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Capítulo 37 ☾

Recuerden dejar un comentario así me motivan a subir más rápido el siguiente capítulo, además que amo leer lo que comentan ;)

Bryony

Caden y yo nos encontrábamos sentados en el mismo sofá mientras que Morgan y Camille en otro, Bór y Oddur en el mismo y Bastian esperaba de pie con un vaso de alguna bebida de color ámbar en la mano. Miraba la escena un poco divertido, Caden seguía molesto con Bór por la manera tan descarada con la me miraba y este no dejaba de soltar palabras inadecuadas para este tipo de situación.

—Así que eres una bruja, demonio y tal parece que también tienes un poco de ángel —me dijo Oddur con una pizca de curiosidad.

—Todo un espécimen —añadió Bór a lo que Caden entornó los ojos.

—Tu padre es Belial, uno de los tres príncipes coronados y tu madre una bruja —Oddur parecía una agradable persona y el tono de voz que usaba era en demasía apacible.

—Así es —le dije seria.

—Y Caden —se giró hacia él —. Este ritual...—lo interrumpió Morgan.

—Es para que se una con su demonio y puedan vivir en paz por los años que se le permita vivir —Oddur se quedó callado, pensando.

—¿Por qué no sabíamos esto? —se giró a ver a Bastian —. Tantos años de vida y no tenía idea de que esto se podía hacer.

—Así cómo existen los exorcismos también existen los rituales para que un demonio una su esencia a un humano, vampiro, bruja, etc —Morgan me miró por algunos segundos —. Es obvio que esto no va a estar escrito en los libros, en ninguno de ellos. Es un ritual muy complicado y doloroso.

Al decir estas palabras cogí la mano de Caden entre la mía y le di un apretón. Este me correspondió y apretó sus dedos con los míos.

—Hay muchas cosas que no sabemos entonces —dijo Oddur.

—Y a mí me necesitan para ese ritual —expresó Bór con toda la intención de molestar a Caden. Y lo consiguió.

—No te creas tan especial —le dijo Caden —. Cualquiera puede hacerlo.

—Quizá cualquiera pueda hacerlo pero me han llamado a mí, así que me creo especial —dijo gustoso. A Bór le encantaba hacer enojar a Caden, lo disfrutaba en demasía.

—Bastian te quiso llamar a ti, no es que me agrade mucho tenerte en esta casa —espetó Caden.

—Vamos, Caden —Bór se puso de pie y extendió los brazos —. ¿Vas a tener esta actitud conmigo? Dime que hice para que te portes así.

—Eres un descarado —Caden se puso de pie y enfrentó a Bór —. Todavía tienes el descaro de preguntarme que hiciste, cómo sino supieras —bufó.

Ya iban a empezar a discutir y todos lo sabíamos.

—¿Bryony? —pegué un respingo al escuchar a Morgan detrás de mí, viré la cabeza para verla y me hizo una seña con la cabeza, señaló la puerta —. Tú y yo tenemos algo que hacer —murmuró cerca de mí.

Asentí con la cabeza y me puse de pie para salir de la sala.

—¡Mataste a muchas personas siendo un niño...! —fue lo último que le escuché decir a Caden antes de salir por la cocina. Al salir al patio trasero Morgan esperaba en medio de este, al mirar detenidamente me di cuenta que el pasto que antes era de color verde ahora era de un color pálido, al igual que las hojas, los arbustos y los árboles alrededor. Todo se estaba muriendo.

—¿Yo hice eso? —le pregunté a Morgan a estar frente a ella. Morgan asintió con la cabeza.

—Tienes que arreglar eso —señaló a su alrededor —. Tú puedes hacerlo.

—¿Y cómo lo hago? —le pregunté. Morgan suspiró.

—Cierra tus ojos —me ordenó e hice lo que me pidió —. Tienes que conectarte con la naturaleza, sentir y escuchar todo lo que hay a tu alrededor. Ahora pon tu mano encima del pasto —guio mi mano hacia el pasto y abrí los ojos —. Siente cómo nace en ti, ese poder viene desde adentro y es majestuoso, arrasador, puede dar vida, Bryony.

Sentía que dentro de mí estaba creciendo algo, era poderoso, me abrazaba desde adentro, recorría mis venas a una gran velocidad y quería salir a cómo diera lugar.

—Déjalo salir, Bryony, no es malo. Te lo aseguro —asentí con la cabeza y solté un suspiro, en ese momento algo salió de mí y empezó a sacudir el suelo debajo de nosotras. El pasto recobró su color natural, los arbustos dejaron de ser secos y sin hojas, los árboles volvieron a tener sus espesas ramas y todo regreso a la normalidad.

—Ves cómo sí podías —ambas nos pusimos de pie —. También lo puedes hacer contigo o con cualquier persona que esté herida o tenga aunque sea un rasguño.

Yo sé que ella se refería por las marcas en mis muñecas.

—Solo tienes que pensar que es lo que quieres sanar o darle vida y lo vas a poder conseguir.

Le dije que sí y cerré los ojos con fuerza. Me concentré en mis cicatrices, en las marcas en mis muñecas, en cada una de las que había dejado Caden y de nuevo esto que crecía dentro de mí recorrió mis venas.

Al abrir los ojos me miré las muñecas y estas estaban limpias, ya no tenía ni una marca que había dejado la tela.

—¿Viste? —le grité a Morgan emocionada y empezamos a dar saltitos de felicidad agarradas de la mano —. ¡Lo hice, Morgan, lo hice!

—¡Lo vi! ¡Eres impresionante! —me dio un abrazo que no me esperaba pero se lo correspondí —. Tienes que entrenar más esto, no solo con plantas, sino con animales también y personas.

—Lo haré —soltó mis manos.

—Tenemos que entrenar también cómo usas tu fuego, este elemento es muy importante y en muchas de las ocasiones puede ser peligroso, tú ya lo has visto —asentí —. Solo debes usarlo cuando estés en peligro, cuando te veas amenazada por algún ser.

—Solo si me siento amenazada y en peligro —repetí y ahora ella asintió.

En ese momento cuando iba a decir algo nos quedamos en silencio al escuchar los gritos de Caden y Bór. Ambas miramos hacia la puerta y los dos salieron seguidos por Bastian, Camille y Oddur. Nos acercamos pero Bór le dio un golpe a Caden.

—¡No! —grité asustada. Me quise acercar a él pero Camille fue más rápida y me cogió de ambos brazos para detenerme —. ¡Caden! ¡Suéltame, Camille! —me retorcía en sus brazos para intentar soltarme pero ella era mucho más fuerte que yo.

—¡Déjalos! —me gritó —. De una u otra manera tienen que sacar esto.

—Pero...—musité y su agarre en mis brazos se fue aflojando —. Le puede hacer daño.

Camille se rio, se puso a mi lado cogiendo mi brazo y negó con la cabeza.

—No subestimes a Caden, que no tenga los mismo poderes de Bór no significa que no se pueda defender —la miré dubitativa.

—¡Te cuidé por muchos años en los que dejé mi alma contigo! —Caden señaló a Bór, se echó sobre él y le soltó un puñetazo en el estómago que lo envió varios metros lejos. Bastian y Oddur se mantenían en su lugar impasibles.

—¡Nunca te pedí que lo hicieras! —Bór se puso de pie rápidamente y le lanzó una bola de fuego a Caden, que pudo esquivar. Entró al bosque a donde Oddur lo siguió sin contemplaciones ni miramientos.

—Dios —musité llevándome las manos a la boca.

Dentro del bosque podía escuchar los golpes y los gritos de ambos. Era cómo si el cielo estuviera molesto y dejara caer encima de nosotros relámpagos furiosos que querían destrozar todo a su paso. A los pocos minutos apareció Oddur con dos ramas en sus manos, apuntaba un lugar en específico, lanzó una de estas al aire, pero al ver que había dado justo en el estómago de Caden me asusté, pero este no lo hizo, al contrario, sonrió de manera diabólica a Bór sacando la rama con las dos manos de enmedio de su cuerpo. Caden no hizo ni una mueca y mucho menos se quejó. Aquella escena me dejó petrificada en mi lugar, sangre chorreaba de la rama y Caden la dejó a un lado.

—¿Nada más tienes eso? —Caden se burló de Bór, que se enfureció de inmediato.

—No me provoques —Bór se pasó una mano por la boca y resopló, estaba furioso, con ganas de reventar a Caden y hacerlo pagar por su atrevimiento.

Caden solo le hizo una reverencia y empezó a correr a su alrededor, haciendo círculos mientras Bór miraba de un lado al otro, siguiendo a Caden. Bór miraba a Caden esperando poder detenerlo y hacer lo que sea que estaba maquinando su diabólica cabeza.

—No hagas trampa, Caden —lo escuché decir —. Esto no se vale.

En un parpadeo Caden se detuvo detrás de él, se acercó a su oreja y le murmuro:

—Todavía no me conoces —y sin pensarlo dos veces le hizo crujir el cuello rompiéndoselo. Bór cayó al suelo con el cuello roto a los pies de Caden que sonrió victorioso por lo que había hecho.

—No lo mató, ¿o sí? —miré a Camille y esta negó con la cabeza.

—Sino le saca el corazón estará bien —me soltó y me quedé a su lado. Al ver a Oddur pensé que estaría molesto, que se echaría encima de Caden pero todo lo que hizo fue encogerse de hombros y beber de su vaso.

—Algún día Caden le tenía que ganar —le dijo a Bastian que asintió con la cabeza.

—¿Y ahora que debemos hacer o qué? —pregunté y fue Camille la que me respondió.

—Esperar a qué despierte —se encogió de hombros.

Caden se acercó a mí, sonriendo.

—¿Estás bien? —con cuidado puse mis dedos en su estómago pero la herida ya había cerrado y solo había un gran agujero en su camisa y sangre.

—No te preocupes. Esto no es nada. Me voy a dar un baño, ¿vamos? —asentí al ver que Bastian y Oddur estaban platicando, mientras que Camille y Morgan parecía iban a entrar a la casa. Así que ambos entramos a la casa y fuimos directamente a su habitación.

Caden entró al baño dejando la ropa a un lado de la puerta. Al asomarme por la ventana el cuerpo de Bór seguía en el patio, pero no había rastro de los demás.

—¿Crees que Bór esté enojado cuando despierte? —le pregunté a Caden.

—Va a estar muy molesto pero es algo que no me importa —lo escuché decir sin preocupación.

Me separé de la ventana y caminé hacia la cama donde me senté. Esperé que Caden saliera.

—Parece que Bór te tiene aprecio —musité.

—Eso parece, pero no creas nada de lo que él te diga. Es un vampiro mentiroso y manipulador.

—Mentiroso y manipulador —repetí.

Caden salió del baño y no tardó en ponerse la ropa y los zapatos. De nuevo me asomé a la ventana pero el cuerpo de Bór ya no estaba en su lugar.

—Caden —me giré hacia él —. ¡Caden! —chillé en el momento que la puerta se abrió de golpe desde afuera un Bór molesto y con ganas de matar a alguien entró. Por instinto y aterrada levanté mis manos y lo empujé hacia afuera con mis poderes —. No te atrevas a lastimarlo —le advertí a Bór.

—Calma, brujita. No le haré nada —levantó ambas manos en señal de paz.

—Pues más te vale que sea cierto —di un paso hacia delante y él uno atrás —. Porque me va a importar poco que seas el mismo diablo, te voy a coser el cerebro en el cráneo —zanjé. Una de mis comisuras se elevó y bajé las manos, Caden puso las suyas en mis hombros.

—No quiero tener problemas contigo, Bór —habló Caden, sereno —. Es mejor que mantengas tu distancia con Bryony y que no intentes nada con ella o me voy a olvidar que algún día fuiste cómo un hijo para mí.

Bór asintió con la cabeza, parecía un poco decepcionado de las palabras que le había dicho Caden.

—¿Crees que algún día nuestra relación sea la misma?

—Quizá sí, solo hasta que me demuestres que has cambiado.

—Bien —se dio la vuelta sobre sus talones —. Por cierto —giró solo la cabeza —. Mucho gusto, Bryony Doomster.

Y sin decir más desapareció frente a nuestros ojos, dejando a su paso una rafaga de maldad pura.

—Gracias por eso, pequeña bruja —me abrazó por detrás rodeando mi cuerpo con sus brazos.

—Siempre te voy a proteger, vampirito.

****

Abrí los ojos para encontrarme en un lugar totalmente desconocido. Todo era oscuro y no podía ver más allá de mi nariz, ni siquiera podía ver las palmas de mis manos o mis pies. Viré la cabeza hacia la derecha y lo único que había era la absoluta oscuridad. De nuevo miré al frente y era lo mismo.

Pasé saliva con dificultad ya que sentí que hasta la boca se me había secado por completo. No podía procesar cómo es que había llegado a este lugar si tan solo minutos atrás estaba en la habitación de Caden, abrazada a él en su cama.

—Tú puedes hacerlo, Bryony —cerré los ojos y me concentré en el fuego infernal que recorría mis venas y cada parte de mi ser.

Levanté mi mano y una flama de color naranja y roja se formó en medio de esta. Era grande e iluminaba todo el lugar. Al mirar a mi alrededor me di cuenta que me encontraba en una especie de cueva o túnel ya que las paredes estaban perfectamente lisas al igual que el techo arriba de mi cabeza. Me giré sobre mis talones y me di cuenta que aquel túnel era tan largo que no se alcanzaba a ver ni un atisbo de luz así que de nuevo regresé a mi lugar.

—Dios mío y ahora que hago —me pregunté sin siquiera saber cómo es que había llegado a este lugar tan sombrío, húmedo y oscuro —. Dios, ayúdame —musité bajo.

Empecé a caminar hacia el frente sintiendo cada vez más y más frío. El lugar era espacioso, cómo para que dos personas caminaran aquí sin problema alguno. No le veía fin a este lugar, sentía que entre más caminaba más lejos estaba de llegar a donde sea que terminara este túnel.

—Bryony —me detuve de golpe al escuchar mi nombre. La sangre se me heló en las venas y sentí un vacío en el pecho, los pelos se me pusieron de punta y juro que sentí cómo mi alma abandonaba mi cuerpo —. Bryony —de nuevo escuché aquel susurro que venía de alguna parte de este oscuro sitio.

—¿Q-quien eres? —musité apretando los ojos —. ¿Qué quieres?

—Guiarte por este camino —ese susurro me estremeció de pies a cabeza. Negué a la vez que apretaba más los ojos.

—Dios mío, ayúdame.

—Dios no te puede ayudar —dijo aquella voz masculina —. No le está permitido intervenir en las decisiones de los humanos. Pero yo sí te puedo ayudar.

—¿Quien te mandó? —no sé porque hice esta pregunta pero alguien debió enviarlo a este lugar.

—"Solo estás segura en tus pensamientos" ¿Lo recuerdas?

—Claro que lo recuerdo, Caden me lo dijo.

—Abre los ojos, Bryony Doomster —negué con la cabeza repetidas veces.

—No, no quiero.

—Sino abres los ojos no vas a saber que camino tomar.

Tenía un buen punto pero no sabía con qué me iba a encontrar cuando abriera los ojos y aquello me daba miedo.

—Hazlo Bryony, hazlo.

Tomé una gran bocanada de aire y empecé a abrir los ojos lentamente, con miedo y pavor, frente a mí se encontraba un ente sin forma definida, solo era una especie de humo negro con cuernos y profundos ojos rojos que se encontraba deambulando, ni siquiera tenía pies.

—¿T-tú quien eres?

—Me han enviado para guiarte.

—¿Guiarme a donde?

—Tienes una reliquia que encontrar, ¿Lo recuerdas?

—No lo he olvidado, es solo que han pasado algunas cosas que me han impedido buscar la vasija —me encogí de hombros.

Esta cosa o lo que sea que estaba frente a mí soltó una especie de resoplido y empezó a andar por el túnel.

—¿Vamos? —ordenó pero yo me quedé en mi lugar.

—¿A donde me llevas?

—Te voy a guiar para que puedas sacar la vasija.

—Bien, espero no me mates —fui detrás de él y empezamos a avanzar más y más dentro. Empezó a hacer más frío y la atmósfera se sentía más fría que allá atrás.

—No se me está permitido tocar a la hija de Belial, si lo hago un severo castigo me espera.

—No fue mi padre quien te envió a ayudarme, ¿verdad? Porque él es un demonio egoísta que solo vela por sus intereses —espeté.

—No fue él el que me ha enviado, fue alguien más, tienes un aliado poderoso, Bryony, que te quiere ayudar.

—¿Puedo saber quien? —negó con la cabeza.

—Me dijo que no te dijera nada —bufé e hice una mueca de disgusto.

—Bien —espeté y guardé silencio. No le hice más preguntas a este demonio que tal parecía no era muy hablador y que tampoco me iba a decir quien lo había mandado.

Vi que este demonio se detuvo frente a una gran puerta de color cobre. Terminé de llegar y me detuve a su lado. Esta puerta era grande y alta, tenía escritos símbolos en hebreo que pude leer a la perfección sin problema alguno.

—"Solo quien posea sangre real podrá abrir este sello. Aquí se encuentran las reliquias que Dios creó con sus propias manos"

—¿Hay más reliquias aquí? —miré al demonio.

—Sí.

—¿Y para qué sirven?

—Cada una de ellas se hizo para poder destruir a los siete príncipes del infierno, a sus hijos y a cada uno de sus súbditos.

—¿Y qué hacen aquí en Bibury? —inquirí. Tenía tantas preguntas que hacerle pero parecía que no estaba dispuesto a decir más de lo debido.

—Eso debes preguntárselo a Dios, niña, pero no creo que él te vaya a responder.

—Yo tampoco creo que así sea.

Miré la puerta con detenimiento y me di cuenta que la cerradura se componía de una especie de sello.

—Voy a usar mi sangre, verdad.

—Así es —suspiré sin ánimos —. Llevas la sangre de Belial, uno de los príncipes coronados, tu sangre puede abrir este sello y solo tú serás la que mande a Aluca y Al al abismo —¿Él dijo qué?

—¿Al abismo? ¿Cuál abismo? —me giré de nuevo para verlo.

—Hay muchas cosas que debes saber pero no seré yo quien te las digas. Se me termina el tiempo, Bryony —entré en pánico cuando dijo estas palabras.

—Espera, espera, ¿Cómo voy a saber qué camino me traerá hasta aquí? Sé que este es un sueño y tú estás cómo un intruso adentro. Dime.

—Solo lo vas a saber y ya —empezaba a desvanecerse.

—¿Cómo? —de repente sentí que una fuerza descomunal estaba tirando de mis pies hacia una especie de agujero negro que me quería tragar —. ¡No! ¡Tengo más preguntas!

—Cada una de ellas será respondida —fue lo último que le escuché decir porque me encontré dentro de la nada, todo estaba oscuro, caía y caía al vacío. Tenía miedo, estaba aterrada.

—¡No! —sentí que caía el suelo y que el impacto me iba a romper todos los huesos, pero al abrir los ojos estaba sentada en la cama de Caden y él a mi lado, mirándome de manera extraña.

—Brujita —puso una mano en mi hombro. Mi pecho subía y bajaba, mis manos temblaban y todavía me sentía caer al vacío —. ¿Tuviste una pesadilla?

—Fue más que eso —solté todo el aire que me estaba quemando los pulmones —. Fue una especie de revelación —levantó una de sus cejas.

—¿Una qué?

—Alguien envió a un demonio para mostrarme donde está la vasija que debemos usar para mandar a Al y Aluca al abismo.

—¿A cuál abismo? —él tampoco entendía que era el abismo.

—No me dijo más, no quiso decirme muchas cosas.

Caden parecía estar confundido, quizá más que yo.

—¿Y dónde se supone que está este lugar?

—Debajo de Bibury.

—¿Cómo lo sabes?

—Solo lo sé y ya —me puse de pie.

—¿Qué haces? —preguntó poniéndose de pie.

—Bastian debe tener mapas de los túneles de Bibury, sé que debemos entrar por aquí, lo sé, lo siento, Caden.

Caminó hasta llegar a mí y puso sus manos en mis hombros.

—Calma, iremos a este lugar pero no ahora —volteó a ver la ventana y el sol se había ocultado por completo —. Ya es muy tarde para ir —suspiré y de nuevo me miró —. Yo voy a ir contigo, ¿sí? —asentí.

—¿Al menos podemos ir a pedirle los mapas a Bastian?

—Vamos —bajó sus manos de mis hombros y se adelantó para abrirme la puerta y dejar que saliera primero. Bajamos las escaleras y pasamos por la sala donde Morgan y Camille se estaban dando amor y con eso me refiero a que las dos estaban sumergidas en un profundo beso que me dejó con la boca abierta.

Pasamos de largo al despacho de Bastian y la puerta estaba abierta. Caden fue el primero en pasar y cuando estuve adentro Bór, Oddur y Bastian nos miraron con curiosidad.

—¿Pasa algo? —preguntó Bastian, estaba sentado detrás del escritorio en su sillón, mientras que Bór y Oddur estaban en uno de los sofás bebiendo algo.

—Ya sabemos donde está la vasija —aquello sorprendió a Bastian que se puso de pie.

—¿Dónde está? —preguntó con curiosidad, apoyando ambas manos en la madera.

—Está escondida, es una especie de bóveda y ahí hay más reliquias —Oddur se sorprendió al escuchar esto —. Los túneles debajo de la mansión nos van a llevar a este lugar.

—Esperen —me detuvo Bastian —. ¿Los dos van a ir?

—No la voy a dejar sola —le dijo Caden.

—Yo quiero ir —Bór levantó la mano y Caden casi niega con la cabeza pero antes de decir algo Camille junto a Morgan entraron en el despacho.

—Si Caden va, nosotras vamos también —Bastian bufó.

—Esto no es una excursión, Camille —le recordó Caden.

—Ya lo sé, pesado. Aún así quiero ir y nadie me va a decir que no —zanjó cruzándose de brazos y mirándonos a todos.

—Yo también quiero ir —Morgan levantó la mano, algo apenada que ahora todos la estuvieran viendo a ella.

—¡Bien! —Camille la abrazó y le dio un beso en la mejilla.

—¿Puedo ir o no? —preguntó Bór levantando el brazo.

—Siempre haces lo que tú quieres —espetó Caden.

—Puedo ser de mucha ayuda, además todavía no se me olvida que me rompiste el cuello, eh —lo señaló con un dedo, Caden poco le tomó importancia.

—Te lo merecías —fue lo único que dijo.

No presté atención si es que Bór dijo algo porque me quedé estática al sentir una presencia que yo conocía bien. Caden pudo notar mi cambio porque se calló y miró en dirección a la puerta.

—¡Bryony! —de inmediato me giré a mi madre que cerró la puerta principal y caminó hacia nosotros.

—¿Qué pasa? —le pregunté y me detuve frente a ella.

—Belial me ha ido a ver —dejó escapar un suspiro. Parece que había caminado rápido para llegar aquí —. Tenemos que proteger esta casa también, no debe saber lo que tramamos, ni...—la detuve antes de que dijera algo más.

—Espera, espera. ¿Cómo que ha ido a verte? —inquirí.

—Solo quiere molestar, nada más que eso.

—No, no, las cosas que él hace no son solo para molestar, de eso estoy más que segura —Caden me dio la razón asintiendo con la cabeza —. ¿Te hizo algo? —cogí sus manos entre las mías.

—No, no me hizo nada —sonrió —. He puesto un hechizo sobre nuestra casa para que no pueda entrar o saber que se hace ahí dentro. También debemos poner uno aquí —miró sobre mi hombro en dirección a Bastian —. Si es que ustedes me lo permiten.

—Por supuesto que sí, Adele —le dijo Bastian.

—Yo puedo hacerlo —dijo Bór —. Yo sé hacer hechizos de ese tipo y siempre funcionan.

Me puse al lado de mi madre y volteé a ver a Caden, por la mirada que le echó a Bór supe que no confiaba en él, pero le daría la oportunidad de hacer algo bien. Al menos teníamos de nuestro lado a un poderoso brujo.


🌸🌸🌸🌸

¡Hola! Aquí les dejo este capítulo, espero que les haya gustado. Les recuerdo que no faltan muchos capítulos para que termine esta primera parte, o todo depende de como se desarrollen los siguientes capítulos y ya veo si se alarga más o la dejo hasta donde tengo pensado.

¿Creen que Caden deba confiar en Bór?

¿Bryony podrá encontrar esta vasija sin ningún problema? 

Quiero leer sus teorías.

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