-¡Russsso! ¡¡Rosadito!! ¡Hey!

Gritaban los chicos de una pandilla llamada Los escorpiones cuando Russell sin poder evitarlo, debía pasar por ahí al ir a algún encargo. Generalmente se reunían en alguna esquina cercana a la tienda de Don Benito, un viejo bonachón, algo regordete; cuya esposa era totalmente lo opuesto a él: Amargada, gruñona y muy delgada. Ambos atendían  la tienda pero era Benito quien casi siempre despachaba.

La pandilla que se instalaba cerca, aprovechaba la ubicación para acosar a los que se dirigían al local a sabiendas de que deberían cargar aunque fuera un poco de dinero y así "pedían prestado amablemente" alguna suma. Quienes se les negaban terminaban con un buen golpe si bien les iba. 

Russ había aprendido a ignorarlos y escabullirse cual ratón por pequeños espacios entre las casas sin ser visto para nada o hasta cuando ya regresaba con los víveres. Sin embargo, si lo veían a lo lejos, no se salvaba de las burlas que hacían a sus costillas.

-No te alcanza

-Don Benito siempre me fía y luego yo vengo, le pago cuando junto y así no debo dar dos vueltas- sonrió.

-Me tiene sin cuidado si debes dar 10 o 20 vueltas pero no te lo llevas si no pagas.

-Señora, por favor. Debo ir a otro mandado ¿podría pasarlo solo por esta vez?- suplicó con su mejor cara de chantaje sentimental.

-No... ¡Largo! Esto se queda aquí - la señora arrebató los víveres y en forma desdeñosa señaló la salida al chico.

El niño, al no saber que hacer, se paró fuera del local para pensar en algún plan . Si esperaba a Don Benito se le iba a hacer tarde para su trabajo, si lo iba a buscar tendría que decirle lo de su mujer y se acarrearía más odio de la señora que a todo esto ¿que le había hecho él para que lo tratara así?

-Eres una niña muy mala... deberías aprender a ayudar a tu prójimo. ¿No ves que somos pobres?

-¡No! Ustedes no son buenas personas... y además, mi madre me mataría- comentó al tratar de pasar entre los chicos que le tapaban el paso.

-No, para nada. Solo dile que lo perdiste.... si te quiere, te perdonará - Un joven pelirrojo, el líder de la banda, se acercó.

-¡No les daré nada!- Respondió la niña con firmeza. Russ se acercó un poco por curiosidad pues la voz que escuchaba se le hacía muy familiar y al observar la escena supo que no se había equivocado. Era Ana.

-A mi. Nadie. Me dice. ¡Que no!- el pelirrojo jaló a la niña por el cabello hacia arriba causándole gestos de dolor.- Ahora ¿serás una buena niña o tendré que castigarte?

-¡No les daré nada! Es la comida de mi familia.

El joven se enojó tanto por su actitud inquebrantable que tomó impulso para darle un  golpe. El puño que iba dirigido a la cara empapada de Ana, terminó por impactar en la espalda de Russell.

-¡He tú! ¡Imbécil! ¡Quítate, o te irá peor que a ella!

-¡No!- gritó el pelinegro que abrazaba a Ana mientras seguía interponiéndose entre ella y su verdugo.

-Tu lo has querido

Uno tras otro, los puñetazos y patadas del chico de playera blanca y pantalones gastados fueron a dar al cuerpecillo flacuchento de Russ. Sin embargo éste no soltó a Ana, con sus brazos se aferraba más a protegerla, recibiendo él, toda la ira del escorpión líder. Se oyeron los quejidos pero el joven no paró hasta que entre jadeos, ya cansado preguntó:

-¿Por que sufres por ella? ¡Idiota! ¿Acaso eres retrasado?

-Es una niña y a las niñas no se les pega ¿ te gustaría que golpearan a tu madre o a tu hermana?

El chico había dado en el clavo. Su oración a pesar de ser solo palabras, calaron más profundo en el corazón del pelirrojo que todos los golpes que recibió.

Rex, como le llamaban tenía una madre que se hacía cargo de él. Lavando ajeno día y noche para mantenerlos a él y en su momento a su hermana menor, quien había muerto tan solo unos meses atrás. Una vez que alguien con sus escasos recursos era diagnosticado con leucemia, era una sentencia de muerte segura a corto plazo. 

Desde el día en que Fem había partido, Rex había cambiado de un adolescente rebelde a un delincuente. Esas palabras resonaron más fuerte en su mente que el timbre de una campana antigua, por ello arremetió con más fuerza en golpes, destrozándose los nudillos en la suave piel medio tostada del crío.

Ana gritaba horrorizada viendo la sangre y la furia ciega con la que era golpeado su nuevo amigo.

-¡Russell no! ¡Ya basta! ¡Por favor!- suplicaba con lágrimas en los ojos.

Los demás chicos de la pandilla que al principio abucheaban y alentaban a Rex, hicieron silencio. Uno que solo era interrumpido por los jadeos del pelirrojo pues Russ había quedado inconsciente.

El líder de la pandilla se alejó unos pasos, se lograban ver lágrimas sobre sus mejillas que iluminaban su cara roja llena de pecas. Se alejaba del lugar furioso mientras los otros en silencio lo seguían.

-¡Largo! ¡Déjenme en paz!- grito con voz ronca y lo más fuerte que le salió de la garganta.

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Holiss! Este capitulo será dividido en dos partes por la estructura que les estoy dando. Espero les esté gustando como va dividida esta historia. 

Me despido con un gran y empalagoso abrazo. Voten, comenten y recomiéndenla para que más personas la conozcan. Los quiero... maw!