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Una vida eterna puede llegar a ser tediosa con el pasar de los días, al inicio parece emocionante la idea de tenerla pero luego los segundos se vuelven días, los días se vuelven meses, los meses se juntan para formar años y luego de eso cada segundo parece ser una década. Todos pintan la inmortalidad como algo fantástico, pero nadie te dice que la inmortalidad puede ser una enorme habitación solitaria, nadie te dice que con el paso de el tiempo ese corazón que alguna vez estuvo vivo deja de ser importante para todos, incluyendote.

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Selena quiere que vayas a buscarla -afirmo Tamara a mis espaldas-

Dile que no me apetece seguir sus órdenes -respondí de malas-

No te comportes como una niña, Gianna -suspiro exasperada-

No te metas conmigo, Tamara -la mire amenazante-

Sabes que no me das miedo -admitió sonriente-

¿Alguna novedad de Alexandra? -nego- ¿Y Tessa?

En el calabozo como todos los días -dijo desinteresada- Los creadores siguen retrasando su muerte definitiva por alguna razón

¿Dónde está Selena? -cuestione-

Entrenando con Carter y Jade -respondió divertida-

Bien -respire profundamente- te quiero con Samantha, Grey y Adara en el salón de entrenamientos en diez minutos

¿Con Adara? -cuestiono molesta-

Si, con Adara -le sonreí antes de ir en dirección a Selena-

Ya pasó casi un año desde que Alexandra quedó postrada en una cama en un estado de inconsiencia que según los creadores es normal; desde ese día hasta hoy no hay tantas cosas diferentes, Selena siguió mi ejemplo de crear a Samantha y a Grey, la rubia creo a un inmortal por su cuenta, dicho inmortal es Carter, un chico de apariencia atemorizante y una bondad tan grande como la de su creadora, el entrena junto a Jade quien sigue sin aceptar volverse una inmortal pero que tiene un enorme deseo de golpear vampiros. No tarde demasiado en llegar a donde está Selena, ella mira atentamente desde el otro lado de el salón la "pelea" entre su hermana y su creación.

Deja de llamarlo «Creación» -pidió sería- Carter es mucho más que eso...

Eso tiene que demostrarlo -me senté a su lado- ¿Para que querías verme?

Erin me pidió que la dejes verla -dijo sin mirarme-

¿Por qué lo haría? -cuestione seria-

Es su hermana, Gia -negue con la cabeza-

No lo es, nosotros no tenemos hermanos... Ni siquiera ella es realmente tu hermana -señale a la rubia que trataba de golpear a el vampiro-

Déjate de tonterías -me miró molesta- hablamos de que no permites que nadie más que tú y yo la veamos...

No sé por qué quiere ver un cuerpo sin vida -susurre-

Por la misma razón por la que tú lo conservas -afirmo-

No está a discusión, Selena -me puse de pie rápidamente- no puede verla y si no quieres que a ti tampoco te deje verla será mejor que te quedes callada -sin más salí de el lugar-

Empecé a caminar lentamente por los pasillos de mi hogar sin saber exactamente a dónde quiero ir. La inmortalidad sin Alexandra se ha vuelto absolutamente tediosa... Y todos me dicen que siga con mi vida como si nada pasará, pero el único motivo por el cuál termine siendo una vampira era para estar con ella y ahora todo parece perdido entre nosotras; llegué a la puerta de su habitación y la abrí lentamente notando su silueta sobre la cama como ha sido desde ese horrible día, me acerqué a dónde estaba y deslice mis dedos por su mejilla... Su piel está fría como siempre, sus labios parecen curvarse en una ligera sonrisa y sus ojos están cerrados.

Hola, Lexi... -susurre mientras me sentaba a su lado- hoy de nuevo no despertaste y no comprendo por que, ¿Que cosa tienes que hacer que sea tan importante como para no querer regresar...? -empece a llorar- no comprendo lo que está pasando, me siento estancada... No sé que se supone que tengo que hacer ahora que ya no tengo un motivo para vivir eternamente -admití entre sollozos- nadie entiende lo que siento... Todos simplemente me dicen que debo seguir, que las cosas saldrán bien y que deje de ser tan estúpida, pero realmente nadie comprende lo que se siente estar tan cerca de ti y que no puedas sonreirme -tome una de sus manos entre las mías- necesito que regreses... Por favor, Lexi -pegue su inmóvil mano a mi rostro- regresa conmigo... Te lo suplicó

Observé su rostro esperando alguna respuesta de su parte pero solo pude encontrar la misma imagen que ví al entrar, la furia se apoderó de mi, me levanté y busque algo con que controlar mi furia, sin pensarlo mucho tomé la lámpara que se encontraba a un lado de la cama y la arroje con fuerza contra el suelo causando que está se rompiera en muchos pedacitos, mi furia seguía aumentando, tire hasta la más mínima cosa que se encontraba sobre el tocador, impacte mi puño varias veces contra el espejo de este causandome varias cortadas sangrantes, arroje ese mueble con tal fuerza que este se partió en algunos pedazos, de entre la madera rota se destacó un brillo dorado, me acerqué a revisar que era encontrándome con la daga que lo inicio todo, la tome entre mis manos, observé de nuevo el cuerpo de Alexandra antes de dar un golpe contra la ventana de la habitación y causar que se rompiera el vidrio fácilmente, me asome por la ventana sintiendo al aire darme directo en el rostro y un enorme deseo de saltar desde aquí empezó a crecer en mi interior... No sería una caída mortal para mí, pero si me causaría bastante daño.

¡Gianna! -escuche claramente la voz de Selena- ¿¡Que estás haciendo!? -senti sus brazos rodearme la cintura y tirar de mi para alejarme de la ventana-

¡¡Suéltame!! -grite desesperada- ¡¡Suéltame, Selena!!

¿¡Que demonios tratas de hacer!? -me arrojó al suelo con fuerza- ¡¿Estás demente!?

¡Si! ¡Lo estoy! -grite sollozante-

Apreté los puños sintiendo que aún tengo la daga, la observé durante un segundo y luego la posicione en mi pecho, antes de que pudiera enterrarla en ese mortal sitio Selena se lanzó sobre mi siendo rápida y cuidadosa para poder quitarme la daga.

¡Devuelvela! -grite desesperada- ¡Dámela, Selena!

Se puso de pie y me miró desde arriba con un aire de desaprobación.

¿De verdad? ¿A esto te has reducido? -cuestiono sería-

¡No entiendes! ¡Nadie lo entiende! -solloce-

¡Si lo entiendo, Gianna! -grito de vuelta- ¡Yo también la amo! ¿Crees que no me duele verla así? -sollozo-

No la amas tanto como yo la amo... Tú no has luchado por ella todo lo que yo luche -dije molesta- ¡No regresaste de la muerte solo por ella! ¡No te entregaste a un vampiro que odiabas solo para encontrarla! -grite entre sollozos desesperados- ¡¡Tú no sabes lo que yo siento!! ¡Ni siquiera ella lo sabe! -de pronto la rubia me abrazo- ¡Suéltame! 

No -respondió simplemente- vamos a salir de esto juntas... La vamos a traer de regreso cueste lo que cueste ¿Comprendes?

No supe que responder, simplemente deje que ella me abrazará controlando un poco todo el caos que tengo por dentro y dándome una pequeña esperanza de que sus palabras se vuelvan reales.