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Capítulo 14 ☾

Bryony

Mi corazón martilleaba dentro de mi caja torácica con gran intensidad. Sentía mis manos hormiguear y mis piernas me fallaban. Sino fuera porque Caden me sostenía podía caer al suelo de rodillas.

Esta había sido mucha más información de lo que yo me hubiera imaginado. Mi padre era uno de los siete demonios del infierno, no era un vasallo, no era un peón, era uno de los más poderosos y crueles también. ¿Cómo? ¿Por qué? Tenía tantas preguntas en la cabeza y ahora que lo sabía casi todo no podía con esto. Sentía que mi cabeza iba a explotar.

—Necesito aire —le dije a Caden separándome de él —. No puedo respirar.

Puso sus manos en mis hombros mirándome a los ojos.

—Sí puedes, tú lo puedes todo.

Lo podía todo. ¡Claro! Era capaz de matar y dar vida. Era un monstruo. Una aberración, la peor de todas. Me sentía como una escoria.

—No te alteres, solo respira con calma —su voz era dulce, tranquila y me transmitía paz —. Solo respira —miró sobre mi hombro para ver a River —. ¿Me puedes regalar un vaso con agua por favor?

—Claro —lo vi salir de la sala.

—No pasa nada.

—¿Has escuchado lo que me dijo? —lo miré hacia arriba con los ojos llenos de lágrimas. Sentía una opresión en el pecho que no me dejaba respirar bien.

—Sí.

—¿Y por qué te ves como si nada estuviera pasando? —fruncí el ceño.

—Ya sabía que eras medio rarita —aquello me sacó una sonrisa de los labios.

—Eres un tonto —con sus pulgares limpió el rastro de lágrimas en mis mejillas.

—Pero soy tu tonto, brujita.

—¿Mío nada más? —le pregunté de manera inocente.

—Solo tuyo —me dio un toquecito en la nariz con su dedo índice.

—Aquí está el agua —River entró a la habitación. Nos separamos un poco y acepté el vaso con agua que nos había traído.

—Gracias —me llevé el vaso a los labios y le di un sorbo bajo la atenta mirada de ambos chicos.

—Tienes que estar preparada, Bryony, tendrás que luchar como nunca lo has hecho. Tu padre es muy poderoso, pero tienes la ventaja de llevar la sangre del creador también.

—¿De qué creador? —le pregunté bajando el vaso.

—De Dios. Al ser tu padre un ángel antes que un demonio llevas luz en tu interior, pero esta puede ser opacada. No dejes que eso pase, no te dejes llevar por la oscuridad ni por las voces que te quieran seducir.

—Solo déjate seducir por mí, brujita —habló Caden. Quise darle un buen golpe por ser tan inoportuno pero hasta River se rio de él. Ni siquiera en estos momentos podía dejar de ser tan imprudente.

—Tú lo dices tan fácil pero no lo es, River. Esto es más fuerte que yo, me consume, tira de mí y no sé si pueda resistir mucho.

—Tienes que hacerlo. Podrás hacerlo con voluntad.

—¿Y sino tengo la suficiente? ¿Y sino soy tan fuerte como para dejarme consumir? —lo miré atenta, a que dijera lo que sea. Necesitaba solo un rayo de esperanza para poder seguir este camino.

—La tienes, eres muy fuerte, muy poderosa solo que aún no has sacado todo ese poder.

Negué con la cabeza repetidas veces, cerrando los ojos. Sentía que el mundo se me estaba viniendo abajo.

Sentí los brazos de Caden rodear mi cuerpo nuevamente, esta vez su toque era cálido, no era frío como el anterior. Me dejé hacer cerrando los ojos y tomando varias exhalaciones para llenar mis pulmones de aire limpio y sacar el calor que me estaba quemando los pulmones. Siseaba dulcemente calmando esta tormenta que se estaba formando en mi interior.

—Calma —dejó un dulce beso en mi frente. Me apretó más fuerte —. No te derrumbes, no ahora.

Amaba esto, cuando sentía que todo estaba mal y él siempre tenía las palabras correctas y sabía como calmarme.

Me separé un poco para quitar las lágrimas que tenía debajo de los ojos y entregarle a River el vaso que aún tenía un poco de agua.

—Gracias —le dije despacio. Una dulce sonrisa se dibujó en sus labios. Era un chico agradable y joven. Pero podía ver en sus ojos miedo y vergüenza —. Gracias por aclarar algunas de mis dudas.

—Voy a estar aquí por cualquier cosa. Siempre es bueno tener un aliado —sus dedos largos y pálidos rodearon el vaso de cristal.

—Gracias, River —Caden extendió la mano hacia el rubio que no hizo nada más que aceptar la mano de Caden, asentir con la cabeza y sonreír —. Nosotros nos vamos pero cualquier cosa vendremos a verte.

—Nos vemos pronto —dijo él con la voz cálida.

Soltaron sus manos y junto a Caden fuimos hacia la puerta hasta donde River nos siguió de cerca, al salir lo vimos por última vez antes de que cerrara la puerta y caminar hacia el auto donde Thea y Camille esperaban impacientes. Al vernos Thea salió del auto y Camille se acercó a nosotros.

—¿Qué pasó ahí dentro?

—Sentí un aura oscura, fue algo horrible —dijo mi amiga.

—Ya sé quien es mi padre y no es bueno —de nuevo quise llorar pero aguanté las ganas de hacerlo pasando saliva y apretando los ojos para no derramar ni una lágrima, al menos por ahora.

Camille y Thea se miraron sin entender bien a qué me refería. Parece que estaba divagando.

—Belial es su padre —aquellas palabras fueron como un golpe bajo para Camille, quien sabía perfectamente lo que Caden tuvo que pasar hace cientos de años.

—¿Qué? —dio un traspié y fue sostenida por Thea —. No, no —decía con una sonrisa amarga en los labios —. No puede ser —señaló a Caden a mi lado —. Es una jodida broma, ¿cierto?

—No lo es —le dijo él, serio —. Belial es su padre.

—¡Maldita sea! —gruñó molesta pasándose los dedos por las hebras de su cabello castaño —. ¡Maldito hijo de puta!

—¿Qué pasa? —Camille se soltó del agarre de Thea —. No entiendo nada.

—Ese bastardo hijo de perra fue quien convirtió a Caden en lo que ahora es —lo señaló —. Y ahora descubrimos que es el padre de Bryony —escupió mi nombre con sarna.

—Ella no tiene la culpa —habló Caden.

—Lo sé, pero no dejo de sentir rabia —se llevó ambas manos al pecho —. Quisiera que se pudriera en el maldito infierno para siempre.

Dijo esto llena de coraje y dolor.

—Cálmate —le pidió Thea poniendo sus manos en sus hombros —. No arreglas nada con ponerte así.

—Me da rabia pensar que ese bastardo ha hecho tanto mal y ahora...—se quedó callada cuando no pudo evitar llorar. Se dio la vuelta para que no la viéramos y gritó llena de frustración.

—Es mejor que vayamos a nuestras casas, tenemos que calmarnos y pensar las cosas con la cabeza fría. Debemos decirle a Bastian lo que sabemos y él sabrá que decirnos —Caden habló sereno.

Camille se tomó unos minutos para procesar lo que estaba pasando.

—Yo llevo a Anthea a su casa, tú lleva a la brujita a la suya —zanjó Camille dándonos la espalda.

—Cuidate —Thea se acercó a mí para abrazarme —. Cualquier cosa que necesites solo me llamas —asentí con la cabeza —. Todo va a estar bien, ¿Sí? —nos separamos un poco y dejó un beso en mi mejilla apartando con sus dedos algunos cabellos que se habían pegado a mis mejillas.

—Gracias, Thea —sonrió dulcemente —. Gracias por todo.

—Soy tu mejor amiga, siempre voy a estar para ti —apretó mis manos entre las suyas —. Ahora descansa, lo mereces.

—Nos vemos mañana.

Soltó mis manos y fue donde Camille para subir al auto y juntas irse a la casa de Thea.

—¿Nos vamos? —Caden me ofreció su brazo para engancharme de él —. Podemos caminar un rato, ¿Si es que tú quieres?

—Sí quiero —le sonreí y juntos caminamos bajo la luz de las farolas a cada lado de las calles.

—¿Cuándo le vas a decir a tu madre lo que ya sabes?

—Hoy mismo, no quiero dejar pasar más tiempo. Tengo que enfrentarla, tengo que hacerle saber que ya sé quien es el "hombre" que me engendró. Si es que puedo llamarle hombre a ese bastardo. Ahora entiendo porqué nunca me quiso decir nada.

—Era algo muy difícil para ella.

—Pero me lo tuvo que decir ella. Tenía que ser ella quien me dijera esto, no enterarme por terceros. Me duele que piense que siempre me va a tener en una burbuja, que soy débil y que no puedo con la verdad, por más dolorosa que esta sea.

—No la juzgues tan pronto y no creo que tu madre piense que eres débil. Ella tuvo sus razones para ocultarte la verdad.

—Tienen que ser razones muy poderosas para que me haya ocultado algo tan delicado —suspiré y Caden me volteó a ver. Al voltear solo había paz en sus orbes, tenía una diminuta sonrisa en los labios y todo él me transmitía paz —. ¿Dónde habías estado todo este tiempo, Caden? Si tú...

—He llegado a tu vida en este momento porque así tenía que ser, no antes, no después. Justo ahora.

—Y agradezco que así sea —apoyé mi cabeza en su hombro y seguimos nuestro camino a mi casa.

Al llegar a la puerta de esta me tomé unos minutos para enfrentar a mi madre.

—Tú sube y espérame en mi habitación —le dije a Caden —. Tengo que resolver esto sola —asintió con la cabeza. Antes de irse se acercó y dejó un tierno beso en mi frente.

—Voy a estar al pendiente —asentí con la cabeza. Lo vi rodear la casa para entrar por la parte de atrás.

Tomé aire y abrí la puerta con cuidado, ella ya estaba dentro, podía sentir su presencia, su aura, si ponía atención también podía escuchar lo que pensaba y ahora mismo estaba molesta conmigo por pasar todo el día fuera de la casa y no avisar.

Caden tenía razón, yo sí podía escuchar lo que los demás pensaban.

Empujé la puerta y miré hacia la cocina donde estaba mi madre, cerré y caminé hacia ella.

—Tal parece que en esta casa ya no hay reglas —estaba de espaldas a mí, bebiendo té. Su cabello estaba suelto y un poco húmedo.

—Tenemos que hablar —le dije apoyando la espalda en la pared detrás de mí.

—Sí, tenemos que hablar, Bryony Doomster —dijo seria.

—Ya sé quien es mi padre. Belial, uno de los siete reyes del infierno, sí, ese es mi padre —mamá se puso de pie, apartando la silla para darse la vuelta. Me miró sorprendida, aterrada y llena de miedo —. ¿Eso es lo que me estabas ocultando? El verdadero nombre de mi padre. ¿Por qué?

—Bry...—la interrumpí antes de que dijera algo más.

—Ya lo sé todo. Soy un demonio, madre, soy una aberración. Por eso me lo ocultaste todo este tiempo, por eso no me quisiste decir quien es mi padre —negó con la cabeza —. ¡Por eso lo hiciste!

—¡No! —gritó molesta —. No es cierto. No te lo quise decir porque no sabía como hacerlo. No sabía como explicarte esto, esto...

Levantó las manos, estas le temblaban, sus ojos estaban llorosos y no tardó en derramar unas cuantas lágrimas.

—Al principio no sabía quien era él, que era un demonio. Supe desde que lo vi que no era humano pero no me imaginaba que fuera Belial. No me quiero justificar pero me sedujo y no sé si también se encargó de que me enamorara de él pero lo hice. No sabía nada y aún así me enamoré como una tonta. Hija, lo amaba tanto, me dejé llevar por sus lindas palabras, supo como enredarme, a fin de cuentas es un demonio.

—Eso no es una justificación —negó con la cabeza. Para este momento ya estaba llorando.

—No, no lo es. Pero...todo pasó muy rápido, cuando menos me di cuenta yo estaba enamorada de él y nunca supe si realmente me quiso en algún momento. Se fue poco después de que le dije que estaba embarazada. Me dejó, Bry, se fue sin importarle nada.

—Es un malnacido —me limpie debajo de los ojos, quitando una lágrima amarga.

—Y no me importa quien sea tu padre tú eres lo más valioso que tengo y te amo, hija, te amo más que a nada en este mundo.

—Por eso no entiendo cómo es que me pudiste ocultar esto.

—Lo hice por tu bien —negué con la cabeza.

—Si lo hubieras hecho por mi bien, lo mejor era decirme la verdad. Se pudieron evitar muchas cosas, mamá.

Cómo matar a Jareth.

—¿De qué estás hablando? —frunció el ceño.

—¿Cómo pudiste dejar que saliera así a la calle? Sabiendo el peligro que represento para los demás, para ti, para mí —me señalé.

—No eres un peligro, hija.

—Lo soy, madre, créeme que lo soy y por tu seguridad es mejor que te mantengas lejos de mí.

—No me puedes pedir eso, soy tu madre, la persona que más te quiere en esta vida. Tú nunca me harías daño.

También pensé que nunca podría matar a alguien.

—No sabes lo que dices.

—Bryony, por favor, tienes que entender que...

—Tú tienes que entender que en este momento estoy confundida, que no quiero hablar más contigo y que lo mejor para ti es no estar cerca de mí —zanjé alejándome de ella pero su agarre en mi brazo me detuvo. Sus dedos se enroscaron en mi brazo.

—Por favor —me solté sin mirarla a los ojos y empecé a subir las escaleras rápidamente, alejándome. Estaba molesta y podía decir o hacer algo que le hiciera daño.

—¡Déjame! —di la vuelta para ir a mi habitación pero sus pasos venían detrás de mí.

—¡Bryony, por favor! —la puerta se encontraba abierta así que solo entré y cerré con mis manos sin tocar la madera que se estrelló provocando un estruendo —. ¡Bryony, hablemos! —empezó a aporrear la puerta.

—¡No quiero hablar! No contigo —apoyé la espalda contra la madera. Lágrimas amargas recorrían mis mejillas y a mi corazón se le formaba una grieta más —. Déjame —me deslicé por la madera hasta que toque el suelo.

—¡Bryony! —los golpes eran tan fuertes que pensé podía romper la puerta con tal de hablar conmigo.

—No quiero verte —Caden apareció en mi campo de visión, se arrodillo frente a mí poniendo sus manos en mis rodillas.

Deje caer mi cabeza en la madera, cerrando los ojos. Los golpes cesaron pero ella seguía ahí, la podía sentir detrás de la madera. Sentí las yemas de los dedos de Caden acariciar mi piel mientras hacía a un lado las lágrimas.

—Todo va a estar bien —musitó. Asentí con la cabeza.

—Quiero que esto termine —baje un poco la cabeza para poder verlo bien.

Las luces ni siquiera estaban encendidas pero lo veía perfectamente, cada rasgo suyo, su mirada tierna, su linda sonrisa. Puse mis manos encima de las suyas.

—Hoy no estás tan frío.

—A veces también puedo ser caliente, brujita.

Escuché los pasos de mamá alejarse y desaparecieron cuando bajó las escaleras.

—Siempre tienes las palabras correctas para cada situación.

—Es un don —me hizo un guiño.

—No sé que haría si tú no estuvieras aquí.

—Volverte loca, eso es seguro. Yo voy a estar contigo, brujita, cuando lo quieras y cuando no también, en tus peores momentos y en los peores. Seré como una sanguijuela pegada a ti.

—Eso suena asqueroso —arrugué la nariz.

—Si lo dices de esa manera sí, pero si lo ves de la manera romántica es dulce. Vas a tener de guardaespaldas a un vampiro de cientos de años de edad que va a cuidar tu trasero, eso es romántico. ¿O no lo es?

—Lo es y mucho —sonrió satisfecho.

—No te vas a deshacer de mí, brujita.

—¿Y quien te dijo que quiero que te alejes de mí? —junté mis cejas.

—Ya estamos en el momento de nuestra relación en la que nada más me quieres tener pegado a ti, eso me gusta —me señaló con un dedo, de manera divertida.

—¿Qué relación? —entornó los ojos.

—Tú me lastimas y mucho.

—No lo dije con esa intención, pero ni siquiera sé que somos.

—Tú sabes bien que somos —negué con la cabeza.

—No me lo has pedido.

—No me has pedido que te lo pida.

—No se supone que tenga que ser yo quien te pida a ti que tú me lo pidas.

—Recuerda que soy viejo, estoy acostumbrado a que las cosas se den lento pero seguro. Esta época me confunde mucho —me reí un poco —. ¿De qué te ríes? ¿De qué soy viejo o de que no me acostumbro a esta época?

—De las dos cosas —subió su mano a la altura de mi mejilla para con sus nudillos dejar una suave caricia sobre mi piel.

—Me gusta verte reír, brujita, no me gusta que llores, que pienses que eres un monstruo, no me gusta que creas que te mereces lo peor de la vida solo por matar a Jareth. No eres un monstruo, eres un ser de luz, una mujer poderosa, eres como una diosa entre todos estos mortales y yo seré el más feliz de seguirte y estar detrás de ti. Me tienes atrapado, brujita. Estoy encantado contigo y para mi enfermedad ya no hay cura.

—No me dejes por favor —le supliqué con la voz en un hilo.

—Siempre me vas a tener cerca de ti, de una u otra manera, pero siempre voy a estar contigo.

Cogió mis manos y las subió a la altura de sus labios para dejar besos en estas.

—Eres lo más hermoso que me ha podido pasar en todos estos cientos de años, brujita.


🌸🌸🌸🌸

¡Hola! ¿Quién mas quiere un Caden en su vida? Porque yo sí, amo tanto a estos personajes y no me creo que ya estemos en el capítulo 14, se pasa tan rápido. En Instagram voy dejando adelantos de esta y mis otras historias, además de algunas imágenes, espero me sigan, por favor.

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