37.- Fantasmas
El señor Maxon salió del bar y se encaminó por la zona residencial hasta su hogar. El portero y vigilante lo dejó pasar. No era raro que su jefe llegara a altas horas de la noche o madrugada ya sea tambaléandose o semi inconsciente. Esta vez, sin embargo, fue extraño. Parecía casi fuera de sí, los ojos desorbitados, su andar pausado y pesaroso... Sin saco ni corbata a la vista, totalmente ajeno a su alrededor. Ésto último, lo supo en cuanto Martha salió a su encuentro y le comunicó la desaparición de Oker.
Cualquier padre, por más ebrio que estuviera, ante aquella noticia abría reaccionado o por lo menos preguntado algo pero Akos Maxon no. Con un aleteo de su mano, la despacho y siguió su camino hasta la entrada de la mansión.
Al abrir la puerta de aquella gran casa, contemplo tristemente cada recoveco, pared, mueble y adorno... Como si quisiera sumergirse dentro de sus pensamientos relativos a cada objeto. Recordaba, sobre la mesita junto a la entrada, un cuenco de cristal repleto de dulces y golosinas. Beth era una fanática de aquellos bocadillos por lo que mantenía siempre en la entrada algo para picar en cuanto llegara a casa. Un mal hábito que le encantaba de su esposa, siempre olía y sabía tan dulce, tan bien. Ahora sobre la mesita solo descansaba el cuenco semi vacío con un par de llaves.
Frente a él se desplegaba un pasillo, el que tantas veces recorrió con su compañera entre risas y abrazos de madrugada, de mañana o tarde, pero siempre embelesado por sentir su aroma y su cuerpo pegado a él. Ahora ese pasillo solo le devolvía el eco de los recuerdos que nunca volverían y el peso de saber que a mitad de camino, las cuatro paredes que habían presenciado sus lágrimas, su dolor y soledad, lo esperaban. Como siempre, ansiosa por engullirlo.
Arrastrando los pies, aceptó su condena y lentamente entró en la segunda puerta. El antiguo cuarto de "juegos de su mujer". Era una habitación llena de vida la que, irónicamente, estaba repleta de olor a muerte. Las fotos de sus viajes en las paredes, de sus momentos más divertidos en el noviazgo. Aquella vez que habían bailado hasta las 5 de la mañana en un concurso que, aunque no ganaron, sí que les dolieron los pies. La ocasión en que Beth se había graduado o esa donde se le veía de perfil con su barriga llena de un nuevo ser. Pero su favorita ¡Oh si! Era aquella que él había tomado mientras su esposa, una mañana de verano, tomaba una taza de café a la luz matinal que la iluminaba desde la ventana. Ella nunca se dio cuenta de que la observaba, ni de que le hubiera tomado foto. Su gesto, tan relajado y natural lo envolvía en un momento mágico.
Se sentó en el reposet y tomó aquella imagen enmarcada en cristal que descansaba sobre la mesita junto a él como siempre lo hacía. Lloró por mucho más de lo que cualquiera que lo conociera hubiera podido predecir. La llamaba desde el corazón a viva voz sin dejar de mirar la puerta como si esperara que de algún momento a otro su querida Beth entrara por ella para destruir la pesadilla en que vivía. Y como todas las ocasiones anteriores, pasó.
¡Beth estaba ahí! No había duda... Ella, aunque traidora, siempre respondía a su llamada. Llegaba cual fantasma, pero eso no le importaba, ¡ella estaba ahí y eso era lo importante! Siempre charlaban hasta que él, presa del alcohol o del cansancio, se quedaba dormido.
-¡Beth! ¡Beth! ¿Que harás ahora? Ya no puedo hacer más.
-¡Como siempre te das por vencido Kos! ¿No lo ves? Es muy sencillo.
-Lo he intentado todo y sigue fallando, desde que te fuiste ya nada tiene sentido, ni la empresa, ni esta casa... ni mi vida- comentó entre lágrimas.
-Kos... - la mujer rubia frente a él, habló con compasión- Aún no lo entiendes. Solo debes terminar lo que empezaste, aquí nadie, incluído tu tiene ningún sentido. La miseria de este lugar ¡es terrible!, las personas que viven en este mundo... Simplemente desperdician su tiempo en guerras, pleitos, violencia, rencores y perversión. ¿Eso vale la pena? - Acercándose un poco más prosiguió- Claro que no Kos, tu me enseñaste eso.
-Yo solo quería vender más para nosotros, para darte todo lo mejor. Te amo, siempre lo he hecho.
-Y lo tendré. Tu tranquilo, solo que ...- se interrumpió.
-¿Que? ¿Qué pasa?
-Solo que me mientes. No me amas como dices
-¿Yo? Jamás Beth - La indignación en el hombre crecía descomunalmente, se levantó y pasó sus manos por el cabello mientras bufaba con frustración - ¿No he hecho todo lo que has dicho? ¿No te lo he demostrado aún?
-¡No! No has querido terminarlo
-No puedo, sé que hemos ido muy lejos hasta ahora pero intoxicar todo a tal grado... ¡Moriremos todos! ¿No preferiste salvar a tu hijo antes de que si quiera se le hiciese una prueba controlada? ¿Que es esto ahora? No te entiendo
-Ya te lo he dicho, todos en este oscuro mundo carecen de valor y significado. No hay nadie. Ni siquiera mi hijo, ni siquiera tú. Todos deben desaparecer para que nunca más haya nada que nos separe.
-¿No podemos ser felices juntos y dejar todo esto al margen?
-Cariño... ¿Como podemos estar juntos... Si no has muerto? Además, no sería muy paternal dejar a nuestro hijo solo. Debemos llevarlo con nosotros. Todos los demás también deberían venir, aquí no hay nada semejante al dolor, ni siquiera a la ira.
Después de pensárselo un poco, Maxon se detuvo frente a la aparición y concluyó:
-Lo haré. Terminaré el trabajo y estaremos juntos por siempre.
-Te amo Kos. - Y con esta última frase, así como llegó, se disipó en el viento el fantasma de Beth.
*** ***
-Mueve las placas Russ. - El pelinegro se quedó mirándola fijamente- Es una especie de puzzle. No temas. Esto ayudará a cerrar las barreras de tu mundo hacia el nuestro - la mirada suplicante de Erah y la sinceridad de las intenciones de Russell lo guiaron a hacerlo.
Siguiendo las instrucciones de su mentora, Russ movía algunos de los bordecillos, cerrando espacios, alargando otros y cambiando el panorama inicial que había visto.
-Pero - su mano se detuvo- Si cerramos las barreras... ¿que pasará cuando regrese a mi mundo?
-¿Para que quieres regresar pequeño? ¿No eres feliz aquí? ¿Te ha hecho falta algo o hice algo que te ofendiera?
-¡No! no, para nada, es solo que, siento que dejé algo pendiente allá. Algo que es importante para mi
-Cariño...- Erah acarició el rostro de Russ- Si fuera importante, sabrías de que se trata ¿no? Puede ser solo un poco de ansiedad por desprenderte de lo conocido. Pero créeme, es lo mejor para Etérea
Russell asintió y siguió la labor.
>>Muy bien. Lo has hecho excelente, ahora ¿por qué no descansas y en un rato me alcanzas adentro? Te prepararé un musse de chocolate con fresas para el postre.
Erah se marchó dejando a Russ en la fuente pero una vez que desapareció de la vista del pelinegro, éste comenzó a caminar alrededor de la casa, había algo que le inquietaba y aunque no entendía qué, podía sentirlo en su alma.
Entró a la mansión, llegó a las escaleras y subió a la galería. Caminó un rato entre los cuadros, no había más en negro, lo cual lo alivió en cierto modo pero no de la manera que esperaba. Sentía que de algún modo, debía buscar alguno.
Salió de aquel lugar y caminó hasta la habitación del fondo, aquella con acabados gastados y rudos. Abrió la puerta y se internó cerrando tras de sí. Al momento en que dio el primer paso, una especie de brisa, trajo entre el viento, cierto sonido. Susurros entre el aire se dejaban oír aunque sin poderse comprender lo que decían, era muy extraño.
La habitación no tenía ventanas por lo que era aún más raro que hubiese corrientes de aire o voces ¿de quien serían?
"Cuidador... Cuidador...."
Russ giró sobre si mismo pero no encontró a nadie, sin embargo lo había escuchado claramente, la voz de un hombre. De nuevo el viento y los susurros entre éste se dejaron oír pero esta vez puso mayor atención
"Cuidador.... Cuidado"...."Cuidador...ayúdanos"
El joven experimentó un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, sin embargo la curiosidad pudo más en él y se acercó hacia el lugar de donde creía que provenía el sonido. Cuando lo hizo pudo comprobar que era así, uno de los cuadros oscuros era el causante de dicho efecto. Sabía lo malos que eran, la advertencia que Erah le había dado aún permanecía en su mente y sin embargo, algo le atraía de éste, algo más grande que él mismo y que su instinto de conservación.
Tocó aquel marco desgasto en piedra rústica y sintió algo extraño que ninguna otra pintura había transmitido, el cuadro estaba palpitando... Al pelinegro le causó horror percatarse de la leve calidez que junto con el palpitar, provenía de aquel objeto justo antes de adentrarse en aquel mundo.
Cuando abrió los ojos, como la vez anterior que había experimentado aquello, todo era oscuro. De pronto sintió un pequeño aguijón taladrar su corazón ¡había desobedecido a Erah! Y ella solo quería protegerlo ¿se había metido en la boca del lobo él mismo? Debía salir de ahí pero ya ¡¿en que rayos estaba pensando?!
Antes de que pudiera salir del cuadro unas manos, grandes y callosas, lo atraparon y le taparon la boca ¡estaba perdido! Sabía que no debía entrar y aún así lo hizo. Aquel ser lo giro de un brusco movimiento le siseó para que se callara y así le soltaría la boca.
-No tenemos mucho tiempo pequeño, necesito advertirte, no puede pasar de nuevo.
Russell advertía el sentir general del lugar, desesperación y ansiedad eran tal palpables como su iel, sin embargo, no sentía maldad o alerta por algún peligro ¿como era posible?
>>Mira niño, aquí nada es lo que parece -El hombre que tenía frente a sí, llevaba facha de vikingo que se hubiera internado en un bosque tupido de follaje. Pieles cubrían su cuerpo y una larga barba junto con un bigote y una melena rojiza rizada le bajaba hasta los hombros, dándole un aspecto más imponente.
>>La pantera no quiere que te diga esto. Los que estamos en los cuadros estamos muriendo... Muriendo no en cuerpo, si no nuestra esencia. Nuestras almas están siendo consumidas ¡Drenadas! ¿entiendes? - con esto el hombre le dio una sacudida, estaba desesperado, quizá tenía más cosas que decir de lo que podía articular. Sus ojos desorbitados asustaban al chico.
>>Debes tener cuidado, ayúdanos por favor. Nuestras almas están atrapadas en estos cuadros donde nos van comiendo poco a poco. Por favor - la súplica contenía tanto dolor y emociones encerradas que Russ no pudo evitar sobrecogerse. - ¿Tu sabes de las semillas no? - Russ asintió- Pues no creas nada de lo que te digan, esas no son semillas cualquiera, son nuestras almas, por eso contiene toda nuestra vida y sueños. Pero cuando nos pintan aquí no es ara vivir felices... es para aprisionarnos hasta terminar de devorarnos. Ese animal se alimenta de nosotros
-¡No es cierto!
El horror se dibujo en el joven quien tomó ambas manos del hombre y las quitó de encima de sí. No podía ser cierto eso, era parte de aquel lugar de pesadilla, estaba seguro de ello, estos seres lo intentarían dañar de cualquier manera, incluso su percepción de su propósito y de su mejor amiga. No lo permitiría. En un abrir y cerrar de ojos, Russell estaba tirado en el suelo del cuarto desvencijado. Rápidamente se sacudió y recompuso para salir de ahí. No iba a permitir que Erah se diera cuenta de que había permitido a la oscuridad acercársele tanto.
***
-¡Chicos! ¿Están viendo lo mismo que yo? -Preguntó Ana que se encontraba al frente del grupo con la boca abierta.
Un paisaje lleno de vida, con aves y pequeños animalillos se extendía frente a ellos. Un valle hermoso que mostraba toda la belleza de la naturales que jamás, en la vida que llevaban en Zambe, hubieran podido siquiera imaginar que existía pero ¿como era posible?
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Holis!!!! Nuevo capitulo de Etérea!!! Yay! Pareciera que fue hace casi un mes que actualicé ¿no? jejeje
Nuestros amigos ya llegaron!! al fin!!! ¿que pasará con ellos? Como ven lo que está pasando? Le creen al vikingo o a Erah?
Como siempre no se olviden de comentar, votar y recomendar si les está gustando por que esta historia no tardara más de 10 capítulos en terminar U.U (aunque no tengo un numero exacto)
Le dejo un mega empalagoso abrazo como siempre.... maw!
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