━━━Capítulo Cinco | El cumpleaños de Enosi
La noche en el castillo de Etare era mágica, un lienzo de luces doradas y adornos resplandecientes en honor al cumpleaños número 15 de Zhou Enosi, el hermoso omega de cabellos celeste que había capturado el corazón del joven rey Jeon JungKook.
La fiesta estaba en pleno apogeo, con nobles de todos los rincones del reino de Etare y más allá. La música alegre y las risas llenaban el aire, pero en uno de los pasillos del castillo, la tensión estaba a punto de estallar.
El joven rey JungKook, con su elegante traje de gala, estaba acalorado, no por el calor de la sala, sino por la rabia que sentía. Su mirada fija y fría se posaba en su hermano mayor, el príncipe Cha Eunwoo, quien con su porte majestuoso y su porte altivo no parecía tan afectado por la situación.
—¿Cómo te atreves a venir aquí y reclamar lo que ya es mío, Eunwoo? —dijo JungKook, su voz temblando de furia. Sus ojos se encendían con una intensidad que dejaba claro cuánto le dolía la situación.
Eunwoo, con una calma casi irritante, cruzó los brazos sobre su pecho, sus labios curvándose en una sonrisa amarga.
—Yo fui el primero en enamorarme de Enosi, JungKook. Soy yo quien le está mostrando el verdadero significado del amor. Yo me enamore de él antes de que tú aparecieras como un príncipe arrogante para arrebatarlo de mis manos —replicó Eunwoo, sus palabras mordaces y llenas de resentimiento.
JungKook dio un paso más cerca, su rostro a solo unos centímetros del de Eunwoo. El aire entre ellos estaba cargado de electricidad.
—Enosi eligió estar conmigo, no contigo. Y si no puedes aceptar eso, entonces quizás deberías irte de una vez por todas —dijo JungKook con una voz cortante. Su mano temblaba, deseando agarrar el collar de oro del príncipe, pero sabía que no podía hacer una escena pública.
—¡Él no lo eligió! Era solo un niño que fue casado contigo. ¿Crees que te ama? Él no sabe que es el amor aún.
—¡Eres un bastardo! —exclamó Jungkook furioso.
De repente, un pequeño lince de pelaje dorado y brillante, con una cadena de oro alrededor de su cuello, apareció en el pasillo. Era Tahoe, la mascota de Enosi, que observaba la disputa con curiosidad y algo de preocupación. Sin previo aviso, Tahoe se abalanzó sobre Eunwoo, mordiendo su pantalón con los afilados dientes.
—¿Qué demonios…? —Eunwoo exclamó, sorprendido mientras el lince tiraba de su pantalón, obligándolo a moverse hacia el salón de fiestas.
JungKook observó con una mezcla de frustración y sorpresa mientras el lince arrastraba a Eunwoo hacia el salón, donde los invitados bailaban y celebraban. El lince estaba decidido a cumplir su misión, y sin soltar el pantalón de Eunwoo, lo condujo hasta el centro de la pista de baile, justo frente a Enosi.
Enosi, con su vestido de gala que brillaba a la luz de las velas, sonrió al ver a Eunwoo. Su rostro mostraba una mezcla de sorpresa y alegría al ver al príncipe aparecer de esa manera.
—Eunwoo, ¿qué te trae aquí? —preguntó Enosi, su voz dulce y curiosa.
Eunwoo, aun con la mordida del lince, se inclinó levemente en un gesto de respeto, aunque sus ojos mostraban un atisbo de tristeza y resignación.
—Quería… felicitarte por tu cumpleaños, Enosi. Y tal vez bailar un poco contigo, si es que lo deseas —dijo Eunwoo, su tono tratando de mantener la dignidad a pesar de la situación.
JungKook, desde la distancia, observó con el corazón acelerado mientras Enosi aceptaba la invitación de Eunwoo para bailar. La mezcla de celos y frustración era palpable, pero el joven rey se esforzó por mantener la compostura, sabiendo que no podía permitir que su rabia se desbordara en público.
Mientras la música continuaba y los demás invitados se unían a la celebración, JungKook se retiró a un rincón, su mente en una tormenta de emociones. La presencia de Eunwoo y el papel de Enosi en todo esto le recordaban que, a pesar de ser rey, había aspectos de su vida que estaban fuera de su control.
El baile entre Eunwoo y Enosi se convirtió en el centro de atención de la fiesta, una imagen perfecta que contrastaba con la tormenta que se había desatado en el pasillo. JungKook se esforzó por mantener una sonrisa en su rostro mientras su corazón se rompía en pedazos, sabiendo que la lucha por el amor de Enosi estaba lejos de haber terminado.
Los invitados se encontraban maravillados con la escena que se desplegaba ante sus ojos. En el centro de la pista de baile, Enosi y Eunwoo se movían en una danza que parecía desafiar la gravedad y el tiempo.
Enosi, con su cabello celeste brillando bajo las luces, vestía un elegante traje de seda blanca que parecía fluir como el agua con cada movimiento. Eunwoo, vestido con un traje de terciopelo negro adornado con detalles plateados, se movía con una gracia felina a su lado. Juntos, eran una visión celestial, sus cuerpos entrelazados en una coreografía que hablaba de un profundo entendimiento y sincronía.
Los pasos de baile eran suaves y fluidos, como si flotaran sobre una nube. Eunwoo guiaba a Enosi con una elegancia y delicadeza que dejaban a todos sin aliento. Cada giro y cada inclinación estaban llenos de una precisión exquisita, sus movimientos combinando fuerza y suavidad en una perfecta armonía. Enosi, a su vez, seguía a Eunwoo con una fluidez que parecía natural, sus movimientos expresando tanto alegría como una cierta melancolía.
—¡Qué baile tan encantador! —exclamó una noble dama desde un rincón del salón— Nunca he visto una pareja moverse con tanta gracia.
—Es como si estuvieran bailando en un sueño —comentó un noble caballero, admirando la habilidad de los bailarines—. La sincronización entre ellos es simplemente perfecta.
—El rey consorte Enosi siempre ha tenido un talento natural para el baile, pero el príncipe Eunwoo realmente ha hecho que brille esta noche —dijo otro invitado, su voz llena de admiración.
Los comentarios elogiosos llenaron el salón mientras los nobles observaban embelesados.
Desde la distancia, JungKook observaba con un ceño fruncido. Su mirada se mantenía fija en la pareja, especialmente en Eunwoo, quien parecía disfrutar demasiado el contacto cercano con su esposo. Los celos y la incomodidad se acumulaban en su pecho, y a pesar de su esfuerzo por mantener una expresión neutral, sus ojos traicionaban su malestar.
Enosi, al sentir la mirada de su esposo, le dedicó una sonrisa tímida desde el centro de la pista. Su intento de tranquilizar a JungKook solo intensificó el malestar del rey. No podía evitar sentir que Eunwoo estaba demasiado cerca, su presencia constante y su mirada hacia Enosi, cargada de un amor que JungKook sabía que no podía ser compartido.
La danza continuó, una celebración de la habilidad y la belleza que parecía capturar la esencia de la noche. En medio de la admiración general, JungKook permanecía apartado, luchando contra la creciente sensación de inseguridad y celos mientras observaba la interacción entre su amado esposo y su medio hermano.
En el centro del salón, Enosi había terminado de bailar con el príncipe Eunwoo. La música había sido alegre y elegante, un reflejo de la conexión especial entre Eunwoo y Enosi, pero ahora el ambiente estaba cargado de tensión y emoción.
De repente, todos los ojos se volvieron hacia el joven rey Jeon JungKook, quien, sorprendentemente, se dirigió hacia la pista de baile. Vestido con un traje de gala que realzaba su porte r, JungKook era la imagen misma de la dignidad y el poder, pero también del nerviosismo oculto. Nadie había visto al rey bailar antes, y el rumor de lo que estaba por venir se extendió rápidamente entre los invitados.
JungKook tomó la mano de Enosi con una sonrisa que mezclaba ternura y determinación.
—Mi amor, ¿te gustaría bailar conmigo ahora? —preguntó, su voz suave pero llena de un fervor que hizo que todos los presentes contuvieran el aliento.
Enosi, con su cabello celeste ondulante y su expresión radiante, asintió con entusiasmo.
—Sí, por favor. Sería un honor.
JungKook se dirigió a la orquesta, que detuvo la música actual y comenzó a preparar una pieza especial. La melodía que comenzó a sonar era intensa y emotiva, una composición que parecía capturar cada latido del corazón y cada suspiro del alma. La música era a la vez majestuosa y melancólica, una mezcla de pasiones que reflejaba el profundo amor y el compromiso entre los jóvenes reyes.
Los nobles se quedaron asombrados mientras JungKook y Enosi comenzaban a bailar. El rey, normalmente reservado y serio, se movía con una elegancia inesperada, guiando a su esposo con una precisión y gracia que sorprendieron a todos. Sus pasos eran sincronizados, cada movimiento fluía con la melodía, entrelazándose de una manera que parecía casi mágica. JungKook giraba a Enosi suavemente, con la mirada fija en él, mientras el omega se movía con una ligereza etérea que parecía desafiar la gravedad.
Los murmullos entre los nobles eran variados: algunos estaban celosos, deseando tener una conexión tan profunda como la que mostraban JungKook y Enosi, otros estaban asombrados por la habilidad del rey para bailar con tal destreza, y muchos no podían evitar imaginar el futuro brillante y próspero que los jóvenes reyes podrían tener juntos, anhelando ver a sus descendientes crecer en un reino lleno de amor y fortaleza.
Cuando la música llegó a su clímax, JungKook y Enosi realizaron un final espectacular, una vuelta final en la que JungKook levantó a su esposo en un elegante giro. Al finalizar, JungKook se inclinó y besó la mano de Enosi con una reverencia que desató una ovación de los presentes.
—Feliz cumpleaños, mi amor —dijo JungKook con voz cargada de emoción y afecto.
En ese momento, una señal de JungKook hizo que los sirvientes entraran con el pastel de cumpleaños de Enosi, un exquisito y elaborado pastel decorado con flores de azúcar y detalles dorados. Enosi miró el pastel con los ojos brillando de alegría, su lince mascota Tahoe a su lado, observando la escena con curiosidad.
JungKook condujo a Enosi hacia el pastel, su mano firme en la de él.
—Pide un deseo, querido —dijo con ternura.
Enosi cerró los ojos, su rostro iluminado por la felicidad mientras pensaba en su deseo. Luego, inclinándose hacia Tahoe, acarició suavemente al lince que había sido su compañero constante. La vela del pastel parpadeó, y con un soplo suave, Enosi apagó la llama.
Eunwoo, que había estado observando en silencio desde la distancia, mantenía una expresión reservada. Aunque sus sentimientos eran complejos y conflictuados, la genuina felicidad de Enosi y el amor incondicional de JungKook eran innegables. La noche era un reflejo de la enredada red de emociones que rodeaba a los tres jóvenes, una historia de amor y rivalidad en la corte real que apenas estaba comenzando a desvelarse.
¡Actu al fin!
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