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Capítulo 21: Armario de droga.

Jazmín POV

Luego de dejar a Skyler di algunas vueltas porque en verdad me aburría y es que mis planes ese día solo tendrían que ser estudiar para los exámenes que tendría en la semana, pero en realidad no tengo ganas de ir a encerrarme para resumir largos textos, no ahora. Al parecer estaba comunicándole telepáticamente a mi mamá que no quería ir a mi casa, porque apenas pienso en eso, mi celular se ilumina notificándome de su llamada.

—Hola madre —saludo feliz.

¿Cómo es eso de que no has hablado conmigo y sí con tu padre, Jazmín Nicole Donnet? —me pregunta en tono severo, aunque sé que en realidad no lo dice en serio.

Que traidor.

—Es que a veces no te soporto.

Ahora hablando en serio, es un poco cierto. Somos tan idénticas en algunas cosas que a veces no la soporto y me pongo a pensar, ¿Cómo demonios la gente me soporta? ¿En realidad soy así? Pero bueno, al final del día termino riéndome porque por lo menos no estoy sola. Ambas somos igual de locas y la amo más de lo que la soporto.

—Que ingrata, pequeño alíen —me dice entre risas— ¿Cuándo tendré el placer que dé me visites?

—Hoy es tu día de suerte —digo— Justamente no tengo nada que hacer.

Me dice que me espera con pastel de chocolate y mi estómago no puede ponerse más contento. Creo que este últimamente estoy algo alejada de mamá y es que no puedo no contarle lo que está pasando en mi vida. Bueno, en realidad no está pasando nada importante, pero si las cosas siguen bien, creo que pasará algo importante y diablos, quiero que pase ese algo.

Estaciono mi auto y apenas bajo mi hermanito menor viene a recibirme. Su cabello rubio esta algo largo, creo que con un poco de esfuerzo puedo hacerle dos coletas. Despeino su cabello recibiendo un manotazo de su parte hacia mi cadera, por lo que se lo devuelto en su brazo.

—¿Me extrañaste, mocoso? —le pregunto con diversión.

—No realmente, tonta —me dice negando con la cabeza— Bueno, fue un gusto verte.

—¿A dónde vas? —le pregunto.

Tobías se aleja de mí caminando hacia atrás y sonriendo divertidamente.

—Voy a casa de Lion —asiento con la cabeza. Es un niño que vive a unas dos casas de la nuestra— Nos vemos luego.

Lo saludo con mi mano y me adentro a casa usando la copia que papá me dio. Apenas entro, ya me cruzo con él bajando las escaleras.

—Hola traidor —le saludo yendo a abrazarlo. Recuesto mi cabeza en su pecho y no tarda en corresponder mi abrazo— ¿Cómo ha ido todo? ¿Has traicionado a más personas? —pregunto bromeando.

—Oh, no dejaras de molestar con eso, ¿verdad? —me dice riendo. Nos separamos— En este momento tengo que hacer algo, pero quédate a cenar y hablamos.

—Bien —asiento sonriendo.

—Tu madre está en su oficina y Camille con Melanie en su habitación —besa mi frente— Nos vemos en la noche, alíen.

Dejo las llaves en uno de los muebles que se encuentra en la entrada de casa. Mientras me voy acercando a la oficina de mi madre puedo escuchar su voz hablando con alguien, papá no me dijo que estaba con alguien, así que asumo que está hablando por teléfono. Asomo mi cabeza por la puerta y la encuentro, en efecto, hablando por teléfono. Esta de espaldas, mirando por el gran ventanal que da la vista hacia el patio y la piscina. Puedo ver desde allí a mi hermanita y prima jugar. Ambas me ven y comienzan a saludarme. Mamá piensa que la están saludando a ella y responde el saludo, por lo que me rio y se voltea.

—¡Oh! —me saluda con su mano— George, debo irme. Mi hija está aquí —eleva su dedo índice— ¿De qué hablas? Le dije a una de tus secretarias que te pasara la copia —entorna sus ojos— Mira, no sé si entendiste, pero está mi hija...

George, si mal no recuerdo es un compañero de trabajo de mamá. Es unos —bastantes— años mayor que ella y desde el primer momento que entro a trabajar en ese bufete jurídico ha intentado hacerle la vida imposible. Supuestamente está todo bien entre ellos, pero mamá no ni un poco estúpida. Se da cuenta cuando alguien quiere hacerle algún mal y ese hombre no le trae buenas vibras, pero debe hablar con él por trabajo.

Mamá frunce el ceño. Oh, no. Cuando ella hace eso significa que...

—Mira, mi trabajo era simplemente asesorarte porque al parecer tus años de experiencia no han servido de nada porque te pasas menospreciando el trabajo que hacen los demás en vez de preocuparte por mejorar —le dice con tono duro y firme, esos que usan las madres para regañar— Así que te aconsejo bajar dos tonitos conmigo o conocerás mi faceta mala. Adiós, George.

Cuelga la llamada y entorna sus ojos.

—Ay, qué tipo más imbécil —suspira— Quería decirle "O bajas dos tonitos conmigo o te bajo dos dientes".

—¿Y por qué no lo hiciste? —pregunto riendo.

—Porque es tan exagerado, creo que me demandaría por amenaza —eleva sus cejas— Cuéntame, ¿Qué es de la vida de mi pequeña alíen?

Me siento en la silla que esta frente a su escritorio. Mamá se pasea por su oficina haciendo sus tacones sonar contra el suelo. Abre un armario donde tiene muchos, demasiados papeles en carpetas y todas están en cajas que tienen un año. Siempre me pregunté que será eso, pero jamás le cuestione.

—Nada interesante en realidad —miento haciendo una mueca de desinterés.

Quiero contarle muchas cosas desde hace tiempo. Por ejemplo lo mierda que me sentí cuando mi ex novio estaba engañándome con Dinah y Sophie estaba enterada de eso. O que me llegó el diario de la tía Daniela con instrucciones de que no debo dárselo a nadie. O que conocí a alguien que esta haciéndome volver a sentir en las nubes.

Creo que sólo le contaré lo de Christian, eso ayudará a que me sienta menos agobiada por la cantidad de secretos que guardo en este momento y más libre. Además de que este no causará ningún problema, no como los otros dos.

—Mamá tengo que contarte algo... —interrumpo lo que me estaba diciendo, lo cual no tengo idea porque estaba sumida en mis pensamientos, debatiendo conmigo misma.

Me mira eleva una de sus cejas, mientras toca su cabello rubio. Tomo un poco de aire, espero que no se haga la idea de que me casare y tendré hijos con Christian, porque aún no somos nada.

—La última vez que pronuncie esa oración fue cuando iba a decirle a tu abuela que estaba embarazada de ti.

Comienzo a reírme. Afortunadamente esa no es la noticia que tengo que darle. En realidad no es nada que ver con eso.

—Conocí a alguien —digo y me encuentro sonriendo como una boba.

Mamá sonríe y sus hombros se relajan.

—Eso me alegra, Jazzy —viene a sentarse en su silla de cuero— Cuéntame sobre él.

—Sólo te diré que me hace feliz.

—Sí, sí. Eso me alegra —asiente— Pero necesito un nombre.

Quiero estar equivocándome al creer que su rostro comienza a mostrar un poco de preocupación que disfraza con una sonrisa. No, no estoy equivocándome y eso me baja un poco el ánimo. Quería que se alegrara por mí.

—Y yo necesito helado —decido cambiar de tema, intentando mostrar que no me afecta en lo absoluto— Iré a comprarlo y luego a estudiar. Tengo exámenes.

—Jazmín, no terminamos de hablar...

—Pues yo si terminé —le interrumpo sonriendo— Quizás venga a cenar. Si no lo hago, dale mis disculpas a papá.

—Jazzy...

—Nos vemos.

Si posiblemente haya exagerado un poco. Pero sólo quería que ella se alegrara, no que mostrara preocupación y miedo. Puede tener razón, como está el mundo hoy en día existe cada loco suelto, pero soy muy capaz de diferenciar una persona buena de una mala.

Luke POV.

Miro por todos lados intentando encontrar la cabellera castaña de mi esposa. Si bien no es un color muy peculiar, puedo reconocerla entre millones. Después de todo es la madre de mis hijas y a veces creo que mi enemiga.

Bueno, hoy el trabajo de reconocerla se me está dificultando. Le hubiera pedido que traiga alguna de sus pelucas, quizás la roja para facilitar las cosas.

Reconozco la blusa violeta de Brooke y camino hasta ellas. Ambas están de espaldas. Poso una de mis manos en la cintura de Brandy, ella voltea con una sonrisa.

—Hola cariño —me saluda dulcemente.

A veces me cuesta dirigirme a Brandy. Porque eso de amenazarme con alejarme de mis hijas si nos divorciábamos realmente rompió mi corazón. No creía que ella sería capaz de algo así. Pero él que la cagó completamente fui yo, así que intento ser el mejor esposo posible porque se lo merece. Siempre fue perfecta y yo soy un imbécil.

Simplemente sonrío ante su saludo. Ella pasa su brazo por mi espalda, recostando su rostro en mi pecho. Brooke está mirando las vidrieras tras unos anteojos negros.

—¿Qué hay, anteojos? —le digo con diversión.

Brooke apenas me mira. Sigue con la vista al frente y frunzo el ceño. Ahora que lo pienso ni siquiera me ha saludado. Miro a Brandy que esta pérdida en sus pensamientos, sobre qué a que tienda entrará primero seguramente.

Por suerte traje mi billetera y mi celular. Así podré entretenerme mientras las dos hacen sus compras. Cuando era adolescente creía que el Instituto era lo más aburrido del mundo. Ahora que soy adulto, puedo decir que ir de compras es mucho más aburrido.

Ya dentro de una tienda —Luego de mucho pensar— ambas eligen la ropa que se probaran. Se preguntaran ¿Para qué se arreglan? Pues el cumpleaños de Austin Harrison, amigos.

—¡Literalmente el hombre tenía un labial en un orificio nasal! —me cuenta Brandy dentro del probador— Me sentí tan mal por querer reírme.

Siempre me encantó oír las anécdotas bizarras de Brandy cuando tiene que trabajar en sala de emergencias, pero esta vez no logró concentrarme. Pienso en Brooke.

Mi esposa sale del probador con un vestido color lima y no puedo mentir. Le queda genial. Se mira desde todos los ángulos posibles en el espejo. Me paro detrás de ella.

—¿Cómo me queda?

—¿Qué le sucede a Brooke? —le pregunto.

Ella voltea lentamente y me mira unos segundos.

—¿Por qué preguntas?

Me encojo de hombros.

—La noto rara.

—Tu hija estaba con Ashton, estaban en la piscina muy contentos —me cuenta— No creo que su buen humor haya desaparecido. Es decir, ¿A quién le pone de mal humor ir de compras?

Brandy me sonríe y vuelve a voltearse.

Yo no tengo amnesia. Recuerdo perfectamente las cosas que hice en New York esos años y las probabilidades de que Ashton sea mi hijo estuvieron presentes en mi mente desde que él nació.

Nunca pudimos confirmar nada, porque Emily prefirió pensar más en el bien de los demás que en el del bebé. La última vez que toque ese tema con ella no me hablo por tres días, alegando que ese tema estaba olvidado y que no necesita de ningún hombre para cuidar a su hijo.

Sin embargo, siempre intento estar lo más presente en la vida de Ashton y que se lleve bien con Brooke a mí me alegra demasiado.

—El color no me convence —dice Brandy trayéndome nuevamente a la realidad— Buscaré otro.

Volteo y ella vuelve a llamarme.

—No me respondiste —dice. Volteo— ¿Cómo me queda el vestido?

Recorro su cuerpo con la mirada y asiento con la cabeza. Le queda genial.

—Perfecto, señora Williams.

Ella sonríe.

—Como siempre.

Reímos. Voy en busca de Brooke. Mi hija está un poco alejada de la sección que se encuentra Brandy. Está mirando cómo le queda el vestido púrpura que eligió.

—¿Qué hay, Barney? —pregunto burlándome por el color del vestido.

—¿Acaso pedí tu opinión?

Frunzo el ceño. Algo no está bien con Brooke.

—Ey, no seas grosera —le digo con el ceño fruncido pero sonriendo un poco— ¿Qué te sucede, Brooky Lucky?

Y sigue con sus anteojos.

—No entiendo como algunas personas pueden ser tan malas. Es decir, ¿No les duele el corazón cuando le hacen algo malo a una persona inocente?

Me quedo sin saber que responder. Es que... ¿De qué rayos me está hablando Brooke?

—¿Alguien te hizo algo? —pregunto frunciendo el ceño.

—Sólo lo digo por las cosas que están ocurriendo en el mundo.

Oh, ahora entiendo. Aclaro mi garganta.

—Aquel que daña a una persona inocente simplemente no tiene corazón —digo y no puedo evitar pensar en mí y como engañe a Brandy— Pero no te preocupes, Brooky. Todos pagamos nuestros pecados antes de irnos.

—¿Hiciste cosas malas? —pregunta.

Vuelvo a aclarar mi garganta. Esto me está poniendo incómodo y tengo de alguna manera.

—Como todos —asiento.

—¿Y te arrepientes?

—Totalmente —aprieto mis labios.

Decido cambiar de tema a uno menos triste.

—¿Usar anteojos de sol todo el tiempo está de moda ahora? —pregunto haciéndola reír.

—Tengo conjuntivitis, creo —me dice riendo.

—¿Cómo que creo? Déjame ver...

—Nooo, papá —se ríe— Mi ojo esta horrible.

—Yo estoy más horrible, ahora déjame ver.

—¡Luke!

Volteamos. Brandy está a unos metros de nosotros.

—Necesito que me ayudes a elegir.

Brooke se ríe y vuelve a adentrarse al probador.

Skyler POV

Miro a Ben fijamente e intento ponerlo nervioso con mi mirada, pero al no lograr nada solo me río y me pongo de pie.

—¿A dónde quieres llevarme, Langford? —pregunto arqueando una ceja.

—Arriba —sonríe— Sígueme.

Sale de la sala y me apresuro a seguirlo. Voy caminando detrás de él, escaneando con mí mirada los cuadros abstractos. Subimos las escaleras, me detengo a observar. Hay uno que llama mi atención, porque es diferente al resto; El cielo está repleto de estrellas y bajo este, hay una casa solitaria en medio de la nada. Lo veo muy sombrío y misterioso. Cientos de historias rondan mi mente al verlo.

—¿Te gusta? —pregunta divertido, unos escalones más arriba.

—Sí —asiento— Es muy misterioso.

—Estoy de acuerdo contigo, Harrison.

Y seguimos subiendo. En cuanto llegamos a una puerta, él la abre. Me deja entrar primero y lo hago. Es su habitación. Está decorada con colores obscuros. Me río. En realidad creo que es muy Ben. Las cortinas permiten al sol iluminar la habitación.

—Mamá me obligo por teléfono a abrir las cortinas —dice haciendo una mueca— No soy muy fan del sol.

Me siento en su cama.

—¿Qué crees que hay aquí? —me señala su armario.

—Pues ropa.

Niega con la cabeza.

—¿Coventry?

Se ríe y niega con la cabeza.

—¿Drogas? —pregunto jugando.

—Sí, este es mi armario de droga.

Se queda serio, recostado sobre la pared y cruzando sus brazos. No veo que esté jugando, por eso cuestiono lo que acaba de decir.

—¿Hablas en serio?

Eleva las cejas y abre ambas puertas de su armario. Escalones. Hay escalones. Me levanto de la cama y camino hasta la puerta. Miro a Ben.

—Sube, Harrison, si te atreves.

Oh, decirme si te atreves es como darme un empujón o mejor dicho una patada en el trasero para que lo haga.

Comienzo a subir las escaleras con un poco de esfuerzo por no tropezar y caerme. Esta oscuro y deje mi celular en la cama, por lo tanto no puedo iluminar el camino con el. Me detengo porque mi cabeza choca con algo. Mierda. Me dolió.

—Me olvide de avisarte sobre eso —me dice riendo.

No le respondo y empujo esa cosa, es como una tapa o algo y pesa. Pero logro empujarla a un lado. El viento comienza a acariciar mi piel y mi cabello comienza a descontrolarse.

—Wow.

Mi reacción ante eso lo hace reír. Este lugar es genial. En realidad no tiene absolutamente nada, pero la vista que posee es maravillosa. No conozco todo Los Ángeles, pero creo que desde aquí arriba puedo verlo todo.

—Aquí vengo cuando no puedo más con el mundo —puedo oír la voz de Ben a mis espaldas— Mis padres no saben que existe. Sólo tú y yo.

Me volteo.

—¿Hablas en serio? —pregunto. Él asiente.

—Me transmites confianza y casi nadie logra eso en mí.

Me quedo mirándolo. Sus ojos verdes a esta altura se ven tan hermosos y su cabello se pone hacia un sólo lado, lo cual intenta no mantener así. Eso que dijo, sobre que yo le transmito confianza, hizo que me sienta muy feliz.

Nos sentamos en la orilla del tejado con nuestros pies balanceándose de un lado a otro en el vacío.

—Cuando vine, a principio de año, creí que sería un año de mierda.

—¿Por?

—Tenía que hacer nuevos amigos —dice— Igual estoy acostumbrado. A mis padres no les gusta estar en el mismo lugar mucho tiempo.

—¿Entonces fue fácil? —digo más como pregunta que afirmación.

Niega con la cabeza.

—Na, soy muy malo para hacer amigos. Normalmente les caigo mal porque tengo cara de ser egocéntrico y en realidad no lo soy. Soy solo la mejor persona que podrán conocer.

Le miro y me está sonriendo. Está bromeando, por un momento creí que lo decía de verdad porque sonaba tan serio.

—Con Ashton en tu mismo curso esa no fue tarea difícil, me imagino —digo sonriendo.

Se ríe, causando que sienta un cosquilleo en mi interior.

—Apenas había llegado y él se sentó conmigo. Recuerdo que dijo, "¿Quién murió? Digo, por tu cara de depresión." Es un gran amigo.

—Ashton es una muy buena persona.

—Y lamento estar haciéndole esto.

Frunzo el ceño.

—¿Haciéndole qué?

Deja de mirarme.

—Estar aquí contigo, pero no puedo evitarlo. Eres hermosa.

La última palabra me toma por sorpresa. En realidad, nos toma por sorpresa a mí y a mis mejillas. La sangre comienza a subir a ellas, posiblemente tornando un color carmesí, aunque lo siento como un rojo pasión.

—¿Cuánto salen los tomates?

—Cállate.

—Cállame, Harrison.

Se ríe.

—Dios, que fácil es hacerte sonrojar.

Luego de eso cambia de tema. Así que comenzamos a hablar sobre los profesores, por poco romántico que parezca fue lo mejor porque estábamos burlándonos de ellos y riéndonos mucho.

Estamos en silencio contemplando las luces de Los Ángeles. Me gustaría ir por mi celular para tomar una foto, pero creo que eso arruinaría el momento.

—Harrison.

Giro mi rostro, dándome cuenta de que estamos más cerca que antes. Aquí arriba no hay luz, por ende sus ojos verdes son incapaces de no ver.

—Langford.

—Gracias por hacerme reír. Aprecio a las personas que hacen eso. Sé que suena estúpido pero...

—De nada —digo sonriendo— Soy fabulosa, no puedes no reírte conmigo.

Se ríe y me queda mirando. Comienza a acercarse lentamente y mi corazón comienza a latir más rápido. Me cuesta respirar. No sé si me va a dar un paro cardíaco o qué, pero suelto la mayor estupidez del mundo.

—Creo que ya debo irme.

Me mira y sonríe.

—Bien, Harrison.

Bajamos de su escondite en silencio, pero uno bastante cómodo teniendo en cuenta que quería besarme y lo rechace. Me acerco a su cama y tomó mi celular. Al desbloquearlo me encuentro con mensajes de todos, mamá, papá, Liam y Katy, preguntando cuando volveré.

—Déjame llevarte —me dice Ben.

—No es necesario...

—Creo que le caeré peor a tu padre si no te llevo —dice riendo— Además ya es tarde y llegaras aún más tarde si vas caminando.

Y además... que flojera.

Acepto su oferta y salimos de su habitación. Cruzamos nuevamente los pasillos y mi mirada vuelve a encontrarse con el cuadro misterioso que en realidad me encanta porque me da algo de miedo.

Busca su llave y salimos de la casa. En cuanto nos montamos en su auto les aviso a todos que estoy yendo, antes de que me llamen para regañarme. Su celular suena y contesta la llamada.

—Estoy ocupado —es lo primero que dice con tono cortante.

¿Estás con Skyler? Eso es lo que creo oír del otro lado. Es la voz de una mujer. Quizás me equivoco y no dijo mi nombre...

—Sí, ya hice las compras, mamá —responde.

Si definitivamente no dijo mi nombre.

—Ajá. Bien. Nos vemos.

Cuelga la llamada y nos quedamos en silencio el resto del camino hasta llegar a mi casa. Puedo reconocer perfectamente al tío Drake sentado en la entrada, tiene su ropa deportiva puesta. Recién debe venir de correr, suele sentarse allí un rato luego de eso.

Ben se baja conmigo y no digo nada. Después de todo somos amigos, tendrán que verlo por aquí así que será mejor que vaya conociendo de a poco a mi loca familia.

El tío Drake se pone de pie.

—Drake Hilder, tío de Sky —dice teniéndole una mano.

—Ben Langford. Mucho gusto se...

—No me digas así si quieres caerme bien —le interrumpe con una sonrisa. Me mira a mí— Tu padre...

Y la puerta se abre. No sólo mi papá aparece, sino mamá y Austin también.

—Sky, ya estás aquí —me dice mamá sonriendo— ¡Hola, Ben!

—Ben —saluda papá con entusiasmo— ¿Cómo has estado, chico?

¿Papá tratando bien a Ben? Mamá y yo nos miramos sorprendidas. El tío Drake simplemente se ríe. Austin frunce el ceño.

—Bien, señor Harrison, ¿y usted? —responde Ben algo sorprendido.

—Dime Tyler —papá se ríe— ¿Quieres quedarte a cenar?

¿Acaso mi padre planea envenenarlo?

—Agradezco mucho la oferta... Tyler, pero tengo que ir a estudiar.

Papá sonríe.

—Chico estudioso. Genial —eleva sus cejas— Oh, quiero darte algo —se adentra en la casa.

Mamá se encoje de hombros. A ella también le tomó por sorpresa esta inesperada amabilidad con Ben por parte de mi papá.

—Aquí tienes —le entrega una tarjeta azul— Como amigo de Sky, estas invitado al cumpleaños de Austin.

—¿Ah, sí? —dice Austin y mira a papá— Quise decir; Ahhhh, sííííí.

Esto me está asustando.

—¿Contamos con tu presencia? —dice papá.

—Eh... sí.

—Fue un gusto verte, Ben —dice mamá sonriendo.

Ben se despide de nosotros algo confundido aún y papá lo saluda con la mano hasta que su auto se aleja. Austin se adentra en la casa y el tío Drake comienza a reírse.

—Papá, ¿Que planeas hacer? —pregunto.

—¿Yo? Nada.

—Tyler... —dice mamá.

—No entiendo, ¿Quieres que me lleve bien con el chico o no? —pregunta arqueando una ceja. Asiento con la cabeza— Pues sólo estoy siendo amable.

Se adentra en la casa.

—¿Tyler siendo amable con el novio de su hija? —el tío Drake niega con la cabeza.

—¡No es mi novio! —exclamo antes de que se adentre.

Mamá suelta un suspiro y sonríe.

—Y... ¿Cómo ha ido todo?

(...)

Son casi las tres de la mañana, hace sólo unos segundos terminé de hablar con Thomas. Le platique sobre la cita de hoy, con cada cosa que le decía pegaba un chillido haciéndome reír fuerte. Gracias al cielo que mis padres no escucharon nada, la casa es grande pero cuando de sonidos en la noche se trata se hace pequeña.

Sigo sin tener sueño y la idea de leer el diario de Daniela es genial. En realidad ni siquiera sé cuál es la función de este libro. O sea, claramente son los pensamientos de una difunta pero, ¿Por qué y quién nos envió esto?

—Veamos... —digo para mí misma mientras lo abro en una página al azar.

Con el tiempo me di cuenta de que todas las páginas están mal. Es decir, escribía en cualquier hoja, por lo tanto si queremos seguir su historia debemos buscar bien la página siguiente.

6 de junio:

Soñé con Marilyn. Ella me estaba sonriendo no sé si eso es bueno o malo. Puede ser una sonrisa de "Te perdono" o "Sigue sufriendo por lo su me hiciste, perra".

¿Perdonar? ¿Lo que le hizo? Esperen un momento. Mi abuela Marilyn falleció por un accidente automovilístico. ¿Acaso Daniela mato a mi abuela? No, no puede ser posible... ella era una de las mejores amigas de mamá. No le haría algo así... ¿O sí? Aunque puede explicar el hecho de que nadie quiera hablar sobre ella, pero lo veo poco probable.

Cada vez que Emily viene a visitarme y me cuenta como van las cosas allá afuera siento tanto enojo. Todos mis amigos son unos estúpidos e ingenuos. ¿Acaso no me conocen? Yo no soy así. ¿O sí? Ni siquiera me conozco yo misma en estos momentos, pero de lo que si estoy segura es que le conviene que este aquí dentro y clasificada de esta forma. Puedo hacer que su maldita vida cambie por completo. Las paredes aquí parecen cerrarse cada vez más. A veces siento que me estoy haciendo muy chiquita para la habitación o muy grande, y es donde tengo mis ataques. Pero si algún día logro salir de aquí, voy a vengarme...

Con lo de sus amigos claramente habla de mis padres y tíos que al parecer la juzgaron mal. ¿A quién le conviene que este allí dentro? Necesito hablar con Jazmín sobre esto, ambas necesitamos debatir que haremos con este diario porque creo que la persona que envió esto quiere lo mismo que Daniela quería; buscar venganza.

Elevo la mirada, escucho el sonido de un auto arrancar. Me apresuro a levantarme de la cama y hecho un vistazo por mi ventana. Papá, mamá y el tío Drake están saliendo de casa. ¿A esta hora? Frunzo el ceño. Son las cuatro menos veinte, ¿A dónde van? No puede ser ningún viaje de trabajo, si el cumpleaños de Austin se celebrara en unas horas.

Papá lleva un portafolios negro y en cuanto se voltea para decirle algo a mamá mira hacia mi dirección, cierro la cortina y me hago a un lado. Aprieto los dientes. Mierda, me descubrieron. Espero unos minutos y el auto parece arrancar. Vuelvo a mirar confirmando que ya se han ido.

¿A dónde se van a esta hora? Creo que si hay muchos misterios en mi familia y quiero descubrirlos. 

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