ღ Capítulo 4 ღ
Solo estoy caminando y caminando en esta oscuridad, mis tiempos felices me hicieron esta pregunta: "¿Estás seguro de que estás bien?" Respondí: "No, tengo demasiado miedo". Tal vez yo no pueda tocar el cielo, pero aun así quiero estirar mi brazo, quiero correr un poco más.
—Awake; Jin
No se consideraba el mejor club nocturno de Busan por nada; la fachada era llamativa, con una entrada doble custodiada por un sujeto alto, corpulento y con gafas de sol a mitad de la noche. Unos cuantos avisos rectangulares con luces de color neón anunciaban las palabras que, irónicamente, para muchos representaban la llegada al Paraíso en la tierra: «Bienvenidos al infierno» «Que arda el fuego» y «Abierto».
Los cuatro muchachos desfilaron hasta la entrada y recibieron el acceso sin problema luego de comprar los vales con los que se costeaban las bebidas en el interior. Por dentro era mucho más grande de lo que la vista externa hacía parecer, con mesas grandes y circulares dispuestas en medio de sofás negros donde las personas se sentaban a charlar, beber o dejar fluir las pasiones carnales. Las luces de colores creaban un ambiente íntimo de fiesta al no iluminar más de lo que era necesario y la música bailable resonaba desde los altos parlantes en cada lateral. Unas escaleras al fondo daban acceso al segundo piso, una terraza bien ambientada donde se podía ir a recibir aire fresco, pero donde no había tanto entretenimiento como ahí abajo.
Wooyoung les indicó que le siguieran hasta un lugar en la barra, donde estaba un chico en uno de los asientos altos riendo con el barman. Jungkook se detuvo a un lado de Taehyung, Yoongi estaba del otro lado del mismo, y observó con gracia a su rubio amigo cruzarse de brazos.
—Choi San —llamó, el joven se giró en el asiento y sonrió inmensamente a su novio a pesar del adorable serio semblante de éste.
—¡Woonie! —Se lanzó a sus brazos, rodeando su cuello con fuerza y siendo correspondido de inmediato, acabando de esa manera la diminuta escena de celos no tan justificados. Miró al azabache cuando se separaron y no borró la sonrisa en ningún momento—. Hola, Jungkook hyung.
San era un muchacho delgado y bien ejercitado, lo suficiente para tener un cuerpo atractivo sin que se viera nada excesivo. Tenía el cabello castaño oscuro con un grueso mechón blanco del lado izquierdo y unos encantadores hoyuelos se vislumbraban en sus mejillas cuando sonreía. Los pantalones vaqueros blancos marcaban unas piernas tonificadas y la camiseta sin mangas dejaba ver sus brazos curvilíneos. Él era un tipo simpático y divertido, Jungkook le conocía desde hace bastante tiempo, aunque su amistad no fuera la más estrecha.
—Hey, San-ah —le saludó de vuelta, recibiendo su corto abrazo.
—¿Y bien? ¿Es la mejor de las discotecas o no? —preguntó Wooyoung, dirigiéndose a sus dos silenciosos invitados. Yoongi se encogió de hombros.
—Ya la conocía, Tae solía venir con su ex novia y varias veces me arrastró con ellos —respondió, recibiendo un leve codazo por parte de su amigo, pero no como si le reclamara por lo dicho sino como si le pidiera que fuera un poco más amable. Jungkook y Wooyoung intercambiaron una mirada de soslayo.
San se acercó a Taehyung en ese momento, deteniéndose tan cerca de su rostro que el pelirrojo le miró con los ojos muy abiertos, y Jungkook tuvo que morderse la lengua para no gruñirle que se alejara de su objetivo.
—Increíble —musitó, como si se lo dijera a sí mismo mientras observa un unicornio—. Hace mucho no veía a un heterosexual de cerca, creí que se habían extinguido.
—Ah..., chicos, él es San, es mi novio —presentó Wooyoung, tirando del brazo del mencionado para que dejara de incomodar al muchacho—. Es un poco inquieto, pero seguro os lleváis bien —añadió, llevándose una mano a la nuca. Una vez más, fue Taehyung quien le dedicó una pequeña y amigable reverencia, que fue correspondida por el más bajo.
—Bueno, ¿qué tal unos tragos? —propuso Yoongi, agitando uno de sus vales de color rosado, la parejita asintió efusivamente para seguirle a la barra y romper la incomodidad que era palpable en el aire.
Jungkook miró a Taehyung cuando se quedaron solos, y los ojos marrones de él volaron hasta los suyos de inmediato. Dio unos pasos más cerca y sujetó el pliegue de la chaqueta del mayor, desviando la mirada hacia abajo para complacerse con las buenas vistas mientras le sentía escudriñar su rostro.
—Te ves bien —le dijo, aventurándose a subir la mano para rozar con los dedos esas clavículas de piel canela que le estaban volviendo loco. El ambiente acalorado del lugar se pegaba a sus cuerpos y el azabache ya se sentía bastante caliente para algo tan mínimo como solo tenerle enfrente.
—Y tú no estás nada mal. —Jungkook sonrió de lado, de esa manera tan encantadora suya, tomando esas palabras como un «te ves jodidamente sexy».
—¿Quieres bailar? ¿O tengo que emborracharte primero? —ofreció, valiéndose de su tono seductor con el que ningún hombre podía negarle nada. Taehyung exhaló una risita grave y profunda que le erizó los vellos de la nuca, antes de indicarle con la cabeza que le acompañara a la pista, donde se arremolinaba la gente siguiendo el ritmo de la buena música.
Se posicionaron el uno frente al otro, sus cuerpos se movían mientras sus ojos permanecían fijos en los del contrario, como si se desafiaran en silencio por quién hacía los mejores movimientos, por quién lograba poner a babear al otro primero, por quién cedía ante quién. Jungkook terminó enredando los brazos alrededor del cuello del mayor y toda su anatomía entró en contacto cuando el pelirrojo se apoderó de sus caderas. La canción mezclaba una melodía alegre y sensual, justo como debía ser, a opinión del azabache, y justo como más sabía desenvolverse. Una de las piernas de Kim estaba entre las suyas, y el ligero apretón que ejerció en su cadera le hizo saber que el muchacho estaba cayendo ante su encantadora forma de moverla.
Bailaron varias pistas seguidas, sus cabellos se pegaban a sus frentes sudorosas y el calor corporal de ambos se traspasaba a través de sus ropas, algunos chicos se habían unido a ellos e incluso habían intentado un cambio de parejas que ninguno había permitido, pero compartieron una o dos canciones con los desconocidos hasta que el ambiente se tornó más íntimo, y los grupos grandes se disolvieron cuando comenzó una tonada más lenta. Le sonrió a Taehyung y se pegó a su cuerpo tal y como sus hormonas alborotadas se lo ordenaron, enredó los dedos en sus cabellos rojos y tiró un poco de ellos para tener acceso a su cuello, escondió el rostro ahí, solo respirando contra su piel, sin intentar nada más.
Se movían en perfecta sincronía, como metales que siguen el mismo imán, como piezas que encajan juntas sin problema, como si cada uno supiera lo que tenía que hacer para complacer al otro. Las luces alcanzaron una refulgencia tenue que dio a Jungkook mayor confianza, en medio de más penumbra que nada se sentía más tranquilo para hacer lo que se le viniera en gana. Se movió de una manera apenas perceptible, rozando con los labios la piel caliente del cuello de Kim, sin tocarla por completo porque sabía que así le desesperaría un poquito.
Las manos que Taehyung tenía en su cintura comenzaron a moverse en caricias sutiles que le hicieron cerrar los ojos y regocijarse internamente. Estaba funcionando. Estaba funcionando, joder. Tal vez no supiera nada de esas mierdas románticas, pero se ganaría a ese hombre a su manera.
Levantó la cabeza para mirarle de frente, con ojos desbordantes de una auténtica lujuria que casi deja sin aire al pelirrojo. El calor que emanaba el cuerpo del menor contra el suyo, sumado a sus oscuros cabellos húmedos y su piel lechosa brillante por el sudor, con los labios rosados entreabiertos, consiguió nublar su buen juicio. Jungkook por poco jadea cuando sintió las manos de su acompañante comenzar a deslizarse despacio por su espalda baja, extendiendo la tortura. Oh, le alegraba saber que tampoco Taehyung podía resistirse, y es que, por favor, él mismo sabía que se cargaba un trasero de lo más apetecible, no por nada había elegido uno de los pantalones que lo hacían todavía más evidente para esa noche.
Un suspiro entrecortado de satisfacción escapó de sus labios cuando, por fin, los largos y sensuales dedos de Kim se ciñeron en sus glúteos. Volvió a esconder el rostro en el hueco de su cuello, respirando pesadamente mientras las suaves pero intensas caricias en sus curvas les apretujaban más, en busca de más cercanía, de más contacto. «Yeri, linda, no creas que no estoy haciendo lo que me pediste, pero dije que no me reprimiría».
La pierna derecha del mayor regresó a su lugar en medio de las suyas y Jungkook ya no pudo quedarse quieto, ascendió con los labios entreabiertos por el cuello de su pareja de baile, sin moverlos, solo creando un roce que él bien pudo percibir le hizo estremecer. Llegó entonces a su mandíbula y la suave textura le complació, le notó entrecerrar los ojos y sonrió contra su piel. Viajó hasta su oído, dejando cálidos y pequeños besos en su mejilla izquierda, sin presionar demasiado, como un toque superficial, y mordió con gentileza el lóbulo de su oreja.
Se sentía bien, sus cuerpos juntos se sentían bien, su aliento abrasador se sentía bien, sus manos apretujando a su gusto se sentían jodidamente bien. Había muchísimo calor. Se abrazó con más fuerza a su cuello y desvió el movimiento que estaba haciendo con la cadera, pasando a balancearla de adelante hacia atrás, volviendo profunda la presión del muslo del contrario entre sus piernas y empujando sus pelvis juntas, después las separaba y hacía que volvieran a encontrarse con más intensidad, en un vaivén lento pero apasionado que se acoplaba a la música como una coreografía bien practicada.
Jungkook boqueó cuando Taehyung apretó con más fuerza su trasero y pudo sentir toda su caliente anatomía, gruñó bastante cerca de su oído y tiró de sus cabellos rojos a modo de reclamo, porque no era justo que estuviera poniéndole de esa manera cuando era obvio que no iban a llegar a nada más, no esa noche al menos. No se le había olvidado que estaba ahí para conquistarle y no para conseguir solo sexo. Ugh.
Las manos del mayor subieron y se detuvieron firmes en su cintura, el azabache tuvo que apretar los labios para no soltar un quejido de descontento, el volumen de la canción se estaba ahogando, lo que significaba que estaba cerca de terminar. Jeon le concedió algunos centímetros de distancia, los pechos de ambos subían y bajaban de manera irregular, sus ojos se encontraron con una intensidad arrebatadora y Taehyung retiró con un par de dedos los cabellos negros que se adherían a su frente, en un gesto que al menor se le antojó demasiado... dulce.
—Jungkook..., yo...
—No estás interesado en pasiones de una noche —acertó, adelantándose a sus palabras—. No te preocupes, lo sé. Y te dije que yo tampoco, pero... ¿vas a negar esto? —musitó, casi sobre sus labios, jugueteando con los suaves mechones del color de las cerezas.
Su acompañante no pudo responder, porque no supo qué decir y porque el ritmo de la música volvió a cambiar a uno alegre con el que las personas de la pista comenzaron a saltar y a formar un círculo grande, con la idea de que esporádicamente alguien entrara al centro y recibiera aplausos y vítores por exhibir sus movimientos.
—¿Volvemos con nuestros amigos? Creo que estoy a nada de comenzar a sudar por la boca también —le dijo, haciendo de su mano un abanico, una vez que hubieron recuperado su espacio personal. Taehyung asintió y le siguió de cerca mientras se quitaba la chaqueta, evidentemente demasiado abochornado.
Jungkook escaneó con la mirada la barra, y al no verlos ahí supuso que habrían encontrado una mesa o que también estaban desperdigados por la pista de baile. Sintió una mano atrapar su muñeca y se giró creyendo que se trataba de Taehyung, pero su rostro perdió el color sonrosado que había adquirido por los últimos acontecimientos cuando se topó de frente con otra figura familiar.
—Jackson. —El muchacho le sonrió y se acercó más, como si quisiera asegurarse de que el azabache pudiera escucharle por encima de la música, aunque eso no fuera del todo necesario.
—¡Jungkook! No estaba seguro de que fueras tú, es bueno encontrarte aquí.
—Huh, ¿por qué demonios te veo en todos los jodidos bares a los que voy? —le dijo, sonando como si se tratara de una queja, y lo era, en realidad. De soslayo, notó que la mirada de Taehyung estaba fija en los dos.
—Tú te sigues negando, pero yo creo que es el destino. —El menor resopló y tiró de su mano al ver que seguía atrapada entre los dedos del contrario.
—Lo siento, Jackson, pero será mejor que hablemos otro día. Como puedes ver, no estoy solo y yo-
—No repites, ya —interrumpió, y le lanzó una miradita al pelirrojo—. Umh, al menos este es lindo —añadió, antes de darle la espalda y largarse de ahí.
Cerró los ojos con fuerza, evitando mirar a Taehyung porque suponía lo que estaría pensando. «Agh, estúpido e inoportuno Jackson. Que me jodes el plan, tío».
Su acompañante tocó su hombro para llamar su atención y le indicó que le siguiera con un movimiento de cabeza. Para sorpresa de Jungkook, encontraron a Yoongi en una mesa platicando animadamente con San, el mayor incluso estaba riendo cuando ellos se acercaron. Kim se sentó junto a su amigo y él le miró de inmediato al notar su presencia, no dudando a la hora de atraparle entre sus brazos con fuerza, dirigiendo la cabeza del recién llegado hasta su pecho y revolviendo su roja cabellera. Jeon levantó una ceja, escuchando las quejas del de preciosa piel canela.
—Ah, deja, deja. —Lo apartó y se incorporó en el sofá, dedicándole una mirada de ceño fruncido que Yoongi respondió con una sonrisa enorme que enseñaba sus encías de manera adorable—. ¿Qué le diste? —le preguntó a San, quien había estado soltando divertidas risitas.
—No, no, no he sido yo, es culpa de Woonie, dijo que así dejaría de estar tan tenso. —En eso llegó Wooyoung, sosteniendo tres vasos medianos de cristal llenos a rebosar de un líquido transparente.
—Eh, ¿qué narices le estás dando a mi amigo? —El rubio se quedó quieto, observándole con los ojos muy abiertos de manera cómica.
—Umh..., nada...
—¿Qué es eso? —insistió, señalando las bebidas que cargaba.
—Agua...
—¡Taehyung! —El mencionado saltó en su lugar y dejó de amenazar al pobre chico con la mirada cuando Yoongi prácticamente le gritó en la cara—. ¡No seas grosero con Young-ah!
—¿Young-ah? Ugh, te sentirás tan imbécil cuando recuerdes esto mañana. —Negó, con un deje de diversión que no pudo evitar. Wooyoung se sentó del otro lado de San y le entregó un vaso tanto a él como al castaño, quedándose con el restante, mientras correspondía de la misma manera la mirada de ojos entrecerrados de Kim.
—Venga ya, nada malo va a pasarle a tu amigo. —El pelirrojo pegó otro brinco cuando sintió la mano de Jungkook apretujar su muslo, tal vez un poco más arriba de lo necesario, se giró hacia él y se encontró con su sonrisa ladeada—. Relájate, nos buscaré bebidas, ¿bien?
—Olvídalo, no voy a tomar, no con Yoongi hyung así. Tengo que conducir a casa, y si tus amigos están igual tú tampoco deberías hacerlo. —Su cuerpo dio un tercer brinco cuando la mano de su mejor amigo terminó también sobre su otra pierna, por lo que se volvió para mirarlo a él.
—Anda, no seas aburrido, TaeTae. —En ese momento, Taehyung se vio en medio de una guerra de miradas fulminantes entre el azabache y el castaño, con sus dos muslos siendo apresados por cada uno. Les observó a ambos, sin comprender qué demonios era lo que les estaba pasando.
San dijo algo que distrajo a Yoongi, por lo que él le soltó y se giró para retomar la animada plática que habían estado teniendo, olvidándose por completo de su anterior desafío con Jungkook, quien sonrió victorioso y miró al desconcertado pelirrojo.
—Tranquilo, no pediré nada fuerte —mencionó, refiriéndose a las bebidas, soltó su muslo también y se levantó para dirigirse a la barra.
—Jungkook —llamó, recuperando su atención, buscó en los bolsillos de la chaqueta que tenía a un costado y sacó tres vales rosados—. Usa los míos —ofreció, creyendo haber notado que él no había comprado ninguno. El azabache sonrió ladino y los recibió, retomando el camino para ir a hacer su pedido, bueno, al menos ya no tenía que acudir al botón superior de su camisa para obtener bebidas gratis, ja, ja.
Llegó junto a uno de los barman y aceptó que él le recomendara algo bueno y con bajo grado de alcohol, el hombre le lanzó algunos cumplidos mientras preparaba las bebidas, sonriéndole con insinuación, por lo que el menor se giró en el asiento y le dio la espalda sin parecer grosero. Si quería enamorarlo, era mejor que Taehyung no le viera coqueteando con nadie. «Ugh».
Se topó a la distancia con los ojos marrones de su objetivo, su natural belleza le hizo olvidar que tenía detrás a un tipo que seguramente le llevaría gustoso a una habitación oscura. Kim acaparaba sin dificultad a medio mundo, era demasiado atractivo y tenía sentido que lo supiera y que se valiera de ello para jugar a su antojo con quien se le viniera en gana. Tal vez no era del tipo que busca pasiones de una noche, pero era un puto infiel y eso sí que debería darle vergüenza. Le sonrió y le guiñó un ojo, alcanzando a apreciar la bonita sonrisa que el mayor le regresó antes de girarse por el aviso del barman de que sus tragos estaban listos.
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