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5- Contrastes

Russ regresó el miércoles, como prometió. Oker estaba en su habitación, ya tenía conectados los controles de su consola de videojuegos con los que esperaba a Russ para jugar.

En cuanto el chico de cabello azabache entró por la puerta, el rubio se abalanzó a recibirlo con un abrazo y lo jaló hacia la pantalla. Ambos disfrutaban su tiempo juntos, uno por su soledad y otro por descubrir tantas cosas a su lado. El rato pasó y al terminar la partida, Russ indagó en lo sucedido en su anterior visita.

-Es que...- Dudó un poco en seguir y se puso incómodo, rascaba su cabeza cuando se sentía así.- Me molesté un poco.

-¿Por que?

-Te parecerá tonto y es un poco raro pero... Me enojé por esa niña.

-¿Ana?- el rubio asintió- ¿Pero que te hizo?

-Pues nada, pero cuando dijiste que era tu nueva amiga yo... pensé que ya no querrías ser mi amigo y tu... Tu eres mi único amigo, ella puede tener todos los que quiera pero yo solo te tengo a ti y no quiero compartir- haciendo un mohín cruzándose de brazos.

-Oker... - Russ entendía, estaba celoso.

Oker no comprendía que podía tener más amigos sin ser desplazado, pues todo su mundo se enfocaba en su casa y los que la rondaban. Ese niño era de un enorme corazón, noble y  cariñoso gracias a Martha aunque a veces podía llegar a ser caprichoso y envidioso debido a su encierro y claro, a que no se podía negar que era hijo de un hombre acaudalado. Gracias al cielo, se parecía más en carácter a su difunta madre que a Maxon padre.

>>Si quieres, ella puede ser también tu amiga- Oker no cabía de asombro.

-¿Como?

-Fácil, ella es muy parlanchina, le gusta la escuela y acompañarme a algunos recados. Le diré que venga conmigo la próxima vez y se conocerán, ya verás que se llevan bien.

Ambos niños se sintieron felices ante la idea y la promesa de una nueva amistad hizo palpitar más rápido el corazón del pequeño rubio.

***

La siguiente visita de Russ fue con su acompañante. Oker la miraba con desconfianza pues no parecía ser como la había descrito Russ. Se veía callada, abría los ojos como platos en cada rincón y parecía incluso un poco temerosa. El pelinegro hizo las presentaciones y fueron al cuarto del rubio que como siempre, ya tenía la pantalla con el videojuego favorito de ambos.

Ambos niños jugaban mientras Ana miraba.

-¿Quieres intentarlo?- invitó Russ

-Trataré de no ser muy rudo contigo- comentó con aire superior el rubio, el juego era de pelas callejeras y algunos poderes.

Ana se sentó junto a Oker. El primer round lo perdió.

-Tranquila, a mi me costó varios intentos mantenerme mas de unos segundos sin ser nockeado.- Russ le daba ánimos. La niña frunció el entrecejo y entrecerró los ojos mirando la pantalla y el control una y otra vez hasta que inició la nueva ronda.

El personaje de Oker se aproximó a su contrincante solo para quedar nockeado en 3 segundos que fue lo que tardó la niña en completar los golpes.

-¿Como. hiciste. eso?- Ambos niños quedaron boquiabiertos ante lo que habían visto en pantalla.

-Solo fue el algoritmo, calculé los tiempos y telclée los botones en la combinación y momento correcto.

-¡¿Quien rayos eres?!- Cuestionó Oker en un tono que intimidó a Ana- ¿podrías enseñarme a hacer eso? ¡Por favor!- gritó de emoción y lleno de admiración en su mirada.

Ana sacó el aire que estaba conteniendo y se soltó con la cháchara matemática que a ninguno de los chicos le interesaba pero que intentaban comprender para ganar en el juego. Desde ese momento los 3 fueron inseparables.

***

En una de sus tantas visitas, los chicos estaban inmersos en uno de los juegos de combate que tanto disfrutaban, y ahora más con la ayuda de Ana pues encontraban armamentos, portales y demás curiosidades secretas con ella.

Cansados, fueron a la cocina donde Martha, siempre los esperaba con alguna delicia y un jugo. Cosa que para los visitantes era todo un manjar lujoso. En el momento en que estaban disfrutando de unos panecillos dulces. La puerta de la cocina se abrió. Nunca en su vida Oker había tenido tanto miedo como cuando vio a su padre ahí, hecho una fiera dar grandes zancadas hasta llegar a donde estaban sus amigos. Vociferaba insultos y preguntaba por Martha.

-¡¿Quien dejó a estos mugrosos entrar?!- gritó mientras agitaba a los niños que había tomado de sus ropas.

-Papá... son mis amigos- Oker lloraba

-¿Amigos? ¡¿Amigos?! Que estupidez- En un rápido movimiento los echó a la calle por la puerta de servicio, gritándole al guardia que los sacara y no los dejara entrar de nuevo a la mansión.

Oker suplicaba para que su padre no los tratara de aquella manera, para que no le quitara a sus únicos amigos. Los únicos con los que podía olvidar su soledad, aislamiento y la indiferencia de su propio padre. Cuando la puerta de la casa se abrió de nuevo de un golpe, Oker, que estaba tratando de alcanzarlo, paró en seco. 

>>Tu... creo que he sido demasiado blando contigo... Ahora aprenderás a respetar esta casa.- Una alerta se encendió en el rubio, una mucho más antigua que su ser: El instinto de supervivencia. Corrió tan rápido como pudo por el largo pasillo de la casa, pero fue inútil.Su padre lo atrapó y le dio una bofetada. Oker lloró y gritó, pero eso era solo el comienzo.

Maxon padre, si se le podía decir así; se metió a su despacho con su hijo a rastras y una vez dentro, cerró con llave.

Los quejidos y gritos se oían por toda la casa. La suplicas entre cortadas del niño para que su padre parara de golpearlo fueron inútiles. Martha totalmente frenética, corrió al escuchar aquello desde el jardín y golpeo la puerta del despacho varias veces, suplicando que su patrón entrara en razón pero sin lograr nada.

El señor Maxon abrió la puerta de su despacho varios minutos después tan repentinamente, que Martha tardó uno segundos en reaccionar y darle paso a Akos. El dueño del lugar salió de su casa en un instante y la ama de llaves corrió a sostener en brazos al niño que en el pasar de los años, había llegado a querer como suyo.

Los moratones, rasguños y algunas manchas de sangre alarmaron a la mujer, quien rápidamente, se encargó de acostarlo en el diván y socorrerlo con el botiquín de primeros auxilios que había en casa. Oker tenía una herida que bajaba desde su cabeza hasta su frente, sin mencionar una cortada en el brazo izquierdo que le hiciera aquel hombre con algún objeto filoso.

La ama de llaves repasaba cada herida y chichón con dulzura, susurrando palabras de aliento con voz calma. Las caricias que repartía sobre el pobre Oker, para él eran un bálsamo más fuerte que las mismas medicinas. El amor y ternura con la que lo cuidaba Martha contrastaba con lo que su padre le había demostrado sentir por él momentos antes. En ese momento, fue la primera vez que Oker deseo haber nacido pobre pero con una madre como ella. La primera lágrima de frustración, de muchas que habría, se derramó por su mejilla, encontrándose con el dedo materno de una mujer que sin haberlo tenido en su vientre, lo amaba.

***

Lejos de ahí, o puede que muy cerca; u brote pequeño pero lleno de luz crecía en un huerto, donde miles de otras plantas iguales aunque ya crecidas veían la aparición de otra de sus compañeras a través de la tierra. Un minúsculo punto de luz  cual hoja emanaba del suelo, pegado a un tallo pequeño dejando a la dueña de aquel lugar completamente satisfecha.

-Lindura... pronto quitaremos esa maleza alrededor tuyo para que puedas crecer sana y fuerte. Libre... como también lo llegaré a ser yo.

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Chan chan chan!!!! Nuevo capitulo y un pelín más largo, aunque no se acostrumbren, no serán siempre así jejeje (risa malvada)

Espero les esté gustando  esta historia. Hasta ahora ¿quien es su personaje favorito?

Dejenme sus comentarios y votos... Recomiéndenla a sus amigos si les está gustando para que más personas la conozcan y como siempre les mando un super empalagoso abrazo... mwa!

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