9- Matt
Russell estaba demasiado confundido para reaccionar de inmediato pero en cuanto su aturdimiento pasó, se levantó de golpe.
-¿Que haces?- fue su respuesta.
-Solo... yo...- Ana estaba muy apenada, se había atrevido a aquello que había pensado varias veces pero que jamás creyó tener el valor de hacer. Había soñado despierta con ello desde hacía un tiempo y el rostro de su amigo sonriendole siempre aparecía en su mente. En los momentos más oscuros, en aquellos cuando ya no soportaba las golpizas de su madre, en aquellos donde el hambre le daba calambres en el estómago por las noches y sobre todo en aquellos donde se sentía demasiado humillada y sucia luego de terminar los deberes que le imponía su madre.
>>Es que...Me gustas- salió de su boca sin poder detenerlo, sin que Ana pudiera siquiera poner freno a aquello y regresar como un resorte las palabras a su boca.
Ambos entraron en shock aunque por diferentes razones.
-No debiste hacer eso. No puedo gustarte Ana, eres mi amiga....-se notaba incómodo aunque el rubor se hubiera extendido por sus mejillas y un brillo en sus ojos que antes no estaba se hubiera asentado en su mirada. De un momento a otro su rostro cambió en firmeza, sombría y llena de dudas ocultadas.
>> Esas cosas son de grandes y yo no quiero crecer. Si te sigo gustando no puedo ser tu amigo, lo... lo lamento mucho - Se veía molesto, Russ nunca se había enojado con ella por lo que el desconcierto ante expresiones tan contrarias en él, se dejó ver en su amiga.
Ana ya sabía que quizá su amigo no la viera de la misma forma pero aquellas palabras nunca las había esperado, no de él. No quería alejarse de la única persona que creía que ella valía, que era buena e inteligente. Había oído decir que era bonita ¿por que no podía gustarle o por o menos aceptar sus sentimientos? Eso la devastó.
Pensó en algo que a todos los hombres les gustaba y les quitaba lo enojados. Según la poca pero fresca experiencia que estaba obteniendo últimamente, debía ser suficiente para que siguieran siendo amigos.
Se acercó a su amigo con cautela y mirada baja, despacio y casi como temiendo que un animal salvaje se espantara al contacto con un humano, bajó una de sus manos hasta la parte baja del pelinegro. Inmediatamente Russell se intentó quitar del agarre de la morena, pero ella ya lo había previsto y afirmó el agarre, por ello, el chico con su otra mano la empujó un poco, sacándole lágrimas a la chica.
-¡¿Pero que te ha pasado?!- dijo alarmada Martha, que hasta ese día no la había visto. Se impactó al encontrarse con ellos en el jardín viendo los moretones y raspones que tenía por todo su cuerpo y el rostro enrojecido con lágrimas de la pequeña.
Ana al encontrarse en esa situación con Russ y ver la mirada de lástima en el rostro de la ama de llaves, salió corriendo aún mojada de aquel lugar mientras gruesas gotas lamían el rostro de la castaña perdiéndose entre los chorros de agua que aún goteaban desde su cabeza.
***
Caía la noche y Russ se escabullía por el almacén. Había apenas algunos de los chicos que traían las apuestas de los adinerados y uno que otro morboso. En la tabla de apuestas, las ganancias de los Dragons estaban por las nubes.
A lo lejos, en una esquina oscura, alcanzó a ver una mata de rizos rojos, por ello se dirigió al encuentro de su amigo pero al acercarse y ver a Joel frente a Rex, se detuvo a sus espaldas.
-Nada de eso, ya cállate. Russ solo es un mocoso, no es ninguno de mis chicos.
-Pensé que era tu mano derecha- Joel sonrió con burla
-No tengo por qué darte explicaciones. Ese niño no es más que un mandadero, uno que se me pega a todas partes como lapa ¡Olvidalo ya!
El peso de las palabras que Joel le dijera días atrás, cayeron en ese momento sobre él como placa de cemento. ¡Rex solo lo veía como la mascota!. Soltó el aire que había estado conteniendo sin querer en un suspiro, mismo que delató su presencia por lo que Rex se dio la vuelta solo para ver en los ojos de su compañero el dolor, la decepción y aquello que solo en sus pesadillas lo había perseguido hasta ahora. Aunque con otra cara, otra voz; la de su hermana.
Consciente de su posición, el pelirrojo no hizo ningún movimiento, lo que dio mayor certidumbre al pensamiento que se atropellaba en la cabeza de Russ.
Al sentir la intención de Rex de acercarse, el pelinegro salió corriendo de aquel lugar.Recorrió la callejuelas en soledad mientras trataba de que la oscuridad borrara sus dolorosos pensamientos, aquellos que le sacaban lágrimas y le apuñalaban el pecho.
Al llegar a casa casi con el amanecer, intentó no hacer ruido. Su abuelo debía descansar. Se quitó los zapatos, se sacudió la tierra de los pies y se metió entre las cobijas.
-¿Sabes?- la voz de su abuelo lo sobresaltó pero no se movió- la primera vez que llegué tan temprano a casa fue cuando tenía 16, como han cambiado las cosas - dijo el viejo con añoranza - ¿Estas bien?
Matt, junto con su esposa, siempre habían sido su oasis. Un refrescante descanso en medio de un día duro que lo esperaba en casa con cariño y afecto aunque a veces no tuvieran para comer.
-Si abuelo. Perdóname, no quise preocuparte.
-Descuida... El ambiente de esas peleas me preocupa un poco pero sé que eres un chico sano, con buenos amigos que te cuidan. Eso me tranquiliza. Ese chico Rex... es un buen muchacho detrás de esa fachada de chico malo. Cambió mucho después de que su hermana falleciera pero lo he visto contigo y ha vuelto a ser un chiquillo feliz.
Al no escuchar ninguna respuesta, Matt que conocía muy bien a Russ cayó en cuenta que algo ocurría. Y como si conociera los pensamientos turbados del chico continuó.
>>A veces las personas nos equivocamos Russ. Cometemos errores y a veces decimos cosas que no sentimos y herimos a otros.
-Tu nunca lo haces
-Jjeje yo más que nadie. Entre más viejo, vas encontrando errores en el camino que dejaste atrás pero en su momento no los ves como algo malo, incluso llegas a lastimar a otros sin darte cuenta. Te centras en lo que sientes, en lo que piensas y en buscar tu bien, enfrascado tanto en lo que tienes frente a ti que no ves el cuadro completo.
>>A veces no sabemos como resolver algo y terminamos haciéndolo de la peor manera. Pero un amigo siempre te perdonará si lo hablan. Estará ahí para cuando te des cuenta de tu error e incluso para darte una cachetada si hace falta. Es en los malos momentos donde realmente vemos quienes son amigos. De eso depende nuestra valía y pureza de corazón.
Las palabras del anciano hacían eco en su cabeza pero él no era darle muchas vueltas aunque no entendiera totalmente lo que escuchaba. Eso era más de Ana. Ana...
-Abuelo...Las niñas
-Ah, creo comprender
-¡Pero no te he dicho nada!
-Jajaja pequeño, te recuerdo que viví con una mujer cerca de 55 años, sé de esas cosas. Eres muy pequeño aún
-¿Verdad que eso es bueno?
-Claro- contesto con una sonrisa que el chico no pudo ver
-Eso es lo que le dije a Ana
-¿Ana?- El anciano recordaba a la chica- mmm intenta arreglar las cosas con ella. No sé que haya pasado pero normalmente las niñas tienen muchas cosas en la mente y por ello a veces no las comprendemos, pero ya verás que todo se arregla, se ve que es muy lista. Ella se preocupa por ti, es una buena niña. La amistad sincera no se consigue... se encuentra. Y es muy difícil hacerlo.
>>No es fácil perdonar a alquien que te ha herido. No es fácil levantar a alguien cuando tu mismo estás lastimado. Pero es ahí, donde nacen los héroes, los simples. Sin magia pero con el poder de sanar el corazón de otros.
-De acuerdo...- refunfuñó aún con el bálsamo de las palabras de su abuelo tranquilizando y sanando su dolorida alma
-Descansa mi niño, que te hace falta aunque sea un poco de sueño.
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Holiss!!! Se lo esperaban? a que no XD
y el abuelito Matt que les pareció? es un charlatan, un sentimental o un sabio anciano? mmm...
Espero les haya gustado y estén odiando a Joel tanto como yo
Los quiero y no se olviden de comentar, votar y recomendar la historia que no muerdo eh?
Les dejo un super mega abrazo hermoso y empalagoso mwa!
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