Capítulo 29 ☾
Bryony
Salí de la casa temprano, después de desayunar con mi madre que estaba feliz por esto. Nuestra relación estaba mejor que nunca, había confianza entre las dos y me hacía feliz verla feliz a ella. Lo mejor que pudo pasar fue que regresáramos a ser las de antes, no a estar molestas, peleando, ignorándonos cómo días atrás.
Me fui caminando hasta la casa de Caden, que de casa no tenía nada, era una enorme mansión con grandes extensiones de terreno a los alrededores, el bosque estaba detrás de la mansión y esta tenía muros altos que la separaban de la civilización. Era un hermoso complejo de dos pisos de alto, las ventanas eran grandes y dejaban entrar la luz suficiente a la casa. El patio delantero era enorme y tenía árboles, arbustos y muchas flores, al igual que el patio de atrás que era un poco más pequeño. La casa en sí era hermosa ya.
Empujé la reja y cerré detrás de mi espalda. Caminé por el camino de piedras que llevaba a la casa. Me detuve y esperé unos segundos antes de empujar la puerta principal y entrar. En ese momento Camille hizo su aparición, tuve que parpadear y choqué contra la puerta al tenerla frente a mí.
—¿Por qué tardaste tanto? —entornó los ojos y me empezó a oler —. Te olí desde que venías a medio camino.
—Camille —escuché su voz en la parte de arriba. Miré por encima del hombro de Camille y Caden tenía los codos apoyados en el barandal, mirando la escena, divertido —. Ya ni yo la celo tanto.
—Tú porque eres un simplón que siempre ha sido sido —se cruzó de brazos, mirándome atenta.
—Tardé porque quise caminar un rato, solo eso —le sonreí a Camille.
—¿Estás segura?
—Qué sí —suspiró.
—Menos mal —se apartó —. Morgan ya está lista para empezar —me empecé a quitar el abrigo y ella lo cogió para meterlo en el armario al lado de la puerta.
—Gracias —se giró hacia mí y me sonrió. Caden bajó las escaleras a toda prisa quedando frente a mí. Sonrió y puso su mano en mi mejilla abarcando mi nuca.
—¿Estás bien? —me miraba atenta —. No te ves bien.
—Tuve una horrible pesadilla...
—¿Tu padre? —asentí.
—Pero siento que no fue solo una pesadilla.
—¿Por qué lo dices? —estaba preocupado.
—No sé —con mis dedos cogí el collar que me regaló.
—Par de tortolitos —nos interrumpió, Camille —. Hay cosas que hacer y no pueden esperar —puso sus manos en mis hombros.
—Que insoportable eres —Caden me cogió la mano y me llevó con él.
—Pero me quieres, tonto —Camille venía a nuestro lado. Le sacó la lengua a Caden que solo negó con la cabeza.
—Engreída —le respondió Caden.
Los tres salimos al patio donde ya esperaban Bastian junto a Morgan, quien al verme se acercó a nosotros con una gran sonrisa en los labios.
—Me alegra que estés aquí —cogió mis manos haciendo que soltara a Caden.
—Te dije que iba a venir —sonreí.
—Vamos entonces, este será un proceso largo y muy tedioso.
Asentí y fui con ella.
—¿Cómo lo haremos? —le pregunté. Se detuvo a la mitad del patio, todavía sostenía mi mano entre la suya.
—Primero tienes que ver dentro de ti, Bryony —giré la cabeza para ver a Caden y a su lado estaba Bastian y Camille.
—¿Ver dentro de mí? —inquirí y asintió con la cabeza —. ¿Y cómo hago eso?
—Solo si despejas tu mente y ves lo que hay dentro de ti vas a darte cuenta de lo poderosa que eres.
—Pero...—me interrumpió y siseó para callarme.
—Cierra tus ojos, Bryony, no pienses en nada, solo presta atención a mi voz.
Obedecí sin rechistar y cerré los ojos.
—Déjate llevar por el sonido de mi voz. Cierra tu mente a lo que sea que te atormenta, no pienses en nada más, no hay nada dentro de ti en este momento —solté un suspiro e intente despejar mi cabeza de todo lo que había pasado hasta ahora.
Había muchos recuerdos, imágenes, sonidos, momentos alegres y otros un poco tristes, pero cada uno de ellos pasaron a segundo lugar cuando dejé que la voz de Morgan llenara mis pensamientos y mi cabeza. Todo se hizo a un lado para dejar nada en mi cabeza, solo una mancha blanca que no tenía ni principio ni final, no tenía forma, solo era una nada dentro de mí.
—Tienes que escarbar dentro de ti, tienes que buscar eso que te hace ser Bryony, lo tienes que buscar y encontrarlo. Está ahí, Bryony, muy en el fondo. Solo búscalo.
No sabía cómo hacerlo, no sabía cómo buscar algo que no quería ser encontrado, o mejor dicho, algo que yo no quería encontrar porque sabía que era malo, sabía que cuando saliera acabaría con todo lo bueno que había a mi alrededor. Pero era fuerte, ¿No? Mi madre lo dijo, River lo dijo y Caden lo decía también, a cada rato. Era fuerte.
Me metí dentro de mi cabeza, tenía que encontrarlo, tenía que saber cómo era, así que abrí esa puerta, tenía candados y cadenas, las mismas que yo le había puesto para no dejarlo salir. Así era cómo se sentía Caden, él también había encerrado a su demonio, enjaulado, así estaba él igual que yo. Miré detrás de mi espalda y no había nada, era solo una mancha negra detrás de mí, vacío, oscuro, no había nada más.
—¿Lo puedes ver, Bryony? Abre esa puerta —escuchaba la voz de Morgan detrás de mí, cerca, muy cerca.
—No puedo —di un paso atrás —. Si la abro va a salir y hará daño.
—Sí puedes, sí puedes hacerlo.
—No —negué con la cabeza.
Cerré los ojos, apretando con fuerza y los volví a abrir. La puerta de color rojo seguía frente a mí, con esas cadenas alrededor.
—No tengo las llaves —le hablé a la nada.
—Siempre has tenido las llaves, Bryony —extendí la mano encontrándome con una llave de color dorado. Con las manos temblorosas empecé a abrir cada uno de los candados que caían a mis pies, junto con las cadenas. Dejé caer la llave a mis pies y cogí el picaporte. Mi cuerpo empezó a temblar, sentía pánico, tenía miedo de abrir esa puerta y encontrarme con el verdadero monstruo que era en realidad. No quería enfrentarme conmigo misma, no quería que los demás vieran la aberración que era. No quería que Caden se alejara de mí.
—Tú puedes hacerlo —dijo Morgan. ¿Es que acaso ella estaba viendo todo lo que yo veía? ¿Qué era exactamente esta mujer?
Con cuidado giré el picaporte y empujé la puerta lentamente hasta que esta estaba abierta. Di un paso dentro, con cuidado, temerosa de encontrarme con algo horrible, conmigo misma. Cerré la puerta y dentro no había nada, solo una nada igual que afuera, solo que aquí no estaba tan oscuro. Todo era de color blanco.
—¿Hola?
—¿Bryony? —escuché una voz muy familiar.
—¿Hola? —volví a preguntar.
—Ayúdame —le escuché decir —. Tienes que ayudarme —repitió de nuevo con la voz en un hilo. Me separé de la puerta y empecé a caminar sin rumbo fijo.
—¿Dónde estás?
—Aquí, cerca —su voz se escuchaba más cerca.
—Háblame.
—Estoy aquí, cerca de ti, muy cerca —mis pasos eran lentos, no sabía donde ir solo me dejaba guiar por su voz. Sentía que cada vez estaba más cerca pero no la podía ver.
—¿Dónde estás?
—Estoy aquí, Bryony —giré sobre mis talones, pero me detuve de golpe cuando frente a mí había una gran jaula y dentro de ella estaba ella, era yo, pero una versión más deteriorada y salvaje.
—¿Tú eres...—me cortó de tajo.
—Soy tú, pequeña bruja —se empezó a poner de pie, dejando ver su delgada figura. Era yo, solo que más demacrada, con la ropa sucia, si es que a eso se le podía llamar ropa porque eran harapos. Lucía descuidada, delgada, con el cabello hecho un desastre —. Me has tenido aquí —miró su entorno —, encerrada, sin poder salir, alejada de todo el mundo ¿Por qué?
—Porque eres mala —una risa divertida brotó de sus labios —. Solo hay maldad en ti.
—No es que yo sea mala, es que has mantenido toda esta maldad oculta, pero ya es hora de que salga —negué con la cabeza y ella se acercó más hasta quedar frente a mí. Con sus delgados dedos cogió los barrotes de la jaula.
—No lo haré.
—¡Lo harás! Voy a salir, voy a estar afuera un día de estos y cuando eso pase todo a tu alrededor va a arder, arrasarás con todo lo que esté a tu paso y todo va a morir, todo morirá —su voz se deformó, pasó de ser dulce a ser grave y deforme, me recordaba a la voz de Belial.
—Eso no es cierto.
—Lo es —sus orbes pasaron de ser de ese color añil a ser completamente negros —. Cuando se apodere de ti sabrás lo que es tener verdadero poder. Serás la más poderosa de todas, eso es lo que quieres.
—Tú no sabes lo que yo quiero.
—Yo soy tú —empezó a carcajearse —. Sé exactamente lo que quieres y aunque a los demás les digas que no, solo yo sé lo que anhelas y muy dentro de ti quieres ser poderosa, la más fuerte de todas.
—No es cierto —la señalé con un dedo pero cogió mi mano en el aire, apretando mi muñeca —. No sabes nada de mí.
—No le des nada, Bryony —esa era la voz de Morgan —. No le temas, eres más fuerte que eso.
—¡Quiero salir! —empezó a gritar la otra Bryony, con la mano que tenía en la jaula empezó a moverla, sentía que en cualquier momento iba a salir de ahí —. ¡Déjame salir! Seremos las más poderosas.
—¡No! —me quise zafar de su agarre, pero era muy fuerte —. ¡No vas a salir!
—¡Bryony! —ahora escuché la voz de Caden, se escuchaba preocupado.
—¡Voy a salir! —miré a la otra Bryony —. Y cuando salga...
—No la escuches —me pedía Caden.
—...todo va a arder —el suelo debajo de mí se empezó a mover —. Todo morirá a tu alrededor.
—Tienes que sacarla de ahí. Tienes que traerla de regreso.
—No puedo —le decía Morgan —. Está en lo más profundo de sí.
—¡Voy a salir! ¡Voy a salir!
—¡Basta, basta! —me solté de su agarre. Todo a mi alrededor se movía —. ¡Basta! —grité tan fuerte que la otra Bryony se cubrió las orejas. Sentía mis tímpanos reventarse en el proceso. Caí al suelo de rodillas y al fin pude despertar de aquel lugar a donde Morgan me había llevado.
Caden
Todo se había salido de control de un segundo al otro. Ni siquiera sabía cómo explicar esto, pero Bryony estaba suplicando, gritando, preocupada.
—¡Tienes que sacarla de ahí! —le exigí a Morgan en el momento que Bryony cayó al suelo de rodillas. El fuerte grito que brotaba de su garganta era mucho más potente que aquella vez en el bosque. Bastian y Camille se retorcían de dolor en el suelo y yo solo quería que esto parara ya.
—¡No puedo! —Morgan estaba sufriendo también pero quería traer de regreso a Bryony.
—Bryony —le hablé despacio, poniendo mis manos en sus hombros —. Mírame, hazlo por favor.
—Caden —abrió los ojos y estos eran negros por completo, no había nada de aquel añil tan bonito que tanto me gustaba —. Ayúdame —me pidió con la voz rota y aquello me estaba matando.
—Brujita —lo que iba a hacer era arriesgado pero tenía que hacerlo para traerla de regreso. No lo dudé tanto y la abracé a mi cuerpo, en ese momento una ola de poder salió expulsado de su cuerpo golpeando el mío. Solo pude ver como los arbustos se movían, los árboles, sus ramas y las hojas cayeron al suelo —. Nunca te voy a dejar caer —me aferraba a ella.
—Caden —sus brazos rodearon mi espalda.
Su voz era temblorosa, estaba rota, cansada.
—Siempre voy a estar contigo —me separé un poco para dejar un beso en su frente pero se desvaneció en mis brazos. Puse mi brazo bajo su cuello y la levanté un poco. Sus ojos estaban cerrados y su piel tibia, cogí su mano para llevarla a la altura de mis labios y dejé besos en sus nudillos.
Bastian y Camille se acercaron a nosotros. Morgan se estaba incorporando a mi lado. Bastian se arrodillo frente a nosotros y puso dos dedos en su cuello, donde estaba su yugular.
—Su pulso está débil. Solo se desmayó, llévala a la habitación —asentí con la cabeza y me puse de pie con ella en mis brazos.
La llevé dentro de la casa. Subimos las escaleras y fui a mi habitación. La dejé en mi cama con cuidado, a los pocos segundos Camille entró limpiándose la nariz con un pañuelo.
—Genial —se quejó tirando el pañuelo en el bote de la basura —. Ahora tu novia me hizo sangrar.
—Lamento eso —me senté a su lado y cogí su mano derecha. Tenía la marca de unos dedos en su piel.
—No importa —se sentó en los pies de la cama.
—¿Cómo está Morgan?
—Se va a recuperar —con la cabeza me señaló la muñeca de Bryony —. ¿Quien le hizo eso?
—No sé, quizá lo que estaba en su cabeza. Tú la escuchaste —le dije serio —. Estaba hablando con alguien.
—La escuché perfectamente —miré a Bryony —. ¿Pero qué era? —ella al igual que yo estábamos preocupados por lo que sea que haya pasado ahí dentro.
Escuchamos pasos acercarse a la habitación, Camille y yo miramos hacia la puerta y Morgan junto a Bastian entraron uno detrás del otro.
—¿Qué demonios pasó ahí? —me puse de pie soltando su mano con cuidado y acercándome a Morgan —. ¿Qué había ahí dentro?
Quedé frente a la rubia que no tuvo más que hacerse pequeña en su lugar, más pequeña de lo que de por sí era.
—Es algo muy fuerte —nos miró a los tres —. Nunca había visto algo así, es cruel, vil, poderoso, más fuerte de lo que me imaginé —se estremeció en su lugar —. La va a consumir por completo.
—No digas eso —me giré sobre mis talones pasando ambas manos por mis cabellos —. No es más fuerte que ella.
—Lo es —dijo seria, convencida de sus palabras —. Es más fuerte que todo lo que hayamos visto alguna vez —se acercó a la ventana y sin decir nada señaló hacia el patio —. ¿Ven eso? —los tres nos acercamos quedando detrás de ella —. Miren bien.
Señaló el lugar exacto donde Bryony se desmayó. Se podía notar claramente que la coloración del pasto era diferente, menos verde, como si se estuviera muriendo. Los arbustos y las flores estaban igual, estaban perdiendo su bonito color, se estaban muriendo
—Mata todo lo que toca, destruye todo a su paso. Nunca había visto un poder así —bajó su mano a su costado y se giró para encararnos —. No sé si Bryony pueda con todo ese poder.
—¿Qué quieres decir? —entorné los ojos.
—Tanto poder le puede hacer daño.
—¿Y qué hay de su lado de ángel? —le pregunté y ella negó con la cabeza.
—Ahí no había nada, Caden, solo había maldad. Yo estuve ahí también y esa cantidad de poder que expulsó no es ni la mitad de lo que tiene en verdad.
—Eso no es posible —habló Camille, mirando a Bastian, a Morgan y a mí —. Es decir, fue mucho poder, me reventó los tímpanos y casi me explota el cerebro. Si ella es más fuerte de lo que tú dices entonces...
—Entonces Bryony es una bomba que está a punto de explotar —terminó Bastian por Camille.
—Mierda —Camille se giró y dio algunos pasos. Pasaba las manos por su cabello con frustración —. Podemos hacer algo para que eso no suceda, ¿No? —inquirió.
—No —dijo Morgan, serena —. Lamentablemente no podemos hacer nada, solo nos toca esperar.
—¿Esperar qué? —le pregunté desesperado.
—Esperar a que explote y hacer lo posible para que no le haga daño a nadie, ni a ella —suspiró.
—Es que no se trata de esperar —habló Bastian —. No podemos dejar que las manecillas del reloj avancen y ella explote, eso podría ser peor.
—¿Entonces que sugieres que hagamos? —Camille se cruzó de brazos —. ¿Vamos a dejar que siga así y que un día de estos nos mate?
—Sí —expresó Bastian, serio —. No vamos a dejar que nos mate pero si que se enfrente a esa oscuridad, que le haga frente y vencerla de ser posible.
—Y eso no resultó —le dije yo —. Tú viste cuánto daño le hizo a Morgan y ella es la única que puede hacer eso, ni tú, ni Camile, mucho menos yo, solo ella.
—Yo estoy bien —Morgan levantó la mano —. Me puedo regenerar y si es necesario voy a ayudar a Bryony para que pueda hacerse una con ese demonio —de nuevo bajó su mano para enlazarla con la otra libre.
—No te podemos arriesgar de esa manera —negué con la cabeza —. Esta vez saliste sin un rasguño pero no sabemos la próxima vez.
—Yo puedo hacerlo, quiero hacerlo —musitó.
—La que puede decidir eso es Bryony, nada más —zanjé.
Quería que se dieran cuenta que no era tan fácil, que había riesgos al hacer esto. Quería que se dieran cuenta que esto nos iba a traer consecuencias y que uno de nosotros podía terminar mal.
Bryony era fuerte, más fuerte de lo que nos imaginamos, ahora ella debía enfrentarse a este gran poder, lo tenía que domar, amoldarse a su manera y manejarlo para no lastimar a nadie.
—La única que va a decidir si continuar con esto o dejarlo es ella.
Zanjé.
—Ahora necesita descansar —recomendó Camille.
—¿Alguien puede llamar a su madre? Lo mejor es que esté enterada de todo lo que está pasando.
—Yo lo hago —se adelantó Bastian, no se me hizo raro que fuera él el que se ofreciera a hacerlo, era más que obvio que había algo ahí pero por ahora no iba a insistir. Lo que más me preocupaba era que Bryony estuviera bien, estaba débil, tenía miedo y sabía que esto le iba a dejar marcas que no se iban a poder borrar.
—Los dejamos solos —los tres salieron de la habitación y cerraron la puerta.
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¡Hola! Espero les haya gustado este capítulo. Me gustaría saber si la historia les está gustando o no, es muy importante para mí estar al tanto para que no sea aburrido para ustedes o tedioso, por favor díganme si les está gustando.
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