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ღ Capítulo 5 ღ

Dame tu soledad y te daré la mía, deja tus lágrimas al lado de tu cama y vivamos una noche. Sé que te sientes un desastre y tu almohada no se seca, ven, acuéstate sobre mí y no hagas caso. Cuéntame sobre eso, acércate, baila alrededor de lo que querías decir. Pero sé lo que viniste a buscar. Te daré lo que venías a buscar.
—Pillows; eaJ x Keshi

La música resonaba con intensidad en los oídos de todos quienes disfrutaban en el popular club nocturno del centro de Busan. Las bebidas abundaban y un pequeño espectáculo de striptease estaba dando inicio en la ahora colapsada pista de baile. Jungkook caminó de regreso a la mesa con un vaso de cristal en cada mano, los dos conteniendo una bebida de color crema ligeramente espesa acompañada de algunos cubitos de hielo.

Taehyung le encontró a mitad de camino, quedando los dos a varios metros de distancia de sus conversadores y bastante ebrios amigos, que en esa ocasión parecían estar riendo de que Yoongi se hubiese tirado su trago encima porque le había dado calor.

—¿Con esto no terminaré uniéndome a ellos y quitándome la ropa? —le preguntó, recibiendo su vaso e indicando hacia el lugar donde los strippers se ganaban los aplausos del público.

—No perderás la cabeza por tomarte un Baileys conmigo —aseguró, llevando el cristal a sus labios para dar un corto trago—. Además, si te vas a quitar la ropa, me aseguraría de que lo hicieras en un lugar más privado —añadió, con una sonrisita ladeada. El mayor levantó ambas cejas.

—Oh, ¿cómo de privado? —curioseó, sonriendo con galantería.

—Donde solo estemos tú y yo... Tengo que cuidarte, ya sabes, de los que se aprovechan y eso —respondió, con un tono despreocupado, el pelirrojo exhaló una risita.

—Ya veo, salud por eso. —Sus vasos se encontraron con un suave tintineo y sus ojos con una fuerte fogosidad. Cada uno dio un sorbo a su crema de whisky irlandés sin romper el contacto visual y Taehyung relamió sus labios, su expresión sufriendo un leve cambio de coqueta a intrigada—. ¿Quién era el sujeto de antes?

—¿Umh? Solo un viejo compañero de preparatoria —respondió, desviando la mirada en un gesto casual—. Nada de lo que tengas que preocuparte, bonito —bromeó, guiñándole. Kim sonrió con suficiencia.

—Él dijo-

—Él estaba bastante ebrio, desprendía alcohol por los poros —interrumpió, antes de que pudiera cavilar más en el asunto—. Coquetea conmigo desde que tengo memoria —explicó, intentando restarle importancia—, pero no le gusta recibir un no como respuesta y... Bueno, luego de... un momento de debilidad en un bar..., no he podido quitármelo de encima.

—Un momento de debilidad en un bar —repitió—. Interesante. —Asintió apenas perceptiblemente, dando un trago a su mezcla de Baileys y mirando hacia cualquier lugar que no fueran los ojos del azabache.

Jungkook apretó los labios. «Mierda», sin duda no había sido su mejor selección de palabras luego del previo encontronazo que los dos habían tenido en la pista de baile. Era un jodido gran avance y lo estaba echando a perder. ¿Qué demonios se suponía que estaba haciendo? ¿Desde cuándo tenía que ser tan cuidadoso con lo que decía o hacía? Pensó en Yeri y le dedicó un par de insultos bonitos en su mente, culpándola por meterle en todo eso.

—Yoongi mencionó una ex novia cuando llegamos —se aventuró a decir, en un intento desesperado por desviar el foco de sí mismo—. Te noté algo inquieto, ¿todavía te ronda? ¿Debería preocuparme? —añadió, para no verse demasiado interesado.

—Ah... Yoonie hyung no suele decir esas cosas, pero el tema es un poco fresco, no habrá podido evitarlo —musitó, y Jungkook pudo percibir su incomodidad.

—Oh, ¿terminasteis hace poco? —insistió, con una fingida inocente curiosidad.

—Umh, hace algunos días.

—¿Qué? —retrocedió un paso, para que pareciera que ahora era él quien se sentía utilizado—. ¿Y qué cojones estás haciendo conmigo? Quiero decir... ¿por qué no te veo destrozado? ¿Es que acaso todo esto es para sacártela de la cabeza? —Taehyung se acercó el mismo paso que él se había alejado y estiró la mano libre para alcanzar sus dedos y rozarlos con delicadeza.

—Nada de lo que he hecho ha sido para sacármela de la cabeza, Jungkook —le dijo, como si de verdad le preocupara lo que él sintiera. «¿Sí? Porque lo que Yeri sintió no pareció interesarte demasiado»—. Pero no me resulta sencillo hablar de esto con alguien que prácticamente todavía es un desconocido —añadió, con un tono suave, dedicándole una bonita sonrisa.

—En cambio, yo preferiría hablarlo con alguien que no me conoce y no puede juzgarme —presionó, intentando que se soltara un poquito. El mayor le sonrió con dulzura.

—No me asusta ser juzgado —negó, con una mirada llena de honestidad que el azabache casi se traga, casi—. Es solo que... evito pensar demasiado en ese tema, porque entonces comienzo a cuestionarme demasiadas cosas y dicen que no es bueno darle tantas vueltas a algo que... Es que, yo creía que... Ugh, lo siento, te lo dije, no se me es tan fácil. —Kim soltó su mano y la llevó hasta la parte posterior de su cabeza para revolver los cabellos rojos de su nuca con inquietud, evitando el contacto visual a toda costa. El menor solo podía sentirse demasiado confundido, no conseguía encontrarle mucho sentido a sus palabras.

—Está bien, no te agobies con eso. Mejor a disfrutar la noche, que para eso estamos aquí —dijo, chocando juguetonamente sus hombros para romper la tensión, su acompañante sonrió un poco.

—Sí, yo... Creo que solo quiero sentarme un rato. —Taehyung titubeó por un segundo, pero terminó dando la vuelta para regresar a la mesa. Jeon se quedó observando su espalda y el movimiento de sus hombros y brazos al caminar ahora que no tenía la chaqueta cubriéndolos, ya no sabía si debería ir con él para intentar animarle o darle algo de espacio. ¿Qué se supone que se hace cuando se quiere a alguien? Dio un trago a su bebida mientras se lo cuestionaba.

Sus ojos se desviaron por un momento hacia su derecha, donde el espectáculo de bailarines exóticos parecía próximo a terminar y donde encontró a Jackson viéndole fijamente desde un asiento de la barra. Levantó el mentón mientras correspondía su oscura mirada y terminó dando un giro de noventa grados sobre sí mismo para acercarse a él.

—¿A qué viene esa miradita? —inquirió, deteniéndose en frente.

—Llevo bastante tiempo estudiando tu comportamiento como para saber lo que estás haciendo —dijo, llevándose un vasito de contenido transparente a los labios y bebiéndolo de un tirón para luego hacer una mueca de desagrado.

—Explícate —exigió, no estaba de humor para eso.

—Conozco a ese tío —informó, indicándole con la cabeza en dirección a Taehyung. Jungkook se recostó de espaldas en la barra para poder verlos a los dos, el pelirrojo estaba enfrascado en su móvil, pasando de sus amigos a un lado y con el vaso de Baileys casi vacío.

—¿Ah, sí?

—Lo he visto cientos de veces en las publicaciones de esa chica con la que mantenías en la prepa. —El menor le miró de inmediato tras esas palabras, él mantenía una expresión fresca. «Doble mierda»—. Pero no solo por eso, es amigo de uno de mis amigos. Nunca he hablado con él, pero he escuchado muchas cosas.

—¿Y? —Jackson se humedeció los labios y le observó con intensidad.

—Me pareces atractivo, Jungkook, pero sé que eres un cabrón hijo de perra al que no le interesan los compromisos ni si das falsas ilusiones. El chaval ya tuvo suficiente con tu amiga, ten consideración. —El de cabellos azabaches volvió a mirar a su objetivo a la distancia, con las palabras del chico a su lado rebotando en las paredes de su cabeza como un enigma indescifrable.

El castaño le hablaba como si esperara que supiera a lo que se refería y él no podía preguntarle por temor a exponerse, ¿consideración por Taehyung? ¡Ja! Era evidente que su compañero no sabía nada, vaya a saber qué eran todas esas cosas que según había escuchado, los amigos del pelirrojo desde luego hablarían bien de él, no le sorprendería que hubieran torcido la historia a su favor, dejando a la chica como la culpable. ¿Ahora qué? ¿Yeri se había buscado la puta infidelidad? «Ridículos».

Kim estaba mirando la pantalla de su móvil cuando frunció el ceño, luego levantó la vista y la clavó en las luces de colores del techo, se quedó así por unos segundos, en silencio, Jungkook se preguntó qué estaría pasando por su cabeza. Entonces le vio humedecerse los labios, apagar la pantalla y guardarse el móvil en el bolsillo delantero del pantalón con ojos brillantes y determinados. El azabache regresó la atención a su acompañante.

—Jackson, ¿a qué te refieres con que tuvo suficiente con Yeri? —El castaño se bebió otra copita de lo que parecía ser un soju muy fuerte y no le respondió, el menor se dio cuenta de que no lo había hecho porque había notado al protagonista de su conversación acercarse.

—Jeon, baila conmigo. —La voz profunda y sensual de Taehyung le tomó por sorpresa, giró el cuerpo en su dirección y sonrió de lado ante lo que había sonado como una orden.

—La pista es nuestra, Kim. —Soltó el vaso de Baileys sin terminar en la barra y le lanzó una mirada de soslayo a su ex compañero de preparatoria, antes de sostener la muñeca de Taehyung y guiarle entre la gente al mismo lugar donde habían estado bailando hacía un rato, el espectáculo previo había terminado y volvían a tener suficiente espacio.

—¿Por qué cambiaste de opinión respecto a solo sentarte por un rato? —le preguntó, luego de que se posicionaran el uno frente al otro y comenzaran a seguir el ritmo alegre de la música, aprovechando para acariciar la suave piel de sus brazos descubiertos.

—Quiero disfrutar la noche, como dijiste, y tú bailas bien —respondió con simpleza. La sonrisa del menor se ensanchó.

—Tienes razón, soy bueno en esto. —Se dio la vuelta y pegó su espalda al pecho del contrario, sus cuerpos se movieron en sincronía con la tonada enérgica y pegadiza que casi hacía temblar el suelo bajo sus pies, los dedos de sus manos se entrelazaron y sus brazos fueron levantados por encima de su cabeza mientras sentía el buen tamaño de la entrepierna de Taehyung contra su trasero. Se mordió el labio inferior sonriendo y le dedicó sus mejores movimientos, restregándose descaradamente sobre él.

Fue cuestión de segundos para que el calor corporal de ambos aumentara, y hacia la mitad de la canción ya estaban sudando y prácticamente jadeando. Jungkook dejó caer la cabeza en su hombro, observando las coloridas lucecitas acompañando su baile desde el techo, las manos de Taehyung tomaron con posesividad sus caderas, aumentando la fricción. Tragó con fuerza, demonios, ¿era normal que ya le deseara tanto o era solo por la dopamina del momento? Sea lo que fuere, era intenso.

Siguieron bailando mientras seguían el ritmo del otro, riendo ocasionalmente por un comentario que hiciera alguno con respecto a no tener que emborracharse para divertirse o a las miradas que estaban recibiendo por ser, obvio, los mejores desenvolviéndose con la música, no solo como si fueran uno con ella, sino como si ellos dos fueran uno también, casi literalmente por la forma en la que parecían querer fundirse en la piel del contrario. Era divertido, Jungkook no podía negar que se estaba divirtiendo.

Volvió a dar la vuelta para mirar de frente a Taehyung antes de que el calor terminara de nublarle el cerebro o de que el bulto en sus pantalones se hiciera imposible de disimular. Se sujetó a sus tentadores hombros y siguieron demostrando quiénes mandaban en la pista.

Con una mirada hacia su costado, descubrió a los amigos de ambos también bailando mientras reían como si algo no estuviera bien en sus cabezas, Wooyoung se había quitado la camisa de cuadros que tenía sobre el polo blanco y ahora la llevaba anudada alrededor de la cintura, San estaba despeinado y aplaudiendo a Yoongi, quien estaba haciendo algo parecido a... bailar twerking.

—Ugh, posible futuro trío a la izquierda —le dijo a su acompañante, el mayor miró en esa dirección y soltó a reír estrepitosamente, haciendo sonreír al azabache.

—Nah, Yoongi hyung no es tan inclusivo... aunque en este momento esté viéndole intentar mover el trasero en la cara de tus amigos. —Jungkook se unió a sus risas tras ese comentario.

—Descuida, el Woosan tampoco.

—¿Woosan? —le preguntó, ladeando la cabeza, por lo que regresó la mirada a él con una pequeña sonrisa.

—Wooyoung y San, es una manera corta de referirme a ellos —explicó, viéndole levantar las cejas en comprensión.

—Oh, suena bien. —Asintió y frunció los labios, pensativo—. Entonces, el nuestro es... Taekook.

—¿Taekook? —cuestionó, pasando a enredar los brazos en su cuello y mordiéndose el labio inferior con un aire seductor.

—Taekook —confirmó, valiéndose del agarre en su cintura para acercar sus cuerpos un poco más, antes de dedicarle una encantadora sonrisa cuadrada.

Cuando la canción terminó, se juntaron con sus amigos y pidieron más bebidas, pasaron un par de horas charlando los cinco en la mesa, o intentándolo, porque algunos de ellos ni siquiera podían formular un pensamiento coherente en voz alta. Era la primera noche que salían juntos y algunos llevaban menos de seis horas de conocerse, pero habían pasado una agradable velada y Jungkook había conseguido una relación más estrecha con Taehyung, bastante más. Iba bien, en realidad iba muy bien.

Cuando Yoongi comenzó a hablar del pececito dorado que había tenido a sus trece años y la forma trágica en la que lo había perdido cuando le había dejado sin agua más tiempo del que la pobre criatura pudo soportar mientras intentaba pasarle a la bañera para lavar la pecera, su pelirrojo amigo decidió que ya era hora de que se fueran.

—¿Te llevo? —le ofreció al azabache cuando recordó que él había llegado en motocicleta con el rubio, quien había dicho ser el propietario de ella, y luego de que San manifestara que había llegado hasta ahí en autobús, así que obviamente querría irse con su novio—. Tengo todo el asiento disponible de atrás, sería tonto pagar un taxi y vivimos cerca, ¿no?

—Umh... —Jodida mierda, claro que Taehyung pensaría que vivían cerca luego de sus previos encuentros casuales tan próximos a su casa—. No puedo permitir que Wooyoung conduzca —razonó, encontrando una excusa que en realidad era completamente cierta y en la que el mayor no parecía haber caído en cuenta.

—Pero no podéis iros los tres en la moto, ellos dos terminarán volando por los aires en el estado en el que se encuentran —dijo, estaba sosteniendo a Yoongi de la cintura mientras caminaban al estacionamiento—. Puedo llevar a San a casa, pero no sé si podrá indicarme el camino.

—¡No quiero ir a casa! —saltó el mencionado, que estaba siendo estabilizado por los brazos de Jungkook—. ¡Quiero estar con Woonie oppa! —Woonie oppa era el único que al parecer podía caminar por su propia cuenta sin terminar besando el pavimento, e iba algunos metros por delante de ellos, encabezando la marcha.

—¡Ja, ja! San-ah olvidó que es un chico —se burló, dando media vuelta para caminar de espaldas y poder mirarles, trastabillando por eso mismo y casi cayendo de trasero. El de azabaches cabellos habría llevado a cabo un facepalm de haber tenido las manos libres.

—Joder, ¿en qué momento acepté yo hacerme cargo de un par de idiotas ebrios? —se quejó, al mismo tiempo que Yoongi hipaba.

—Hey, San —llamó Kim, el muchacho apenas levantó la cabeza y le miró con los ojos entrecerrados, como si no pudiera reconocerle—. ¿Puedes indicarme cómo llegar a tu casa desde aquí?

—Claro que puedo, dah, ¿si yo no puedo decir dónde vivo, entonces quién puede decir dónde vivo? —Taehyung rodó los ojos y sacó las llaves de su bolsillo para abrir su Renault y ayudar a su mejor amigo a subir al asiento del copiloto, poniéndole el cinturón de seguridad y cerrando la puerta una vez le dejó bien acomodado.

—Entonces así lo haremos, yo me encargo de llevarle a su casa —dijo, abriendo esta vez la puerta del asiento trasero, y ayudó al azabache a meter dentro al chico, quien cayó inmóvil como un bulto de papas. Wooyoung sonrió con la intención de subir también junto a su novio, pero un pronunciado puchero se formó en sus labios cuando la puerta fue cerrada frente a su cara, privándole de observar a quien él consideraba el más bello de los ángeles.

Sus dos acompañantes sobrios ignoraron por completo su berrinche, por lo que se alejó con los brazos cruzados hasta su moto a espera del azabache para que pudieran irse.

—Gracias, Taehyung —le dijo Jeon con honestidad, apreciando que se interesara por un amigo que no era suyo y valorando ese amable acto de su parte.

—No tienes que agradecerlo. —El mayor le restó importancia con una sonrisa y le retiró algunos mechones de cabello negro de la frente—. Oh, debería tener tu número, ya sabes, para avisarte cuando le deje en casa.

—Sí, claro. —Sonrió y recibió el móvil cuando él se lo extendió. Encendió la pantalla y deslizó el dedo por la misma, recibiendo acceso al dispositivo. Aquel pelirrojo era seguramente la única persona que conocía que no le tenía contraseña a su celular.

Lo primero con lo que sus ojos se toparon fue una conversación de Kakao Talk que Taehyung había dejado abierta. Su sorpresa fue enorme cuando descubrió que se trataba del chat de Yeri y sintió un extraño retorcijón en la boca del estómago al ver el último mensaje, era una foto que la rubia había enviado. Una selfie donde estaba besándose con un tipo de piel bronceada y cabellos oscuros, acompañada de un: Esto es saber pasar página, toma nota.

«¿Qué demonios...?»

Parpadeó y salió de la aplicación antes de que el mayor notara que había visto eso, tecleó su número rápido y se añadió como Jungkook Sensual con las pocas ganas que le quedaban de bromear luego de lo que acababa de ver. Le regresó el aparato y solo pudo ofrecerle una pequeña sonrisa con los labios apretados como despedida. Su amiga iba a tener que concederle ciertas explicaciones.

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