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10- Maxon

---POV ANA----

Mi madre ha insistido en que la acompañe a rogarle al Señor Maxon por mi padre pero al llegar a la entrada me he sentido intimidada. Es la primera vez que vengo y por la cara del hombre a la entrada, veo que no somos bien recibidas. Es raro que no  hagan ese tipo de gestos ante nosotras, sé bien que no vestimos adecuadamente y que nos vemos algo sucias pero ¿que querían si el trabajo de mi padre apenas si nos da sustento? El agua limpia cada vez es más difícil de conseguir y nadie en su sano juicio entraría al río.

-Pasen

La fachada de hierro es descomunal, lúgubre y emite ruidos que me erizan la piel. Al entrar hay un largo pasillo resguardado por lineas de color amarillo y flechas de colores que indican quien sabe que cosas. Una mujer alta de cabellos negros y muy guapa nos recibe sin expresión y con un solo movimiento de cabeza nos indica que la sigamos. Si no fuera por que estoy segura de que ya se hubiese sabido, pensaría que es alguna especie de laboratorio para crear zombies o hacer experimentos con enfermos mentales.

Hay espacios cerrados que dejan a la vista lo que hay dentro a través de vidrios gigantes y puedo ver algunas personas que están atadas de los brazos y piernas a las sillas donde se encuentran. Delante de ellos hay una mesa con varios artilugios que no tengo idea lo que son, solo logro identificar un lápiz labial y un espejo de mano.

Pasamos por los pasillos hasta una escalera de hierro bastante tosca que da a una oficina en lo alto. La chica abre la puerta y nos da espacio para entrar, ella pasa de última y cierra la puerta para después rociar un aerosol que desprende aromas deliciosos y así, soltar un suspiro.

-Señor- dice a una especie de bocina pegada al escritorio en el que ha tomado lugar- la mujer y una niña han llegado.

Una luz verde se enciende sobre la puerta que está detrás de la chica y nos indica que pasemos. La iluminación de la oficina anterior es tragada por la oscuridad que hay en este lugar, al cerrar la puerta detrás de nosotras me pregunto si realmente fue una buena idea haber venido.

-Pasen. Díganme en que les puedo servir...- Un hombre de traje que causa escalofríos, sentado en un escritorio amplio  de madera con mucho grabado inicia la conversación. Su rostro y su voz me son conocidos.

-Señor Maxon, no quiero quitarle mucho tiempo, sé que está muy ocupado. La verdad es que tenemos muchos problemas económicos y apenas si tenemos qué comer...- inicia nerviosa mi madre

-Eso no tiene nada que ver conmigo, en dado caso debieron ir a ver al alcalde- contesta con burla

-jeje- rió avergonzada, lo noto en sus ojos- lo siento, es que mi marido trabaja aquí.

-¿Y no tiene el valor de pedirme él mismo un aumento?- un gesto con la boca torcida en una sonrisa sarcástica dejo a la vista que no era su intención ser amable. No me agrada, por lo que es mejor que deje que los dos hablen. Según mi madre soy muy insolente cuando alguien no me agrada.

-No... eh... yo...Él..

-¿Él o usted?

-Mi marido está enfermo- con esa oración cerró la boca de golpe. Su mirada confundida y nerviosa cambió a una de firmeza.

-Entiendo... Comprendo su situación. A venido a pedirme que no despida a su esposo por que dependen de él.

-Si señor..- Un rayo de esperanza ilumina el rostro cansado y surcado por algunas arrugas de la mujer a mi lado- ¡oh Dios! sabía que usted entendería, que no podía ser tan malo- de inmediato se arrepintió de su desliz verbal. Una sonrisa torcida se dibujó en el rostro del empresario.

- Verá...Para todo existen reglas, incluso para comer, aunque eso quizá ustedes no lo sepan.- Hizo una pausa y se puso de pie para caminar de un lado a otro de la oficina.- Vienen a mi empresa a pedirme algo muy difícil. No puedo ser considerado con unos y con otros no, se vería mal. Muchos vienen a mi oficina por esa misma razón que las ha empujado a usted y a su hija a venir a mi hoy.

-Pero supongo que algo podrá hacer ¿no? Es el dueño.

-Eso depende- Se detuvo mientras recargaba su espalda al escritorio frente a nosotras- Para realizar una excepción extraordinaria, debe haber una petición extraordinaria... ¿no lo cree justo?- culminó con ojos entrecerrados.

-Entiendo...- mi madre hace una pausa y traga gordo, puedo oírla. Se ha puesto de pie con el rostro firme y decidido para después inclinarse, arrodillarse, poniendo las manos y el rostro sobre la alfombra.

-¡Mamá! ¿que haces?- las palabras salen de mi boca antes de que pueda pensar, suelo hacer eso.

-Por favor, le suplico que no nos deje sin comida, que no le quite el trabajo a mi marido, se lo ruego. - El señor Maxon veía la escena completamente divertido - ¿Tendrá compasión?

-Jajaja ...-un silencio prolongado aumenta la agonía de verla así y empieza a llorar, lo sé por como tiemblan sus hombros- No.

-Pe.. pero- ella levanta la cara solo unos centímetros dejando ver las lágrimas en su rostro confundido.

-Jajaja debo admitir que ha sido uno de los ruegos menos creativos que he visto ¿por que todos suponen que arrodillándose lograrán algo?

-Usted dijo que- estaba perpleja

-Yo soy un hombre de negocios señora- cambiando a un tono serio- no puedo dar sin recibir nada a cambio y sus lágrimas no me generan ninguna utilidad.

Mamá, aún en el suelo trató de realizar un último intento para salvar a nuestra pequeña familia.

-Ana, arrodíllate tu también- indicó con lágrimas en los ojos.

-¡No!- Intenté levantarla del suelo. Me maltrataba, humillaba; me dolían sus insultos y las cosas que me hacía hacer pero aún así... Me parte el corazón verla en el suelo delante de aquel hombre- ¡Es usted un demente!- grité exasperada.

-¡Cállate!-me ordenó desde el suelo una voz que en ese momento no reconocí, jalándome por el tobillo.

-¡No lo haré! Es usted peor de lo que todos dicen, es un monstruo, un ser despreciable y podrido que se cree con derecho de humillarnos por tener dinero. Frente a Dios y a la muerte, todos somos iguales. 

Esas palabras dispararon un recuerdo que a aquel hombre elegante y de cabello oscuro lo hacían retorcer de ira, pero no hizo muecas ni gritó. Solo se acercó a Ana que se mantenía llena de la cólera propia del momento y se inclinó un poco para quedar cara a cara.

-¿Eso piensas de mi chiquilla? ¿De mí, que tengo tu futuro y el de tus padres en mis manos?

-¡Si!- Akos Maxon me tomó del mentón con una mano.

-Eres una estúpida insolente.¡ Todos ustedes muertos de hambre! - hizo un gesto con la mano, rodeando la oficina- son una plaga de sanguijuelas, ¡todos en las favelas deberían morir de una vez! - Un sonido estruendoso interrumpió la voz de Maxon. 

No entendía que había hecho, no reconocía mi propia mano que palpitaba pues aprovechando la escasa distancia, le había propinado una cachetada

>>Voy a mostrarte que tan grande es este monstruo como me has llamado. Te vas a arrepentir.

Y de un movimiento se giró sobre su escritorio y apretó un botón.

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Hola! ¿Los botones les dan tanto miedo como a mi ahora? jajaja

Como ven la introducción de este nuevo personaje Akos Maxon? (aunque había habido una pequeña aparición de él anteriormente) Les agrada, lo aman? XD ya sé... es horrible.

Les dejo como siempre un hermosisísimo y empalagosísimo abrazo, los quiero y recuerden:

COMENTEN, VOTEN, RECOMIENDEN...Que no muerdo ;)

Besitos mwa!

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