ese momento al despacho y me acerqué a ella.

—¿Qué pasa? —quedamos cerca.

—Thea quiere hablar conmigo, tiene algo qué decirme.

—Ve con ella, yo me quedo aquí —sonrió asintiendo y se dio la vuelta para salir del despacho. Fue hacia la cocina donde Thea y Curtis la esperaban.

Bryony

Al entrar a la cocina Curtis y Thea estaban tomando asiento en las sillas.

—¿Te llegó mi mensaje? —le pregunté a Thea, sentándome frente a ella.

—Sí, me llegó y creo que es una locura lo que van a hacer —dejó su bolso colgado en el respaldo de la silla —. Ambos creemos que es una locura —señaló a Curtis a su lado y este le dio la razón asintiendo.

—Lo es —dijo el lobo a su lado.

—Quizá lo sea pero solo yo puedo abrir esa puerta. Por eso quería que vinieras —subí mis manos para coger las suyas —. No te pido que vengas con nosotros porque eso sería llevarte a un lugar oscuro donde algo te puede pasar, solo quería verte antes de irme.

Thea sonrió dulcemente y sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Tampoco me apetece mucho ir bajo tierra donde puede haber criaturas extrañas —dijo de mala gana —. Pero les he hecho esto —soltó mis manos y se giró hacia su bolso. Miré extrañada a Curtis y este solo se encogió de hombros.

—¿No vas a ir sola, verdad? —preguntó Curtis.

—Caden irá conmigo, al igual que Camille, Morgan y Bór.

—¿Quién es Bór? —preguntó mientras Thea sacaba quien sabe qué de su bolso.

—Bór es un viejo amigo de la familia de Caden, es el brujo que nos va a ayudar con el ritual —creo que todo lo que estaba pasando era mucho para Curtis porque solo asintió con la cabeza.

—Un ritual —repitió él —. Que va —se dejó caer en el respaldo de la silla.

—Hice esto —Thea se giró hacia mí y encima de la mesa dejó cinco collares con una piedra azul —. Son collares protectores, tienen un hechizo para protegerlos a todos ustedes de lo que sea que haya allá abajo. Solo tienen que llevarlos puestos y ningún ente maligno les podrá hacer daño.

—Eres la mejor amiga, Thea —cogí un collar pero mi amiga me dio un manotazo —. ¿Qué? —levanté una ceja.

—Ese collar no es tuyo —dejé el collar en su lugar —. Este es el tuyo —me entregó un collar y al verlo detenidamente este tenía mi nombre escrito detrás —. Recuerda usarlo siempre para que te proteja —hice a un lado mi cabello y me puse el collar alrededor del cuello.

—Gracias, Thea —cogí de nuevo sus manos y les di un apretón.

—No es nada, yo te quiero mucho y haría cualquier cosa por ti, lo sabes —soltó mi mano y me señaló con un dedo —. Pero no puedo ir contigo, me da miedo no saber con qué me puedo encontrar ahí abajo.

—Tampoco te voy a obligar a que hagas algo que no quieres hacer. Yo también tengo miedo de lo que hay ahí abajo —me estremecí por completo —. Pero solo yo puedo abrir esa puerta, lo sé.

—¿Y cómo sabes que solo tú puedas abrir esa puerta? —Curtis me miró atentamente levantando una ceja.

—Tuve un sueño, fue algo muy raro porque me encontré en ese túnel y un demonio me guió hasta esa puerta, me dijo que solo la sangre real podría abrir esa puerta.

—¿Solo tú por ser la hija de Belial? —inquirió.

—Bryony no solo es la hija de Belial —dijo Thea —. También es la hija de una poderosa bruja, su abuelo es Dios y sus tíos son los reyes del infierno —dijo orgullosa.

—¿Debería tenerte miedo? —preguntó Curtis con un poco de diversión en la voz.

—¡No! Yo a ti no te haría nada. Además eres el novio de mi amiga y eso te salva de todo lo malo que te podría hacer. Pero eso sí —solté a Thea y señalé a Curtis —. Más te vale que no le hagas daño, Curtis, sino te vas a enfrentar a toda mi ira.

Curtis negó repetidamente con la cabeza a la vez que Thea se reía de él. El pobre tenía miedo de mis palabras y debía tenerlo, si le hacía algo a mi mejor amiga no iba a tener compasión por él.

En ese momento Camille entró a la cocina, canturreando y con una gran sonrisa en los labios. Al ver a Curtis arrugó la nariz y lo miró de reojo.

—Con razón me llegó un olor a perro mojado —Curtis gruño, se sentó a mi lado encima de la mesa y cogió los collares entre sus dedos —. ¿Esto qué es? —miró a Thea.

—¿Podrías ser un poco más amable? —Camille negó con la cabeza.

—¿Por qué debería serlo?

—Porque si eres buena las cosas te van a salir bien, además de que tu alma se irá al cielo y no al infierno —Camille entornó los ojos y se echó a reír como si lo que Thea hubiera dicho fuera algo gracioso.

—Ay, tierna y dulce Anthea —se pasó los dedos bajo los ojos —. Mi alma está condenada al infierno desde el primer momento en el que maté a ese hombre porque estaba sedienta, con hambre. Le arranqué la piel del cuello y no quedó nada de él, solo un zapato.

—Eso es...asqueroso —musitó Thea.

—Se escucha asqueroso pero no lo es —bajó de la mesa. Morgan entró y detrás de ella lo hizo Bór quien solo miró a Thea con demasiada atención.

—¿Y tú quien eres? —preguntó Bór. Solté a Thea y Morgan se puso al lado de Camille.

—No te importa —le respondió Camille de mala gana.

—¿Tú también, Camille? —Bór arrastró su fría mirada hasta Camille que se mantenía impasible en su lugar.

—¿Yo también qué? —la vampiresa se cruzó de brazos ante la mirada de indiferencia de Bór.

—Creí que tú sí me comprendes ya que somos tan iguales.

— Yo soy un monstruo —admitió la castaña altiva —. Pero hasta entre los monstruos hay niveles y tú eres el peor de ellos.

Thea, Curtis y yo nos manteníamos al tanto de la discusión, sin decir nada y sin atrevernos a mirar a ninguno de los dos.

En la cocina se formó un silencio sepulcral, se podía palpar la tensión con las yemas de los dedos. Yo quería desaparecer de ahí, quería que me tragara la tierra de una vez por todas.

—Así que...—habló Bór en nuestra dirección —. Una bruja y un hombre lobo —me giré para verlo y tenía la mirada puesta en Thea, algo que por supuesto no le gustó a Curtis, quien empezó a gruñir.

—No empieces, Bór —lo detuvo Camille —. Thea nos ha preparado unos collares —cambió de tema —. ¿Para qué son? —le preguntó a mi amiga.

—Para que los cuiden de lo que sea que hay allá abajo —mi amiga pasó saliva.

—No sabemos que nos podemos encontrar —dijo Camille y miró a Morgan —. Este es tuyo, demonio —le hizo un guiño.

—Promete que vas a tener cuidado y que pase lo que pase vas a regresar con bien —me dijo Thea, demandando toda mi atención.

—Lo haré, te lo aseguro —le dije con una sonrisa en los labios.

—Dice Bastian que...—Caden se quedó bajo el umbral de la puerta al vernos a todos en la cocina —. ¿Qué pasa aquí? —me puse de pie rápidamente y fui hacia él, quedando a su lado.

—No pasa nada —puse mi mano en su espalda y en su brazo —. Thea nos trajo unos collares, nos van a proteger de lo que sea haya allá abajo —cogí el collar que me dio Thea y se lo mostré.

—Gracias, Thea —le dijo Caden, de manera sincera.

—Tienes que cuidar a mi amiga —se puso de pie.

—No creo que necesite que la cuide mucho —Caden me apretó a él —. Pero lo haré —mi amiga sonrió —. Nosotros nos vamos, pero cuídense mucho y cualquier cosa nos avisan —cogió su bolso y Curtis se puso de pie a su lado.

—Suerte, a todos —nos miró a cada uno.

—¿Por qué no se quedan? —sugirió Camille.

—No creo que sea buena idea —mi amiga se colgó el bolso al hombro —. La atmósfera se siente algo tensa —se estremeció.

—No es por mi culpa —habló Bór —. Yo solo quiero hacer amigos aquí.

Caden suspiró a mi lado.

—Gracias por venir, a los dos —lo mejor era ignorar a Bór y nos buscar problemas con él.

Thea y Curtis se acercaron y mi amiga fue la que me dio un largo y fuerte abrazo.

—Cuidate mucho, Bry, te quiero —su voz se escuchó triste.

—No te preocupes, voy a estar bien —nos separamos y le sonreí.

—Me avisan cuando salgan de los túneles —asentí con la cabeza

—Lo haremos —dijo Caden.

Los cuatro fuimos hacia la puerta principal y salimos a despedirlos.

—Yo...—Curtis se rascó la nuca —. Cuídense mucho —le dijo a Caden, algo que lo tomó desprevenido porque me miró a mí por algunos segundos y después a Thea, un poco confundido.

—Lo haremos, Curtis —le sonrió Caden a Curtis —. Y gracias por venir.

—Nos vemos —Caden rodeó mis hombros con su brazo y me atrajo a él.

Los dos esperamos a que Thea y Curtis salieron de la propiedad. Nos quedamos afuera de la casa, abrazados y solo mirando el cielo.

—¿Vamos a estar bien, verdad?

—Vamos a estar bien porque tú vas a estar ahí y sé que nos vas a cuidar a todos —me dio un beso en la frente.

—No confíes tu vida a una bruja que no sabe controlar sus poderes —le advertí y escuché una dulce sonrisa de su parte —. Pero prometo que haré lo que sea para cuidarlos y que estén seguros.

—Y yo me voy a asegurar que tú estés bien.

—No solo te debes preocupar por mí —me separó un poco de él. Nuestras miradas se encontraron y pude ver hermosos destellos en sus iris. Caden era hermoso: me gustaba su cabello negro, sus bonitos luceros de color azul, era un azul tan pálido, su mandíbula era perfecta, acompañada de una barbilla pequeña y bien definida. Sus ojos no eran pequeños, más que nada eran medianos, sus cejas no eran tan oscuras, pero todo eso hacía que él fuera tan atractivo. Ni siquiera sé en qué momento fue que me atrajo tanto, pero ahora me encontraba perdidamente enamorada de él y creo que no tenía remedio, porque un amor cómo el que yo le tenía a él era más grande que todo el universo.

—Me preocupo por ti porque así debe ser y no me pidas lo contrario —me dio un toquecito en la nariz con su dedos —. No puede ser diferente, pequeña bruja. Mi prioridad siempre vas a ser tú y nada más.

De nuevo me atrajo a él, rodeando mi delgado cuerpo con sus fuertes brazos.

—Siempre voy a cuidar de ti, porque tú siempre serás lo primero y lo último para mí —dejó un tierno beso en mi frente y apretó sus brazos alrededor de mí ejerciendo presión en mi cuerpo.

—Te amo, Caden.

—Y yo te amo a ti, brujita. Te amo. 


🌸🌸🌸🌸

¡Hola! Perdón por tardar tanto pero estos días he estado algo ocupada, pero aquí les dejo este capítulo, espero que les haya gustado. Recuerden que no falta mucho para que esta primera parte se termine ;)

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