6- Dragons
Habían pasado 3 años desde que Russ, Oker y Ana se habían hecho amigos, también, desde que Russell formara parte de los Escorpiones como miembro honorario.
Después de aquella trágica visita en la que Oker fue masacrado por su padre, los chicos temían reunirse a jugar de nuevo. Sin embargo, Martha los ayudaba y estaba muy atenta a las visitas del señor Maxon a casa para que no los descubriera. También, habían diseñado un código de señas y una ruta secreta para poder entrar a la mansión sin levantar sospechas. Un escondite para las visitas inesperadas del dueño de la casa y toda una serie de obstáculos que retrasaban a Maxon padre en su camino al cuarto de Oker. En fin, Martha y los niños, aunque ahora ya no tan niños, se volvieron cómplices.
Tanto a ella como al guardia de la mansión, se les hacía injusto que Oker no pudiera salir o jugar con otros niños por mero capricho de su padre y una exageración, la violencia con la que había reaccionado cuando encontró a Russ y Ana en casa; por ello estaban ayudándolos.
Además de su mini pandilla, Russ pasaba el tiempo haciendo recados, aunque ya no como antes. En las mañanas hacía encargos. Por las tardes, los días que no visitaban a Oker, ayudaba a su abuelo, pues su abuela había muerto y no había quien cuidara de él ahora más viejo y cansado por el paso de los años y la pérdida de su compañera. Las noches de algunos días de la semana, se encontraba con Rex y los escorpiones, quienes lo había adoptado como su hermano menor.
Formaban parte de un grupo de pandillas que organizaban peleas clandestinas donde las reglas solo definían el tiempo y cantidad de la apuesta pero no la pelea. Simplemente quien siguiera consciente o vivo a final, era el vencedor. De esta actividad era que Rex y los chicos obtenían la mayor parte de las ganancias que llevaban a sus hogares.
El pelirrojo daba la gran mayoría a su madre para que dejara de fatigarse en lavar tanto aunque nunca le develaba el verdadero origen de éste. Una parte se la compartía a Russ, pues le ayudaba a cobrar las ganancias de las apuestas. Si alguien se alteraba con el chico por no querer pagar o por haber perdido, los demás miembros siempre estaban ahí para protegerlo.
Fue en una de esas peleas que conoció a Joel. Un chico de piel morena, cabello oscuro y ojos azules. Para Russ fue muy claro que no era de los que hacen amigos en cuanto piso aquella bodega abandonada. Llegó con el clásico caminar de alguien que sabe intimidar, sin mirar por donde va, sin importarle sobre quien deba pasar. Todos le abrían paso a él, a los 4 chicos que le seguían y al mastodonte del final de su séquito.
Eran Los Dragons, había oído decir. Se identificaban por un pañuelo rojo amarrado en el brazo izquierdo y miradas gélidas que aterrorizaban a cualquiera. A cualquiera menos a Rex. Se acomodaron en uno de los laterales de la arena viendo el combate que estaba en curso, donde uno de los Escorpiones de piel blanca, cabellos negros y complexión robusta llamado Gumpha, estaba golpeando a otro chico, uno moreno que yacía en el suelo apenas consciente aún y tratando de moverse sin éxito para no recibir otro golpe.
Todos vitorearon al ganador y festejaron su nueva ganancia cuando el chico moreno dejó de moverse. La mayoría de pandillas mandaban a los chicos que querían entrar en sus filas a las peleas para su iniciación, así tenían candidatos de sobra para ser carne de cañón. Sin embargo los Escorpiones no, sabían sus fortalezas y debilidades. No iban a mandar al matadero al pobre Russ de solo 12 años, sería enviarlo a una muerte segura. Siempre peleaban Gumpha, Rex o Mobi, quienes eran los mejores en ello. Por otro lado, había chicos inteligentes, rápidos y "talentosos", ellos se encargaban de otros trabajos, sobre todo en lo que ayudar a la comunidad se trataba.
Cuando Rex recibió de mano de Russ el botín, un chico de ojos azules se acercó a ellos.
-Veo que tienes a un buen peleador...-mirando a Russ desde arriba y luego volviendo su vista al pelirrojo- mi máquina contra tu chico... un doble o nada de lo que acabas de ganar.
Rex mostraba su cara impasible, no es que por dentro no estuviera temblando como gelatina y no por su pellejo, si no por su amigo. Había visto al mastodonte musculoso que lo acompañaba, sabía que Gumpha era el mejor pero no quería ponerlo frente a una masa superdesarrollada sacada de sabrá donde.
-No tienen lugar aquí.
-¡Hey! Tranquilo... para eso estamos aquí. Venimos de otro circuito. ¿Sabes? Ustedes no son os únicos que hacen peleas ilegales en todo el país- ¿el país? esta gente ¿de donde venia?- para ganarse un lugar necesito un buen contrincante y creo que tu peleador será un buen inicio para fijar a Coloso acá también.
Con que se llamaba Coloso. Pues bien no le iba a dar el gusto, podría ser internacional si quería, salir de gira, pelear contra todos pero el seguiría sin verse afectado por el nuevo, no iba a hacer lo que le pidieran así sin más.
-No. Búscate otro para tu... máquina. Cuando quieras un encuentro leal, búscame que yo mismo te puedo enseñar lo que es. ¡Vámonos Russ!- Ambos dieron las espalda y se alejaron, dejando detrás suyo a un ojiazul furioso y lleno de planes para ellos.
***************************************************************************************Hola! Nuevo capitulo chicos! Espero les esté gustando la vida de Russ, aunque no se acostumbren, pronto cambiará ... y mucho ;)
Los quiero y como siempre les dejo un super mega empalagoso abrazo. Y recordándoles que no se olviden de votar, comentar y recomendar :P Saluditos mimosos.. mwa!
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