Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La vende patria y el vende humo

Después de haber esperado más de una hora y cuarto hasta encontrarnos con Dolores, llegamos a casa. Destapamos unas cervezas para apaciguar los nervios y frenar el mutismo que tenía Lo.

Mi sobrina bebió rápidamente, poco a poco comenzó a soltarse y dijo:

—Utah, este es el destino humanitario que andaba precisando.

Al escucharla, me sorprendí un poco y pensé que tal vez su meta era social.

—¿Acaso quieres establecerte aquí?  —dijo Lavanda sacarronicamente.

—La verdad que no estoy segura aún.

—Pero Lo, tú ni siquiera sabés hablar en inglés... —respondió mi hija con su lengua viperina.

—Aff, no me vengas con tu discurso idealista, prima —lanzó la desafiante Dolores.

Naturalmente, el momento se había tornado un poquito incomodo, puesto que no era lo que esperábamos oír de ella.

—Esta bien, te mostraré tu cama —dijo Lavanda esbozando media sonrisa.

En un plano imaginé que Lo se iba a acoplar a nuestra familia muy rápido y en el otro plano pensaba en lo profundo que ella solo quería conocer los Estados unidos.

—Chicas, ustedes saben, igual que yo, que en los países del tercer mundo no se consiguen camas con esta madera. Evidentemente, aquí hay mejores materias primas. Amo mi país, pero empiezo a creer que aquí es mejor...

—Todo lo que oyes en las películas sobre Usa es mera charla —concluyó Lavanda, mientras acomodaba las maletas en un rincón de la habitación.

—No creo que sea pura palabrería. Tu país es una potencia y aquí quiero estar —dijo Lo mientras se quitaba los zapatos.

—¿Acaso piensas que aquí no hay huelgas o enfrentamientos? —dije sorberbiamente.

—¿Ya quieren comer? —dijo Lavanda desde la cocina intentando cambiar de tema.

—¿Y qué acostumbran comer aquí? —preguntó Lo.

Tenemos preparado pollo el curry con leche de coco, que aquí le decimos: Coconut Chicken —dijo mi hija mientras ponía la bandeja de aluminio para recalentar el platillo en el horno.

—Suena bien, pero ni siquiera sé que significa la palabra curry —dijo Lo.

—Es una mezcla de varios condimentos. La mezcla de curry a menudo incluye algunas de las siguientes especias: ají, basílico, anís de los Vosgos, apio, azafrán, canela, cardamomo, cebolla seca, cilantro, clavo de olor, comino, cúrcuma, fenogreco, jengibre, mostaza, nuez moscada, pimienta, pimienta de Cayena o tamarindo —dijo mi hija mientras leía los ingredientes en el frasco del curry.

—La verdad que apenas conozco lo que es la cebolla y la mostaza... —dijo Lo con la mirada pérdida.

—Siéntate y prueba, quizás te guste mucho —dije.

Lo se lavó las manos en la pileta de la cocina y se secó sus manos con un repasador de tela de toalla. Cuando se sentó escuchamos el timbre.

—Iré a ver quién es —dije y fui a puerta de calle.

Era Jaime, lo invité a pasar y a comer.

—Vaya, vaya. ¿Miren quién está aquí? —exclamó mi hija con una gran sonrisa—, ella es mi bella prima Dolores.

Lo se ruborizó, se llevó una gran cucharada a su boca, se ahogó y comenzó a toser.

—Tía, esto es bastante picante... —lanzó Lo, con el rostro colorado—: Nunca pensé que este pollo iría a saber a fuego.

—¡Fantástico! —dijo Jaime.

—¿Por qué dices que es fantástico? Yo me acabo de ahogar —interrumpió Dolores.

—Disculpame, con el tiempo te acostumbrarás —concluyó Jaime, al recibir su plato caliente—: En resumen, te encantará la comida de tu linda tía Rosanelda.

Dolores miró a Jaime con detenimiento, ya que él no me sacaba los ojos de encima.

—Concéntrate en la comida —dijo Lavanda, clavándole un codo en la costilla de su colega.

—¿Él es tu novio, tía? —exclamó, enérgica y a la vez llena de confusión.

—¿Cómo? —exclamé.

—Mi madre tiene un novio paraguayo que se llama Kyd y tiene veintitrés años —comentó Lavanda, haciéndose la chistosa.

Lo abrió los ojos como dos naranjas y luego siguió comiendo con más lentitud.

—Claro que no —respondió Jaime con su voz enronquecida.

—Lavanda, termínala de una vez —le ordené a mi hija—. Me voy a cambiar la ropa, enseguida vuelvo.

Comencé a ponerme nerviosa y acalorada, me levanté de la mesa para ir a mi habitación. Cuando entré puse el pasador para nadie entre. Conecté la computadora portátil y me puse a leer los cientos de mensajes que Kyd me había dejado. Puse las manos en el teclado y escribí: ¿Cómo estás, Kyd?

—Rosanelda, estoy muy bien. Perfecto.

Me asusté al ver que había respondido al instante. Mi corazón galopaba sin control.

—Ya estoy aquí, mi querido.

—Confieso que estuve a punto de desistir de ti. Ya me estaba cansando de esperar.

—¿Acaso fue una tortura?

—Exactamente, fue una tortura. Una horrible tortura.

—Lo siento, no fue mi intención.

—No voy a negar que intenté controlar mis nervios. Las tensiones estaban demasiado altas. Necesito de tu amor y de tu cariño, incluso cuando duermes, incluso cuando callas...

Cuando me dijo eso sentí que ese momento era muy especial. Para mí era tan adorable que no podía engañarlo, ni mentirle, ni desaparecer de su vida.

—Me gusta tu paciencia y tu forma de ser. Solo recuerda que mi hija a veces hace de las suyas y elimina tus mensajes.

—Rosanelda, tengo que admitir que me duele lo que acabaste de decir. Yo solo siento la tentación de quererme entregarte entero a ti.

—Kyd, a veces las cosas no son tan fáciles como las imaginámos...

—Claramente tu hija quiere protegerte, pero yo te prometo que no te haré ningún daño ni ahora ni nunca. Yo te protegeré de la lluvia y de la tempestad. Serás mi diosa.

—Sabes Kyd, no hay peor tempestad que la que tenemos en nuestro interior. Desearía ser tu diosa del Olimpo.

—Desgraciadamente, yo no puedo ser el lame botas de tu hija para poder hacer que ella sienta agrado por mí. Yo no soy puro viento, yo no soy un vende humo.

—Sé que no sos un vende humo. Pero la diferencia de edad y la distancia...

—La edad es un número. No es casi nada. Nuestro amor está en marcha como un tren bala que le urge llegar a destino. Créeme Rosanelda.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro