Capítulo 12 ☾
Caden
Los ojos de Anthea se fueron abriendo lentamente, sin quitar la mirada de su amiga. Su garganta se empezó a secar, sus manos tibias se fueron enfriando y por un momento la sangre dentro de sus venas dejó de fluir. No pensaba en nada, cada pensamiento suyo se desvaneció en el momento que Bryony pronunció aquellas palabras. Abrió la boca lentamente pero no podía pronunciar palabra alguna, quería decir tantas cosas pero a la vez no podía decir nada.
—¿Qué? —por fin pudo hablar, pero fue una pregunta baja, lenta y pausada.
—Sé que tuve que decirlo antes, pero se salió de control y sentía tanta vergüenza —le explicaba Bryony rápidamente —. Yo no quise hacerlo, Thea, te lo juro —musitó con la voz en un hilo.
Anthea parpadeó mirando como Camille bebía whisky, se puso de pie sin decir una palabra y se acercó a mi prima que la miró atenta caminar hasta ella.
—Dame eso —le quitó el vaso de la mano y se lo bebió todo.
—No eres tan mojigata como la brujita esa —le echó una mirada de reojo a Bryony y esta solo negó con la cabeza.
—No lo puedo creer —Anthea se dio la vuelta sobre sus talones, mirando a su amiga que seguía sentada en el sofá —. ¿Por qué? ¿Qué hizo él para que tuvieras que matarlo?
—Eamon me guio hasta él, estaba donde encontraron a la chica, con ella, la estaba tocando y besando, quiso llegar a más pero ella se negó, la golpeó y la quiso...él intentó abusar de ella —se empezó a estrujar los dedos.
—Que pedazo de mierda —se giró un poco hacia Camille —. Sírveme más —mi prima encantada lo hizo sin rechistar.
—Te juro que no sé como pasó, no sé como lo hice y...
—¿Y qué? —levantó una ceja —. ¿Hay más? —Bryony asintió con la cabeza.
Anthea esperaba que Camille terminara de servir whisky en el vaso.
—Todo parece indicar que mi padre es un demonio, hemos estado investigando, además Caden y su familia han conocido otros casos como el mío.
La mirada penetrante de Anthea me hizo voltear a verla. Estaba curiosa por saber que tenía que decir ante esto.
—No hay muchos casos, pero los pocos que hemos conocido a través de los años son hijos de demonios menores, Bryony es otro tipo de caso.
—¿Qué quieres decir? —parpadeó y acercó el vaso a sus labios.
—Al parecer su padre debe ser un demonio muy poderoso, no cualquier vasallo —la pelirroja asintió con la cabeza y bebió un poco.
—Lamento sino te lo dije antes pero tenía miedo de tu reacción —Bryony se puso de pie acercándose a su amiga.
—Me imagino.
—Yo no quise hacerlo, lo juro, pero tampoco lo pude parar —sonrió con los ojos llenos de lágrimas —. Esto es más grande que yo y crece cada día, tengo miedo.
Anthea soltó el vaso para abrazarla fuerte a sí.
—No digas nada —las manos de Bryony se aferraron a las ropas de su amiga.
—Lo quise parar pero pudo más que yo. No quiero volver a perder el control, Thea, no quiero —las lágrimas caían como una cascada por sus mejillas, sus hombros temblaban y gimoteaba.
—Te entiendo, te entiendo —le repetía una y otra vez intentando calmar los pesares de su mejor amiga —. Yo hubiera hecho lo mismo de ser tú.
Volteé a ver a Camille y esta rodó los ojos ante las muestras de cariño de Bryony y Anthea.
—Esto me está aburriendo.
Bostezó cubriendo su boca con la mano.
—Tú nos puedes ayudar, Anthea —las dos se separaron cuando dije estas palabras —. Bryony dice que conoces a un médium —esta se limpió debajo de los ojos y se giró hacia mí quedando al lado de su amiga.
—Así es, yo conozco a uno.
—Tienes que contactar con él lo antes posible. Entre más pronto sepamos quien es el padre de Bryony podremos actuar y ayudarle —mi brujita me sonrió tiernamente.
—Lo haré, lo voy a buscar y hablaré con él lo antes posible —ya se veía un poco mejor, más tranquila.
—Entonces como ya no hay nada más que decir, yo me voy —Camille se alejó para salir de la sala.
—Camille, espera —las palabras de Bryony la detuvieron.
—¿Qué quieres brujita? —se giró sobre sus talones.
—Gracias —una linda sonrisa se dibujó sobre sus labios.
—De nada, brujita —se giró de nuevo y salió como una ráfaga de la habitación.
—Ella es todo un caso, ¿Cómo murió? —la rojita preguntó curiosa.
—Esas preguntas no se hacen, Anthea.
—Ash, bueno —bufó y me miró —. ¿Así que tú también eres un vampiro? —me entornó los ojos —. Por eso había algo raro en ti.
—¿A qué te refieres con eso? —le pregunté. Tenía los brazos cruzados.
—Esa aura tan oscura y llena de misterio —me señaló de arriba abajo —. ¿Cuántos años tienes? —me reí un poco.
—¡Thea! —chilló su amiga —. Por favor deja de hacer estas preguntas.
—Yo solo quiero saber cuantos años tiene —se quejó. Parecía una niña berrinchuda.
—Discúlpala —puso las manos en los hombros de Anthea —. No ha visto a muchos vampiros.
—Oye, nadie me puede culpar por querer saber todo de ellos. Nadie ha estado tan cerca de un vampiro —sus orbes brillaron con emoción —. ¿Te puedo tocar?
—¡No! —dijo Bryony —. ¿Qué demonios pasa contigo? No es un juguete como para que lo quieras tocar —dijo indignada, pero más que nada algo molesta.
—Solo soy el juguete de Bryony —le aclaré a las dos. Bryony arrastró la mirada hacia mí, mientras que su amiga subía y bajaba las cejas.
—¡Oh! Con que es eso.
—No es lo que tú te imaginas —habló Bryony a lo que yo ladeé la cabeza.
—¿Pensé que teníamos algo? —frunció el ceño y sus labios se abrieron un poco —. ¿Me has ilusionado nada más?
—¡No, Caden! Yo...yo —empezó a balbucear —. ¡Déjenme en paz los dos! —soltó los hombros de Anthea y se cruzó de brazos con el ceño fruncido, molesta.
—Ay ya, Bry, estamos bromeando —le dio un codazo a su amiga. Ahora fue turno de la pelirroja de poner sus manos en los hombros de su mejor amiga —. Me alegra saber que ustedes están juntos.
—Es que...
—Nosotros no estamos juntos —le aclaré a la pelirroja.
—Que mierda —se quejó y se alejó de su amiga —. Cada día me decepcionas más, Bryony Doomster —le entornó los ojos.
—Yo creo que lo mejor es que las lleve a sus casas, ya es tarde y se pueden meter en problemas.
—Está bien —dijo Anthea no muy convencida.
****
Tuve que sacar el auto ya que no podía llevarlas a las dos juntas y aún no tomaba mucha confianza con Anthea como para llevarla así cómo lo hacía con su amiga. Pasamos a dejar a Anthea primero. Pensé que ella iba a tomar mal lo que supo de Bryony pero era su mejor amiga así que estaba ahí para apoyarla.
—No vayan a hacer cochinadas —dijo asomada de la ventanilla —. Aún no quiero ser tía tan joven.
—Anthea —se quejó Bryony mirándola mal —. No empieces.
—Ya les dije —se dirigió a mí —. Y tú vampirito, más te vale no tocar donde no debes —me señaló con un dedo.
—No toco si tu amiga no me deja —me encogí de hombros.
—¡Ya dejen de ponerse en mi contra! —nos dijo a ambos.
—Que especial nos saliste —Anthea se apartó un poco —. Nos vemos el lunes, mañana iré con mis padres a comer y de compras —se quejó —. A veces quisiera tener hermanos para que les pongan más atención a ellos.
—Sabes que te gusta ser la hija única —la señaló Bry y esta asintió con la cabeza.
—Pero a veces es molesto —suspiró —. Nos vemos. Y no hagan nada malo.
Se dio la vuelta y esperamos a que entrara a su casa.
—¿Por qué insiste tanto que no hagamos nada malo? —se giró para verme.
—Quizá hasta ella se da cuenta de la tensión sexual que existe entre nosotros.
—¿Tensión sexual? —pasó saliva —. No sé de qué hablas —sonrió nerviosa.
—Si tú lo dices, brujita —encendí el auto y ahora fuimos a su casa.
No dijimos nada en el transcurso de la casa de Anthea a su casa. Deje el auto en la calle aledaña y entramos por la ventana como acostumbramos hacerlo cada noche. Cerré la ventana con cuidado de no alertar a su madre y le puse el seguro corriendo las cortinas con los dedos.
—Esto ya se está convirtiendo en una costumbre —se quitó la mochila de los hombros. La observaba desde una de las esquinas de su habitación —. Me vienes a dejar y te quedas aquí hasta que me duermo.
—Y hasta ahora es mi costumbre favorita —sonrió y se quitó la chamarra que llevaba encima. La dejó colgando del respaldo de la silla frente a su escritorio. Seguí cada uno de sus movimientos hasta que se sentó en la orilla de la cama y empezó a desatar los cordones de sus botas.
—¿Tú duermes conmigo?
—Sí.
—¿Eso es posible? ¿Qué ustedes duerman?
—Soy un vampiro, Bryony, no un zombie —sonrió tierna.
—Lo sé.
—También necesitamos dormir aunque no sea necesario.
—He visto que comen.
—A veces lo hacemos para despistar, pero tampoco es necesario, no nos llena, no nos nutre.
—Pero tú lo disfrutas —y ahora empezaba con las preguntas. Era muy curiosa.
—Sí. Tengo que hacerlo —se detuvo para levantar la cabeza y mirarme atenta. La habitación estaba iluminada con una luz tenue.
—¿Tienes que hacerlo? Me dijiste que no era necesario.
—Lo sé —se quedó pensando.
—Hace rato en el bosque yo...es extraño que lo diga pero creo que escuché tu corazón latir ¿Cómo es eso posible?
—Es más complicado de lo que parece —me rasqué la nuca.
—¿Algún día me dirás?
—Sí, lo haré —sonrió y se puso de pie. Se quitó la blusa que llevaba puesta y la dejó en el suelo. Debajo traía puesta una blusa más delgada de tirantes, alcancé a ver un poco su sostén y la piel desnuda de sus brazos, su clavícula y su pecho.
Esto era una jodida tortura.
—Me voy a dar un baño.
—Aquí te espero, brujita.
—Vampirito —me sonrió antes de desaparecer dentro del baño.
Solté un suspiro cuando escuché el agua de la regadera caer a los pocos minutos. La imagen de ella desnuda no ayudaba en nada a esta sensación que me provocaba ver tan solo un poco de su pálida piel. Me pasé por su habitación mirando un poco las cosas que tenía en los estantes, las fotografías pegadas en una pizarra de corcho. Sin duda Bryony era una chica feliz aunque no lo tuviera todo. Sentía pena por lo que estaba pasando con ella en este momento, pero esto tenía que pasar sí o sí y no había más que enfrentarlo.
Me senté en la orilla de la cama cuando escuché que ya había terminado. La puerta se abrió y Bryony salió del baño ya con ropa, su cabello seguía húmedo y algunas gotas caían de las puntas pero lo empezó a secar con una toalla.
—¿Te vas a ir? —me preguntó cuando estuvo frente a mí.
—¿Quieres que me vaya? —negó con la cabeza a la vez que se mordía el labio.
"No hagas eso, por favor"
—No. Quédate conmigo.
Sonreí por su respuesta.
—Entonces me quedo —se dio la vuelta para dejar la toalla colgada en el respaldo de la silla y se acercó a la cama para acomodar los cobertores. Me puse de pie para ayudarle, primero se metió ella mientras apagaba la luz de su habitación. Cuando estuve a su lado se acercó a mí apoyando su cabeza en mi pecho y una de sus manos descansaba en mi estomago.
—¿Caden?
—Dime, brujita —puse mi mano encima de la suya deslizando mi brazo debajo de su cuello.
—¿Nunca me vas a dejar?
—Nunca.
—¿Lo juras?
—Lo juro, siempre voy a estar contigo —bostezó.
—Gracias por estar conmigo, Caden.
—Gracias a ti por llegar a mi vida, brujita.
—Hasta mañana, vampirito.
—Hasta mañana, pequeña bruja.
Le di un beso en la frente y cerré los ojos dejándome llevar por el aroma que su cuerpo desprendía.
Divel
Me reuní con Aluca y Al después de finalizar mi recorrido por los nueve círculos del infierno al lado de mis hermanos, obviamente Lucifer a la cabeza de todos. Observando que todo estuviera acorde con las órdenes que había dado.
Los hermanos demonios se acercaban a mí discutiendo como era su costumbre, no podían hacer otra cosa más que discutir todo el maldito día. Los detestaba.
—¡Ya basta! —gruñí en el momento que llegaron a mí, ambos se detuvieron de golpe al verme molesto.
—Lo siento, señor —se disculpó Aluca, haciendo una reverencia. Su hermano hizo lo mismo.
—¿Cuáles son sus órdenes, creador? —preguntó Al.
—Las órdenes son alejar a Caden de Bryony, no lo quiero cerca para cuando llegue el tan anhelado día. No me conviene que esté cerca de ella, mucho menos ahora que ha sacado un poco de su poder maligno —dije con voz fuerte y clara.
—¿Está permitido lo que sea? —Al miró de reojo a su hermana, con esa mirada lasciva que ambos tenían.
—Lo que sea sí, pero a ella no le puede pasar, es mi vástaga, la más fuerte de todas y la necesito. Caden...—pensé un momento —. Si es necesario hacerlo sufrir un poco, háganlo, pero lo quiero vivo para ese día ¿Entendido? —ambos asintieron con la cabeza.
—Como usted ordene, señor.
—Al —levantó la cabeza para verme. Sus ojos de color ámbar brillaban con malicia, era un ser tan corrupto, lleno de ambiciones y cruel —. No te atrevas a ponerle un dedo encima a Bryony, si lo haces te haré pagar con el más cruel de los castigos y este no tendrá final —levanté mi mano para acercarlo a mí.
Lo tenía cara a cara.
—Ni siquiera pienses en posar tus ojos sobre ella, está prohibida para un demonio como tú —gruñí dejándole ver mis orbes encendidos en furia.
—Pero el vampiro sí puede poner sus manos en ella —masculló.
—¡Cierra la maldita boca! —lo arrojé contra una pared estrellando su cuerpo y cayendo al suelo de rodillas —. Él no pondrá las manos en ella, antes de que eso pase le corto las manos y hago que se las trague. En tu maldita vida vuelvas a decir una barbaridad como esa.
Aquella era una aberración que yo mismo me iba a encargar de que no sucediera. Bryony no podía reproducirse mucho menos con uno de la especie de Caden, si eso llegaba a pasar podía ser el final de mis días y de la vida de todos mis hermanos, hasta de Lucifer, aquel engendro podría gobernar el mismo cielo si es que se lo propusiera. No podía dejar que mi hija más valiosa se enredara con Caden Edevane. Con él no.
—Tienen que hacer lo que sea para que ellos se alejen —los señalé a ambos. Al se puso de pie —. Lo que sea.
Les advertí a ambos que solo asintieron con la cabeza.
—Pueden irse ya mismo, entre más rápido lleguen a Bibury más pronto me voy a deshacer de ese vampiro indeseable.
🌸🌸🌸🌸
¡Hola! Espero les esté gustando la historia, muchas gracias por el apoyo que le están dando a este bebé.
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