Capítulo 25: El retorno a la oscuridad
Me encontraba en mi habitación preparando la ropa que iba a necesitar en mi estadía en Das Dunkel, cuando me puse a pensar en todo el entrenamiento que había perdido.
Recordaba algunas posturas de combate y el uso de armas de fuego pero era consciente que aquello era poco. Aun así, no podía perder tiempo reforzando mi conocimiento, debía poder hacerlo conjuntamente con mi investigación en Das Dunkel. Podría pedirle a Logan que me acompañara, así, en mis ratos libres, podría entrenar algo con él... Él era la única criatura que no se manejaba por medios diplomáticos ni me trataba como un ser superior, su deseo no era proteger a su Reina de todo mal, sino incluirla en todos los planes que hicieran falta, y eso necesitaba.
La puerta de mi habitación se abrió lentamente, pude sentir el rechinar de la misma. No hizo falta darme vuelta para saber que quien se encontraba allí era mi Demonio.
—¿Piensas lastimarme de vuelta?— le pregunté irónicamente sin quitar la mirada de mi valija,
—Sabes que mi intención jamás sería herirte. ¡Pero me pones nervioso!— exclamó enojado,
—¡¿La culpa es mía?!— pronuncié con ira y mirándolo a los ojos.
Demetrius se acercó a mí lentamente sin quitar sus ojos de los míos.
—No quiero pelear— me contestó con tono sereno e intentó acariciar mi rostro pero se lo aparté bruscamente,
—Esto es lo mismo que pasó hace un tiempo, cuando estaba en tu casa, cuando te habías vuelto posesivo y obsesivo. No quiero regresar a eso—,
—Yo menos. No puedo perderte—,
—No me vengas con tus palabras dulces y tu nuevo sentimiento hacia mí. Nunca dejaste de ser la criatura que conocí—,
—¿Esperabas que lo dejara de ser? Yo jamás te mentí—,
—Por alguna extraña razón creí que habías cambiado... Pero me equivoqué— me di vuelta para continuar haciendo mi valija,
—Me encantaría saber qué te pasa...— preguntó con tono lúgubre,
—No es momento para hablar de nosotros, además yo tampoco sé exactamente qué es lo que me pasa—.
De pronto, su mano se apoyó en mi hombro haciendo que me detuviera. Giré sobre mí para poder mirarlo a los ojos.
—¿Acaso ya no me amas más?—.
Pronunció aquella palabra como si supiera lo que significara. ¿Y si realmente era capaz de sentirlo? Después de todo la Profecía del Equilibrio modificaba algunas características en las especies que afectaba...
Pero más allá de sus posibles sentimientos, sus palabras me hacían pensar qué era lo que me pasaba a mí. Sabía que tenía que hondar en la respuesta pero no podía ponerme a pensar en eso en este momento. Los sentimientos que albergaba por Demetrius cambiaron mucho en este último tiempo, sobre todo con el desenlace que afectó a mi hermano y a mi hijo. Estaba claro que mi amor por él había ocasionado todo esto. Si no se hubiera cruzado en mi existencia, yo jamás lo hubiese conocido y todo esto no estaría ocurriendo. Sería una esposa feliz junto a Embrace y formaríamos una familia perfecta... Pero no.
Estaba enamorada de Demetrius.
Sabía lo importante que él era para mí, más allá de ser mi Eterna Debilidad y la razón por la cual seguía con vida. Demetrius me importaba porque con él era feliz, en pequeñas dosis; pero al mismo tiempo sentía que me faltaba algo, o mejor dicho alguien. Embrace también era esencial para mi existencia, la pieza faltante como la había llamado mi hermano. Puede que no haya sido él mi Eterna Debilidad pero le daba equilibrio a mi vida, con él podía existir la felicidad sin el sufrimiento. Él podía amarme de la misma manera que lo amaba yo, incluso tal vez más, podía entender mis sentimientos porque era capaz de sentirlos también... A pesar de sentirme fatal por provocarle dolor a Demetrius cuando me encontraba con él, sentía que Embrace era la criatura correcta para mí, para no decir perfecta.
¿Entonces, esto quería decir que no amaba más a Demetrius?
No me atreví a responder.
—No es momento para contestarte eso. —Me di vuelta para continuar empacando. —He decidido irme a vivir a Das Dunkel mientras investigamos el paradero de Demian—,
—¿La Guardia de tu aldea no se va a encargar de eso?— preguntó sorprendido,
—No, les di la orden de que no. Quiero que busquen a mi hermano, yo me voy a encargar de mi hijo y de Petra—,
—¿Me vas a dejar acompañarte, al menos?— el tono fue un tanto enojado,
—Sí. Demian es nuestro hijo y te necesito— le contesté.
Con su mano derecha rozó mi rostro. El tacto de su piel contra la mía hizo que mis ojos se cerraran y disfrutara de ese roce, pero el momento fue interrumpido cuando la puerta de mi habitación se abrió de par en par. Abrí mis ojos para encontrarme con los de Embrace y la mirada iracunda de Demetrius.
—Necesito hablar contigo, Shilana— murmuró Embrace,
—¿Por qué siempre tienes que estar en el medio?— preguntó enojado Demetrius al mismo tiempo que se acercaba amenazadoramente hacia mi esposo.
Yo me apresuré para ponerme entre los dos. Lo último que me faltaba era volver a presenciar una lucha en mi nombre por las dos criaturas que más amaba...
—¡Demetrius, por favor! —Le exigí mirándolo a los ojos. —Son estas actitudes las que me alejan de ti. ¿Puedes dejarnos solos?—,
—No pienso moverme de tu lado mientras éste esté cerca de ti— contestó sin quitarle la mirada a su oponente,
—No quiero discutir, por favor— le imploré de buena manera,
—No me molesta que esté. —Intervino Embrace. —Siempre estuvo en el medio—.
La ironía de mi esposo caló profundo en mi alma e hirió a mi corazón.
—¿Qué es lo que sucede?— le pregunté para cambiar de tema,
—No puedo permitir que vuelvas a Das Dunkel, al menos sola. Si antes era peligroso por el Eclipse, ahora lo es mucho más desde que King Shadow ha reaparecido—,
—Necesito averiguar más de la historia de esta divinidad del mal, y para hacerlo, debo estar allí. Sé perfectamente que no es el mejor momento, puede que ahora esté reclutando más criaturas a su favor por este movimiento que realizó, pero es un riesgo que debo correr. No puedo enfrentarme a lo que desconozco—,
—Deja el trabajo de inteligencia para las criaturas que saben, nuestra Guardia, y deja que recuperemos a Demian. Podemos— y tomó mis manos fuertemente sin quitarme la mirada,
—No van a poder. —Intervino Demetrius con su tono monocorde. —No tienen idea a lo que se enfrentan—,
—¿Y tú sí?— le preguntó desafiante mi esposo,
—Por supuesto. Sé muy bien la leyenda de King Shadow, después de todo es la divinidad de mi pueblo. Además, conozco a un Historiador de nuestra aldea que puede darnos más información— le contestó airoso,
—¿En serio?— le pregunté esperanzada,
—Claro que sí. Su hábitat es bien recóndito pero sé localizarlo— me contestó,
—Sé que no voy a hacerte cambiar de opinión. —Continuó Embrace. —Por eso vine con un Plan B. Quiero que Logan te acompañe—,
—Voy a estar con mis padres, con su guardia...— le contesté,
—Conmigo— intervino Demetrius.
Embrace hizo caso omiso a su intervención.
—Al menos hazlo para que me quede tranquilo— me dijo,
—Ya había pensado en decirle. Dile que se prepare, que en una hora estamos saliendo— le contesté.
El viaje a la aldea de los Demonios fue más largo de lo que pensaba. Cada cien metros teníamos que detenernos para chequear el perímetro y no encontrarnos con criaturas indeseables. Era verdad que no sabíamos hasta dónde había llegado la influencia de Petra, temíamos que incluso hubiese calando más profundo hasta en los habitantes de nuestra aldea. Pero por el momento estaban en rebeldía los mismos grupos de resistencia que ya conocíamos, así que de alguna manera, podíamos controlarlos.
Después del episodio en la presentación de mi hijo, Mundú se vio opacada, nuevamente. La felicidad en el ambiente que nos había sido devuelta desde el nacimiento de mi hijo, se vio teñida por los actos de los rebeldes. Los grupos realizaban hogueras en cada rincón de la aldea e incluso realizaban una campaña para unirse en mi contra. Ésta también era una razón para abandonar mi hogar, incrementaba su odio si permanecía en el mismo lugar que ellos. En cambio, Embrace generaba todo lo opuesto. Parecía que la gente lo apreciaba y prefería que él fuese el Rey en lugar de ser yo su Reina. Muchos siguieron sin entender la tregua y la continuaban viendo con recelo.
Los Demonios no son de fiar.
Ese era el pensamiento general y ése mismo pensamiento era el que Embrace me repetía sin cesar. Con razón lo querían más a él...
Cuando finalmente cruzamos el límite con Das Dunkel y entramos en el oscuro Bosque, Demetrius salió del carruaje en movimiento y sobrevoló a la altura de la puerta mientras continuaba el recorrido.
—¿Qué haces?— le pregunté extrañada,
—Este es mi territorio y yo lo conozco mejor que nadie. Prefiero sobrevolar la zona y cualquier disturbio te lo comunico— acto seguido cerró la puerta y se fue,
—¿Te lo comunico?— preguntó extrañado Logan,
—Es muy complejo para explicar pero para que te des una idea, Demetrius y yo podemos comunicarnos mentalmente. Él oye mis pensamientos y yo los suyos, él ve a través mío y yo a través de él—,
—Había olvidado que eras su pareja— contestó con un suspiro,
—¿Lo sabías?— pregunté sorprendida, yo nunca le había contado,
—Parecería que te olvidas que Embrace es un gran amigo mío, Shilana. Él me contó de esa rareza de lazo que te une a ti con ese Demonio. Los efectos que produce esa unión ya los conocía, los estudié en mi formación más avanzada— me contestó,
—¿Cómo crees que sea la situación aquí?— le pregunté para cambiar de tema, necesitaba enfocarme en la situación actual,
—No muy buena. Los Reyes de esta aldea son Ángeles, sin importar que tu padre sea de la línea real de los Omen. Los Demonios que ahora están bajo el mando de Petra, toman con desprecio los descendientes de Nathaniel porque de alguna manera traicionó a su propia familia al irse de Das Dunkel y refugiarse en Mundú—,
—¡Eso es ridículo! Leviatán traicionó a su familia cuando mató a sus padres, y seguramente hubiese matado a su hermano si éste no se hubiese escapado— exclamé indignada,
—Pero no te olvides que Leviatán actuó por órdenes de King Shadow y eso es lo que ven los Demonios de Petra. Él cumplió con lo que le pidieron, incluso sacrificó a su propia familia por él—,
—¡La sacrificó para obtener la inmortalidad!—,
—Eso no importa para ellos, Shilana. Es importante que te mimetices con su pensamiento porque estás en desventaja si no. Para Petra y sus seguidores, Leviatán dio todo por su divinidad y eso es lo que admiran y piensan hacer. Tu padre es descendiente de la línea de Nathaniel, el vil traidor. Comparto la idea de Embrace que tus padres corren serio peligro en este lugar—.
No pude contestarle porque también estaba pensado en eso, mucho más ahora después de la charla.
El carruaje se detuvo indicándonos que finalmente habíamos arribado a destino. Logan abrió la puerta del carruaje y me ayudó a salir. El chofer bajó para ayudarnos a sacar todas las valijas que habíamos traído y entrarlas al predio del Palacio Real.
—¿Y tú Demonio?— preguntó Logan mientras cargaba una de mis valijas,
—No va a estar tranquilo hasta que no entre al Castillo—,
—Mejor— dijo por lo bajo.
Estoy segura que su intención no fue que lo escuchara.
Volver a la oscuridad de Das Dunkel era como retroceder en el tiempo y regresar a mi pasado, ese mismo donde tantos errores había cometido y tanto sufrimiento padecido. Recordaba la casa de Demetrius con cierta nostalgia, recordando los escasos momentos de felicidad que allí habíamos compartido, las veces que dormimos juntos, yo acurrucada en su pecho, él abrazándome fuertemente...
¿Dónde se habían ido todos aquellos sentimientos?
Sabía en el fondo de mi corazón que amaba a Demetrius de forma irracional y pasional, de eso no tenía dudas. ¿Pero qué era lo que me pasaba? Yo sabía que lo amaba... pero, ¿tenía que saberlo? ¿No se supone que debería sentirlo?
Cuando terminamos de bajar todas las valijas, el chofer me saludó con la venia correspondiente y se fue rápidamente. Mi padre apareció corriendo por la puerta y me abrazó con fuerza. Me llamó mucho la atención que mi madre no haya ido a mi encuentro pero seguramente se encontraba en el interior del Palacio.
Cuando cruzamos el umbral de la puerta, me encontré con Zenón, con su sonrisa de siempre y su tan cálida bienvenida.
—Me alegro que haya llegado bien, Princesa— me dijo,
—Gracias, Zenón. ¿Y mi madre?— le pregunté.
El rostro de la mano derecha de mis padres se ensombreció y bajó la mirada al suelo. Mi corazón no pudo evitar latir desesperado temiendo lo peor. El miedo se había apoderado de mi alma en cuestión de segundos y por una simple reacción pero fundamentada. Mi madre no había ido a mi encuentro como siempre lo hacía, algo tenía que haberle pasado.
De repente, la puerta principal se abrió de par en par y Demetrius voló desesperado hasta mi lado.
—¿Qué pasa?— me preguntó, había experimentado mi miedo y corrió a mi lado para protegerme.
Era en estos momentos en los que pensaba que mi relación con él podía funcionar, que mi vida a su lado podía estar llena de felicidad. Pero siempre ocurría algo que me demostraba lo contrario...
—¿Dónde está mi madre?— pregunté seriamente.
Sentí una mano sobre mi hombro y giré para encontrarme con la mirada de mi padre. La expresión en su rostro era de profunda tristeza.
—Hemos intentado muchas cosas para levantarla de la cama pero se rehúsa a ello. Está muy deprimida por el secuestro de tu hermano porque siente que fue su culpa. Ella había visto el plan de Petra, sabía que eso iba a ocurrir y sin embargo no lo evitó— me contestó con tono lúgubre,
—¡Pero eso no es cierto! En tal caso la culpa es mía que no lo protegí dentro de mi aldea.—,
—La culpa no es de nadie, hija. Si tenemos que buscar a un culpable, bien sabemos quién es y ya vamos a derrotarla— me abrazó fuertemente y yo le devolví el abrazo.
El ambiente que se respiraba en el Castillo Real de mis padres era sumamente tenso. Notaba la tristeza en los ojos de mi padre, tristeza por no poder sacar a su esposa de un pozo depresivo, tristeza por la situación peligrosa que estábamos viviendo, tristeza por el secuestro de su nieto...
Logan me ayudó a subir las valijas a mi cuarto, yo le pedí al personal de mis padres que le prepararan la habitación contigua a la mía, así podía tenerlo cerca siempre que lo necesitara.
A pesar de que me aconsejaron dejar sola a mi madre, yo necesitaba verla y saber cómo estaba personalmente. Tal vez podía decirle algo o simplemente brindarle mi apoyo.
Me encontraba parada frente a la puerta de su habitación, con la mano sobre el picaporte, debatiéndome si entrar o no. Se podía notar que dentro no había ni el más mínimo ruido. Con delicadeza ingresé y la llamé cuidando no elevar demasiado la voz para no asustarla.
La oscuridad de Das Dunkel era poco al lado de la que tomaba lugar en el cuarto de mi madre. No podía ver más que negrura, y ante la falta de respuesta de mi progenitora, me quedé en el umbral de la puerta permitiendo que mis ojos se adaptaran al negro de la habitación. De a poco comencé a percibir figuras y entre ellas se encontraba efectivamente mi madre, sentada sobre un sillón bajo el alfeizar de una de las ventanas. Me fui acercando con cuidado, tanto para no asustarla como para no llevarme nada por delante y volví a llamarla, esta vez se dio cuenta de mi presencia.
—¿Si?— me contestó con un hilo de voz,
—Soy yo, madre. ¿Cómo estás?— le pregunté con lentitud,
—¿Y Pedro?— me preguntó con el mismo tono de voz,
—Lo están buscando, mamá. Está toda la Guardia de mi Aldea con su búsqueda, lo van a encontrar— traté de alentarla aunque en mis adentros tenía un miedo insoportable,
—¿Sabes algo de Pedro?— mi madre no quitó la mirada perdida de la ventana que se encontraba sobre ella en ningún momento,
—No. Aún no tenemos noticias, pero en cuanto sepa yo te voy a decir—,
—No quiero que te mueras, hija— me dijo aún con la mirada perdida,
—No me voy a morir, quédate tranquila— le dije con dulce voz, tratando de calmarla y no preocuparla por algo que no iba a suceder,
—Te vas a morir... Yo lo sé—.
No pude decir nada. ¿Había tenido mi madre una visión? ¿Ese iba a ser mi destino? Tal vez era porque se encontraba en un terrible pozo depresivo y temía que a su otra hija le sucediera algo...
Caminé los últimos pasos que me faltaban para alcanzarla y puse mi mano sobre su hombro derecho pero reaccionó acurrucándose a mi tacto, como si no quisiera que la tocara.
—Me voy a quedar unos días en el Palacio. Cualquier cosa que necesites, llámame—.
Pero no obtuve respuesta, el silencio de mi madre fue lo único que me quedó.
Salí del cuarto y al cerrar la puerta detrás de mí pude finalmente reaccionar. El llanto contenido salió a borbotones por mis ojos y la congoja de mi pecho me oprimía hasta el punto de dificultarme la respiración. Mis piernas no me contuvieron y terminé arrastrándome por la puerta con mi espalda hasta alcanzar el suelo, y me senté.
Me sentía tan impotente que me molestaba. No había nada que pudiera hacer para hacerla sentir mejor a mi madre, la culpa fue mía, ocurrió en mi aldea y no pude protegerlo. Sabía que mientras mi madre se encontrara bien y con vida, mi hermano continuaría su existencia, pero eso no era seguro de que alguien más acabara con la suya. El sólo pensamiento hizo recorrer por mi espalda un escalofrío.
El resentimiento de Coral era demasiado grande para caber en su cuerpo. ¿Y si se cobraba la venganza que siempre anheló tener? ¿Y si me pagaba con la misma moneda?
Cuando abrí mis ojos, la mirada de Logan se llevó todos mis malos pensamientos, y como sabiendo que era lo que necesitaba, me dio un abrazo bien fuerte pero breve.
—Vamos, tenemos que trabajar— me dijo.
Me ayudó a levantarme y continuó agarrando mi mano hasta que llegamos al Despacho Principal. No era que Logan fuese una criatura fría, entendía su gesto como una manera de distraerme con lo único que podría hacerme bien: hacer algo para que las cosas cambiaran.
En el Despacho se encontraban mi padre, Zenón y alguien más que no conocía, una criatura femenina de semblante muy similar al del padre de Demetrius.
—Estamos analizando el mapa de Das Dunkel. —Me introdujo en la conversación Logan. —Y es demasiado vasto como para realizar una búsqueda exhaustiva por él, tenemos que tener otro plan—,
—¿Cómo?— pregunté sin entender,
—Das Dunkel y su Bosque Oscuro son imposibles de cercar. —Me dijo mi padre. —Es su manera de ser impenetrable en algún punto—,
—Rey, ¿me permite?— intervino la criatura que no conocía.
Ella poseía una altura envidiable, mucho más alta que yo, y sumamente delgada. Su pelo era largo, le llegaba hasta la cintura, bien lacio y de color negro. Tenía una boca carnosa que me hacía recordar a la de mi Demonio...
—¡Perdón, no te presenté! —Exclamó sorprendido mi padre. —Ella es Kairos Oblivion, la hija de Zenón y hermana de Demetrius, nuestra Negociadora Externa—.
Ahora todo cerraba.
—Le voy a comentar cuál es la situación actual de Das Dunkel, Princesa. —Comenzó a hablar Kairos. —Nuestra aldea se encuentra aislada por el momento. Nuestra fiel aliada era Jenko pero actualmente está bajo el liderazgo de Petra y es imposible lograr un acuerdo con Krauss, ni siquiera piensa a Das Dunkel como aldea de los Demonios, cree que Petra es el símbolo de nuestra especie y por eso la obedecen. Si hubiésemos contado con su ayuda, al menos con sus soldados hubiésemos alcanzado más terreno, pero es imposible. La otra aldea que nos queda es la aldea de los Orcos, no sé si la conoce, su nombre es Grunge—.
Recordé el episodio cuando Demetrius intentó secuestrarme y dejarme escondida en esa aldea, las criaturas habitantes de ese lugar tenían un aspecto bastante particular y me generaban desconfianza.
—La tengo de nombre— le contesté,
—Bueno, verá, el Rey Jarret no es fácil de tratar, sólo negocia con criaturas que tiene en estima y cuando sabe que va a obtener algo poderoso a cambio, y actualmente la reputación de Das Dunkel se está cayendo rápidamente. Somos blanco fácil y nadie quiere aliarse a nosotros—,
—No podemos conseguir ayuda externamente, —contesté —pero eso no quiere decir que no podamos hacer nada nosotros, ¿o no padre?—,
—No, hija. —Me contestó con mirada caída. —Lo siento, pero la dotación de soldados de nuestra aldea es escaso, la gran mayoría se encuentra bajo el mando de Petra, y mandarlos a registrar la zona implica un riesgo para este Castillo porque quedaría desprotegido—,
—¡¿La única Guardia con la que contamos es la protege al Palacio?!— exclamé asombrada.
Si no había contado mal, las únicas criaturas que logré a ver en el predio del Castillo eran treinta más o menos, sumando las veinte que se encontraban esparcidas por todo el Palacio, hacían un total de cincuenta soldados.
—Lamentablemente sí, lo lamento— respondió mi padre,
—¿Entonces?— pregunté elevando mi tono,
—Yo había pensado en algo, —intervino Logan —que ante las circunstancias actuales, creo que deberías reconsiderarlo. Tenemos que pedir refuerzos a nuestra aldea...— y no le permití terminar,
—De ninguna manera. Mundú sólo se va a encargar de la búsqueda de mi hermano, dije en la Junta que yo sería quien rescatara a mi hijo y así va a ser— contesté segura,
—Si me permite opinar, Princesa. —Intervino Zenón. —Creo que la búsqueda tanto por el Bosque Oscuro como por la aldea, será en vano. Dudo que Petra tenga guardado a su hijo a simple vista. Estoy casi seguro que el lugar donde lo tiene es en el Averno de King Shadow—,
—Entonces no perdamos más tiempo, allí tenemos que ir— comenté,
—Es que no es tan fácil— me dijo Zenón,
—Y de ninguna manera viable— respondió Kairos,
—Nadie puede dar con él, no se sabe dónde está— contestó mi padre,
—¿Cómo es que nadie sabe?— pregunté entre sorprendida y enojada,
—Sólo los descendientes de su linaje conocen el camino exacto para llegar a él— me contestó Zenón,
—¿Pero no podemos encontrar siquiera su entrada?— volví a preguntar,
—Y aunque la encontremos, —intervino Kairos —el verdadero corazón del Averno, donde habita nuestro Dios del Mal, es impenetrable para todo aquel que no pertenezca a su linaje—,
—¿Y no hay manera de seguirla a Petra? En algún momento tendrá que volver...— comenté,
—Petra se encuentra actualmente en Jenko, allí es su Centro de Operaciones— contestó Kairos,
—¿Su qué?— pregunté sorprendida,
—Petra está creando un ejército y está dispuesta a atacar tanto Das Dunkel como Mundú. —Me explicó mi padre —Quiere recuperar el liderazgo de los Demonios—,
—Es su eterna lucha— contestó Kairos,
—¡Pero algo tenemos que hacer!— grité desesperada, Logan se acercó a mí y me abrazó,
—Podemos hablar con Verdon, el Historiador de nuestra aldea, a ver si puede ayudarnos— dijo Zenón,
—Ojalá, padre, —intervino Kairos —pero bien sabes que no es muy sociable—,
—Tu hermano ya está intentando convencer a tu madre para que lo ayude— le contestó Zenón,
—¿Mi madre ayudarnos? Eso es más imposible aún— le dijo.
De repente la conversación se volvió una ida y vuelta entre padre e hija.
—Ayudarnos a comunicarnos con Verdon, ya sé que no va a ayudarnos— le contestó con un dejo en su voz.
No comprendía muy bien la situación familiar de Demetrius, y ahora que me ponía a pensar, no sabía demasiado de los lazos familiares entre los Demonios, de hecho me resultó muy extraño que mi hijo reconociera a su padre a simple vista y siendo tan pequeño, incluso desde mi panza la primera vez que pateó cuando Demetrius puso su mano sobre mí, tal vez ello sea natural en su especie... Pero tenía una manera de averiguarlo.
—Necesito descansar. —Me excusé. —Cualquier cosa estoy en mi habitación— les dije y me retiré.
Llegué a mi cuarto y me senté sobre el borde del pie de la cama, respiré hondo y me concentré en mi Demonio. Pensé seriamente en él, en buscarlo dentro de mi mente intentando captar su señal y expandir la mía hasta unírsele con la de él. De a poco, la percepción de mi habitación se fue diluyendo y comencé a distinguir un olor distinto, un ambiente más frío y mucho ruido... Hasta que finalmente vi.
Una criatura femenina se encontraba guardando en cajas unos jarrones de forma extraña y contextura exótica. Ella era alta, casi como Demetrius, con el pelo azulado enrulado hasta los hombros y unos ojos negros impactantes. Parecía apurada.
—Por favor, madre— dije,
—Te he dicho que no, Demetrius. Mi opinión no va a cambiar, ni ahora ni nunca— me contestó sin quitar la mirada de esas cajas,
—Pero te estoy hablando de mi hijo, de tu nieto— insistí,
—Esa escoria no pertenece a mi familia— me dijo.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, pero lo identifiqué como propio, Demetrius experimentó algo más, muy característico en él: ira. Me acerqué en un movimiento rápido y conciso para tomarla de la mano y así lograr que me mirara a los ojos.
—No lo llames así. Su nombre es Demian— le dije seriamente,
—Cuanto más te aferres a ese insulso Ángel y su familia, más te alejas de nuestra especie. El momento tan esperado de los Demonios finalmente ocurrirá, no falta demasiado, y vos vas a estar en las líneas enemigas. Nuestra especie nunca fue esto que somos, todos nos temían y de eso nos alimentábamos, pero desde la llegada de Brian todo cambió y para peor. Es hora de volver a ser lo que éramos antes—,
—¿Antes? ¿Cuándo Christian nos gobernaba? Éramos una especie sin control, íbamos a quedarnos sin alimento por arrasar con cuanta aldea nos cruzáramos—,
—Christian fue el mejor Rey luego de Lucybel, y estoy más que tranquila ahora que sé que volvieron—,
—Si ellos vuelven, será el fin de nuestra especie—,
—Cuando ellos vuelvan, será el comienzo de una nueva especie mucho más poderosa que la actual y con el apoyo incondicional de nuestro Amo del Mal—,
—Es una lástima que no quieras ayudarme, madre—,
—Tengo que trabajar, hijo. Hay mucho para hacer. Que tengas suerte con Verdon— y se rio a carcajadas mientras se iba con las cuatro cajas apiladas sobre sus brazos.
—No quería que vieras esto— pronunció la voz de mi Demonio dentro de mi cabeza,
—¿Tu madre está a favor de Petra?— le pregunté sorprendida,
—Siempre lo estuvo. Incluso desde antes de saber quién era ella verdaderamente, cuando se dio nuestra Conexión Repentina. Creía con fervor que nuestra unión era para perpetuar la especie de los Demonios como ella la ve, feroz y fuerte, pero con la llegada de Brian a Das Dunkel, todo terminó. Allí su odio empezó a crecer—,
—¿Ella vio a mi padre como a una amenaza?—,
—Lo sigue viendo. Piensa que su presencia en Das Dunkel perturba la mente de nuestros hermanos—,
—¿Y por qué es tan importante Verdon?—.
Para ser un simple Historiador de la aldea de los Demonios, estaba siendo demasiado requerido. Si Demetrius acudió a su madre sabiendo sus inclinaciones era porque Verdon era alguien sumamente importante...
—Verdon es el Historiador de Das Dunkel, él conoció muchos reinados y es la criatura que más conocimiento tiene acerca de los Demonios, pero es una información que raramente la da, es muy preciada para él, dice que es su seguro—,
—¿Seguro de qué?—,
—No lo sé, aunque sospecho que mi madre lo sabe pero no quiere contarme—,
—¿Tu madre y Verdon se llevan bien?—,
—No, todo lo contrario. Desde que tengo memoria que mi madre ha guardado una enemistad feroz con él pero por alguna razón, Verdon ha insistido en esa relación. Algo me dice que no se quería alejar de algo que rodeaba a mi madre...—,
—¿Y de qué manera puede ayudarnos?—,
—Él conoce la historia de King Shadow mejor que nadie, y por ende, debe conocer la entrada a su Averno. Si logramos que él nos diga cuál es... Sólo nos queda encontrar el corazón del mismo para dar con nuestro Amo del Mal—,
—Me han dicho que eso es prácticamente imposible, que sólo la descendencia de King Shadow conoce el verdadero corazón del Averno—,
—Por eso tenemos que encontrar a Powel—.
Una mano me sacó del trance abruptamente. Era Logan que me miraba con horror, el miedo en sus ojos no hizo más que asustarme. Estaba claro que no era por mi asombroso estado de concentración sino que era por algo más...
—Tu madre se descompensó— me dijo con voz temblorosa.
Mi corazón se aceleró rápidamente y el aire comenzaba a entrar más lentamente. La salud de mi madre estaba muy delicada por el estado de depresión en el que se encontraba, ya que no quería comer ni tomar nada.
La mano de Logan me arrastró prácticamente hacia el pasillo, allí me encontré con mi padre que la sostenía en brazos.
—Tengo que llevarla a Mundú, el Hospital de nuestra aldea fue saqueado— me explicó mi padre con voz temblorosa,
—¿Y el médico?— le pregunté,
—No está de nuestro lado— y continuó su camino.
Yo pensé en seguirlos pero Logan me detuvo.
—No puedes irte, el Palacio no puede quedar sin Rey—.
Y tenía razón. Un Castillo Real sin mandatario era señal abierta para que fuera tomado, y si mis padres se iban de Das Dunkel, su Princesa, debía de quedarse.
—Esto es ridículo. Quiero estar con mi madre. Podría quedarse Zenón o Logan en mi lugar— reproché,
—Podría, —me contestó mi padre —pero preferiría que no. De todas maneras no harías nada en Mundú y desde acá puedes avanzar de muchas maneras en tu búsqueda. Y por supuesto, no podemos darle el gusto a Petra, ella quiere encontrar el momento ideal para atacarnos, deberíamos separarnos, aunque sea por un rato—.
Y también tenía razón.
Mi padre se fue del Palacio con mi madre en brazos y acompañado de uno de los soldados de protección del Castillo. Tenía que ocupar mi cabeza en algo más útil. Y recordé la última frase que tuve en la conexión con mi Demonio.
Por eso tenemos que encontrar a Powel
Me dirigí hacia el Despacho Principal, y en él, aún se encontraban Zenón y Kairos analizando el mapa de Das Dunkel.
—¿Alguno me puede indicar el camino hasta la biblioteca del Palacio?— les pregunté recordando el comentario de mi hermano sobre ese lugar, sitio donde encontró toda la información acerca de esa profecía...
—Sí, Princesa. —Me contestó cordialmente Zenón —¿Quiere que la lleve?—
—Sí, por favor. Tengo que investigar algo— le contesté.
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