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Capítulo 36: La nueva Mundú

En mi corta estadía en la aldea de los Ángeles, había experimentado muchas de las sensaciones que este pequeño pueblo provocaba. El color de sus flores que le daba vida a Mundú, el aroma de las mismas que hacía grata cualquier caminata, el ambiente calmo y pacífico. Aunque siempre estuvo afectado por la amenaza constante de Petra, todo lo pintoresco del pueblo no se perdía, permanecía débil en el aire. Shilana siempre quiso devolverle la vida a su pueblo.

Shilana...

Lo que ahora se veía era completamente lo opuesto. El ambiente era oscuro, no tan profundo como Das Dunkel porque, suspendidas en el aire, había velas rojas brindando una luz tenue al lugar. La vegetación había muerto, todo estaba seco o podrido, por lo que los colores que abundaban eran los grises y negros; el dulce aroma proveniente de las flores se había convertido en un poderoso olor a ceniza.

Caminábamos por el parque que precedía a la Guardia de la Aldea y nos dirigíamos hacia el centro del nuevo Mundú, o Leiden. Las casas estaban todas destrozadas, vueltas a escombros, algunas incluso estaban en llamas, que seguramente habían sido quemadas recientemente. Y la pregunta me surgió inevitablemente, intenté no demostrar interés.

—¿Y los Ángeles dónde están?—,

—Los que no están en la fosa, —y sonrió poderosamente —se encuentran creando el Spiel, nuestro teatro personal o proveyéndonos de alimento—,

—Perdón... Mencionaste tantas cosas que no pude seguirte—,

—Ya te enterarás, no puedo contarte todo junto. —Me dijo abriendo la puerta del Palacio Real. Mundú estaba desolada. —Tenemos que preparar el siguiente ataque y necesito que lo lideres tú—,

—¿Cómo?— le pregunté sorprendido, me costaba creer que tuviera tanta confianza en mí tan rápidamente,

—Eras un excelente Guía de Caza antes que el insulso de Brian llegara a Das Dunkel, quiero que retomes tu antigua vida y líderes un grupo hacia la aldea Shayn—.

La aldea de las Hadas, donde el hermano de Shilana había vivido un tiempo. No podía evitar pensar en ella cuando mencionaba a Shayn, ella le guardaba aprecio...

Entramos al palacio, terriblemente oscuro aunque era capaz de divisar mí alrededor por mi visión nocturna. Subimos la escalera que nos guiaba hacia el Despacho Principal.

Petra estaba distinta, mucho más relajada que cuando estábamos ocultos en el bosque de Das Dunkel. Su humor, su mirada, su forma de caminar, demostraban que finalmente estaba consiguiendo aquello que tanto había anhelado. El reinado de Das Dunkel estaba cada vez más cerca, el estado de Brian Omen era cada vez más vulnerable: su esposa y su hija habían muerto.

Cuando entramos vi a dos criaturas de mi especie, una femenina y otra masculina y, para mi asombro, a Coral que estaba analizando un mapa junto al masculino.

—Hola a todos. —dijo Petra tras cerrar la puerta. Noté como Coral me miraba de mala manera. —Ya traje a la última pieza fundamental para el ataque a la aldea Shayn—,

—¿En serio, Petra?— le preguntó desafiante Coral.

Me costaba creer que un Ángel se dirigiera a ella de esa manera, después de todo Petra no dejaba de ser un Demonio de la Noche, pero eso parecía no generarle ningún tipo de temor.

—Sí, Coral, en serio. Ya va siendo tiempo de que manejes tus impulsos, no te olvides quien manda en este lugar— la reprendió Petra,

—No me interesa quien manda o deja de mandar, mi existencia dejó de tener sentido la noche que mi hermano fue asesinado— le contestó y devolvió la mirada al mapa que estaba analizando,

—Debo decir, Petra, —intervino la Demonio de pelo rubio y ojos azules que estaba en la habitación —que yo estoy de acuerdo con Coral. No confío en Demetrius—,

—Aien, no hace falta que tú confíes en él sino que las Hadas lo hagan— le contestó,

—¿Qué es exactamente lo que tengo que hacer, Petra?— le pregunté curioso, no podía leerle el plan en su cabeza, su mente parecía una fortaleza,

—Confío en ti, Demetrius, pero no tanto como para abrirte la conexión con mi mente—,

—¿Qué es lo que tengo que hacer?— le volví a preguntar,

—Bástian, ¿puedes explicarle el plan?—.

Petra se dirigió al gran sillón y se quedó mirando el Jardín Real por la ventana, Coral trazaba líneas sobre el mapa junto con la ayuda de Aien, Bástian se dispuso a explicarme.

—La aldea Shayn es un sitio muy pequeño, va a ser fácil rodearla, pero el gran truco de esta aldea es su entrada. No comprendo aún cómo pero sólo a partir de ser invitado a pasar por la entrada principal es que las demás compuertas quedan habilitadas. Esta aldea siguió la idea de la antigua Reina de este lugar y cercaron todo su pueblo, pero como sabían que seguían siendo débiles, inventaron este truco. Ninguna de ellas nos invitaría a pasar a nosotros y mucho menos a los pocos Ángeles que habitan Leiden porque saben que están bajo nuestras órdenes pero tú... Tu caso es distinto—.

Petra dejó de mirar hacia el exterior y se metió en la conversación sin quitarme la mirada de encima.

—Tu desagradable unión con la insulsa de Shilana Drake puede resultarnos útil en este momento. Las Hadas sabían que ustedes dos estaban juntos, —se notaba que le costaba hablar de Shilana y de mí —por ende, te abrirán la puerta principal porque pueden pensar que vas con algún tipo de mensaje. Las Hadas son bastante estúpidas—,

—Soy simplemente el anzuelo— le dije,

—Eres nuestra llave para entrar a Shayn, Demetrius y nuestra clave para someterla. ¿Conoces a Zaphiro?— me preguntó Petra.

—No, no la conozco— Petra me dirigió esa mirada que ya conocía, no confiaba en mí,

—Coral. —Le dijo Petra mientras se levantaba del sillón y entonaba esa voz de comandante —Quiero que busques todas las armas que puedas del cuartel, y si no son suficientes, podes aventurarte a Das Dunkel, tal vez algo consigas. Aien, necesito que te quedes con Bástian organizando el operativo, es indispensable que todo salga bien. Demetrius. —Me miró esbozando una sonrisa —Vamos a dar una vuelta por Leiden—.

Salimos los dos del Despacho Principal sin pronunciar palabra. La notaba a Petra contenta, parecía que nada iba a opacarle su momento.

Tienes que hacerle creer que estás de su lado, padre— dijo la voz de mi hijo en mi cabeza,

¿Dónde estás?— le pregunté consternado,

Estoy bien, me están cuidando. Ya tendremos tiempo de charlar. Por lo pronto tienes que ganarte la confianza de Petra, sólo así te dejará libre y podrás moverte a tu antojo y recién en ese momento podremos encontrarnos—, su voz sonaba calma lo cual hacía que yo me sintiera de la misma manera. Mi hijo estaba fuera de peligro,

¿Pero dónde estás?— le volví a preguntar,

Estoy en Mundú— me asusté. No era el mejor lugar para esconderse. Petra podría encontrarlo en cualquier momento y matarlo,

No te asustes, padre, Petra no va a encontrarme. Estoy con la Guardia de la Aldea, al menos el grupo que quedó de ella. Para que te quedes tranquilo, la Junta de Jerarquía Mayor está presente y preparada para pelear, esperando el momento—.

Si mi hijo se encontraba con ellos estaba a salvo porque quien la comandaba era Marcus y confiaba plenamente en él. Era una criatura muy capaz.

¿Necesitan algo?— le pregunté, quería serles de ayuda,

¿Qué está tramando Petra? ¿Sabes algo?—,

Muy poco, en realidad. Sé que quiere conquistar Shayn y me quieren usar como anzuelo de entrada—,

Eso le será útil al General, seguramente. Va a ser mejor que cortemos la comunicación, Petra podría percatarse de ella—,

Cuídate, hijo, ya nos veremos—,

Dalo por hecho, padre—.

—¿Volviste?— Preguntó Petra. Yo me reí pero no pude obviar el hecho de que Petra era mucho más astuta de lo que pensaba. —Te presento el futuro Spiel— me dijo.

Delante de nosotros se presentaba una arquitectura enorme y poderosa. Los altos muros eran de ladrillo rojo respaldados sobre columnas de mármol blanco. Una puerta enrejada de metal dejaba entrever el interior del edificio: un espacio circular árido y desierto rodeado de gradas de mármol negro.

—¿Qué es lo que pretendes hacer con esto?— le pregunté extrañado, no me imaginaba para qué estaba construyendo eso,

—Con algo tengo que entretener a mis tropas y mis seguidores. La simple caza ya los aburre así que se me ocurrió volverla un entretenimiento—,

—¿Cómo?—,

—Se elegirán parejas de Demonios por noche y un grupo de Ángeles serán arrojados al interior del Spiel. Se les proveerá de armamentos para defenderse, aunque todos sepamos cuál será su final. Lo entretenido del juego es ver cómo pelean, como temen... Será muy divertido— y largó una carcajada al final,

—¿No es peligroso?— le pregunté cauteloso, no quería sonar protector,

—¿Peligroso? —Inquirió sorprendida. —No entiendo—,

—La especie de los Ángeles no durará demasiado con estos juegos. ¿No te preocupa el alimento?—,

—Está todo pensado, Demetrius. Hay otro grupo de Ángeles que nos provee del alimento—,

—¡¿Cómo?!— exclamé fuera de mí y fue tarde para comprender que había perdido el control. Petra me miró de mala manera,

—No me importa que la especie de los Ángeles enfrente la extinción. A ti tampoco debería importarte—.

Se alejó de mí y comenzó a caminar hacia el lado del Campo Estrellado, justo el límite con la aldea Shayn. La seguí y no esbocé ninguna palabra, la verdad era que no sabía qué decirle. Tenía que cuidar mis palabras y mis impulsos, debía ganarme la confianza de Petra.

El olor putrefacto inundó el ambiente e hizo que mi nariz se frunciera. No alcanzaba a ver de dónde provenía ese horrendo olor hasta que Petra se detuvo. El lugar no estaba a simple vista, de hecho, se encontraba debajo de ella.

—Ésta es la fosa— me dijo Petra.

Me asomé al profundo cráter y me encontré con decenas de cadáveres de Ángeles. Contuve mis impulsos, mis palabras y mis expresiones al máximo. No debía demostrarle a Petra el rechazo que esa imagen me provocaba.

—Podrías haber escogido un lugar más alejado, el olor es penetrante— le dije,

—Cuando lo llenemos unos metros más, vamos a taparlo para cubrir el olor. Está todo pensado, Demetrius. Confía en mí, como confío yo en ti—.

Petra volvió sobre sus pasos y se alejó de mí con esa mirada tan característica.

Yo sabía perfectamente que no confiaba en mí.

¿Por qué estaba empecinada en hacerme creer lo contrario?

Petra se encargó de darme un dormitorio cerca del suyo en el Castillo Real. Agradecía que no me haya obligado a dormir junto a ella, no tenía ganas sinceramente. Yo sabía que estaba falsificando el lazo de pareja que nos unía, yo lo rechazaba consciente e inconscientemente pero aun así ejercía algún tipo de poder sobre mí. No sé si esta vez no surtió el mismo efecto que antes, porque ya sé que ella misma lo está provocando, o por alguna otra razón que no puedo ver.

O que ya no está más...

Apoyé mi cabeza contra la almohada y dejé a mi mente sumergirse en recuerdos pasados, en momento junto a Shilana, que buenos o malos, llenaban mi existencia de maneras inexplicables...

Nunca supe cuál iba a ser la decisión que quería tomar. Le pregunté dos veces en el medio del bosque mientras nos dirigíamos a Hollow Stone pero nunca respondió. Lo único que fue capaz de decirme era que no podía seguir entre dos amores, que necesitaba salir de un triángulo. Comprendía que Embrace tenía mucho que ver en su confusión y no veía manera de sacarlo del camino sin hacerla sufrir a ella. Recuerdo cuando sólo existía yo en su vida, los días que pasó en mi casa y la soledad era la única compañera nuestra. No puedo parar de añorar esos momentos en los que le importaba que yo estuviera bien, que protegía nuestra unión...

Cuando sólo existía yo.

Pero hubo un momento en el que todo cambió. No sabría decir cuándo exactamente, aunque ahora sabía el porqué. La bendita profecía. Yo la necesitaba demasiado, ella era la guía en mi vida y la razón para continuar construyendo un mañana. Era más que alguien importante, era el motivo de mi existencia, que de faltarme, me dejaba siendo una criatura débil y frágil, como una vez fui pero me recuperé cuando supe que ella podía volver a amarme, sea lo que sea que aquello quería decir.

Una vez me explicó lo que significaba pero era algo sumamente negativo. Parecía que el hecho de amarme le hacía sufrir y que luchaba con ello. Ese sentimiento hostil que la atraía a mí era diametralmente opuesto al que me unía a ella. Yo era feliz cuando la veía, cuando la protegía, si estaba conmigo, si me miraba...

Pero tenía que ser mía.

Embrace complicó mucho nuestra unión aunque siempre supe que lo que ella sentía por mí era mucho más profundo que lo que la unía a él.

El sonido en la puerta me despertó al día siguiente. Mi organismo se estaba acostumbrando a la oscuridad nueva de Mundú o Leiden, casi me sentía como en casa.

—Tenemos cosas que hacer, Demetrius— me dijo la voz de Petra desde el otro lado de la puerta.

Me levanté de la cama y le abrí. Vestía un ceñido vestido rojo corto, dejándole ver sus largas piernas y delicados brazos. Su pelo estaba recogido aunque una gran mecha enmarañada caía desde lo alto de su cabeza.

—¿Tenemos algún evento importante hoy?— le pregunté al sorprenderme por su arreglo,

—Efectivamente. Hoy a la noche tenemos la apertura del Spiel y necesito que realices algunas tareas. ¿Puede ser?—,

—Sí, por supuesto— le dije entusiasmado, esperaba que realmente me creyera ese falso entusiasmo,

—Quiero que vayas con Coral en una misión de caza—,

—¿Con ese Ángel?— le pregunté asombrado,

—Coral no hace honor a su especie natal, guarda tanto resentimiento que puedo hacerla Reina de los Demonios y sería la criatura más feliz—,

—¿Hacia qué aldea?— le pregunté intentando demostrar interés,

—Hacia ninguna. Coral tiene una lista de los Ángeles que quiero que participen del acto de inauguración—.

Iba a tener que cazar a Ángeles de la aldea en la cual Shilana había vivido. Temía que conociera a alguno de ellos...

—Muy bien. —Y se me hizo un nudo en la garganta. —¿Cuándo salimos?—,

—Te está esperando abajo—.

Petra se alejó por el pasillo y subió las escaleras que la guiaban al piso en el cual se encontraba el Despacho Principal. Yo cerré la puerta detrás de mí y me dirigí al encuentro con Coral.

Estaba revisando una poderosa arma de fuego, parada frente a la reja de entrada del palacio. Cuando sintió mis pasos trabó el arma y se la colocó en la espalda. Sin mediar palabras comenzó a caminar y yo la seguí. Yo no le caía bien y ella a mí mucho menos.

Caminamos por las calles caóticas y desoladas de la aldea hacia un destino desconocido para mí. Coral, en cambio, estaba segura de sus pasos, como si hubiera recorrido esos lugares más de una vez.

—¿Dónde están todos los Ángeles?— le pregunté finalmente, me molestaba esperar,

—A aquellos a los que no le fueron asignadas tareas, se encuentran refugiados en el Haft...—,

—¿Dónde?— pregunté incrédulo,

—No tengo ganas de ser tu guía turística, Demetrius—.

Abrí mis alas y sobrevolé por encima de ella. Detuvo su andar y vislumbré en sus ojos despojos de temor.

—Deja de tratarme así porque mi paciencia tiene un límite— le dije a escasos centímetros de su rostro,

—No te creas que me infundes temor— me contestó y sentí una leve vibración en su voz.

Con mi mano derecha sostuve su garganta y la levanté del suelo a la altura de mis ojos. Coral empezó a patalear y pelear para que el aire ingresara en sus pulmones.

—Yo no sé por qué Petra te tiene a su lado pero a mí no me importas en lo más mínimo. Tu vida no significa nada para mí, así que te conviene que cuando estés conmigo, cuides tus palabras—. Y la solté. Cayó contra el suelo casi agradecida por volver a recuperar el aire. —Te vuelvo a preguntar, ¿qué es el Haft?—.

Coral se paró sobre sus pies y se arregló la ropa.

—Es un edificio de condiciones deplorables que alberga a los Ángeles. Es algo similar a una prisión sólo que con más lujos—.

Continuó su caminata y yo la seguí. Percibí su desagrado ante la derrota y yo el sabor de mi victoria.

El Haft era una estructura alta llena de ventanas opacas. Estaba levemente inclinada y parecía ser poco estable. Ingresamos a un pequeño pasillo que nos guiaba hacia una escalera angosta.

El primer piso estaba lleno de puertas blancas con un pequeño número de identificación. Coral sacó de su bolsillo una lista llena de números y se dirigió hacia el quince. Golpeó la puerta y sacó el arma de fuego de su espalda para apuntarlo a la altura de su hombro. Al abrirse el pórtico, el Ángel se quedó petrificado del susto.

—En mi bolsillo derecho está la cuerda. Átala con eso, Demetrius—.

Saqué una cuerda forjada de un potente material de la cual colgaban esposas. El ángel de pelo rubio se acercó a mí y colocó ambas manos por delante suyo para que yo se las apresara. Inexplicablemente algo sucedió en mi interior. No pude identificar qué fue, sólo fui capaz de percatar el profundo rechazo ante esa situación.

Así fuimos piso por piso recolectando uno o dos Ángeles por habitación. Afortunadamente no conocía a ninguno de ellos, aun así no estaba conforme con esa acción y mucho menos a lo que se iban a enfrentar. El problema llegó al recoger los Ángeles que se encontraban en la habitación ochenta y nueve.

—A la fila— dijo Coral,

—¿Cómo eres capaz?— le contestó Noah,

—A la fila, dije— repitió firmemente,

—Somos de la misma especie, ¿por qué nos traicionas así?— le volvió a decir Noah,

—A nadie le importó cómo Shilana mató a mi hermano. Nadie merece mi compasión—,

—Shilana no mató a tu hermano, fueron los Demonios que tanto sirves—,

—Shilana fue quien lo llevó a ese lugar de mala muerte, los Demonios hicieron lo que hacen por naturaleza. No fue su culpa—,

—¡No puedo creer que hables así!— le gritó indignado,

—A la fila, Noah— le repitió,

—¡No!— gritó una criatura femenina que se interpuso entre Coral y Noah,

—Quédate en la habitación, madre— le dijo Noah,

—No voy a permitir que te lleven. Llévame a mí— le dijo,

—Con gusto, a la fila—.

La criatura adulta cruzó el umbral de la puerta y Noah la detuvo con su brazo pero ella se soltó. Una tercera criatura salió de la habitación.

—La injusticia es castigada, confía en nuestros Ángeles Supremos— le dijo Teo a Noah,

—Debo llevarme a un Ángel más— les dijo Coral sin dejar de sostener su arma de fuego contra su hombro,

—Voy yo— le dijo Teo.

Noah se quedó mirando estupefacto mientras Teo se sumaba a la línea de Ángeles que estaba formada.

—Confía— le dijo Teo a Noah,

—Te necesitamos a salvo— le dijo su madre con lágrimas en sus ojos,

—Vámonos de una vez, esta escena melancólica me da ganas de devolver— dijo Coral.

Cerró la puerta violentamente y comenzó el camino de regreso.

Una vez fuera del Haft y refugiados por la extraña oscuridad de Mundú, yo seguía los pasos firmes de Coral mientras mantenía una conversación con Teo.

—¿Cómo está Demian?— me preguntó por lo bajo,

—Sé que bien aunque no sé dónde— le contesté en el mismo tono de voz,

—El General Marcus lo debe estar cuidando— me dijo,

—¿Qué van a hacer con nosotros?— me preguntó temerosa la madre de Noah,

—Es mejor no saberlo, Iris. —Le dijo Teo. —Tenemos que confiar en nuestros Ángeles Supremos—,

—Necesito saber. ¿Qué nos va a pasar?— volvió a inquirir,

—Van a ser parte de un entretenimiento— le contesté,

—Teo tiene razón, prefiero no saber— me dijo.

Llegamos a la puerta del Spiel y Coral la abrió. Me sacó el extremo de cuerda que sostenía e ingresó a los Ángeles que habíamos reclutado. No me gustó para nada que entre ellos se encontrara Teo. Me había demostrado ser una criatura fiel y buena, además cuidó de mi hijo con mucha dedicación. Y ahora tenía que verla ingresar al Spiel para ser parte del perverso juego de Petra.

Cuando salimos los dos del edificio, Coral tomó la delantera, como siempre, y yo la seguí.

—¿A qué se debe la oscuridad permanente de Mundú? No es temporada de Eclipses...— le pregunté,

—Leiden. Mundú no existe más... ¿Petra no te contó?— me preguntó regocijándose en sí misma,

—No tuve oportunidad de preguntarle, en realidad— le contesté de la mejor manera posible, realmente quería saber a qué se debía tanta oscuridad,

—Es un arreglo con Krauss, por el momento no puedo decirte más que eso— me contestó.

Se adelantó unos pasos más en clara demostración que la conversación había terminado.

¿Un arreglo con Krauss, la Reina de las Brujas?

¿Qué fue lo que Petra le dio a cambio?

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