ღ Capítulo 8 ღ
¿Por qué siempre soy así? Debo dejar de engañarme, estoy vagando descontroladamente. Incluso si es una mentira, necesito que alguien me diga «No tienes que preocuparte, lo estás haciendo bien, solo sigue adelante».
—Sunrise; ATEEZ
El bullicio de las alrededor de seis mil personas que se paseaban por el centro comercial durante el atardecer ni siquiera podía compararse a lo estruendoso que estaba latiendo su corazón en ese momento. Las escaleras eléctricas subían y bajaban en el centro, los locales abiertos exhibían sus mejores productos en los escaparates y los puesticos de bebidas, postres y comidas se posicionaban en torno a una enorme fuente que generaba corrientes heladas por el movimiento enérgico del agua.
Jungkook estaba emocionado, sentirse como un agente encubierto que espía a un criminal resultó más alucinante de lo que había pensado, y es que, antes de Taehyung, jamás se había ido a seguir a alguien a un cine para averiguar si tenía solo una relación de mejores amigos con su mejor amigo. Estaba rompiendo su patética rutina y eso no le disgustaba.
Lo que sí que le disgustaba, en realidad, eran sus dudas. Si había terminado en ese lugar caminando varios metros por detrás de la espalda de Kim, era porque había algo que dentro suyo le pedía descubrir con sus propios ojos si lo que Yeri había dicho era cierto. Al principio, se había lanzado de lleno valiéndose únicamente de la historia de su amiga, pero, por alguna razón, estaba deseando descubrir él mismo qué tan cierta era.
Miró hacia su derecha y se detuvo al ver a su acompañante, Hoseok dejó de caminar también y se quedó quieto mientras el azabache acomodaba la capucha con firmeza sobre su cabeza.
—Todavía no entiendo, ¿por qué es que estamos aquí? —le cuestionó, el menor ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había preguntado eso.
—Un proyecto de ciencias, hyung —le dijo, retomando el paso.
—Ya, ¿y por qué parecemos delincuentes? —insistió, refiriéndose a las sudaderas negras y anchas que los dos usaban y cuyas capuchas tapaban casi la mitad de sus caras.
—Tu cabello llama la atención y a mí pueden reconocerme —respondió con simpleza.
—¿Quiénes? ¿Las ranas a las que estudias para tu proyecto? —inquirió, con evidente sarcasmo, Jungkook levantó las cejas.
—No lo había pensado así..., pero sí. —El mayor rodó los ojos, no solo había llevado a su amigo hasta ahí cuando él se lo había pedido, sino que, además, llevaban caminando un buen rato sin ningún rumbo y no tenía ni idea de qué era lo que tramaba su acompañante, ugh, en lo que le había metido el aburrimiento.
—Y... ¿desde cuándo ves ciencias en la academia de baile? —El azabache no respondió y, en vez de eso, casi se le tiró encima para rodear su cuello con un brazo y hacer que diera media vuelta, señalándole abiertamente algún lugar frente a ellos.
Hoseok entornó los ojos, pero no pudo comprender qué era lo que se suponía que debía ver, Jungkook no decía nada, solo seguía indicando algo con el dedo índice. Así que le miró con el ceño fruncido.
—Ah, ¿Kook?
—¡No me mires a mí! Se supone que te estoy enseñando algo. —El de anaranjados cabellos rodó los ojos y se soltó de su agarre.
—De acuerdo, si voy a dejar que me uses como a un muñeco al menos merezco saber cuál es la razón —sentenció, cruzándose de brazos. Jeon miró a Yoongi y Taehyung de soslayo, comprobando que ya habían retomado el camino de nuevo, y tiró de la muñeca de su amigo para seguirles.
—La verdad es... que estoy intentando descubrir algo —musitó, el mayor tuvo que hacer un esfuerzo para escucharle por lo bajito que había hablado—. Es algo... importante, o lo es para mí, al menos.
Jungkook no añadió nada más y Hoseok no insistió. Llegaron a los cines y observó desde una distancia prudente a los amigos hacer la corta fila para comprar las boletas, charlaban animada y tranquilamente y el castaño sonreía mientras escuchaba lo que fuera que estuviera diciendo el pelirrojo, pero, aunque lo intentara, no podía ver nada extraño en eso, es decir, no es como que por el hecho de que Yoongi sonriera ya significaba que quería devorarse a Taehyung, dah.
¿Qué pensaba ver, de todos modos? ¿Acaso estaba esperando que de repente se comieran la boca? ¿Que se toquetearan mientras hacían la fila? Y no era porque a él le gustaría hacer eso si estuviera con Kim ni mucho menos. Ugh, bien, ahora se sentía patético.
Cuando los dos mayores adquirieron sus boletas, les vio alejarse un poco, seguro para buscar en qué entretenerse mientras esperaban la hora de inicio de la función. Entonces miró a Hoseok y comprobó que estaba sonriendo a la pantalla de su móvil, ahora también se sentía patético por haber arrastrado a su amigo hasta ahí.
Sus ojos volvieron a encontrar la esbelta figura de Taehyung y le detalló por unos segundos casi sin ser consciente de eso; su manera de desplazarse, incluso el sutil movimiento de su pecho por su respiración, todo en él parecía impecable, majestuoso. Su forma de caminar no era como la de alguien que quiere pisotear al mundo para cumplir sus intereses, la forma en la que sus orbes marrones observaban su entorno no poseía altivez y el sonido de su voz profunda no estaba llena de arrogancia. No se creía superior a los demás, pero eso no era lo que Yeri le había dicho de él.
El centro de sus pensamientos estaba tan entretenido contándole algo a Yoongi, que terminó chocando por accidente a una muchacha que venía de la dirección contraria, ella, por suerte, no llevaba nada en las manos, por lo que todo lo que consiguieron fue que ambos trastabillaran. Jungkook, como una mente indefensa que no tiene control sobre su cuerpo, se acercó un poco más a ellos, asegurándose de que no le vieran, pero queriendo escuchar lo que estaban diciendo. El pelirrojo se disculpaba por su despiste y la chica le decía que estaba bien, que no había sido culpa de ninguno.
Ella estaba coqueteándole y Taehyung parecía darse cuenta de eso, pero no le daba importancia ni le respondía de la misma forma, solo era cortés mientras revisaba su estado. El azabache sentía como si hubiese entrado en una burbuja, donde no escuchaba más que las voces de ellos dos y sus propios pausados latidos, no había ruido a su alrededor más que el de sus escandalosos pensamientos revueltos.
Kim era un sujeto amable y caballeroso, ya se lo había demostrado en varias ocasiones, pero Jungkook seguía queriendo aferrarse a lo contrario, porque lo menos que quería era dañar a alguien así, como él. Sin embargo, sabía que esas actitudes no le dejaban exento de todo lo que se le acusaba. Él mismo se consideraba como alguien respetuoso, ah, pero las guarradas que salían de su boca cuando se encerraba en los baños de un bar con algún tío... Las personas tenían diferentes actitudes en diferentes circunstancias, debía de ser lo mismo con Taehyung. Y es que él ni siquiera parecía estar pasándola mal por su reciente ruptura con Yeri, aunque no era como que la muchacha sí, la verdad.
Se quedó ahí, inmóvil, como un idiota que seguro parecía tener problemas, incluso cuando el pelirrojo y su amigo avanzaron hasta un pequeño local de bisutería luego de arreglar todo con la chica. Jeon solo siguió mirándole a la distancia, como si estudiara su comportamiento, confundido porque lo que su presencia le transmitía era diferente a lo que había esperado.
Le miró señalarle a Yoongi algo de la vitrina para luego sacar y encender su móvil, manteniendo una preciosa sonrisa cuadrada. Cuando algo vibró en el bolsillo de su sudadera, sintió que su corazón daba un vuelco. Con su propio teléfono en mano, observó al pelirrojo a varios metros de distancia, Taehyung estaba llamándole, justo ahí, sin saber que llevaba siguiéndole un buen rato porque dudaba de él.
Deslizó el dedo por la pantalla hacia el ícono de color verde y contestó sin quitarle la mirada de encima, llevándose la otra mano a la boca para intentar ahogar el sonido ambiente del centro comercial que compartían y que eso no le delatara.
—¿Hola?
—Hey, Jungkook-ah, ¿azul o rojo? —Los ojos del menor se abrieron en grande tras esa pregunta. El muchacho, con la mano libre en la vitrina y con la mujer que atendía en frente, esperaba sonriente una respuesta. Él... ¿Él iba a...?
—Umh... Rojo.
—¡Vale! Te envío un mensaje luego, ¡adiós! —La llamada terminó y Kim le dijo algo a la vendedora, quien asintió y unos segundos después le entregó una bolsita de tela, intercambiándola por el dinero correspondiente.
¿Rojo? ¿Por qué había dicho rojo? Entre esos dos, él normalmente preferiría el azul. Tal vez... había pensado en su cabello, había pensado en él y... y... Tal vez el rojo comenzaba a gustarle.
—Joder —musitó, envolviéndose en un suspiro pesado. Hoseok llegó a su lado y apoyó una mano en su hombro derecho con una mirada con la que le hizo saber que le notaba abatido.
—¿Estás bien, Kook?
—Hobi hyung, por favor llévame a casa —pidió, ya había visto suficiente.
Terminó en su apartamento algunas horas después, luego de cenar y compartir con Hoseok un pote grande de helado de Cookies 'n Cream, porque, según el mayor, era bueno para subir el ánimo. Jungkook no dudaba de eso, pero la verdad era que no se sentía mejor, tampoco se sentía exactamente mal, él solo estaba... ahí, existiendo, como siempre.
Se lanzó a su cama en medio de un resoplido, sacando su móvil del bolsillo para poner a reproducir su lista de música favorita del momento, porque el silencio estaba haciendo que sus tímpanos dolieran y no quería perder la cabeza. Dejó el dispositivo a un lado sobre el colchón, la melodía inundó el espacio cerrado de su habitación, volviendo un poco más ameno el ambiente, pero no lo suficiente.
Jungkook no era un muchacho al que le gustara depender de las personas y no consideraba que lo hiciera, le daba lo mismo estar con alguien o no, quizá era por eso que no conseguía encariñarse fácilmente con la gente por más que lo intentara, porque, aunque ya no lo hacía, antes sí lo había intentado, muchas veces, pero su corazón no respondía y no era su maldita culpa. Sin embargo, le deprimía sentirse así, tan solo, tan lamentable.
Alejaba a todos y luego se odiaba por eso. No estaba desesperado por amor, porque la verdad era que no había tenido oportunidad para amar tal cosa. ¿Cómo se ama algo que nunca se ha probado? Amar el amor... Incluso sonaba estúpido, sonaba débil, patético; como él.
Sus amigos le querían, sus amigos le apoyaban, estaban ahí para él, pero no era lo mismo. También quería a sus amigos, pero nunca podía sentir más que eso. No pudo enamorarse de la persona a la que dio su primer beso y en realidad no recordaba quién había sido, no pudo enamorarse de ningún chico o chica que se le declaró en la preparatoria, ni de quien narices haya tomado su primera vez, y no consiguió sentir nada más que deseo por alguno de todos los hombres con los que había interactuado con altos grados de alcohol en la sangre.
Su corazón, o lo que sea que fuera lo que hace amar, seguramente estaba averiado.
¿Le deseaba eso a alguien más? ¿Quería ocasionar tal daño en otra persona? No, claro que no, porque se sentía miserable cada vez que pensaba demasiado en su situación, se sentía inhumano.
No quería eso para Taehyung, no quería eso para nadie, no era tan insensible. ¿Estaría Yeri sintiéndose así? ¿Utilizada? ¿Desilusionada? ¿Humillada? Ella no era mala, estaba furiosa y quería vengarse, sí, pero solo era una buena persona a la que le habían hecho daño, y él muy bien sabía que esas cosas cambian. Ugh, ¿por qué Taehyung le había sido infiel? ¿Por qué había tenido que jugar con sus sentimientos de esa manera? ¿No era más fácil solo decirle si ya no sentía nada por ella? ¿El amor no funcionaba así? Ese chico le había puesto en una situación difícil, porque no le odiaba, pero había lastimado a su amiga y ella estaba desde mucho antes que él.
Cerró los ojos con fuerza, hastiado, jodida mente que nunca se callaba, le tenía harto, se tenía harto. Se sentó en el colchón, intentando sacar algo bueno de su capacidad de pensar para que se le ocurriera algo en qué entretenerse durante lo que quedaba de la noche. Dormir no era una opción todavía y en ese instante no le apetecía irse a alguna disco, que sería normalmente lo que habría hecho.
De modo que terminó estudiando la coreografía que habían estado practicando en la academia desde su móvil, ver las clases grabadas le ayudaba a darse cuenta de los errores que estaba cometiendo y de los pasos en los que debía trabajar un poco más. Hizo un par de anotaciones mentales para tener en cuenta, pero la verdad era que, modestia aparte, lo hacía muy bien, era uno de los que más destacaba en su grupo y eso no era sorpresa para nadie. Había cosas por mejorar, sí, pero nada preocupante, era bueno, a veces incluso era capaz de quedarse embelesado mirándose a sí mismo, como si no terminara de creerse que se trataba de él. Bailar era... tal vez lo único que de verdad amaba.
Cuando estaba cerca de volver a quedarse sin nada que hacer para distraerse, recibió un mensaje de Taehyung, como le había dicho durante la llamada en el centro comercial. En él le saludaba y le contaba que ya había llegado a casa, además de preguntarle si estaba ocupado. Para parecer interesante, le respondió que acababa de terminar de preparar algunas cosas y que ya estaba libre, ja.
Sin embargo, lo verdaderamente interesante llegó después, cuando el pelirrojo no contestó a ese mensaje con otro mensaje, sino con una llamada entrante. Ohpordios, Kim estaba llamándole por segunda vez y su corazón había comenzado a latir con fuerza sin motivo válido.
—¿Hola? —atendió, intentando sin problema sonar casual.
—Hey, ¿te interrumpo en algo? —le preguntó, suspirando tras, al parecer, dejarse caer en la cama.
—Umh, no, yo... No has interrumpido —musitó, todavía sintiéndose algo retraído ante la repentina llamada.
—Genial, Yoongi hyung llegó adolorido de tanto reír por la película y se fue a dormir, entonces pensé en ti y en que no estaría nada mal escucharte un rato. —El menor le escuchó hablar, concentrándose solo en él, y apenas entonces descubrió que su voz, además de endemoniadamente sexy, le parecía... relajante.
—Ah, así que de repente solo te apeteció escucharme —comentó, con un tono sugerente que Jeon Jungkook no podía evitar en ese tipo de situaciones, Taehyung exhaló una sonrisa que hizo más amplia la suya.
—Ya, no sé, se me está pegando tu frescura para estas cosas, supongo. —Esta vez, fue el azabache quien soltó una risita.
—Umh, a mí me gusta que seas directo conmigo.
—¿Cómo de directo? —insinuó, Jeon se mordió el labio inferior, casi sentía que podía escuchar su enorme sonrisa cuadrada.
—Que me digas lo que piensas —respondió, hablando pausado—, que hagas lo que quieres, esas cosas.
—Pienso que... deberíamos vernos esta semana, es agradable pasar tiempo contigo y... Bueno, también es lo que quiero hacer.
—¿Ah, sí? —Taehyung hizo un sonidito de afirmación—. Pues, yo pienso que suena bien, hay que hacerlo, ¡vernos! Quiero decir que deberíamos vernos, ya sabes, no es que quiera... O sea sí, claro que quiero, ¡es decir! Ugh, vale, me he liado, soy un imbécil —masculló, ocultando su rostro con la mano libre y sintiéndose el tonto más grande del planeta. La suave risa del mayor no demoró en llegar a sus oídos.
—Tú... Huh... ¿Eres así con todos? No me quejo, es solo que... a veces siento que te comportas conmigo como si ya me conocieras de antes y... haces que te sienta cercano. No sé si es tu manera natural de ser o si... estaría bien sentirme especial por eso. —Y ese comentario solo hizo que sintiera sus mejillas todavía más calientes. Joder, ¿de dónde venía tanta inseguridad y nerviosismo? Parecían dos chiquillos tartamudeando y no los dos adultos que se suponía que eran.
—Yo... n-no soy así con todos, es... me das confianza, siento que eres una buena persona... Me gustas, supongo, tu... personalidad, y eso. —Tomó aire de una forma que no fuera perceptible para su compañero, ordenando las palabras en su cerebro antes de pronunciarlas para no seguir sonando como idiota—. Así que... puedes sentirte especial, Kim, solo me comporto como un auténtico imbécil contigo. —Y no mentía, maldita sea, nunca se había mostrado cohibido ante otro hombre ni aunque estuviera desnudo, y Taehyung ya le tenía balbuceando con solo una llamada telefónica.
—Umh, también me gustas, Jeon, se nota que eres una buena persona. A veces eres un completo sinvergüenza —añadió, risueño—, pero se ve que no eres de los que disfrutan de hacer daño y... me gusta la gente así, de vez en cuando creo... que ya no queda mucha gente así.
Jungkook pasó saliva y por un momento se quedó sin saber cómo responder a eso, él definitivamente no disfrutaba de hacer daño, pero eso se lo estaba diciendo el chico al que se suponía que le rompería el corazón, el chico al que se había acercado con la intención de enamorarle y destrozarle, entonces... ¿qué clase de persona le volvía eso? Abrió la boca para contestar, pero tuvo que volver a cerrarla en un indeciso titubeo. «Créeme, piensas eso de mí porque no me conoces».
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