Dragons II
Durante algún tiempo los Dragons habían visitado el almacén cada fin de semana. En algún punto un iluso había aceptado el enfrentamiento. Los escorpiones se abstuvieron de apostar en esa pelea, no era justo. Un mastodonte de 2 metros y unos 90 kilos contra un chiquillo de las favelas. Seguramente había aceptado la pelea por hambre, la mayoría llegaba a veces a un punto en el que vendería a su propia madre para comer si no tenía nadie que le ayudara.
En Zambe tener amigos no solo significaban risas y compañeros de aventura. Era un seguro mutuo para sobrevivir o matarse entre ambos para no verse destruidos por el hambre, la sed y la necesidad.
Rex y sus chicos lo habían aprendido, entre todos se cuidaban, pero no podían cargar con todos los habitantes del lugar. Los escorpiones eran una familia muy selectiva pues con cada nuevo miembro aumentaban las bocas entre las cuales repartirse las ganancias.
La pelea no duró mucho. El gigante moreno y calvo, bufaba exasperado . Esperó el momento en el que se dictó el inicio y con pasos calmados pero que hacían retumbar los dientes de su contrincante que a cada momento se sentía más pequeño, se acercó a su víctima. Ladeo un poco la cabeza y con una mueca torcida, o lo que parecía ser una sonrisa; jaló en un santiamén la pierna del chico de la mitad de su tamaño y con brazo alzado, lo levantó por encima de su cabeza para dejarlo colgando un segundo, luego lo aventó al otro lado de la arena.
El chico delgado se levantó como pudo y se armó de valor para golpearlo. El puño impactó en el estómago de Coloso sin ninguna consecuencia, tal como lo haría una pluma contra una pared; lo que volvió loco de miedo al chico.
"La máquina" como le apodaban, juntó ambos puños y los dejó caer con fuerza sobre la cabeza del chico nockeandolo de un solo golpe. Todos supieron que en ese momento se había terminado el combate pero al parecer La Máquina no pensaba igual, se posicionó sobre el chico y comenzó a golpear su rostro inmóvil una y otra vez. Chorros de sangre se escurrían por los costados del chico, era una masacre cruel.
-¡Basta!- gritó Russ desde una de las esquinas
Estaba prohibido intervenir en los encuentros, nadie se atrevería a quebrantar la regla pues eso no convenía para que hubiera algún ganador en los enfrentamientos . Russell pensó que también la regla de: "pierde el que quede inconsciente o no pueda pelear" no se estaba respetando. No tenía por que morir necesariamente, aunque no se descartaba por un mal golpe, que alguien cayera mal y se desnucara, etc. Pero esto, esto ya era otra cosa. Un asesinato con público y todo. Se oyó un chasquido.
-¡Máquina! Ya oíste al niño. Es mucho para sus ojitos. Por hoy es suficiente.
Uno de sus compañeros había terminado de cobrar el dinero de las apuestas tan rápidamente como los golpes de la Máquina, por lo que al escuchar a su líder, se fue junto a él y se retiraron del recinto.
Antes de cerrar el portón. Los ojos azules de Joel se encontraron con la furia de un chiquillo y la impotencia de Rex, el líder de los Dragons les dedicó una sonrisa petulante antes de desaparecer tras el frío metal.
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-¡Esos bastardos!- gruño Rex mientras platicaban en la calle de la tienda de Don Benito. Ana se les había unido ese día pues acompañaba a Russ cuando los encontraron.
-¿Que saben del chico?- indagó Russ
-Nadie sabe nada, su banda se desentendió de él. Nadie lo conoce. Eso pasa cuando un aspirante muere, todos se lavan las manos.
-¿Por que no se quedaron en su ciudad?- Russell indagó con frustración más para sí mismo que para los demás.
-¿Quienes?- Ana, que no entendía de que se trataba aquello, hizo caso a su curiosidad pues al haber un muerto de por medio ya era algo grave.
-Los Dragons. Una pandilla nueva que llegó al almacén pero no buscan solo el dinero, al parecer les divierte el sufrimiento. Quizá algo pasó y por ello dejaron su lugar de origen. Pero no temas, ¡yo te defenderé!- comentó el pelirrojo poniendo su mejor pose de super héroe
-Ja. ja. já. No necesito que nadie me defienda. Hay muchas formas de vencer y no solo con la fuerza bruta... aunque de eso si que sabes
-Gracias, reconoces que soy fuerte ¿eh?
-No. Bruto.
-Uuuuuu- los chicos gritaron animando a Ana, ambos disfrutaban meterse con el otro aunque sabían que era su forma de llevarse. Nada ofensivo, solo juegos.
-¿Y se puede saber que harías si alguien intenta golpearte?
-Usar de escudo a un bruto con complejo de super héroe
-¡Ahhhh!- gritaron y aplaudieron de nuevo los chicos
-Pues mucho ruido y pocas nueces. ¡Gumpha! Entrénala.
Justo al terminar esa frase un ojiazul de brazo amarrado por un pañuelo rojo se dejó ver. Todos los chicos se tensaron ante su presencia. Ana, un poco confundida, lo observaba no ignorando el ambiente extraño que se había formado.
-¡Hey! Así que aquí se reunen ¿eh? Deberían considerar dejar de pelear, no les está dando suficiente para un techo
-¡Largo!- habló Rex
-Cerillito, calmate. Vengo en son de paz, solo pasaba para la tienda
-Pues sigue tu camino y dejamos en paz- alentó el pelinegro
-Vaya! Pero si no solamente reclutas niños... también pequeños bombones... Jajaja.-Joel rodeó como un animal a su presa a Ana mientras ésta,no entendía que problema tenían entre ellos, pero de algo estaba segura. Si Russ y Rex reaccionaban así, no debía ser nada bueno. -Hola lindura, me llamó Joel. Líder de los Dragons, la mejor pandilla en este continente. ¿Y tu eres?- Con un brazo la acercó a sí pegándola a su cuerpo. Joel le sacaba poco más de una cabeza de altura, así que tuvo que inclinarse un poco.
-Suéltala!- Grito el pelirrojo junto con Russell al unísono.
-No hasta que me diga su nombre
-Si no la suelta, juro que te partiré los huesos.
-No hagas promesas que no podrás cumplir cerillito. Solo quiero saber el nombre de la chica con la que estaré soñando esta noche
-Te lo advertí!- gritó Rex dando zancadas hacia Joel para abalanzarse sobre el
-¿Solo mi nombre y te iras?- Interrumpió Ana
-Si linda- el líder de los Dragons extendió una sonrisa seductora
-No, no le des el gusto a este imbécil- alertó Russ
-Grandes palabras para un niño tan pequeño ¿no crees?
Un puño se estampó en la boca del ojiazul haciéndolo dar un traspié. Joel se echó sobre Rex y devolvió el gesto mientras ambos terminaban en el suelo
-¡Nadie se meta!- gritó Gumpha al ver a Russ que daba un paso al frente- Ellos pueden ser viles pero nosotros conocemos el juego limpio.
-Ana...- un susurro apenas audible se dejó escuchar. Del aturdimiento Rex se petrificó, dándole la oportunidad perfecta a Joel de golpear su ojo y dejarlo en el suelo
-¡Bien!... alguien inteligente hay aquí... Nos veremos entonces. Ana- Mientras se levantaba y se iba hacia la tienda.
***************************************************************************************Hey!!! Nuevo capitulo chicos! Les gustó? XD espero que sí.
Joel es un imbécil a mi forma de verlo. La máquina un sádico y esa es una combinación peligrosa.
Nos leemos en la siguiente actualización. Los quiero y les dejo un super mega empalagoso abrazo. No se olviden de comentar, votar y recomendar si les está gustando. Mwa!
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