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Capítulo 11: Ira

Tengo que reconocer que mis pasos para obtener el reinado de Das Dunkel no fueron los mejores. Primero quise extorsionar a los falsos reyes raptando a su hija, pero Demetrius siempre la rescataba, y todo colapsó cuando el Ángel que solía andar con esa me mató...

Tenía que buscar una nueva táctica, una más violenta. No podía pretender que los falsos mandatarios se fueran por sus propios medios, yo tenía que derrocarlos. Y, para poder hacer eso, necesitaba más información de la que poseía.

El plan de mi padre era perfecto.

Cuando llegué al campamento de mi séquito, Xerxes me estaba esperando impacientemente. El movimiento de sus pies y el temblor en sus alas lo evidenciaba desde la distancia. Cuando me vio en la lejanía, su sonrisa se abrió de par en par, al menos la noticia que me estaba por decir era buena.

—Tu impaciencia la veía a tres kilómetros de distancia. ¿Qué pasa?— le pregunté riéndome,

—Tuvimos una visita en tu ausencia— me respondió.

Luego llamó a viva voz a Madison, la Demonio líder del Grupo Omega. Su cabellera dorada indistinguible apareció en la distancia, y cuando vi lo que traía en manos miré asombrada a mi mano derecha.

—Antes de decir nada, escúchala— me dijo.

Madison se acercó a mí y pude ver con mayor claridad al Ángel que traía con ella. Tenía una melena negra, corta en forma desproporcional. Su aspecto general devolvía una imagen descuidada y demacrada, pero lo más impactante era el vacío en su mirada color miel.

—Preséntate y di qué es lo viniste a hacer aquí— le ordenó con voz autoritaria Madison.

El Ángel agachó su cabeza y dobló apenas su cuerpo, era una clara reverencia hacia mí. Levantó sus ojos y me miró fijo, de forma decidida y con cierto temor aunque reverencial.

—Me llamo Coral Donekeer y quiero vengarme de Shilana Drake—.

No pude evitar sonreír. Si un Ángel se había animado a penetrar el peligroso Bosque Oscuro para encontrarme, significaba que aún mi batalla no estaba del todo perdida. Tal vez hubieran más como ella, ella podría ser el líder que necesitaba del otro lado del límite.

—Llévala de vuelta, Madison. Después vamos a decidir qué hacemos con ella— le dijo Xerxes.

Madison se fue y el Ángel no pronunció ni una palabra más. Se comportó como la especie débil que es: me mostró su respeto, habló cuando se le indicó y se calló cuando no le dieron permiso para hablar.

Sonreí aún más cuando Coral desapareció de mi vista y mi mano derecha hizo lo mismo. Compartíamos la victoria en el mismo nivel.

—Hay que averiguar sobre su vida pero no percibo nada extraño en su aparición. —Me dijo Xerxes. —Tenemos a otro aliado en Mundú, además de tu fuente de información—,

—Esto es estupendo, Xerxes. Tenemos que celebrarlo. El grupo más íntimo—,

—Vayamos a la casa de mi pareja, no está muy lejos del campamento—.

Mi mano derecha voló lejos de mí para avisarle al resto de la reunión improvisada de festejo. Decidí ir para la carpa del Grupo Alfa a descansar un rato, pero cuando entré en ella me encontré con Leyna.

—Estaba esperándola, conseguí lo que me ordenó— me dijo la Demonio.

Su mirada estaba oscura de temor. Lo que averiguó sobre la relación que une a mi Demonio con ese Ángel no era bueno...

—¿Y bien?— le pregunté de mala forma,

—Comencé a averiguar por nuestra tierra, y lo que dicen los libros de Historia es que existen Conexiones Especiales que unen de forma automática a dos criaturas. Lo que me llamó la atención es que en ningún momento de ese informe hablaba de dos Demonios, sino que específicamente siempre mencionaba la palabra criaturas.

>> Por eso utilicé mis contactos en la aldea Mundú. En la biblioteca de la Guardia de la Aldea hay tomos y tomos de profecías y mitos prácticamente olvidados. Muy pocos Historiadores los estudian. Y en uno de ellos encontré la Profecía del Equilibrio.

>> Lo que ésta relata es la llegada de una unión que devolverá el justo equilibrio entre la paz y la justicia. Los primeros elegidos fueron Luz Drake y Powel Shadow, su hermano—.

—¿Mi hermano?— pregunté fuera de mí,

—Su nombre no es mencionado en esos libros pero lo deduje por la historia que relatan, ya que dicen que el primer descendiente directo de la línea real Drake fue un Híbrido, Daskan—,

—No hay pruebas de eso, lo sabes perfectamente—,

—Es lo que dice la profecía, Petra. Cada vez que este equilibrio se vea en peligro, dos criaturas serán elegidas para que lleven adelante la unión necesaria que devuelva todo a su justo lugar. El amor es lo que los une—,

—¿Amor? Leyna, por favor... Los Demonios no pueden amar—,

—Si la profecía los elige, altera las características de la especie—,

—Está bien, Leyna, gracias— le dije pero el tono dejó ver que no le creía absolutamente nada de lo que me había dicho,

—Sé que es difícil de creer, Petra. Pero Shilana Drake y Demetrius pueden ser los nuevos elegidos de esta profecía— se animó a decir Leyna,

—¡Estupideces! Mi Demonio está claramente confundido, pero cuando recupere la fuerza que sé que tiene en su interior, volverá a ser la criatura que yo vi hace un tiempo. Gracias, Leyna. Ahora retírate—.

La Demonio se fue de mi carpa inmediatamente con la mirada avergonzada. ¿Demetrius enamorado de Shilana? Eso jamás, era imposible. Demetrius es mío.

Cuando mi mano derecha volvió, nos dirigimos hacia su hogar junto con Bástian, su pareja Malandra, Titania y su hermana Kapteyn, y Demetrius. Sabía que Xerxes no aprobaba que mi Demonio viniera con nosotros, pero guardó sus comentarios, era un momento de festejo.

Mona nos recibió gustosa, es que tener a la mismísima hija del Amo del Mal en tu hogar no sucedía a muy a menudo.

—¿Cuál será nuestro próximo movimiento?— me preguntó Titania,

—Estoy a la espera de las órdenes de mi padre. Él sabrá bien qué decirme y en base a ello, planearé nuestro próximo ataque. ¿Más adeptos?— le contesté mientras observaba la Plaza Central por uno de los ventanales ocultos de Mona,

—Bástian ha logrado organizar a un pequeño grupo dentro de nuestros adeptos para que recluten más criaturas. Somos optimistas, pero necesitamos un poco de tiempo— me contestó seriamente,

—No disponemos de tiempo, Titania. Quiero resultados ya— le dije mirándola fijamente,

—Haremos lo posible— me contestó mi Jefa de Campaña y se alejó.

La vi cómo se unía a Kapteyn, y a su par, Bástian. Xerxes se encontraba abrazado a Mona, y Demetrius sentado sobre el suelo, apoyado sobre la pared de la casa. Su semblante estaba distinto, como si se sintiera en paz con algo.

Me informó que Mundú se encontraba actualmente sin General que protegiera sus aldeanos, eso fue lo que la desesperada de Shilana le contó. Debo reconocer que a pesar de haber estado algo renuente a dejarlo ir, algún tipo de beneficio tuvo hacerlo.

Estaba mirando atentamente la Plaza Central cuando un zumbido poderoso atacó mi cabeza, desestabilizándola. Mi alarido fue tal que asustó a todos los habitantes de la casa, quienes corrieron desesperados para asistirme, ya que mi cuerpo no tenía fuerzas para mantenerse en pie.

De pronto, todos los muebles de la casa comenzaron a moverse, algunos se estrellaron contra las paredes, otros se desvanecieron contra el piso. Un remolino de viento nos unió a todos en el centro de la casa, inmovilizándonos en él.

Conocía eso.

Era Su ira.

El zumbido en mi cabeza cesó cuando la imagen adoptada por mi padre apareció ante nosotros. Su rostro estaba preso de la furia que previamente nos había demostrado. Me miraba fijamente, sin quitarme la mirada por un minuto.

—¡¿Cómo puede ser que no supieras del embarazo de Shilana Drake?!— exclamó fuera de sí mi padre.

No sabía cómo responder a semejante acusación. El asombro de dicha revelación hizo que mi cuerpo entero se petrificara bajo la mirada irritada de mi padre. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que me la crucé, aquella vez en el Bosque Oscuro, cuando le develé, de alguna manera, mi identidad. Pero un evento de tales características no pudo haber sido obviado por mi fuente de información dentro del séquito real de ella...

—Es un embarazo simple, padre. No temas— le contesté sin saber qué más decirle,

—¿Qué no tema? ¿Y cómo puedes estar tan tranquila si no te dije aún quien es el padre?— me dijo exhalando una bocanada de aire y dejándonos libre de su prisión invisible.

El resto de mi séquito se arrodilló ante la figura de mi padre y lo primero que hice fue ver a Demetrius. Su semblante estaba asombrado pero tenía la mirada fija en el suelo, como queriendo ocultar su reacción.

No lo quería pensar. No debía ser verdad.

—Eso no puede ser— dije finalmente, con la mirada perdida,

—Ese Híbrido que lleva en su vientre es producto de la unión con tu Demonio preferido—.

No...

—Si deseas poseer el lugar que tanto anhelas, empieza por ponerte a la altura de las circunstancias. De ahora en más actuarás bajo mis órdenes. La situación se volvió mucho más complicada y peligrosa para nosotros— me dijo mi padre y se desvaneció.

Lo que se estaba formando en mi interior era una ira mucho más poderosa que la de mi padre... El fuego inundaba mi interior, una llamarada de odio crecía dentro mí y se esparcía peligrosamente por todo mi cuerpo, por cada extremidad. Mi mente hervía de rencor, divagaba en la aversión hacia ese insulso ser. Criatura no sólo capaz de modificar mis planes, cambiar la forma de ser de mi Demonio preferido sino también quien logró humillarme frente a mi padre. Ya no lo podía tolerar. Un Híbrido con Demetrius, un hijo con mi Demonio... Era demasiado.

Giré sobre mí y me encontré con la mirada brillosa de Demetrius. El impulso me ganó. Me moví el poco espacio que nos distanciaba a una velocidad extremadamente rápida y con mis manos lo sostuve por el cuello. Apreté con tanta fuerza que podía ver como mis manos quedaban marcadas sobre su piel, me miró fijamente, casi imperturbable.

—¡Te lo dije!— gritó desde la otra esquina mi mano derecha.

La voz de Xerxes hizo que volviera en mí y solté a Demetrius.

—Te das cuenta, ¿no? Te lo dije, Petra— volvió a decirme,

—No es momento para tus sermones, Xerxes. Ahora no— le respondí de mala gana con cólera en mi voz,

—Ahora sí. Tu padre apareció ante nosotros iracundo, esto es peligroso, de lo contrario no hubiese venido—.

Tenía razón. Lo peor de todo era que tenía razón. Mi padre nunca sale de su Averno, si lo hizo fue para encaminar la venganza que estaba llevando a cabo porque me había equivocado. Pero ahora era distinto. Apareció y no sólo eso, me dijo que a partir de ahora debía acatar sus órdenes.

La guerra ya no era solo mía.

El resto de mi séquito me miraba expectante, se notaba en sus rostros que querían decirme algo pero leían la expresión en el mío que no era el momento para más reproches. El semblante de Titania demostraba que sabía que no podía tolerar semejante traición ni humillación.

—Haremos lo que nos pidas, Petra— me dijo la Inferna y el resto del séquito asintió al unísono,

—Ya no estoy más al mando. ¿No escucharon? Ahora respondemos ante mi padre— contesté con dolor, con dolor en mi orgullo.

Otra vez. Ese maldito Ángel se había interpuesto en mis planes una vez más. Volví a mirar a Demetrius, imperturbable como si nada.

—¿Cómo fuiste capaz de traicionarme con ese insulso Ángel?— le pregunté resentida.

Simplemente me miró pero no fue capaz de decirme nada más. ¿Cómo era posible que terminara teniendo un hijo con esa? Y entonces, las palabras de Leyna retumbaron en mi cabeza... La Profecía del Equilibrio.

Ahora todo empezaba a encajar, todo tenía un sentido... ¿Acaso esa profecía me había arrancado a Demetrius de mis brazos? ¿Yo no era más su pareja?

No, de ninguna forma. Yo creé el lazo que nos une, yo hice que él tuviera que depender de mi existencia para continuar con fortaleza la suya. Él no podía abandonarme... Pero si existía esa posibilidad, demostraba que ya no tenía el mismo poder sobre Demetrius. Si él ya no estaba unido a mí, no iba a poder controlar sus movimientos a través de sus pensamientos o su visión. ¡Por eso no podía entrar en su mente! Si ya no éramos uno yo no podía controlarlo más, ya no dependía de mí para su existencia.

La ira se apoderó de mí y acerté un golpe contra el pecho de Demetrius con tanta intensidad que al chocar contra la pared de la casa de Mona, se resquebrajó. Aun así, luego de ese golpe, no perdió la fortaleza y me miró fijamente.

—No vas a obtener lo que buscas, yo mismo me voy a encargar de ello— pronunció con seguridad levantándose del suelo,

—Tú no vas a poder hacer nada contra mí y mucho menos contra mi padre. Ese Ángel marcó tu final, Demetrius. Tu relación con ella selló tu destino que no puede ser distinto al de la muerte—.

Mirada imperturbable.

Eso fue lo último que realizó Demetrius frente a mí. Acto seguido desplegó sus alas negras para escaparse por la abertura del techo. Mi séquito esperó mi señal para seguirlo y atraparlo pero no les dije nada. Estaba con demasiada bronca, ardía la ira dentro de mí, pero Demetrius no era el objetivo.

Aun así, Bástian, Titania y Kapteyn se fueron de la casa, seguidos por Mona, comprendían que era un momento para que hablara a solas con mi mano derecha.

—No quiero que digas nada. —Esbocé luego de un largo silencio. —No te hice caso, Demetrius terminó siendo mi perdición—,

—Tienes que demostrarle a tu padre que puedes volver a tener el mando de la situación— me contestó,

—No puedo actuar sin sus órdenes. Debo esperar a que me diga qué hacer—,

—¿Cuál fue tu error, Petra?—,

—No haberlo visto antes— contesté perdida en mis tribulaciones,

—¿De qué estás hablando?— me preguntó sin entender mi mano derecha,

—No entendía por qué Demetrius no tenía fuerzas para vivir y sin embargo sí las tenía para bloquearme sus pensamientos. —Le devolví la mirada. —Era porque ya no era más su pareja. Y por extraño que parezca, Shilana Drake terminó siendo la suya... Conexión Especial.... Por eso era un despojo, porque no estaba con ella. ¡Maldito Ángel! Pensar que sólo creí que lo había cambiado. Por algo nunca me gustó. Por algo siempre quise exterminarla—,

—Deberías ser más como tu padre, Petra. Él también tiene ese don de percibir situaciones potencialmente peligrosas, les hace caso, las investiga, actúa en razón a ellas. Ese descontento que siempre sentiste por Shilana Drake tiene la confirmación en este momento. Si verdaderamente esa criatura que está llevando en su vientre es de Demetrius, hay que actuar pronto. Sabes lo que eso significa—,

—Ese hijo no puede continuar con vida— dije finalmente.

Claramente se escuchó un grito desde fuera, un alarido estremecedor, incluso para los Demonios. Salimos con Xerxes para buscar la fuente de tal sonido, pero no había nada visible aunque sí perceptible.

Era el Bosque.

Los espesos árboles que nos rodeaban comenzaron a moverse al compás del ulular del fuerte viento gélido que circulaba por el ambiente. La oscuridad se había vuelto más espesa, si eso era posible, y las formas negras se multiplicaron. No sólo reptaban por el suelo, sino que también había algunas que volaban. Se movían rápidamente hasta que un nuevo grito ensordecedor las detuvo. Lentamente se fueron acercando hacia el lugar donde me encontraba, recién allí me di cuenta que mi séquito estaba detrás mío. Las sombras se detuvieron a escasos centímetros y allí reposaron.

—Parece que el Bosque está esperando tus órdenes— me dijo Xerxes.

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