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ღ Capítulo 14 ღ

Así que molestemos a los vecinos, en el lugar que se sienten las lágrimas, el lugar para perder tus miedos. Sí, comportamiento imprudente, un lugar que es tan puro... tan sucio y crudo. Estar en la cama todo el día, follando y peleando, es nuestro paraíso y nuestra zona de guerra.
—Pillowtalk; Zayn

Esa era una madrugada fresca en la ciudad de Busan, las calles estaban siendo acariciadas por una delicada brisa que arrastraba las hojas caídas de los árboles y con la que sería bueno salir abrigado. Aunque Jungkook no podría decir lo mismo respecto al ambiente dentro de aquella habitación en la única casa del vecindario donde había reunidas tantas personas a esa hora, con la música del primer piso siendo ahogada por la puerta cerrada, permitiendo que se escucharan bastante bien los soniditos lascivos y los suspiros ocasionales.

Y es que Taehyung, hincado enfrente suyo, jugueteaba con el elástico de su bóxer, haciendo que sus dedos rozaran la piel de su pelvis, teniéndole muy cerca de perder la cabeza. Ninguno de los dos había apartado la mirada, se mantuvieron entregados a un contacto visual intenso, incluso cuando el pelirrojo volvió a ponerse de pie con una sonrisita ladina, soltando la prenda que el menor esperaba que pronto dejara de cubrirle y tomando por sorpresa al mismo, más aún cuando comenzó a retroceder, sin dejar de mirarle, hasta la ventana ubicada en la pared del otro lado.

Jungkook quiso decirle que volviera, que no se atreviera a dejarle así, pero de sus labios no salió nada más que un pequeño resoplido de frustración que, consiguió percibir, ensanchó la sonrisa de su acompañante. El mayor tiró de las cortinas hacia los lados con un movimiento rápido, permitiendo que el lejano brillo de la luna se colara tímidamente en la habitación, barriendo parte de la atmosfera oscurecida.

—¿Por qué la abres? —pronunció, mientras el contrario volvía sobre sus pasos, haciendo que su corazón martillara con fuerza ante la distancia que se acortaba poco a poco. Kim se detuvo justo en frente y sus manos alcanzaron las muñecas del azabache, llevando los dos brazos del menor hacia la pared por encima de su cabeza.

—Porque quiero verte mientras hago que te retuerzas de placer —respondió, estampando sus labios en los de él, besándole con ahínco y con una pasión desmedida que hizo un enorme desorden con sus respiraciones.

Jungkook le correspondió con la misma fuerza, creando contacto entre sus lenguas, saboreando su boca por completo, disfrutando de su aliento cálido y adictivo. Movió los brazos intentando que le soltara, quería tocarle, deseaba como nada sentir su piel también, pero el mayor no se lo permitió y ejerció un poco más de fuerza en el agarre para mantenerlo con una sola mano, llevando la otra hasta la cintura del azabache para presionarle contra su cuerpo, como si quisiera fundirse con él. Jeon jadeó sobre su boca, sintiendo las yemas de sus dedos colarse dentro de su suéter y luego su palma unirse al viaje de caricias profundas por la curva de su espalda. Taehyung mordisqueó su labio inferior, tirando un poco de él y tomándose su tiempo para soltarlo.

—Te quiero —murmuró sobre su boca, enviando una corriente eléctrica por toda su columna vertebral— solo para mí.

—¿Umh? ¿Me estás pidiendo un acuerdo de exclusividad? —atinó a preguntar, deseando arrancarse aquel abrigo que se sentía asfixiante debido a todo ese calor.

—Te estoy demostrando que también me quieres solo a mí —le dijo, trayendo la mano hacia adelante, deleitándose con su abdomen marcado antes de comenzar a deslizarla hacia abajo, por la cremallera abierta de su pantalón.

—Vaya, parece que se te han subido los humos, ¡ah! —Gimió cuando su entrepierna fue apretada sin compasión y su espalda se arqueó cuando el pelirrojo volvió a atenderla con la delgada tela de por medio—. Mierda, me tendrás para ti solo, pero si seré el único al que tus manos acariciarán de esta manera.

—Hecho. —Taehyung sonrió y, sin quitarle la mirada de encima, dirigió sus lentas caricias por dentro de su ropa interior, tocándole sin ninguna interferencia y deslizándose por toda la extensión de su bastante despierto miembro—. Entonces —musitó—, me aseguraré de que tu cuerpo siga reaccionando así ante el mío, de la misma forma en la que me haré responsable de todos tus gemidos y suspiros. —Jungkook ya era un desastre de jadeos, para colmo de todo, estaba seguro de que podía correrse solo con su voz.

—Ah, maldita sea, joder. —Dejó caer la cabeza hacia atrás, apoyándola en la pared mientras sus brazos todavía seguían presionados contra la misma, se sentía expuesto ante él, pero por primera vez eso le parecía excitante. Nunca se entregaba de esa manera a nadie, a él le gustaba tener el control, pero con Taehyung era diferente, con él se sentía diferente.

—Te daré lo que querías —volvió a hablar sobre su boca, manteniendo un ritmo lento en los movimientos de su mano—. Y lo mejor es que lo tendrás de quien querías.

—Mira nada más, se te volvió a subir el ego a la cabeza. —El mayor exhaló una sonrisa, atrapando su labio inferior entre los suyos y soltando sus muñecas por fin. El de oscuros cabellos no perdió tiempo en sostenerle de la nuca para que no se separara tan rápido y profundizó el beso, manteniéndole bien sujeto mientras chupaba y mordisqueaba, silenciando sus propios gemidos ante la atención que estaba recibiendo.

—Ya veremos si puedes probar eso. —Y regresó a acomodarse sobre sus rodillas, mirándole con una sonrisita ladeada y el rostro a la altura de su pelvis. Jungkook cerró los ojos cuando sintió que tiraba del elástico del bóxer hacia abajo, extasiado, pero decidió que no podía perder la oportunidad de observarle mientras tanto.

El pelirrojo liberó entonces su palpitante miembro erecto, completamente satisfecho de ser el causante de su estado actual, y comenzó masajeando todo el tronco con delicados apretones ocasionales, adorando los soniditos lascivos que salían de la boca del menor y que hacían que sus propios pantalones se sintieran más ajustados.

—Voy a darte placer como nunca nadie te lo ha dado, pequeño.

Se lo llevó a la boca luego de conseguir que el azabache se viera bastante desesperado, poniendo sus labios alrededor del glande, dejando que se pusiera todavía más duro sin hacer ningún movimiento. Le dio tiempo para que disfrutara primero de la calidez de su aliento y la humedad de su lengua, que junto a la sensación de placer desmedido y anticipado hicieron a Jeon jadear sin contenerse. Mantuvo el contacto visual mientras lubricaba con su saliva y Jungkook tuvo esa sensación que nunca nadie le había generado, Taehyung estaba poniéndole atención a él y no a su miembro, estaba dejándole claro que quería hacerle disfrutar y no solo darse el gusto a sí mismo.

Comenzó a ir más profundo, recibiendo lo más que podía mientras se ayudaba con las manos, coordinando el ritmo y aplicando un poco de presión y fricción. Su lengua se deslizó por toda su extensión, volviendo a subir por el tronco con fogosidad y regresando al glande para terminar con movimientos circulares antes de repetir el proceso, asegurándose de que sus dientes no rozaran la delicada piel en ningún momento. Los ojos del menor se clavaron en los suyos, lascivos, absortos, respirando entrecortadamente por sus labios entreabiertos, con un rastro brillante de sudor y los mechones oscuros de cabello adhiriéndose a su frente.

Kim se lo sacó de la boca y le dedicó una sonrisa diminuta, con una mirada oscura que le erizó los vellos de la nuca, pasando a reemplazarlo por sus testículos en su cavidad bucal, uno y el otro, sin dejar las manos quietas. Se movió con cuidado hacia adelante y hacia atrás varias veces, lamiendo el escroto, complaciéndose con sus soniditos de satisfacción y las maldiciones entre dientes que soltaba esporádicamente. Jungkook terminó enredando los dedos de su mano derecha en los sedosos cabellos rojos de su acompañante, sintiéndose en la libertad de exteriorizar su placer con audibles gemidos, y cerró los ojos con fuerza, sabiendo que no podría contenerse por mucho más.

Cuando notó que la respiración del menor se hacía todavía más rápida y que sus dedos tiraban suave y ansiosamente de las hebras de su cabello, supo que estaba cerca. Volvió a llevarse el miembro a la boca, chupando vigorosamente, abajo y arriba, estimulando el glande de vez en cuando con la lengua e implementando sutiles succiones. Todo eso, combinado con la masturbación y la mirada intensa del mayor, llevaron al azabache a ver estrellas en el día y su cuerpo se sacudió con la llegada del orgasmo, liberándose en la boca del contrario con un jadeo proveniente del fondo de su garganta.

Taehyung se levantó con calma, acercándose a su oreja izquierda y tragando su esencia junto a su oído, encantándole con esa acción. Jeon se tomó su tiempo para recuperar el aire y la capacidad de habla, mirándole de frente mientras todavía no conseguía respirar solo por la nariz.

—Eres... Lo has hecho increíble. —Kim sonrió, orgulloso, y ese gesto contagió al menor, quien le correspondió con una bonita y adorable sonrisa.

Acomodó entonces su ropa interior y, casualmente, como quien no quiere la cosa, su mirada se detuvo en el llamativo bulto en los pantalones del pelirrojo cuando pretendía subirse la cremallera. Vaya, no podía ser tan desconsiderado, eso no estaría nada bien.

Clavó sus ojos en los marrones de él, notando sus labios enrojecidos y muy provocativos contrastando con el espectacular tono de su piel y el color llamativo de su cabello, por un segundo entrando en un estado de suspensión ante la imagen tan perfecta e irreal que tenía en frente. Recordando sus intenciones previas, afirmó ambas manos en sus caderas, tirando un poco de él hacia sí mismo para juntar sus pelvis, y se abrazó a su cuello cuando el mayor le sujetó de la cintura.

—¿Sabías que la saliva que compartes con una persona en un beso se queda en tu sistema hasta seis meses? —le dijo, acariciando suavemente su nariz con la propia, sintiendo sus brazos rodear por completo su espalda de manera protectora, manteniéndole cerquita mientras compartían el calor corporal—. Me parece que voy a tener que besarte demasiado para borrar el rastro que dejó Seokjin.

—¿Entonces... en seis meses todavía me seguirás besando demasiado? Para que se borre por completo, digo.

—Te seguiré besando demasiado por bastante más que eso —musitó, sin saber de dónde había salido aquella afirmación, pero sin ganas de retractarse de esas palabras o del pensamiento siquiera. Después de todo estaba ebrio, porque obviamente era por eso.

Sus labios volvieron a encontrarse tras una última mirada expresiva, con movimientos lentos y profundos al principio, que subieron de nivel al mismo tiempo que sus caricias aumentaron en intensidad. Con sus manos acariciando su nuca, Jungkook se desvió por su mandíbula hasta su cuello, besando cerca de su oreja y luego bajando hasta su garganta, volviendo a subir hasta la piel debajo del mentón para atrapar después sus bonitas clavículas entre sus labios; se desvivía por hacer notorias marcas que le dejaran bien en claro a Seokjin que ese hombre ya estaba fuera de su alcance, pero se contuvo porque podía ser que su acompañante no estuviera de acuerdo con eso, aunque fuera él el primero en decir que no quería compartirle con nadie.

—En un mundo paralelo —dijo, empujándole con su cuerpo para hacer que retrocediera—, donde no todo comenzó en ese supermercado, tú y yo nos habríamos visto por primera vez en esta fiesta. —Le dirigió hasta la cama, con pasos lentos y sin romper el contacto visual, impulsándole después contra la misma. Taehyung cayó sobre el colchón, sosteniéndose con los codos para observarle con atención, sin querer perderse ninguno de sus movimientos.

«Lo siento, Jimin-ssi, tu cama fue escogida por el destino, todo sea por un bien mayor».

—Yo te habría encontrado tan sexy como lo he hecho siempre, y te habría arrastrado a esta habitación a ti y no a Kai. —Se acercó para acomodarse sobre él, sentándose a horcajadas en su regazo y apoyando ambas manos a cada costado de su cabeza, obligándole a recostarse, regocijándose ante la bonita imagen del pelirrojo debajo suyo—. Como eres tan jodidamente perfecto, habría hecho un par de excepciones contigo —continuó, sintiendo las manos del mayor sostenerle de la cintura y se inclinó más hacia su rostro—. Te habría pedido que me follaras —musitó, acariciando con su labio inferior los suyos entreabiertos—. Y tú lo habrías hecho —aseguró, creando fricción entre sus miembros con un único movimiento certero que hizo a los dos jadear.

—Pero, entonces —formuló el contrario, respirando con pesadez, y se impulsó para sentarse sin dejar de mirarle—, eso quedaría aislado como una aventura de una noche y tú y yo no volveríamos a saber nada del otro.

Valiéndose del agarre en su cintura, le atrajo juntando sus cuerpos lo más que pudo, con un delicioso roce que por poco les pone a delirar, Jungkook sentía ahora la entrepierna del muchacho contra su trasero y el deseo de comenzar a moverse se estaba haciendo muy difícil de resistir, incluso hablar en esos momentos le estaba pareciendo jodidamente estimulante luego de que nunca lo había considerado necesario.

—En esta realidad, luego de que te folle la primera vez, seguiré haciéndolo una y otra y otra más —murmuró contra su boca. El azabache gimió ante eso y porque las manos de Taehyung comenzaron a dirigir sus caderas en movimientos suaves y profundos que les hizo boquear y cerrar los ojos con fuerza, con sus cálidos alientos chocando entre ellos y sus labios entreabiertos rozándose entre sí.

—Vaya, alguien también se vuelve muy honesto estando ebrio. —El menor, sin contenerse más, se restregó contra él, la tela de los pantalones de ambos no pudo ser más odiada, pero no era el lugar ni el momento para pasar de la ropa todavía y los dos lo sabían. Jeon enredó los dedos en sus cabellos, tirando de ellos para presionar sus labios juntos, y se entregaron en un beso húmedo que ahogaba sus quejidos de placer y que solo les hacía desear cada vez más—. Comenzaste a beber desde muy temprano —señaló, luego de que tuvieran que separarse un poco para tomar aire—. ¿Está todo en orden?

—¿Umh? ¿Es el mejor momento para preguntar eso? —musitó en respuesta, deslizando las manos hasta su trasero para apretarlo con fuerza y el roce entre ambos solo se acrecentó, se sentía demasiado bien, estaban al borde de perder la maldita cabeza.

—Solo me preocupo por ti —le dijo con voz débil, sintiendo que no podía contener tanta excitación, demonios, le deseaba tanto—, pero si justo ahora lo que quieres no es precisamente hablar... créeme que no tengo ningún problema. —Volviendo a sus labios, movió la cadera con más ímpetu, como solo un bailarín tan excepcional como él podría hacerlo, adorando la forma desesperada en que las manos de Taehyung acariciaban y apretaban donde fuera. Le estaba volviendo loco y eso estaba volviéndole loco también a él, por primera vez se sintió tan satisfecho de causar tal efecto en alguien.

—Ah, Jungkook, mierda. —El mayor echó la cabeza hacia atrás, completamente perdido por la sensualidad con la que el chico estaba moviéndose encima suyo, y el menor aprovechó para sumergir el rostro en el hueco de su cuello, apresando su piel sudorosa entre sus labios, repartiendo desordenados besos que complementaron toda esa maraña de sensaciones mientras sus manos acariciaban su pecho por sobre la tela de su camisa.

El pelirrojo terminó empujándole a la cama, acomodándose encima suyo de inmediato, y el azabache apenas tuvo tiempo de abrazarse a su cuello cuando él ya se había apoderado de su boca en un beso ardiente y desesperado. Flexionó ambas rodillas, presionando las caderas de su acompañante con los muslos, sintiendo que enredaba los dedos en sus cabellos y tiraba de ellos con suavidad.

—Jungkookie... —gimoteó, mirándole con esos ojos tan profundos suyos a través de las sombras que predominaban en la habitación. El aludido siseó, deslizando las manos por sus hombros.

—Ya, yo me encargo. —Con la izquierda le atrajo de la nuca, retomando el encuentro de sus labios, mientras que con la derecha descendió por su pecho y abdomen hasta toparse con el botón de su pantalón, abriéndolo con destreza.

Su mano se escabulló al interior sin más retraso, acariciándole y sacándole jadeos que morían contra su boca. Se complació de escuchar sus soniditos ahogados de placer, no iba a negar que estaba disfrutando de estar con Kim de esa manera como solía disfrutar muy pocas cosas, pero supuso que era solo por la pasión del momento, es decir, seguro ya había llegado a pensar algo parecido con varias otras personas, aunque no lo recordara, debía ser que sí.

Taehyung se corrió con un profundo gruñido un rato después, aferrándose a su cintura mientras sus pulmones se recuperaban de a poco, dejándose caer por completo sobre su cuerpo. Jungkook descansó la cabeza en la almohada y acarició su espalda con la otra mano, respirando por la boca para componerse también.

—Ah, ahora necesito ducharme, eres un desconsiderado.

—Puedo ayudarte a enjabonar tu espalda —anunció, sugerente, escuchando la suave risita del mayor.

—Tal vez un día en el que no tengamos todo este licor en las venas.

—Siempre dices eso —refunfuñó, y sus labios se abultaron en un puchero casi involuntario que Taehyung no perdió oportunidad para besar tras mirarlo.

—¿Vamos? —Se levantaron tras su sonidito de afirmación y acomodaron su ropa, el pelirrojo se aseguró de dejar todo como estaba y el menor se lavó las manos en el baño privado de Jimin, con el no permiso del dueño, para salir de la habitación y regresar al primer piso.

No estaban seguros de cuánto tiempo habían pasado en su mundo, pero la situación de la fiesta había cambiado; varias personas ya estaban tiradas durmiendo en el suelo y en las escaleras, algunas encima de otras, unos cuantos todavía estaban tomando y, al parecer, bastantes ya se habían ido. La música seguía sonando a un volumen desconsiderado, había botellas de alcohol vacías desperdigadas por todas partes y Yoongi estaba bailando sobre la mesa de centro de la sala.

—Oh, este chico —masculló Taehyung, negando con la cabeza. Identificaron a Wooyoung, quien estaba riendo a carcajadas que apenas y se escuchaban mientras se abrazaba al torso de Jimin, impidiendo que su primo se uniera al castaño en su baile provocativo.

—Pensé que os habíais ido. —San llegó desde detrás de ambos, sorbiendo de su bebida con una pajita de metal multicolor, y se detuvo del otro lado de Jungkook.

—Tú no te ves borracho como ellos —señaló el azabache, notando que el mechón blanco entre su cabello castaño estaba trenzado y sujeto con una pequeña liga fucsia.

—Porque no lo estoy, hyung —obvió—. Apenas y bebí, mi tío me prestó su coche para venir aquí, si llego a chocar seré hombre sexy muerto —dijo, y les miró con una sonrisita debido al estado en el que se encontraban, puesto que sus labios rojos e hinchados y sus cabellos desordenados les delataban sin ningún esfuerzo.

«Mhm, parece que sí que están extintos después de todo».

—Tu amigo se fue hace un rato, por cierto —comentó, mirando al mayor de los tres—, Seokjin hyung. No te encontró para despedirse, así que dijo que te enviaría un mensaje después.

—Oh, está bien. —Asintió y se guardó las manos en los bolsillos—. Yo... también debería irme ahora, por... por Yoonie hyung, debería llevarle ya a casa —musitó, haciendo que las comisuras de los labios de Jeon se elevaran.

—Salgamos juntos —ofreció San—. Tú lleva a tu amigo a descansar y yo dejaré a Jungkook hyung en casa. Voy a despedirme de Woonie —añadió, luego de que los mayores manifestaran que estaban de acuerdo. En cuanto el muchacho se alejó de ellos, el azabache se giró hacia su acompañante y se abrazó a su cuello, por lo que el pelirrojo rodeó su cintura con ambos brazos, pero a pesar de eso no le miró de vuelta, lo que solo ensanchó la sonrisita traviesa del menor.

—¿A estar mojado ahora se le dice Yoonie hyung? —se burló, adorando el puchero que se formó en los labios de Kim.

—Ah, voy a vengarme, pequeño, recuerda mis palabras —le respondió, mirándole entonces con socarronería y dejó un besito en la punta de su nariz, encandilando por un segundo al contrario. Oh, eso también fue... lindo.

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