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━━━Capítulo Tres | Ogun

—Tahoe, espera—exclamó Enosi corriendo tras el lince que perseguía un ave—. Tahoe, deja el ave.

Las órdenes del omega eran ignoradas por el cachorro de lince, él cual seguía sus instintos primarios de caza.

El Zhou aceleró sus pasos y se debió sostener de la pared cuando Tahoe corrió hacia un pasillo lateral.

—¡Tahoe!—gritó asustado cuando vio al lince apresurarse hacía el balcón.

Cerró sus ojos evitando mirar la tragedia, y las lágrimas escaparon de sus ojos.

Cuando abrió los ojos de nuevo vio que su mascota no estaba en el balcón. Con un nudo en la garganta se apresuró hacia el balcón, para mirar hacia el suelo esperando ver el cadáver de su lince, pero lo que vio le dejó asombrado.

Tahoe se encontraba a salvo en los brazos de un joven, que alzó la mirada y vio al lloroso omega.

—¿Es de usted este lince?—preguntó el desconocido de forma fuerte, para que el omega le escuchara claramente ante la distancia.

—¡Sí!—casi gritó de la felicidad—. Espere ahí.

Y el omega se dio la vuelta para correr por el pasillo y bajar las escaleras. Se apresuró con el corazón latiendo a mil, mientras sonreía más ampliamente a medida que se acercaba al jardín. Cuando atravesó la puerta y por fin se encontró rodeado de la naturaleza, solo debió caminar unos 20 metros para encontrarse con el joven que sostenía a su mascota.

—¡Tahoe!—dijo llorando de la alegría mientras el lince era dejado en sus brazos. Al tenerlo sujetó empezó a besar la cabeza del felino, mientras le abrazaba—. Pensé que te había pedido mi pequeño Tahoe—lloriqueó unos segundos más hasta mirar al Salvador de su mascota—. Muchas gracias por salvarlo.

—De nada. Para mí fue sorprendente ver caer a un lince desde un balcón—Enosi le miró algo triste.

—Fue mi culpa, había un pájaro y Tahoe le perseguía, no lo detuve a tiempo para evitar su caída, si usted no hubiera estado...no quiero ni imaginarlo.

—Calma, eres muy joven para llorar desconsolado. Algo me decía que debía venir, y parece que fue una buena decisión hacerle caso a la intuición—explicó el joven acercándose a rascar tras la oreja del felino que ronroneó gustoso.

—Parece que le agrada su presencia.

—Me alegra ser del agrado de un animal tan venerado en el reino de Etare—el joven observó con sus oscuros ojos, los grises del omega—. Y ver a un omega tan bello.

Enosi se sonrojó y bajó la mirada, antes de sentir una lamida en la mejilla de parte de Tahoe.

—No me presenté—habló cambiando de tema—, soy Zhou Enosi.

—Disculpe rey consorte—y el omega le miró asombrado—, pero creo que su apellido ahora es Jeon.

—¿Cómo sabes que soy el rey consorte?—preguntó sin contener la duda.

—Su cabello—respondió el de cabellos negros—. En todo el reino de Etare dicen que el rey consorte tiene el cabello del color del cielo, y veo que es cierto—aclaró para sonreír ladino—. El rey tiene mucha suerte al tener un esposo tan tierno.

—¿Quién es usted?

El pelinegro iba a hablar, pero en cambio solamente sonrió. Enosi confundido iba a volver a repetir la pregunta cuando feromonas, que reconocería a dónde fuera, llenaron sus fosas nasales. Sonrió y se dio la vuelta para encontrarse con JungKook.

El rey se veía mucho mejor que los días anteriores, momento en que entró celo, en el palacio interior. JungKook no supo como actuar en esa situación, ya que era su primer celo, puesto que meses atrás había cumplido los dieciséis años, momento en el que los lobos maduraban.

—¡Kookie!—chilló feliz para sonreír emocionado. El alfa tomó la mano del adolescente de cabellos celestes y, dejó un beso el dorso de la mano del omega—. ¿Te sientes mejor?

—Sí—respondió el Jeon—. ¿Qué haces aquí? Te esperaba en el palacio interior, nunca llegaste.

El omega bajó la mirada algo temeroso de la reacción del Jeon, apenas dijera lo sucedido con Tahoe. Sí bien no fue su culpa, sino un suceso provocado por instintos primarios animales, aún así se sentía mal emocionalmente hablando, y es que consideraba que había sido su culpa.

—Tahoe empezó a perseguir un ave cuando íbamos hacia el palacio interior. Se escapó de mis brazos y corría muy rápido, no pude atraparlo y cayó de ese balcón—explicó y señaló al balcón—. Yo creí que lo había perdido; sin embargo, cuando miré al suelo, este joven atrapó a Tahoe salvando su vida.

Y Enosi le sonrió al salvador de su mascota. JungKook en cambio simplemente se colocó frente al omega, cubriéndolo con su cuerpo.

—No debí darte a Tahoe, aún eres muy débil para cuidar de un lince—refutó el alfa negando molesto—. Me equivoqué, hoy será tu último día con Tahoe.

—¿Qué? ¡No! Tahoe es un cachorro aún—replicó el de ojos grises, en estado de alteración y tristeza. JungKook no podía hacerle eso—. Tahoe es mi mascota.

—Y no puedes cuidar de él. Siendo así tampoco podrás cuidar de ti—el omega negó a nada de romper en llanto.

—Es mío.

—No seas egoísta, Enosi.

—Yo puedo cuidar de él, aprenderé, por favor JungKook, Tahoe es...

—¿Es?—inquirió el alfa cuando el Zhou no continuó con sus palabras. Enosi bajó la mirada sin saber cómo continuar.

—En mí opinión, el rey consorte puede cuidar del lince, solo debe aprender a ser un poco más firme y el animal un poco más obediente y harán un dúo maravilloso—dijo el azabache desconocido, ganándose una mirada furiosa del Jeon.

—¿Usted lo cree?—preguntó el niño con ojos ilusionados y, saliendo detrás del alfa.

—Claro que sí, además ese lince cachorro ya no puede volver con su madre—y Enosi le miró confundido.

—Has silencio—ordenó JungKook al azabache que sonrió levemente.

—¿De qué habla? ¿Cómo que Tahoe no puede volver con su madre?—empezó a preguntar el más joven, aún con su lince en brazos y claramente lleno de curiosidad—. Responda, por favor.

—No suplique rey consorte, o creará situaciones peligrosas—y JungKook tomó una pose amenazante ante esas palabras.

—No te atrevas—pero a la advertencia del Jeon, el desconocido la ignoró y, solamente se acercó más a Enosi que le miró algo atemorizado.

—Hermosos ojos, rey consorte-susurró el azabache—. Y respondiendo a su pregunta, su mascota Tahoe no puede volver con su madre, ya que la madre de éste fue asesinada—y Enosi tembló violentamente—. Asesinada por el rey Jeon JungKook.

Enosi jadeó ante esa declaración, y miró a JungKook esperando que el alfa negara la declaración. No obstante el Jeon simplemente tuvo la mirada baja.

—¿Por qué la mataste?—preguntó en un susurro, que demostraba su tono roto y aún asombrado por la noticia recibida—. ¡¿Por qué?! ¡Dijiste que el lince es animal insignia de la monarquía!

Tahoe se erizó ante el tono de Enosi. Su dueño se veía mal, y se puso alerta y a la defensiva ante los alfas frente al Zhou.

—Querías una mascota—empezó JungKook y el omega no contuvo sus lágrimas.

Por su culpa Tahoe no tenía madre.

—No debías hacer eso. No debías...

El alfa trató de acercarse pero el omega se alejó bruscamente, su espalda golpeando con el pecho del azabache desconocido, que le sostuvo en sus brazos.

—Entonces dame a Tahoe, y me desharé de él.

—¡No!—el niño miró alrededor y abrazó más a Tahoe—. Lo vas a matar.

—No lo haré, solamente lo devolveré al bosque—y el de hebras celestes le miró con duda.

—Un cachorro no sobreviviría solo—comentó el desconocido, a lo que Enosi miró al Jeon suplicante.

—Déjame quedármelo—pidió—. Por favor.

—No puedes, no sabes cuidar de un lince—y el omega sollozó negando.

—Aprenderé.

—Nadie te enseñaría a entrenar a un lince—refutó el alfa cruzándose de brazos.

—Yo lo haría—y Enosi se acercó rápidamente al joven azabache para verle con ojos emocionados.

—¿Lo haría?—un asentimiento del azabache—. ¡Muchas gra...

—No lo harás—replicó JungKook tomando a Enosi de la mano y sin medir sus fuerzas, cosa que provocó un quejido brotar de los rosados labios.

—Duele—ante eso el mayor soltó su agarre.

—Yo...perdón, Enosi.

El omega le miró a nada de llorar.

—Aprenderé a cuidar a Tahoe con ayuda de este joven, y así no me lo podrás quitar—exclamó Enosi de forma firme, su lince no sufriría más, no lo haría—. Y no me importa si no me das permiso, lo haré.

—No puede estar cerca de él—replicó otra vez JungKook, a lo que el azabache sonrió.

—Basta Jeon, tu esposo ha elegido, y yo le apoyaré.

Y JungKook miro a Enosi algo enojado, pero prefirió dar la vuelta, antes de hacer algo de lo que se arrepintiera.

—Si ese lince no está obedeciendo tus órdenes en un mes, me lo llevaré—y con esa sentencia entró al palacio, dejando a Enosi alterado.

—No se preocupe—dijo el azabache acariciando la cabeza del omega, que le miró—. Le ayudaré, un mes es más que suficiente—y Enosi miró a Tahoe.

—Espero que sea suficiente.

—Lo es. Por cierto, no me he presentado—dijo acariciando su nuca, antes de sonreír—. Soy Cha Eunwoo, príncipe del reino de Ogun.

Y Enosi le sonrió, hasta que sintió las feromonas de Eunwoo. Las mismas que había sentido el día del celo de Jeon.

Era ese alfa.

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