Capítulo 24 ☾
Bryony
El silencio que se formó después de mi confesión me erizó la piel. Mi corazón empezó a latir a gran velocidad. Las manos me empezaron a cosquillear, mi pierna derecha subía y bajaba con nerviosismo. Quise parar pero era un tic normal en mí cada que me ponía nerviosa.
No sabía a donde mirar, si la pared detrás de mi madre o hacia la televisión que ahora se encontraba apagada. Mi madre parpadeó un par de veces, abrió la boca para decir algo y la cerró sin encontrar las palabras correctas.
—Sé que soy un monstruo, sé que soy la peor hija de todo el mundo —musité con la cabeza baja. No podía verla a los ojos. En este momento estaba echando a la basura todo lo que mi madre me había enseñado a través de los años.
—Bryony...
—No quise hacerlo —musité —. Te lo juro, te juro que nunca me pasó por la cabeza la idea de hacerle daño. Ni siquiera porque él me molestaba y me insultaba —derramé un par de lágrimas amargas que recorrieron mis mejillas cayendo en mis piernas.
—Bryony, ven —al levantar la cabeza me fije en su rostro imperturbable. No había ni un gesto en su rostro. Extendió la mano hacía mí con una bonita sonrisa en los labios —. Hija, ven.
Me acerqué a ella limpiando mis mejillas. Cuando estuve frente a ella me arrodillé poniendo mis manos en sus rodillas.
—¿Por qué no me lo dijiste antes? Dime por favor lo que está pasando contigo. Soy tu madre no tu verdugo —sus palabras estaban llenas de amor y ternura. No había enojo en ella, ni en su voz.
—Porque tenía miedo, porque pensé que me ibas a juzgar. Y han pasado tantas cosas en estas semanas y yo...Esto tiene que ver con mi padre —al decir estas últimas palabras sus orbes se abrieron grandes, con sorpresa.
—¿Qué? —su pregunta salió en un jadeo, como si le doliera el pecho.
—Todo lo que está pasando es por él. Sé que mi padre es Belial, sé que ha mandado a esos demonios por mí.
—¿Tú cómo sabes todo esto? —puso sus manos encima de las mías —. ¿Quién te dijo todo esto?
—Hace algunos días fuimos a ver a un médium, es un chico del colegio. Él nos dijo que se avecina una guerra en contra de mi padre y que solo yo podré detenerlo.
—¿Tú? —parpadeó, sorprendida.
—Dijo que soy mitad demonio y una parte de mí también es angelical —mis palabras la dejaron en shock, impactada, estupefacta.
—Dios —suspiró —. Yo no sabía esto, lo juro. Llegué a pensar que al ser hija de un demonio de su clase podrías serlo tú también pero cómo nunca manifestaste cambios pensé que esto podía pasar.
—Pues pasó y fue por eso que maté a Jareth —vi cómo se dejó caer en el respaldo del sofá, suspirando —. Perdí el control, me dejé llevar por esta rabia que sentía en ese momento y exploté.
—Mi niña —se acercó a mí y me abrazó —. Te he hecho mucho daño, yo tengo la culpa de todo esto que está pasando —empezó a sollozar.
—Tú no tienes la culpa de nada. Tú no podías saber que esto iba a pasar.
—Pero debí preverlo, debí imaginar que al ser hija de ese bastardo cualquier cosa podía pasar contigo —lloraba mientras me decía estas palabras —. Te limité en muchas cosas y una de ellas fue decirte el nombre de tu padre, pero quise evitarte un gran dolor.
—Solo lo hiciste por mi bien —me separó un poco de ella y negó con la cabeza.
—Quise cuidarte de todo sin saber que el peligro se mantenía dentro de ti —mi madre lloraba sin poder contener las lágrimas. Quise evitarle este dolor, quise parar esto y regresar el tiempo donde lo único que me preocupaba era sacar buenas notas y decir algunas mentiras para poder escaparme con Thea.
—Pero estoy bien —le dije limpiando debajo de mis ojos para quitar los restos de lágrimas —. Estoy bien y eso es lo que importa. Bastian fue a la ciudad para buscar a una persona que me ayude con esto.
—¿Bastian? —asentí con la cabeza —. ¿Para que te ayudé con qué?
—Con la otra mitad de mí que es un demonio. No quiero hacerle daño a nadie, mucho menos a ti —sus labios se desplegaron en una tierna sonrisa.
—Tú nunca podrías hacerme daño, Bryony —subió su mano a la altura de mi mejilla dejando una suave caricia en mi piel —. Sigues siendo mi niña, la más dulce y tierna de todas. Hay mucha luz dentro de ti.
—Pero esta puede ser opacada por la oscuridad —negó con la cabeza —. River lo dijo, puedo sucumbir ante ella y cuando eso pase ya no habrá salvación para mí.
—Eso no va a pasar, porque tu corazón es puro y tus sentimientos son nobles.
—Pero soy la hija de un demonio y no es un demonio cualquiera.
—Quizá tú seas más poderosa que él y todavía no lo sabes —me dijo mirándome a los ojos. Los suyos estaban llenos de luz y paz.
—Te quiero tanto, eres mi ejemplo a seguir y si te llegara a pasar algo yo me muero contigo —le dije sincera.
Mi madre era la única familia de sangre que yo tenía, ella no tenía hermanos así que solo nos teníamos la una a la otra.
—Yo siempre voy a estar contigo, recuerda que nosotras vivimos muchos años —le asentí y sonreí.
—¿Y con respecto a lo de Jareth? —parpadeó.
—No quiero sonar cruel pero ese muchacho tenía bien merecido lo que le pasó.
—Mamá —me sorprendí ante sus palabras.
—Lo siento Bryony, pero era cruel, grosero y una mala persona. Si no lo hacías tú cualquiera podía hacerlo y deshacerse de él.
—¿No me dirás nada?
—¿Qué quieres que te diga? ¿Quieres que te regañe?
—Se supone que eso debes hacer, ¿no? Eso es lo que haría una madre normal —me encogí de hombros.
—Bueno, entonces estás castigada sin salir de la casa.
—¿Eso es un castigo? —levanté una ceja.
—Entonces te castigo sin estar en tu habitación y pasártela en la calle —mi madre era mala poniendo castigos.
—Gracias.
—¿Qué me agradeces? ¿Qué te castigué? —negué.
—Que me entiendas y no me juzgues. Eres la mejor mamá de todas.
—Y tú eres la mejor hija de todas —no pude evitar apoyar mi cabeza en sus rodillas y quedarme así por algunos minutos en los que ella pasaba su mano por mi cabello. Sentía tanta paz y cariño de su parte.
—De ahora en adelante no quiero que me ocultes este tipo de cosas, por favor. Entre más sepa, sabré como ayudarte.
—Lo haré.
—Quiero que confíes en mí, yo sabré como ayudarte y entre las dos buscaremos una solución.
—Por favor no le digas esto a la señora Davies, no quiero que piense que soy una asesina.
—Pero si las cosas se complican no vamos a poder ocultar todo esto por más tiempo. Vamos a necesitar mucha ayuda y entre más aliados estén de nuestro lado, mucho mejor.
—Por ahora no quiero pensar en eso —suspiré y me erguí —. Solo quiero olvidar lo que hice y dejarlo en el pasado.
—Está bien, mi niña —acunó mis mejillas entre sus manos —. No vamos a hablar de eso pero promete que de ahora en adelante me vas a platicar lo que sea que tenga que ver con el malnacido de tu padre.
—Lo haré —se acercó para dejar un beso en mi frente.
—Te quiero, Bryony.
—Y yo te quiero a ti, mamá.
Sin duda alguna yo tenía a la mejor madre del mundo, era comprensiva, amable y tierna. No podía pedir más que tenerla a mi lado por mucho tiempo más.
—¿Quieres cenar? —me puse de pie y limpie los restos de lágrimas bajo mis ojos.
—No tengo hambre, gracias. Me voy a dar un baño e iré a la cama.
—Está bien, pero no te duermas tarde, mañana tienes que ir a la universidad —le dije que sí —. Hasta mañana entonces —se puso de pie y me dio un beso en la mejilla —. Te quiero mi niña.
—Y yo te quiero a ti —le devolví el beso y salí de la sala. Subí las escaleras y me encaminé hacia mi habitación. Al abrir la puerta me encontré con la imponente figura de Caden. La habitación estaba a oscuras pero lo podía detallar a la perfección. Cerré la puerta detrás de mí y apoyé la espalda en la madera.
Se acercó acortando la distancia entre nosotros.
—Yo tenía otra idea para hacer esta noche y no es precisamente ir a dormir —enarcó una ceja.
—Eres un descarado que se la pasa escuchando las conversaciones de los demás.
—Sabes que este descarado te gusta más de lo que quieres admitir —asentí con la cabeza.
—Sabes que me gustas desde que te vi la primera vez —se pasó la lengua por los labios en un suave y lento movimiento que me estremeció de pies a cabeza.
—Lo pude sentir en esa ocasión —dio un paso más cerca para quedar frente a mi por completo. Apoyó una mano a la altura de mi cabeza en la madera y la otra la puso en mi cintura atrayéndome a él —. Fue algo devastador.
—Tú me devastas a mí cuando me miras de esa manera —no dudé más y cogí el cuello de su camiseta para atraerlo a mí y besarlo de una manera poco sana y para nada decente.
Me estaba dejando llevar por esto que me quemaba por dentro. Esta sensación que solo Caden podía despertar en mí, era algo que me hacía sentir viva, poderosa, fuerte.
—Te amo —murmuró en mis labios. Su voz era suave, lenta y demandante —. Te amo tanto —mi corazón dio un vuelco. La hoguera que estaba encendida dentro de mí se avivó mucho más para pasar a ser una llamarada de puro fuego.
—Te quiero tanto —le dije mirándolo a los ojos —. No te vayas de mi vida por favor.
—Nunca lo haré —dijo para después devorar mis labios con una pasión desenfrenada que me llevaba a lo más alto y me dejaba ahí por horas.
Después de una sesión de intensos besos por fin nos pudimos separar y entré al baño para darme una ducha mientras Caden esperaba en mi cama, mirando un poco de televisión. Me puse la ropa dentro del baño y al salir me secaba las puntas de mi cabello con una toalla. Caden estaba sentado en la orilla de la cama sosteniendo un libro entre sus manos. Parecía estar concentrado en la lectura.
—¿Qué lees? —dejé la toalla en el respaldo de la silla.
—Está interesante este libro —me di la vuelta hacia él y abrí los ojos cuando cerró el libro y vi la portada.
—¡Caden, no! —grité bajo. Él miró la portada una vez más y después me miro a mí.
—No sabía que existían esas cosas llamadas plug —me acerqué para quitarle el libro de las manos.
—¿Qué haces leyendo esto? ¿Por qué eres tan curioso? —entornó los ojos.
—Oye, yo no soy el que tiene un libro de ese género en mi estantería —apoyó las manos en el colchón a sus costados.
—No es mío —una sonrisa burlona se dibujó en sus labios —. Es de Thea.
—No me digas.
—Pues es cierto.
—Bien.
—Pues bien. Y ya deja de andar revisando mis cosas.
—Me dio curiosidad la portada y el título "No te acerques a Devan Hawke"
—¿Lo leíste todo? —levanté una ceja.
—No pude, me lo quitaste en la parte más interesante —me di la vuelta y dejé el libro en su lugar.
—Pues no vas a leer nada más.
—Que aburrida eres —al voltear y verlo ya estaba acostado en la cama con las manos debajo de su cabeza, mirando el techo —. Cuando no estés lo voy a leer.
—Pues lo voy a llevar conmigo, no te pienso dejar solo nunca más.
—Eso no es ningún problema para mí —se incorporó en sus codos. Sus cejas subían y bajaban.
—Quítate de ahí que me voy a dormir —bufó y rodó por la cama hasta que se puso de pie con pereza.
Me ayudó a acomodar los cobertores mientras me peinaba el cabello, apagué la luz y juntos nos metimos bajo los cobertores. Me acomodé en su pecho con una de mis manos enlazadas con la suya. Podía escuchar su corazón y era el sonido más relajante de todos.
—¿Te puedo hacer una pregunta?
—Dime.
—¿Crees que algún día pueda ser igual de fuerte que mi padre?
—No creo que seas igual que él, yo creo que serás más fuerte en todos los sentidos. Habrá que empezar a sacar todo tu potencial.
—¿De una vez? —parpadeé.
—Sí, para cuando la persona que está buscando Bastian llegue vea un poco de lo que sabes hacer —bufé y me acurruque en sus brazos.
—¿Podemos no pensar en eso en estos momentos? Solo quiero estar contigo.
—Es lo más lindo que me has dicho el día de hoy —dejó un beso en mi frente.
—No te acostumbres a mis lindas palabras.
Se rio un poco bajo y me permití cerrar los ojos bajo el sonido de los latidos de su corazón. Era tan relajante saber que cada día era un poco más humano, que me aceptaba tal y como yo era. Nunca iba a encontrar a una persona como Caden porque estaba segura que él había sido creado para mí.
Caden
Desperté en la madrugada con la garganta seca, con una horrible sed que me estaba matando por dentro. Las manos me picaban y los ojos me ardían a tal grado que los tuve que frotar para quitarme esta sensación de encima.
Salí de la cama y me puse las botas, entre aquella oscuridad busqué mi chaqueta y rodeé la cama para apreciar mucho más a Bryony, se veía tan linda cuando dormía, era cómo un pequeño ángel que no le hacía daño a nadie. Pero dentro de ella se escondía el más grande de los males. Pasé mis dedos por su mejilla dejando una suave caricia, me acerqué a la ventana que abrí con cuidado y salté hacia afuera aterrizando con la rodilla derecha en el suelo.
No quería hacer esto, pero algo se estaba pudriendo dentro de mí y me pedía a gritos comer, necesitaba saciar esta hambre que me estaba consumiendo por dentro. Era algo más poderoso que yo y por más que me resistía más daño me hacía. No podía ir en su contra, no quería sufrir más de lo que ya había sufrido todos estos años.
Seguía el aroma peculiar que había estado siguiendo hasta este momento. Era dulce y atrayente pero no más que el adictivo aroma de mi brujita, este era mi favorito y me podía perder en este para siempre.
Me detuve en una esquina mirando hacia enfrente, una pareja platicaba frente a una casa. Ella de espaldas a la puerta y él frente a ella.
—No hagas esto —me dije. Me pasé las manos por el rostro. Quería alejar estos pensamientos, quería regresar y estar con ella, pero esta sed me estaba matando por dentro —. Por favor —le pedí —. No lo hagas.
Lo necesitas, sabes que lo necesitas.
Negué con la cabeza y apoyé la espalda contra la pared.
—No así —los ojos se me llenaron de lágrimas —. No lo quiero así.
Sería más fácil sino te resistieras tanto.
Apreté los ojos con fuerza y lo sentí crepitar por mi carne, era poderoso, fuerte, más sanguinario y cruel que yo. Me dejaba a un lado, se apoderaba de mí, de cada uno de mis movimientos y me hacía a un lado como si fuera solo un saco de papas. Luchaba en contra de él, me resistía, pero hacerlo solo me hacía daño, me lastimaba desde adentro.
Al abrir los ojos aquella bruma ya se había apoderado de mí. Controlaba mi cuerpo, pero mis pensamientos se encontraban intactos. No dejaba de pensar en mi brujita, en su dulce sonrisa, en su tierna mirada, en cada una de sus palabras que me decían confiar en mí. Ella confiaba en mí, ella tenía fé en mí y yo no era digno de ella. Era un monstruo, yo sí era un monstruo.
Me acerqué a la pareja sin hacer mucho ruido, mientras mis colmillos salían filosos, peligrosos, con ganas de desgarrar su piel y beber de su sangre. Al quedar frente a ellos todo se salió de control, arremetí en contra de la castaña, desgarrando la piel de su cuello, succionando cada gota de su preciada sangre, mientras su compañero pedía ayuda pero sus gritos fueron apagados cuando mis colmillos se enterraron en su cuello. Me sentía vivo, por fin había saciado esta sed que me había estado atormentando.
—No, no, no ¡No! —grité con miedo.
—Caden —abrí los ojos de golpe, me incorporé en la cama. Mi pecho subía y bajaba, tenía la garganta seca, me ardía —. Caden, calma —escuché su dulce voz.
—¿Bryony? —giré la cabeza y ahí estaba ella.
—Tuviste una pesadilla —negué con la cabeza repetidas veces —. Solo fue eso —cerré los ojos y un par de lágrimas amargas resbalaron por mis mejillas.
—Eso no fue una pesadilla —me abrazó de una manera delicada —. Se sintió tan real.
—Pero estás aquí, conmigo —me giré a verla. ¿Por qué no me tenía miedo? —. Me has demostrado que nunca me harás daño.
—¿Ahora tú escuchas lo que pienso? —se encogió de hombros —. Tienes que ayudarme, brujita, por favor.
—¿Qué quieres que haga? —con su mano acariciaba mi espalda desnuda.
—Tienes que sacarlo, tienes que deshacerte de este demonio, por favor —le supliqué con la voz rota —. No lo quiero dentro de mí, ya no. Solo me hace daño. Me siento violado cada vez que toma posesión de mi cuerpo.
—Caden...—su voz salió con pena. Sus bonitos ojos ahora estaban llorosos.
—Ayúdame —sus brazos rodearon mi torso con cuidado —. Ayúdame por favor.
—Lo haré. Lo voy a hacer. No tengas miedo, por favor.
—Tengo miedo porque no quiero que te haga daño, no quiero que te lastime, a ti no.
—Nunca me harías daño —sacudí la cabeza —. Confío en ti.
—Entonces ayúdame, tienes que sacarlo, por favor.
🌸🌸🌸🌸
¡Hola! Ayer no pude subir este capítulo porque me sentía mal, con sueño y sin ganas de hacer nada, pero hoy ya me siento mejor y aquí está, espero les haya gustado. Solo les puedo decir que se vienen cosas interesante.
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