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Capítulo 19: Nervios e emails misteriosos.

Hoy saldré con Ben, solo espero que nada más suceda, aunque conociendo mi suerte no me sorprendería si algo pasará.

Mi madre anoche llego muy tarde a casa, según me conto Katy cuando desayunamos juntas en el patio. Ahora tampoco se encuentra porque fue a visitar a la tía Caroline y no quiero contarle por teléfono que saldré con Ben, así que esperaré a que venga o tal vez no le diga nada.

Bajo las escaleras escuchando la voz de mi tío Luke, así que posiblemente Brooke haya venido también. Muero por contarle que nuevamente saldré con Ben. En cuanto voy a la sala —donde papá y él están—, busco con la mirada a mi prima, pero no está.

—Hola —saludo con una sonrisa, viendo que también se encuentra el tío Drake aquí— ¿Brooke no vino? —pregunto ladeando mi cabeza.

—¿Acaso la vez por aquí? —pregunta Liam apareciendo detrás de mí. Le miro con los ojos entrecerrados— Buenos días, tíos. Buenos días, padre —saluda imitando un acento francés, por alguna extraña razón.

—Hola chicos —responde el tío Luke sonriéndonos— Creo que Brooke fue a pasar el día en casa de una amiga. No la he visto en casa.

—Quizás está con Sophie —dice el tío Drake— Estuvo quejándose de que quiere hacer algo porque se aburría —explica riendo.

Asiento con la cabeza, haciendo una mueca. Realmente quería hablar con mi prima. Melanie y Austin pasan corriendo detrás de nosotros, riéndose como locos.

—¡Hola Sky! ¡Hola Liam! —saluda la adorable niña con sus trencitas, persiguiendo a hermano menor— ¡Te atraparé, tonto!

—Melanie no uses ese vocabulario —dice imitando una voz femenina— Oh, muy Caroline —dice haciéndonos reír a todos.

Recuerdo que una vez Tobías o Camille, uno de los dos, había dicho una mala palabra y la tía Caroline les había regañado de una forma tan graciosa que el tío Luke y casi todos los mayores le hacen bullying por esa frase.

Voy nuevamente hasta mi habitación y decido hacer una videollamada con Thomas. Mi mejor amigo tiene aspecto de recién despertarse. Lleva una de esas binchas para mantener un poco su cabello atrás y está bebiendo su típico e infaltable té.

—¿Sabes? Me arrepentí de llamarte —digo haciendo una mueca— Con solo ver tú fea cara ya no tengo ganas de hacer nada.

—Feos tus calzones —me responde— Soy lo más hermoso que has visto y con lo cual no podrías vivir.

Thomas es muy modesto.

—Estoy nerviosa por hoy —digo sonriendo y escondiendo un poco mi rostro en la almohada. Doy un grito, claro, cubriéndolo— ¿De qué crees que debería hablar? No soy buena sacando temas de conversación. ¡Oh! ¿Y si nos quedamos en silencio todo el rato? Creo que no puedo hacer esto, Thomas.

—¡Skyler Harrison, por el amor de Dios! —comienza a reírse— Si no hablan, pues bésalo. No te pongas nerviosa por una simple cita.

Bueno, tengo mis razones para estar nerviosa. Esta es mi primera cita y conozco muy poco a Ben. Ademas de que estaremos solos. Diablos es una cita, por supuesto que estaremos solos, pero... ay, mejor sigo escuchando lo que Thomas me dice.

—Tendrán de que hablar —asiente con la cabeza— Quiero decir... no creo que él se quede callado. No parece de esos que se quedan callados. Diablos, no parece nada tímido.

—Tú tampoco eres tímido... pero seguramente con Xey si —apenas termino de pronunciar ese nombre, mi mejor amigo ya está sonriendo de la forma más soñadora posible— Hablando de ese idiota... ¿Cuándo oficializaran todo?

Como mi mejor amigo relata, Xey y él están en algo, pero no sabe exactamente en qué. Aunque es como si fueran novios.

—Ya sabes cuál es el problema.

Oh, sí. Xey aún no está listo para ser él realmente. Según dice no le interesa lo que los demás piensen, sus amigos y eso, pero si le interesa lo que piense su familia. Me parece raro que no les haya dicho por lo menos a sus amigos, si tan poco le importa. Pero bueno.

—Sky, debo irme... mamá me está llamando. Ugh, a veces se pone insoportable —ríe— No me extrañes y no hagas estupideces.

—No prometo nada.

En cuanto finalizamos la llamada, llamo a Brooke pero me envía al buzón. Frunzo el ceño, ¿qué demonios le pasa a mi prima? Suelto un suspiro, espero saberlo pronto. Llamo a Jazmín y está responde casi al instante.

Hola pequeña perra.

—Ben y yo tendremos otra cita, bueno, pasamos la cita a hoy —suelto— Y estoy nerviosa.

Jazmín suelta un suspiro y comienza a hablarme sobre su primera cita. Me cuenta que fue con uno de los chicos populares. Ese día, ella no estaba sintiéndose muy bien, pero moría por salir con él, así que fue igual. Estaban cenando y no paraba de sudar, hasta que se desmayó y se golpeó la cabeza, entonces el chico tuvo que llevarla al hospital. Fue lo más vergonzoso de su vida.

—No puede pasarte nada peor que eso —asegura.

—¿Acaso no me conoces? Mi segundo nombre debe ser mala suerte.

—Si sigues así de negativa yo misma iré y arruinaré esa cita.

Entorno mis ojos.

—Bien —asiento— Debo llamar a Sophie.

—No se te ocurra hacer eso.

Frunzo el ceño.

—¿De qué hablas?

Aclara su garganta.

—¿Tú quieres que todo salga bien? Entonces no le digas a Sophie.

Me quedo en silencio. No desconfió de Sophie en absoluto, pero siento que Jazmín tiene razón y no solo lo dice porque están peleadas. Ella jamás dice algo malo sobre alguien solo por decirlo.

—Bien. No le diré.

—Ok, diviértete pequeña perra.

Cuelgo y me acuesto en mi cama, pensando ¿Qué demonios ponerme?

Sam POV

—¿Rojo o azul? —me pregunta Caroline, señalando las pinturas de uñas.

—Azul —respondo mientras contesto un email que mi padre me envió sobre algo del trabajo.

En cuanto termino, cierro la aplicación y veo que tengo varios sin responder. Nuevamente entro para ver cuales me faltaron y me llegó uno nuevo, que tiene como asunto una X.

—Mmm... ¿Qué diablos es esto? —pregunto confundida. Abro el email y solo contiene una X. La dirección electrónica está compuesta por muchas X y al final el número 3. Esto me enoja— Ugh. Que estupidez.

—Dime, gruñosita —responde muy concentrada en pintar bien sus uñas— ¿Qué pasó? —me mira en cuanto termina de pintar la última uña de su mano izquierda.

Niego con la cabeza. Esto es una muy mala broma, o mala equivocación. No tengo buena relación con mensajes misteriosos y sin sentido, creo que todos lo saben. Si tuviera enfrente a la persona que envió esto lo golpearía.

—Alguien muy torpe se equivocó.

Le enseño mi celular a Caroline y me mira apretando sus labios.

—Sam... —comienza a decirme Caroline y sé por dónde irá, así que la detengo.

—No, Caroline, no —le digo sonriendo duramente— Han pasado varios años. Ya acabo todo.

—Siento algo malo sobre eso y sabes que en las películas cuando un personaje dice eso, no se equivoca —entorno mis ojos.

—No estamos en una maldita película.

—Sí, pero aun así siempre tengo razón.

No creo que Caroline tenga razón en absoluto. Porque Jessica está en la cárcel, una de las mejores del mundo y Ryan está en otra. Ambos muy alejados sin posibilidad alguna de comunicarse. Sus tres hijos están en distintas ciudades, también muy alejados y viviendo una vida normal.

—Bien. Haré algo —asiento marcando el número de mi esposo. Contesta en unos segundos— Hola Ty.

Hola cariño, hay un niño aquí que se llama... espera, ¿Cómo te llamas? —puedo escuchar la voz de Austin del otro lado y sonrío— Se llama Austin y dice que es nuestro hijo. Pregunta cuando vendrás.

—Enseguida —respondo riendo— Em, debo contarte algo en cuanto llegue.

—¿Adelanto?

—Deberás llamar a Derek.

—Mmm, no me gusta ese adelanto. Mejor no vengas —la voz de Austin se vuelve a oír— Bueno ven. Este niño que dice ser nuestro hijo quiere vengas porque te extraña.

—Voy enseguida. Adiós, cariño.

Me levanto de la silla y Caroline deja de soplar sus uñas para que se sequen. Justo mi primo llega y hace una mueca al verme.

—Si sabía que estabas tú no venía a mi propia casa —dice muy amable y cariñoso como siempre. Le da un beso en la mejilla a Caroline— Hola insoportable.

—Hola tonto —le responde ella.

—Literalmente no puedo creer como es que terminaste casada con esta cosa que llamo primo —digo arqueando una ceja.

—Oh, discúlpame por no estar enamorado de ti, egocéntrica.

Le miro y niego con la cabeza.

—No, Nick, no.

—Cuando te conocí jamás creí que tu apellido seria mío luego de unos años —me dice Caroline.

—Tienes razón —digo. Recién soy consciente de ello— Como sea. Debo irme, uno de mis tres hijos me extraña.

—Hablando de hijos, ¿puedes creer que no veo a Jazmín desde el miércoles? Estoy indignada.

—Yo la vi ayer —dice Nick— Oh, no le digas que te conté o me llamará traidor.

Caroline finge secar sus lágrimas y me rio.

—Bien, par de idiotas. Nos vemos mañana —les guiño un ojo.

—Nos vemos mañana, gruñosita.

—Adiós, egocéntrica.


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