16-Recuerdos
Un zarpazo de dirigía a su cara y Russ gritó a todo pulmón esperando ser destrozado por aquella criatura. Un peso no tan fuerte envuelto en una pata afelpada y cálida cayeron sobre su rostro sin garras, sin dientes ni nada que le hiciera daño. Solo el peso de la pata del animal sobre su frente y cabeza. Una tibieza cómoda y tranquilizante comenzó a bajar desde su rostro a todo su cuerpo y pronto se sumió en aquel sueño que momentos antes le había sido arrebatado, uno tan profundo y pesado que no le quedo tiempo para acomodarse, se desplomó sin más. Antes de llegar al suelo, algo lo detuvo y quedó suspendido en el aire.
El oscuro animal frente a él se volvió sin mirarlo de nuevo y comenzó su camino, un Russell dormido y flotante lo seguía sin ninguna especie de guía, como si de alguna manera, tuviera una ruta programada.
*** ***
Ana, por su parte se estaba volviendo loca. Había estado cuidando de su padre, asistiendo de vez en cuando a la escuela pero la comida que Perla le había dado aquella vez no había alcanzado para más de una semana. No es que no quisiera ensuciarse las manos, simplemente estaba bien sabido que las mujeres en Zambe no eran bien recibidas en trabajos de campo y menos en la fábrica. Solo podían aspirar a ser esposas, madres y alguno que otro puesto de presencia como modelo para los cosméticos. También las habían secretarias (o mas bien amantes de los jefes) o trabajadoras domésticas para los ricos que eran pocos, requerían de alguna recomendación y mucha experiencia. Eran sus limitadas opciones a menos que se tuviera una buena posición social y títulos universitarios que en aquel lugar solo había oído de una mujer que lo consiguió y logró hacerse de un puesto de trabajo en el laboratorio de la fábrica hace muchos años. Era una leyenda.
Lamentablemente para todos esos empleos se requería de experiencia, estudios, más edad de la que poseía o un cuerpo mucho más formado que el que todavía tenía.
No es que se considerara fea, al contrario, se sentía muy bien con su aspecto aunque no era el de una modelo. Su cabello lacio y castaño caía hasta su cintura, su tez algo bronceada pero clara le daban un lindo color almendrado. Ojos profundos y oscuros, labios gruesos y de cuerpo delgado aún sin muchas curvas pero que dejaban en claro que en un poco más de tiempo cambiaría. En fin, tenía lo suyo.
La idea que Perla le había ofrecido era tentadora, suficiente dinero para las medicinas de su padre, para comida, techo y le quedaría tiempo para ir a la escuela aunque por algún motivo le comía la cabeza, no sabía por qué hasta el momento no había dicho que sí. No es como si ese mundo le fuera desconocido. Sabía que existían hombres y mujeres que ofrecían servicios de compañía así como sexuales para vivir y no era lo más glamoroso pero daba para seguir sobreviviendo. Hacía mucho tiempo su madre se había llenado la boca juzgando a aquella gente, tomándola por lo peor de lo peor, como personas de último nivel, casi animales sin corazón. Sin embargo, una de esas personas es la que le había dado la mano en el momento más oscuro, justo cuando ella misma la abandonó junto con su padre a su suerte ¿Que nivel de persona haría eso?
Su misma madre, ya en los últimos días en casa, la había hecho hacer algunas cosas de las que se avergonzaba si quiera recordar. Aquellos hombres que iban a verla, le pagaban solo para pasar al cuarto de Ana y verla desnuda o tocarla un poco mientras dormía. A veces se había despertado a mitad de la noche, soltando un grito de miedo, callado por una bofetada o algún puñetazo de su madre quien tranquilizaba al hombre en turno y la amenazaba a ella con un cuchillo si no cooperaba. La hacía levantarse y quitarse las sábanas para que se desnudara poco a poco frente al pervertido que tenía delante. Una vez que la ropa caía al suelo, aquellos seres se acercaban y si querían tocar, su madre recibía otro billete y determinaba cuanto tiempo y hasta donde podía llegar aquel hombre. Si no, simplemente se atendía el solo mientras miraba.
Recibía caricias, lenguas, apretones y masajes en las partes más íntimas de su cuerpo. Una vez intentó escapar y su madre la había atado a la cama "Tranquila, solo lo dejaré tocar, no soy estúpida. Tu virginidad vale más de lo que puede pagar este muerto de hambre" le había dicho, pero el verla ahí, de pie justo detrás del hombre que con cara de monstruo la tocaba, sin hacer nada y vendiéndola por dinero era una traición demasiado grande para ella, demasiado dolorosa. Aquella persona que la vio nacer, que la acunó en sus brazos y la arrullaba, que le dio de comer y la llevó en su vientre 9 meses con dolor y malestar. Esa mujer estaba vendiendo con agrado la inocencia de su hija.
Lo último que llegó a hacer, después de muchas fugas y resistencias frustradas, fue cortarle el brazo a la altura del hombro; eso después de que intentara morder a uno de aquellos hombres en su miembro pues estaba siendo obligada a tenerlo en su boca. "Vamos cariño, hazlo suave que este amable señor nos eligió para gastar su dinero" "No hubiera tenido que hacerlo si no te hubieras resistido, celebra que no fue en tu cara, te habrían pagado menos" "Esta enojado ahora, tendrás que hacerlo muy bien chiquilla, eso les quita siempre lo molestos a los hombres" Todas esas palabrerías estúpidas y dolorosas eran un castigo para ella al recordar.
Ese no era momento de llorar, no era momento de recordar a aquella mujer que estaba muerta para ella y su padre. ¡No! Debía buscar su sobrevivencia. Lo que Perla le ofrecía no era nada como lo que hacía su madre, le daba libre elección. Podía negarse o aceptar. Además, solo tendría que hacerle compañía a hombres en el bar y tratarlos bien, bromear, bailar y buscar que consumieran alcohol hasta que sus billeteras estuvieran vacías. Nada de desnudarse, nada de ser tocada y mucho menos hacer algo que ella no quisiera.
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Holis! Me atrasé un poco en subirlo pero quería pulir ciertas partes y no me dio tiempo ayer.
u.u Lo siento, este capitulo fue muy feo para mi de escribir.
Traté de no ser muy gráfica posible pues quería transmitir el recelo de Ana por aquellos recuerdos pero al mismo tiempo explicar la situación con Perla que había estado en el misterio.
Déjenme sus comentarios, votos, etc, que estaré gustosa de leerlos y contestar. Recomiendenl si les está gustando y no se olviden que les mando un mega empalagoso y encuarentenado abrazo
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