28.- Cosméticos
-¿Esta vez que será?
-Esta chica ha tenido una buena vida, sin embargo tiene un sueño, uno que no ha podido cumplir... Quisiera ser bailarina de ballet.
-¿Por qué no lo hace?
-Mira la semilla Russ, tu puedes verlo.
Frente al chico, la semilla reluciente da su reflejo un instante antes de mostrarle una niña con ojos verdes y sonrisa tierna que tiene más o menos su edad pero está sentada en una silla extraña, posee ruedas a los costados. No puede caminar.
>>Tendrás que practicar esto. Para que tú también puedas ver su vida y sus sueños sin esfuerzo.
-Pero, eso lo haces tú ¿no?
-Jeje, claro pero tu eres mi ayudante ahora, el cuidador. ¿Lo olvidaste? También debes hacerlo.
Un paseo por La Galería. Un día en que Erah quería que descansara del campo, fue una excursión maravillosa. Un chico como cantante de rock en pleno concierto, un hombre recibiendo un papel frente a mucha gente con una bata blanca y una pequeña niña que miraba a un chico mucho más grande que ella, ambos sonriendo. Aunque no podía verle el rostro y era mucho más chico que cierto chico pelirrojo que conocía, esa mata de cabello le recordaba mucho a Rex.
La niña se veía feliz, la mirada color miel que tenía, no solo tenía luz y ternura, si no también esperanza y alegría.
Russell se quedó mirando aquel sueño en su marco durante un buen rato hasta que alguien a su lado se aclaró la garganta.
-Parece que has encontrado algo... o a alguien interesante ¿no?
-Si...- contestó el pelinegro sin despegar la vista. – Este chico de aquí, me recordó mucho a un amigo, me gustaría que estuviéramos bien.. ya sabes.
-Si, recuerdo todo lo que me contaste sobre el pelirrojo. Hagamos algo...- comentó captando la atención de Russ – Sabes que voy pintando conforme cada semilla va madurando pero, si encuentras las de tus amigos, iré pintando sus sueños aunque, tendrás que ayudarme. Será un buen ejercicio para que practiques ¿Te parece?
Los ojos de Russell brillaron al tiempo en que un "¡si!" a forma de grito inundó la Galería.
Un poco más tarde, durante la cena que Erah y Russ compartían a diario. Un pequeño petirrojo se posó en el hombro de Erah y silbó. Era muy agradable que ella se llevara tan bien con los animales y viviera en armonía con las plantas. Pero a veces esos lazos tan estrechos entre ellos, lo descolocaban.
Una vez, el trino del ave cesó, Erah se disculpó y se retiró hacia el bosque.
-Russ, debo atender un detallito. Es urgente pero tu, termina tu cena y no te olvides del postre- comentó con un guiño de ojo- Es de chocolate.
Con esto se retiró.
*** ***
Jabones Maxon se había dado a conocer por todo el mundo como una fábrica altruista. Lo que no se decía ni en los medios ni se comentaba siquiera a voces por miedo, era que dentro de ese lugar, muchas cosas extrañas sucedían.
Un chico, por hambre y necesidad podía llegar a pedir trabajo a aquel trabajo, aunque fuera limpiando pisos o "lo que fuera"
-¿Lo que fuera? - Siempre preguntaba el señor Maxon, que hacía las entrevistas personalmente.
Si el desventurado estaba desesperado y asentía. Jamás se le volvía a ver. Su familia, si es que la tenía; recibía una suma decente en una sola exhibición y a olvidarse de su familiar.
Anton Maxon llegaba a su trabajo a las 8 am. En punto todos los días, excepto los domingos que bien podía llegar a esa hora, más tarde, no ir o estar desde que amanecía. Su secretaria, la señorita Minch era requerida siempre que su jefe estuviera en oficina y, aunque esto debiera se r un fastidio para cualquier empleado. Para Minch era un gusto.
La guapa chica era delicada, alta y de buen perfil. Maxon además de su trabajo tras el escritorio, requería otro tipo de servicios de su parte. Minch estaba encantada con aquellas peticiones clandestinas que ya sea en el privado de su jefe, en el almacén o en su propia oficina llevaba a cabo con la convicción de que un día sería la señora Maxon. El hombre era viudo, rico y con una enorme mansión. Poco le importaban los miles de gemidos y gritos de horror que se escuchaban a lo largo y ancho del interior de a fabrica.
-Minch
-¿Si? – Comento la secretaria desde debajo del escritorio de su jefe
-Hoy necesito que vayas por un informe de avances al laboratorio
-De acuerdo. ¿Quiere que terminemos esto primero?
-No, con esto es suficiente por ahora.
Algo frustrada, la mujer se levantó y acomodó su traje sastre color ciruela de falda a media pierna y blusa blanca. Su cabello estaba algo alborotado, por lo que lo acomodo en un moño con un lapicero.
Bajó las escaleras del despacho hacia el área de experimentación. Detrás de los vidrios blindados, un grupo de 3 personas, dos hombres y una mujer, estaban atados de pies y manos a unas sillas de madera. Frente a ellos, una mesa larga en donde se exponían algunos artículos de belleza eran admirados por aquellos sujetos de prueba.
Un hombre enfundado en una bata blanca con googles, guantes y cubrebocas se acerca a ellos. Toma un pequeño tubo plateado de la mesa. Lo destapa y aprieta un botón, dejando el gas salir a presión sobre el cabello de la mujer. Éste se tiñe de negro, dejando atrás por donde el gas pasa, el color plateado y cobrizo anterior.
La mujer empieza a gritar segundos después y a azotarse en la silla, forcejea para zafarse de las ataduras pero es imposible. Grita más. Su piel empieza a enrojecer intensamente y un momento después, algunos cabellos caen, luego mechones, pronto ya no queda nada sobre su cabeza más que la calva enrojecida que burbujea. La piel está hirviendo, sacando delicados hilos de gas y algunas pequeñas burbujas que se van formando, revientan. Pronto, lo que cae son pellejos acuosos.
En el suelo van descansando poco a poco los restos de piel de la cabeza de la mujer que grita en frenesí hasta que se empieza a ver un tono blanquecino en la corona de su cabeza dejando lucir el huevo de su cráneo. La cara poco a poco se le deforma, escurriéndole la piel cual figura de cera. La señorita Minch espera pacientemente, observando el grotesco espectáculo desde fuera sin inmutarse.
Los hombres a los lados de la mujer, que para este momento ya está desmayada o quizá muerta; observan con horror lo que podría ser su próximo destino. Están amordazados por lo que sus gritos pidiendo auxilio, están lo suficientemente amortiguados. El forcejeo es inútil, la huída, imposible y el sufrimiento, inminente.
El hombre de bata prosigue con el otro sujeto, dejando el spray en la mesa y tomando una especie de lápiz labial, esta vez el tubo es más pequeño y de color dorado. Cuando lo abre, una barra de color carmín intenso emerge tranquilizando al hombre que sigue en secuencia. Un labial nunca ha matado a nadie ¿cierto?
El color se esparce por su boca, un color mate queda sobre su piel morena, contrastándola aún más. Sus labios pican un poco aunque solo es un cosquilleo, al principio. Pronto empiezan a hincharse un poco, se ven bien, aunque duelen levemente y pican, no es nada que no pueda soportar cualquiera que quiera unos labios tipo Kelly Jenner.
Sin embargo, cuando el hombre en bata está anotando algo en su Tablet, los dedos de las manos del hombre en la silla se retuercen, sus muñecas se mueven erráticas, empieza a columpiarse sobre la silla con su peso tratando de tirarse y ver si puede romper su asiento. Sus labios arden, duelen y no puede siquiera tocárselos aunque eso quizá fuera más doloroso pero no tiene tiempo de pensar, no con el dolor agudizándose cada milésima de segundo.
Su boca más hinchada de lo humanamente normal, empieza a descarapelarse y a romperse, dejando brotar sangre de pequeñas grietas, el pañuelo que le mantiene en cierto silencio está ahora, empapado en rojo.
-Ese tono te queda mejor – Comenta el de bata con cierta burla. – Creo que aún le falta a la formula. ¡Minch!- saludó alegre al girarse y encontrarla de brazos cruzados junto al cristal de observación.
>>Tu no te has salvado – Comentó al ver la cara de alivio en el tercer sujeto – tu prueba está dentro de ti... en unos momentos más sabremos si el jabón hace su efecto – al terminar sale del cuarto y se dirige a Minch
-¿Cómo va la investigación?
-Hola a ti también. Es raro que los V.I.P. se dignen a venir a esta partde de la fábrica.
-Solo vine por los resultados de los avances para el Sr. Maxon
-Dile que necesitamos más tiempo
-No soy tu vocera y tampoco abogaré por alguien incompetente. Si no lo tienen a tiempo, no es mi problema.
-¡Wow! Espero no seas igual de fría en la cama de tu jefe
-Y yo espero que estés listo para ver morir de hambre a tu hijo y a tu hija en la calle siendo violada hasta desfallecer. Por que eso pasará si te despiden por no terminar tu trabajo. Si no es que te toman por sujeto de prueba.
La mujer toma de mano del hombre de bata los papeles que le ofreció y se retira a su nueva parada: El laboratorio.
El hombre en bata vuelve al área de pruebas con preocupación solo para encontrar vacío el tercer asiento. Corre hasta la pared de la estación contigua y enciende la alarma. ¡Un sujeto de prueba se ha escapado!. Toda la fábrica de cierra, ventanas, los portones, puertas, la ventilación e incluso la reja del frente queda bloqueda.
Todo excepto una cosa: El drenaje.
***************************************************************************************Hola de nuevo! Jejeje esperaron mucho? XD
Aqui les dejo un nuevo capitulo peques... Diviértanse: Voten, comenten, hagan teorías conspirativas XD ...ok, no.
Les dejo como siempre un mega empalagoso abrazo....mwa!
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