Capítulo II: Atrapado en los recuerdos
Presente
Tenía el dado en mi mano, apunto de colocarlo en el final de la torre de dados en la cuál llevaba una semana trabajando.
-M-Mmm...-. Una lágrima cayó de mi ojo, y me la limpié rápidamente.
No debía de haber recordado esos momentos, ahora solo puedo dejarme llevar.
-¡AH!-. Tiré la torre de dados de un manotazo. Me tumbé en el suelo, bocabajo. -A-Ahhh...-. Comencé a llorar como un estúpido bebé.
Quería abrir el baúl de los recuerdos, pero..., ¡No debía!.
No debía de hacerlo nunca..., Pero una vez que lo abres, ya no puedes cerrarlo...
-Maldita sea...-. Dije, y me levanté. Miré mi reflejo que me enseñaba lo patético que era.
-Mira el pobre Nathan River. Abandonado, solo..., Un llorica perdedor que oculta lo que realmente es. ¡Un llorón!-.
Fruncí mi ceño, me limpié las lágrimas, y suspiré, cerrando mis ojos.
-Ahhhh...-.
Los abrí.
Voy a hacer como que esto no ha pasado nunca. Mihael Keehl no existe. Siempre he estado solo, y siempre lo estaré. No sé lo que es tener un amigo, y no quiero tenerlo. No sé lo que es enamorarme, y no quiero saberlo.
Simplemente soy L, el mayor detective del mundo, y hay miles de casos que esperan ser resueltos por mí.
-L-. La puerta se abrió, y entró mi asistente, Halle Lidner.
-¿Sí, Lidner?-. Pregunté, haciendo mi torre de dados desde 0.
-Hemos encontrado esto, que quizás te interese-.
Lidner me dejó en el suelo una fotografía, que mostraba una pintada en una pared de ladrillos. Eran unos números colocados aleatoriamente.
-Mm-. La cogí, y la observé detenidamente.
-La ha recibido la policía esta tarde, después de detener al asesino. ¿Crees que tiene alguna relación?-. Preguntó Lidner.
-Podría ser, sí...-. Dije, y le dí la vuelta a la foto, pero estaba igual. -Lo más lógico es que los números estén asociados con una letra-. Dije. -Dame un papel y un lápiz-. Pedí, y Lidner me lo entregó.
Empecé a apuntar los números, y cada letra de forma que la A fuera el 1, la B el 2, y así sucesivamente...
No parecían coincidir, así que probé de la otra forma.
Así, formaba una frase.
Suspiré, esto me recordaba a...
No importa.
-La frase es "El orfanato va a explotar"-. Dije.
-¿Orfanato?, ¿Qué orfanato?-. Preguntó Lidner.
-Tiene que tener alguna relación, pero no la encuentro...-. Dije, y comencé a pensar. -El asesino. ¿Tenía padres?-. Pregunté, intentando atar cabos.
-No, era huérfano-. Dijo Lidner. -Revisaré su expediente académico, allí tiene que haber alguna información-. Me dijo.
-Entendido-. Le ordené.
Lidner salió de la habitación.
Otra vez...
¿Porqué la vida se empeña en que me acuerde de él?
Ahhh..., ¿En serio?, ¿En serio tenía que dejar un mensaje con el mismo método que utilizábamos Mello y yo?.
Me levanté del suelo, y..., Decidí afrontarlo. Me dirigí a mi habitación, y allí, a debajo de mi cama.
Cogí y saqué la caja, caja que contenía todo lo relacionado a mi vida pasada. La abrí, y lo primero que vi fue la cruz metálica que pertenecía a..., A Mello.
Es lo único que quedó del incendio donde murió él y Takada.
Tragué saliva.
No puedo..., No puedo hacer esto.
Joder...
Cogí el colgante con la cruz, y me lo puse.
Fue ponérmelo, y sentir como si su espíritu me abrazaba. Era una gilipollez, pero podía sentir como si él estuviera conmigo.
-¡A-Ah!-. Comencé a respirar de forma entrecortada, y a llorar levemente.
Mi vida era así.
Estaba solo, no tenía a nadie. No tenía amigos, no tenía pareja...
Pensaba que no las necesitaba, pero un humano necesita a otro humano.
Pero yo no tengo a nadie.
-A-Ahhhh..., Ahhhh...-. Cogí la cruz, y la sostuve en mi mano como si fuera el objeto más valioso de mi vida.
Aquello estaba doliéndome como nunca antes. No podía creer lo que estaba haciendo. Me tumbé en el suelo, y dejé que las ahora escasas lágrimas, terminaran de resbalarse por mi cara.
Estaba mirando el techo, con una expresión totalmente agotada. Mi cara era la de un hombre sin esperanza. Alguien que estaba solo en la vida.
¿Cómo L podía aguantar esto?, ¿En serio él tenía que estar así toda su vida?...
¿Acaso él también perdió a alguien?, ¿Él entendería por lo que estoy pasando?.
¿Porqué Mihael?, ¿Porqué tuviste que hacer ese plan estúpido?.
¿¡Porqué si quiera abandonaste el orfanato!?, ¡Idiota, podríamos haber hecho un gran equipo y atrapar a Kira los dos juntos!.
Si Mihael era idiota, yo era muy idiota, porque nunca le confesé lo que sentía por él.
Al principio no estaba muy seguro de lo que sentía, pero luego..., Estaba asustado.
Tenía miedo.
Él solo me veía como un amigo más, y aunque no fuera así, no quería aceptarlo, no quería aceptar que quería estar con él. Quería dejar marchar esos sentimientos, y poder afrontar toda una vida solo, pero no se puede, es inhumano e imposible.
Lo siento Mello...
Si tan solo te hubiera dicho lo que sentía por ti, quizás ahora...
Todo sería diferente...
Pasado, Orfanato Wammy's
"Yo también"
Le entregué aquella nota, y solo escuché una risa por su parte.
Aquello me sentó como una patada en el estómago.
Bueno, no. No era como una patada, porque ya he recibido unas cuántas, y no es como esto. Era más bien como una puñalada, una punzada. Una sensación que nunca antes había sentido, y que ahora predominaba en mi corazón.
Porque sí, lo sentía en mi interior, sentía que mi pecho se oprimía.
¿De qué se reía?.
¿Acaso se habrá dado cuenta?...
¿Acaso..., Se ríe de mí...?
Cuando quise darme cuenta, me había dejado una nota.
"¿Tú?, ¿Enamorado?, ¿De quién?"
Tragué saliva, y con mano nerviosa, escribí lo siguiente.
"Era una broma estúpida, me estaba riendo de ti"
Se lo entregué, con intención de que colase, y se olvidara de lo que había pasado, quedándose en lo más profundo de los recuerdos.
En la siguiente nota ponía:
"Jaja, ya decía yo. Eres como un robot albino, no puedes sentir y se te confunde con una nube"
Eso me hizo sonreír internamente, ya que parecía que seguía siendo el mismo. Aunque aquello del robot, no me hizo mucha gracia, y fue lo que remató aquella puñalada que sentía en mi interior. Decidí obviarlo, y preguntarle por su interés amoroso.
"¿Y quién es la afortunada?"
Le pregunté burlescamente, para que notara que todo estaba bien.
Después de un rato me contestó.
"No te lo diré, ya te darás cuenta tú solo"
Torcí el labio cuando lo leí, y suspiré. Decidí contestarle. La verdad es que no me interesaba quién le gustaba, ya que evidentemente, yo quería ser aquel que por el que se muera por las noches, pero bueno no importa. Tampoco es que sufra que le guste otra persona, total, me gusta Mello, pero no me interesa eso. Es un sentimiento nuevo que dejaré de sentir dentro de un tiempo, es algo que no me gusta y me distrae de mis objetivos.
¿Qué hago?, ¿Declararme?. No voy a hacer tonterías. No quiero. No quiero.
Nunca haría eso.
"Vale"
Le respondí, y escuché como Mello se levantó.
-Enano, me voy-. Dijo.
-De acuerdo-. Dije. Escuché como se fue de allí, y yo me quedé apoyado en la estantería. -Mello...-.
Presente
Un completo idiota, las cosas como son.
Si en aquel entonces le hubiera confesado la verdad, quizás hubiera habido una esperanza de que ahora estaríamos los dos juntos, aquí, siendo L, o que lo sea yo solo, lo que sea, ¡Pero que él esté conmigo!.
-Mihael...-.
Tragué saliva.
Lo acepto, quiero que él esté conmigo.
Aunque es algo que acepté hace tiempo, pero no quería reconocerlo.
Joder...
Lo necesito.
-Mihael...-.
De pronto, alguien entró.
-¡Fuera!-. Me levanté, y escondí la caja rápidamente debajo de la cama.
-A-Ah..., Lo siento, L, es que ya sabemos cuál es el posible orfanato que vaya a explotar-. Dijo Gevanni.
Inoportuno.
-De acuerdo..., Avisad a la policía, y que evacúen el lugar-. Dije.
-Entendido-. Gevanni salió del lugar.
Solté mi mano, y la cruz se cayó, pero se mantenía por la cuerda del colgante. La cogí entre mis manos, y la miré fijamente.
-Ahhh...-. Suspiré. -Mello...-.
-Te necesito...-.
Pasado. Orfanato.
Estaba sentado en mi habitación, solo, pensando. Pensando sobre esto que siento respecto a Mello. ¿Cómo se generó?, ¿Y porqué?, ¿Porqué siento esto?, ¿Y cómo sé que es que me gusta y no es otra cosa?.
Es que Mello..., Es tan inteligente.
Es el único que entiende porque estamos aquí, y se preocupa por cumplir sus objetivos a toda costa. Es el único que me respeta (a su manera), y el único en el que..., ¿Puedo confiar?. No tengo ni idea..., Estoy hecho un lío.
¿Puedo confiar realmente en Mello?, Ya he visto como ha reaccionado cuando le he dicho que yo también estaba enamorado, no se lo ha creído. No me ve capaz de sentir nada por nadie, y no le culpo. Siempre estoy intentando ocultar mis emociones, y se ve que lo consigo bastante bien.
Pero es que es la única solución que hay, si quiero ser perfecto y superar a L, debo de poder conseguir ser totalmente frío y calculador.
Ese es mi objetivo.
Presente
Marqué el número. La duda que me había surgido necesitaba poder resolverse, ya que me carcomía por dentro.
-¿Sí?, ¿Roger?-. Pregunté.
-¿Near?, ¿Eres tú?, ¡Cuánto tiempo!, ¿Cómo estás muchacho?-. Me preguntaba.
¿Qué hago?.
¿Le digo la verdad?, ¿O vuelvo a mentir y a fingir que todo está bien?. Es algo complicado.
Quiero decir, es Roger, es como un padre para mí. Pero si le digo la verdad, tendré que explicarle porque, y ya he reconocido lo que me pasa, pero no tengo porque reconocerlo ante los demás. No tengo que dar explicaciones sobre lo que me pasa, y si lo hago, lo comenzaré a soltar todo, y no es plan.
¿Le miento?, ¿Será lo mejor?.
Supongo.
-Em, bien-. Mentí.
-¿A qué se debe tu llamada, nuevo L?-. Me preguntó Roger.
-Necesitaba saber..., ¿L alguna vez perdió a un aliado muy importante que le hizo sentirse..., Solo?-.
-...-.
Había silencio en la llamada, cosa que me respondió a mi pregunta de una forma muy sencilla.
-Gracias, Roger-. Dije, y colgué. -Ahhh...-. Volví a tumbarme en el suelo. Me escocían los ojos.
¿Cómo es que se sentiría estar con Mello?.
Necesito saberlo. Pero es imposible.
¿Porqué Nate?, ¿Porqué has sido tan idiota durante toda tu vida?
El mayor error de mi vida...
No decirte lo que sentía, Mihael Keehl.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro